HMS Medway

El HMS Medway fue el primer buque de aprovisionamiento de submarinos construido para la Royal Navy con ese propósito. El Medway fue botado en julio de 1928. Diseñado para dar apoyo a un máximo de 18 submarinos, podía almacenar hasta 144 torpedos de 21 pulgadas y 1880 toneladas de combustible. Tenía un desplazamiento de 14.650 toneladas Standard y 18.360 a plena carga y podía navegar a una velocidad de 15,5 nudos.

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Cuando comenzó la guerra el Medway se encontraba en Singapur. En abril de 1940 fue trasladado a Alejandría, para operar con la 1ª Flotilla de Submarinos en el Mediterráneo. El buque llegó al puerto de Alejandría el 3 de mayo, al mando del capitán P. Ruck-Keene.

El 30 de junio de 1942 el Medway partió de Alejandría con destino a Haifa con el comandante de la 1ª Flotilla de submarinos a bordo, acompañado por el crucero ligero HMS Dido y siete destructores. A las 8:24 horas fue torpedeado a la salida del puerto por el sumergible alemán U-372, al mando del capitán Heinz-Joachim Neumann. El Medway se hundió rápidamente, muriendo en el naufragio treinta de los 1.135 hombres que formaban su tripulación. El hundimiento del Medway paralizó temporalmente las operaciones de los submarinos británicos en el Mediterráneo oriental, aunque 47 de los torpedos que almacenaba en el momento de su hundimiento pudieron ser recuperados. Para sustituirlo la Royal Navy trasladó desde Malta a Beirut al pequeño HMS Talbot, que fue renombrado como Medway II.

Imágenes del hundimiento del Medway:

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Fuentes:
http://www.uboat.net/allies/merchants/ships/1875.html
http://home.cogeco.ca/~gchalcraft/sm/depot.html
http://en.wikipedia.org/wiki/HMS_Medway_(F25)


RSHA

El RSHA (Reichssicherheitshauptant o servicio central de Policía), fue creado por Himmler el 20 de septiembre de 1939, tras el estallido de la guerra contra Polonia y los aliados occidentales. Su intención era reagrupar todos los servicios de policía y de seguridad del Reich en el seno de un organismo central. Desde ese momento, organizaciones ya existentes, como la Gestapo, el SD o la Kripo, se convirtieron en "secciones" del RSHA. Himmler le confió la dirección de este servicio a Reinhard Heydrich, el jefe del SD (Sicherheitsdienst, el servicio de seguridad e información de las SS). Aunque oficialmente subordinado al mando supremo de las SS (Himmler) y al mismo tiempo al ministerio del interior (Frick), el RSHA se convirtió rápidamente el imperio personal de Heydrich. Tras su asesinato el RSHA pasó a estar dirigido por Ernst Kaltenbrunner hasta el final de la guerra. En febrero de 1944 el servicio alcanzó el máximo de su poder cuando Hitler decretó la disolución del Abwehr y la asunción de todas sus funciones por la Sección VI del RSHA, el SD Exterior, dirigido por el Brigadeführer Walter Schellenberg. Hasta ese momento los dos servicios de inteligencia habían mantenido una competencia feroz. Otra sección tristemente célebre del RSHA fue la Sección IV, la Gestapo, que tenía como función la represión y la lucha contra los enemigos políticos del régimen. Una subsección de ésta, la IV-B4 (Asuntos judíos), dirigida por el SS-Obersturmbannführer Adolf Eichmann, fue la encargada de la deportación de los judíos del Reich y los territorios ocupados.

El RSHA estuvo dividido en 7 Amters (servicios), independientes unos de otros, pero totalmente sometidos a la misma autoridad suprema: Reinhard Heydrich.

AMT I: personal y organización. Este servicio era responsable del reclutamiento y los destinos para todas las ramas del RSHA.

AMT II: gestión y finanzas (salarios y logística)
-II A: locales, mantenimiento, sueldos, contabilidad, pasaportes.
-II B: cuestiones económicas (gastos especiales), detenidos fuera de los campos, transporte de los detenidos.
-II C: administración material de los servicios activos.
-II D: grupo técnico (vehículos, etc).

AMT III: SD Interior
-III A: Cuestiones relativas al derecho y a la estructura de Reich
--III A4: servicio que establece informes regulares sobre la opinión general y la actitud de la población de Reich.
-III B: Problemas relativos a las minorías étnicas de Reich, raza, sanidad pública
-III C: cuestiones culturales (ciencias, artes, prensa) e informaciones en los medios religiosos.
-III D: cuestiones económicas, vigilancia de la industria y de los industriales, el abastecimiento, la mano de obra, espionaje a la "alta sociedad".

AMT IV: GESTAPO (policía secreta)
-IV A: Enemigos del régimen.
-IV B: Actividades de iglesias y sectas.
--IV B4: Asuntos judíos.
-IV C: Asuntos del NSDAP, archivos de afiliados.
-IV D: Territorios ocupados y trabajadores extranjeros en el Reich.
-IV E: Contraespionaje.

AMT V: KRIPO (policía criminal)
-V A: policía criminal y medidas preventivas.
-V B: Crímenes y delitos.
-V C: Identificación y búsqueda.
-V D: Instituto técnico criminal de la SIPO (Gestapo + Kripo).

AMT VI: SD EXTERIOR (información en el extranjero)
-VI A: organización general del servicio de inteligencia, el control del trabajo de las secciones del SD.
-VI B: Dirección del trabajo de espionaje en Europa occidental.
-VI C: Espionaje en la zona de influencia rusa.
-VI D: espionaje en la zona de influencia americana.
-VI E: espionaje en Europa oriental.
-VI F: medios técnicos necesarios para el conjunto del servicio.

AMT VII: Documentación y archivos.

Los orígenes del esoterismo nazi

Desde el nacionalismo romántico alemán del s. XIX hubo un intento de unir el cristianismo muy mayoritario en la sociedad alemana con la idea de un pueblo identificado con una raza y una cultura milenaria a la que había que darle unas creencias religiosas propias. Se quiso crear un neopaganismo basado en los mitos germánicos, el problema era que se desconocía casi todo de ellos. Tenían más a mano las tradiciones medievales y las historias épicas de Parsifal o los Nibelungos (que sirvieron de inspiración a uno de los grandes ideólogos del nacionalismo alemán, Richard Wagner, cuyas óperas se basan en esas historias épicas medievales, con las que buscaba reforzar el sentimiento patriótico del pueblo alemán y darle un pasado mítico, en los años en que el estado alemán se estaba formando). El problema estaba en que esas historias medievales tenían muchos elementos cristianos, mientras que uno de los grandes mitos del nacionalismo alemán era su identificación con el ideal de la pureza aria, la raza más perfecta de todas, acompañada de un fuerte antisemitismo. El cristianismo era de origen judío, por tanto era una religión antinatural para los pueblos germánicos. Ante eso había dos salidas: negar el cristianismo y explicarlo como un invento judío para el sometimiento y la domesticación de los pueblos arios, o germanizarlo. Esa era la solución menos traumática, por decirlo de alguna manera, porque en el fondo el cristianismo no podía ser borrado tan fácilmente de la sociedad alemana. Eso fue lo que hicieron muchos, como el mismo Wagner: Jesús era ario, como sus discípulos, y los símbolos cristianos que aparecían en las epopeyas medievales eran todos ellos símbolos del poder de la sangre del pueblo elegido (que por supuesto no era el judío, sino el germánico).

Otros fueron más allá, y optaron por la primera opción: el cristianismo no sirve para el pueblo alemán, es un invento judío para corromperlo. Pero aún así mantuvieron la afición por esos símbolos teóricamente cristianos. La verdad es que no les importaba mucho la lógica: eran objetos unidos a la historia del pueblo alemán por las leyendas medievales (al romanticismo alemán le gustaba mucho el medievalismo). El grial era un objeto unido históricamente al pueblo alemán por la búsqueda que protagonizaron los caballeros del Parsifal. Que tuviera su origen en Palestina dejó de importar. Igual que pasó con la lanza de Longino, que, al ser una reliquia que había pasado de un emperador a otro a través de los siglos, era un símbolo del poder de los líderes germánicos, y no una reliquia cristiana como los clavos de la cruz de Cristo y tantos otros supuestos restos que se conservaron en muchos lugares de la cristiandad.

La ariomanía del s. XIX nació de los estudios lingüísticos del XVIII, que descubrieron el parentesco entre el sánscrito, el avéstico (el persa antiguo) y muchas de las lenguas europeas. Así el origen de los pueblos europeos se situó en algún lugar de Asia Central (el Tibet, Cachemira, los montes Altai...). En algún momento, en tiempos remotos, salió de allí el pueblo primigenio, y en una marcha siempre hacia el oeste fue colonizando la India (sus descendientes serían las personas de piel clara habituales en las castas superiores hindúes), Persia, Oriente Próximo y Europa. La expansión colonial entre los siglos XVIII y XIX hizo que los europeos descubriesen y quedasen fascinados por las milenarias civilizaciones asiáticas, como los grandes filósofos alemanes del s. XIX: Schopenhauer se inspiró en el hinduismo y los textos sagrados sánscritos, y Nietzsche en el mazdeísmo y los textos avésticos, Los europeos ateos, anticlericales, neopaganos, etc, habían descubierto un origen alternativo al de la tradición judeocristiana, una “historia” distinta a la que se contaba en la Biblia. Existía una raza primigenia, con su lengua y su religión, de la que ellos eran descendientes. La lengua primitiva era la más perfecta, nacida del contacto con la naturaleza, y su máxima expresión era la poesía épica (con lo que se podían unir las epopeyas griegas, las sagas nórdicas, o los romances medievales, como los restos del espíritu de la lengua original común). La religión original era un culto natural, muy diferente del cristianismo, que era totalmente ajeno a la raza aria, aunque hubo quien también quiso buscar en las raíces del cristianismo esa religión original, quitándole todas las impurezas y corrupciones que se le habían añadido a lo largo de los siglos. Así no era necesario renunciar al cristianismo, sólo había que limpiarlo de su influencia judía. A medida que se realzaba la raza aria y su expansión hacia el oeste llevando consigo la civilización, caía en desgracia la raza de la Biblia, la judía, por su resistencia a esa influencia civilizadora, al no tener la suficiente grandeza de espíritu.

Al mismo tiempo, por influencia de la teoría de la evolución, empezó a extenderse la idea de la degradación de la raza: la raza aria primitiva había ido corrompiéndose por el mestizaje y perdiendo sus valores originales. Todo esto, más la moda del ocultismo y de las sociedades secretas de la segunda mitad del s. XIX, está en el origen de las teorías esotéricas nazis.

En las últimas décadas del s. XIX se pusieron de moda las sociedades secretas dedicadas al ocultismo: espiritistas, satánicas, neopaganas, etc. En algunos de estos grupos empezaron a circular teorías que mezclaban las filosofías orientales de los universos cíclicos, la reencarnación y los distintos estados de consciencia con la teoría de la evolución. Había distintas versiones, pero coincidían en que la historia de la Tierra había pasado por varias fases, cada una de ellas empezaba con el dominio de una raza superior, luego venía su decadencia y acababa en un cataclismo que permitía volver a comenzar cuando del desastre surgía una nueva raza que volvía a dominar el mundo. La última raza de semidioses o superhombres, la de los míticos pueblos arios, ya había entrado en decadencia, y la misión de estos grupos era la de ayudar a nacer a la nueva humanidad. La evolución natural había dejado de ser positiva, ahora era el hombre el que tenía que hacerse cargo de su propia evolución. Esta se entendía no sólo en el aspecto físico, sino sobre todo en el espiritual: el nuevo superhombre tenía que tener acceso a estados superiores de consciencia. En algunos de estos grupos los adeptos se dedicaban a experimentar y buscar caminos por los que alcanzar esos niveles superiores (con drogas, por ejemplo, o a través del dolor o el placer sexual, los más duros), aunque en el fondo la mayoría de las veces era un pasatiempo inofensivo para las clases burguesas europeas o norteamericanas, como reunirse para sesiones de espiritismo o rituales inofensivos. Pero en este ambiente de sociedades esotéricas apareció un grupo que fue muy importante en el nacimiento del partido nacionalsocialista, y hay quien dice que también en la política de Hitler cuando llegó al poder: la sociedad Thule.

La sociedad Thule nació como la versión alemana de otro grupo inglés, la Golden Dawn. Esta defendía la existencia de unos misteriosos seres, los Superiores Desconocidos, que iban a ser los encargados de llevar a los elegidos a un nivel evolutivo superior, y con los que supuestamente estaban en contacto. La Golden Dawn ("Alba Dorada") era un grupo muy influyente, con miembros entre la élite cultural británica (como el poeta W. B. Yeats, ganador del premio Nobel, o Bram Stoker, el novelista creador de Drácula). También se había sumado a la ariomanía, lo que la hacía tener muchos contactos en el mundo intelectual alemán. Por causa de su influencia en un grupo rosacruciano alemán, nació de él en Munich la Sociedad Thule, en la que estaban Karl Haushoffer, Alfred Rosenberg, Dietrich Eckart y Rudolf Hess, todos ellos futuros ideólogos o dirigentes del nazismo. El símbolo de la Sociedad, creado por Haushoffer, era una esvástica cruzada por una espada vertical, y fue el origen de la esvástica como símbolo nazi. Su objetivo era recuperar el mítico reino de Thule, la patria original de los arios primigenios, que se encontraría en Asia Central, y hacer revivir la raza y su civilización. Los miembros de la sociedad tuvieron un papel muy importante en la fundación del partido nacionalsocialista y en un porcentaje bastante alto pasaron a ser dirigentes del nuevo partido. Cuando Hitler llegó al poder la sociedad fue disuelta, pero hay quien cree que su influencia ideológica se mantuvo en algunos miembros del gobierno nazi, como Rosenberg, Heinrich Himmler o el propio Hitler.

División de infantería USA - Organización teórica (1944)

Una división de infantería del U.S. Army estaba compuesta aproximadamente de 14.000 hombres, de los cuales un 60 % son infantes y el 40 % restante artilleros, personal de comunicaciones, de servicios, personal sanitario, de transportes, etc.

La división está compuesta por tres regimientos, cada uno con aproximadamente 3.200 hombres. Cada regimiento está compuesto por tres batallones de infantería con aproximadamente 850 hombres, y cada batallón tiene tres compañías de infantería (rifle companies) y una compañía de armas pesadas (heavy weapons company), así como una compañía de mando del batallón (HQ).

A los tres regimientos hay que añadirles unidades de apoyo que forman parte de la división: batallón de reconocimiento, batallón de ingenieros, batallón médico, compañía de transmisiones, compañía de intendencia, banda de música...

La división dispone además de unidades independientes que son asignadas dependiendo de las necesidades y objetivos. En principio:

- Un batallón de tanques.
- Un batallón de artillería antiaérea.
- Un batallón de guerra química (incluye lanzallamas).
- Un batallón antitanque.
- Otras unidades que puntualmente pueden ser añadidas a la división.

Cada regimiento de infantería está formado por tres batallones compuestos de 850 hombres repartidos en cuatro compañías, de las cuales tres son compañías de fusileros (rifle companies) y una es de armas pesadas (heavy weapons company ), además del escalón de mando del batallón (Battalion Head Quarters).

Cada batallón se designa por un color en las comunicaciones por radio. Estos colores son:

- 1er Bn : Red (rojo)
- 2o Bn : White (blanco)
- 3er Bn : Blue (azul)

Cada compañía se designa por una letra:

- A, B, C y D (esta última para la compañía de armas pesadas) para el 1er Batallón del regimiento.
- E, F, G y H (armas pesadas) para el 2º Batallón del regimiento.
- I, K, L y M (armas pesadas) para el 3ªº Batallón del regimiento.


En las comunicaciones por radio se denoan fonéticamente: "Able" `por ejemplo es la 1ª compañía del 1º Batallón.

En un regimiento existen también:

- Una compañía de servicios (encargada del aprivisionamiento, la distribución de municiones, el mantenimiento de servicios...

- Una compañía de artillería (Cannon Company), equipada con obuses de 105 mm, y destinada a dar apoyo directo de artillería a los batallones de infantería.

- Una compañía anticarro, equipada con cañones anticarro de 57 mm y lanzacohetes. El papel de las compañías anticarro evolucionó durante la guerra al mejorar el blindaje de los tanques alemanes, y acabaron dando apoyo a la infantería en la destrucción de nidos de resistencia, quedando a cargo de la lucha anticarro el Tank destroyer Bataillon, a nivel de División.

La compañía de armas pesadas la forman dos secciones de ametralladoras pasadas y una sección de morteros de 81 mm. Cada sección de ametralladoras pesadas (Heavy Weapons Platoon) está equipada con dos ametralladoras M1917A1, refrigeradas por agua, de calibre 30. (7,62 mm). Cada Machine Gun Squad lo forman: un comandante de squad, un ametrallador, un asistente, y cuatro proveedores de munición (de los cuales uno conduce un jeep). En total siete hombres.

La sección de morteros (Mortar Platoon) costa de tres Mortar squads, cada uno equipado con dos morteros M1. Cada squad lo forman un comandante de grupo, un tirador, un asistente y cinco proveedores de munición, de los cuales uno es conductor de jeep.

La compañía de infantería (rifle company) es la unidad de la división dedicada al combate, mientras que las otras unidades están destinadas a sostener su esfuerzo. Está compuesta de un escalón de mando (Company Head Quarter), un pelotón de armas pesadas (weapons platoon) y tres pelotones de fusileros (rifle platoons) de aproximadamente 40 hombres cada uno. Cada pelotón está compuesto de tres grupos de combate de infantería (rifle squad).

El efectivo teórico del grupo de combate de infantería es de doce hombres. Está formado por:

- Un jefe de grupo (squad leader), en teoría un sargento, Staff Sergeant a partir del 26/02/1944), armado con un fusil GARAND
- Un adjunto al jefe de grupo, teóricamente cabo (o sargento a partir del 26/02/1944) armado con un fusil GARAND. Puede equipar su fusil con un lanzagranadas M7.
- Un soldado tirador BAR (Browning Automatic Rifle, fusil ametrallador browning).
- Un soldado asistente del tirador BAR, armado con un fusil GARAND.
- Un proveedor de municiones para el BAR (ammunition bearer), armado con un fusil GARAND.
- Siete fusileros (riflemen) armados con fusiles GARAND. Uno de los fusileros, dependiendo de sus cualidades particulares, podía ser designado tirador de élite (distinción no oficial) y estar armado con un Springfield M1903A4.

La formación de combate del grupo de combate de infantería, en fase ofensiva era la siguiente:

rifle squad
- ABLE: Compuesto de dos infantes, es el elemento de seguridad del grupo. Su misión es la de localizar al enemigo.
- BAKER: Compuesto por el adjunto al jefe del grupo y los tres servidores del BAR (tirador, ayudante y proveedor de municiones). Da la potencia de fuego al grupo, con el tiro del fusil ametrallador y eventualmente con el lanzagranadas del adjunto del jefe de grupo.
- CHARLIE: Compuesto por el jefe de grupo y los cinco fusileros restantes, es el elemento de maniobra del grupo. Su misión es infiltrarse lo suficientemente cerca del enemigo para dejarlo fuera de combate por medio del fuego o por un asalto.

En fase defensiva, el equipo BAR se coloca en el centro del dispositivo, y los fusileros a los flancos: El grupo se despliega de manera que crea una zona de fuego cruzado en el frente (killing zone), en el que todo asalto será detenido por el fuego del fusil ametrallador y de los fusiles GARAND.

La potencia de fuego de la compañía proviene del grupo de combate de armas pesadas (Weapons platoon), formada por:

- Una sección de morteros de 60 mm M2, dividida en tres Mortar Squads. Cada uno de ellos está compuesto de cinco hombres: un jefe de grupo, un tirador, un asistente y dos proveedores de munición.
- Una sección de ametralladoras ligeras (Light Machine Gun section, o LMG section) compuesta por dos LMG Squads equipadas de am,etralladoras cal .30 (7,62 mm) M1904A4. Cada LMG Squad lo forman cinco hombres: jefe de grupo, ametrallador, asistente y dos proveedores de munición.

Fuente:
http://liberationlure.fr/Organisation%20interne%20division%20US%201944.htm

El caso de los espías de Kent

Como parte de los preparativos de la Operación León Marino, el Abwehr envió un gran número de agentes al sur de Inglaterra, en submarinos o embarcaciones pequeñas, con la misión de informar sobre el terreno de las defensas inglesas, el despliegue de las unidades militares, las comunicaciones, y otros datos necesarios para planificar la invasión. La operación de inteligencia fue un auténtico desastre. Se puede decir que ningún agente alemán logró operar libremente desde Inglaterra, con la posible excepción del holandés Ter Braak. La mayor parte de ellos fueron descubiertos nada más pisar suelo inglés. Además, hubo numerosos casos en los que el MI-5 ocultó la captura de los agentes alemanes y pudo utilizarlos como agentes dobles, que tendrían un papel muy importante en los años siguientes de la guerra. La principal causa del fracaso del Abwehr fue sin duda la pésima preparación de sus agentes. Muchos, una vez en Gran Bretaña, se comportaron de forma ingenua y nada profesional, otros se entregaron en cuanto tuvieron oportunidad, o se olvidaron de su misión tratando de pasar desapercibidos. Hay quien incluso defiende que ese nivel sorprendente de incompetencia es una prueba del doble juego del Abwehr, que enviaba a los espías a Inglaterra con el objetivo oculto de que fuesen descubiertos y “doblados” por el enemigo. En contra de esta idea se puede decir que parece un error que se mantuvo durante toda la guerra y en casos en los que los agentes no tendrían ninguna utilidad para el enemigo en caso de ser capturados. Un ejemplo fue la operación Pastorius, el intento del Abwehr de introducir saboteadores en los Estados Unidos: la misión de los agentes alemanes era fundamentalmente el sabotaje, no la información, y por consiguiente no había posibilidad de convertirlos en agentes dobles. Sin embargo, parece que fueron escogidos y adiestrados con el mismo nivel de incompetencia que el resto de agentes alemanes. En lugar de un plan oculto para favorecer a los enemigos de Alemania, hay que pensar más bien en un fracaso en los métodos de selección y preparación de sus agentes, sin olvidarnos además de la demostrada eficacia del contraespionaje británico, y de la gran dificultad de este tipo de operaciones. Los servicios de inteligencia aliados enviaron gran número de agentes a los países ocupados, donde contaban con la colaboración de las redes de resistencia, pero prácticamente renunciaron a intentarlo en la propia Alemania. Las posibilidades de éxito de un espía lanzado en paracaidas sobre el país enemigo, obligado a valerse por sus propios medios, sin apoyos entre la población local, eran muy escasas.

Un caso típico es el de la captura del grupo de cuatro espías que desembarcaron cerca de Hythe y Dungeness, al oeste de Dover, el 3 de septiembre de 1940. Todos ellos fueron descubiertos y detenidos en unas horas, lo que no resulta nada sorprendente viendo la poca profesionalidad que demostraron.

Este es el relato de los hechos que hace Peter Fleming en su libro Invasión 1940:

El dos de septiembre de 1940 cuatro agentes alemanes se embarcaron en Le Touquet en un barco pesquero, el cual fue escoltado a través del Canal de la Mancha por dos barreminas. Conforme al nada seguro testimonio de uno de ellos, la tripulación del barco pesquero estaba compuesta por tres rusos y un latvio; otro dijo que la formaban dos noruegos y un ruso. Todos recordaban confusamente lo ocurrido durante el viaje, y, al parecer, se habían emborrachado.

Los espías debían trabajar por parejas. Una pareja, después de transbordar a una lancha, desembarcó cerca de Hythe en las primeras horas del tres de septiembre. Llevaban consigo un aparato de radio y un formulario elemental de código: su misión consistía en enviar informaciones de importancia militar. Les habían dado a entender que era inminente la invasión de la costa de Kent. A eso de las cinco y treinta de la misma mañana ambos hombres, si bien se habían separado al desembarcar, fueron interrogados y tomados prisioneros por centinelas de un batallón de la Infantería Ligera de Somersetshire.

Esto no resulta en modo alguno sorprendente. Los dos eran holandeses. No estaban cabalmente adiestrados para la difícil tarea que debían cumplir. Los únicos títulos que poseían para desempeñarse como espías parecían radicar en el hecho de que uno y otro habían perpetrado alguna fechoría conocida por los alemanes, quienes ejercieron sobre ellos una suerte de chantaje para forzarlos a abrazar aquella empresa. Ambos poseían sólo conocimientos superficiales del inglés, y uno de ellos, nacido de madre japonesa, ofrecía una apariencia acentuadamente oriental, lo cual ya lo hacía sospechoso; éste fue quien, cuando lo vio al amanecer un incrédulo soldado de los Somersets, llevaba binóculos y un par de zapatos de repuesto colgados del cuello.

La otra pareja de espías la componían un alemán, que hablaba un excelente francés pero absolutamente nada de inglés, y un hombre de origen abstruso que pretendía ser holandés y que era el único de los cuatro que hablaba con fluidez el inglés. Desembarcaron en Dungeness, protegidos por la oscuridad, el tres de septiembre y apenas salió el sol sintieron una sed horrible, circunstancia que presta crédito a la suposición de que la noche anterior los cuatro camaradas habían confiado en la resistencia holandesa en insensata medida. El que hablaba inglés desconocía empero las leyes que rigen en Inglaterra el expendio de bebidas alcohólicas, y quiso beber sidra a la hora del desayuno, en una hostería de Lydd. La dueña le hizo presente que tal transacción no podía realizarse legalmente hasta después de las diez y le sugirió que, entretanto, diese un paseíto y admirase la iglesia del lugar.

Cuando volvió (pues la dueña era una mujer sensata) lo arrestaron.

Su compañero, el único alemán del grupo, sólo fue apresado el día siguiente. Había instalado una antena en un árbol y había comenzado a enviar mensajes (en francés) a sus superiores. Se conservan copias de tres de esos mensajes, las cuales fueron utilizadas como pruebas contra él en el juicio. Eran breves y, desde un punto de vista práctico, absolutamente desprovistos de valor; las informaciones (por ejemplo) de que "esta es la exacta posición en que ayer a las seis de la tarde tres messerschmitt dispararon sus ametralladoras hacia donde yo estaba trescientos metros al sur del tanque de agua pintado de rojo" estaban lejos de facilitar el establecimiento de una cabeza de puente alemán en Kent.

Juzgóse a los cuatro espías, con arreglo a la Ley de Traición de 1940, en el mes de noviembre. Uno de los holandeses sobre quienes se había ejercido presión fue absuelto; los otros tres fueron ahorcados en la prisión de Pentonville, el mes siguiente. Los juicios se desarrollaron in camera, pero después de las ejecuciones se publicaron noticias escuetas de ellas.

El coronel Oreste Pinto relató en 1952 la captura de este grupo en su libro Spycatcher (Cazador de espías), dando una versión muy poco creíble, por no decir absurda, de los hechos. Pinto era jefe de la sección holandesa de la Royal Victorian Patriotic School, el centro donde se investigaba a los refugiados que llegaban a Gran Bretaña en busca de posibles espías. Según él, el 8 de septiembre el propio Pinto descifró un mensaje que le envió un agente en Francia en el que se le informaba de la llegada de los cuatro agentes en un submarino a cierto punto de la costa sur. Al mando de una docena de hombres, todos vestidos de civiles, Pinto se dirigió al lugar del desembarco. Esperaron ocultos en una cueva a que el grupo desembarcase, y en cuanto lo hicieron se abalanzaron sobre ellos. Tras una breve pelea detuvieron a tres de ellos. Sin embargo, el cuarto hombre pareció esfumarse sin dejar rastro. Por más que registraron la zona, el espía no aparecía. Así es como Pinto cuenta cómo dio finalmente con él, a la luz del amanecer:

Apreté los puños en mi exasperación y observé al grupo de hombres que estaba explorando. Había luz suficiente para verles la cara, pero no tanta como para reconocer a cada uno. Miré de nuevo al grupo, de derecha a izquierda y al revés. De repente me di cuenta de lo que sucedía y estallé en carcajadas... El capitán y yo nos caercamos al grupo lo suficiente como para reconocer a cada persona. Ocho, nueve, diez. Estábamos a punto de terminar la lista. Once, doce y... Nos detuvimos y cogí al último hombre por el hombro. “Buenos días, Van der Kieboom”, le dije. Era el hombre número trece.

La versión de Pinto es totalmente inventada, lo que explica cómo pudo publicar su libro en una fecha tan temprana como 1952, sin problemas con la censura del Ministerio de Guerra. En realidad, los cuatro agentes se separaron tras desembarcar, y fueron capturados por separado. Charles Van der Kieboom (el hombre número trece de Pinto) era el holandés de madre japonesa y llamativos rasgos asiáticos que menciona Fleming. Fue detenido por los Somersets la misma mañana del desembarco, lo mismo que otro holandés llamado Sjoerd Pons. El también holandés Karlo Meier cometió el error de pedir sidra en una posada por la mañana, demostrando desconocer las leyes inglesas sobre el consumo de alcohol. La posadera, llamada Mabel Cole, tuvo la sangre fría de enviarle a comprar cigarrillos a una tienda mientras ella le servía la sidra. Cuando Meier regresó, un oficial del la RAF, avisado por la señora Cole, le estaba esperando para arrestarle y llevarle a la comisaría de policía. El cuarto, el alemán Jose Waldberg, curiosamente el único que no hablaba nada de inglés, fue quien más “éxito” tuvo. Pudo actuar durante un día sin ser capturado, y logró enviar por radio tres mensajes sin ningún valor. Fue detenido el 4 de septiembre, cuando despertó las sospechas de unos policías que le vieron cruzar unas tierras de labranza vestido de traje.

Lo ideal para el MI-5 hubiese sido ocultar su captura y convertirlos en agentes dobles, como se hizo en muchos otros casos, sin embargo la noticia saltó a la prensa y no pudieron evitar que fuesen juzgados. Sjoerd Pons convenció al tribunal de que su intención había sido siempre entregarse, y fue absuelto. El resto fueron sentenciados a muerte y ahorcados en diciembre de 1940.

Fuentes:
James Hayward: Mitos y leyendas de la Segunda Guerra Mundial
Graham & Hugh Greene: El libro de cabecera del espía