La Unión Soviética fue junto a Estados Unidos uno de los primeros países que decidieron adoptar un fusil semiautomático como arma de infantería. Al mismo tiempo que los estadounidenses convertían el M1 Garand en el arma estándar de su infantería los soviéticos apostaron también por dotar a su ejército de un fusil semiautomático de uso general. Pero una serie de diseños fallidos en los primeros años, y después el estallido de la guerra, que les obligó a optar por armas de producción más fácil y barata, hizo que se retrasasen hasta la postguerra.
Un importante precedente de las armas que se desarrollaron en las décadas de los 30 y 40 fue el Federov Avtomat, al que muchos consideran el primer fusil de asalto de la historia, adelantándose casi tres décadas al nacimiento oficial de este tipo de armas. Fue diseñada por el ingeniero Vladimir Grigoryevich Fedorov, y entró en servicio en el ejército ruso en 1916. Tenía la particularidad de que que utilizaba munición japonesa de 6,5 mm (6,5x50SR Arisaka); la razón por la que Fedorov escogió ese calibre era que al ser más ligera y menos potente que la munición estandar de los fusiles rusos de la época, de 7,62 mm, permitía un mejor control del arma en fuego automático. Esa es precisamente una de las principales características de los fusiles de asalto, el uso de munición de tipo medio.
Características del Federov Avtomat:
Calibre: 6,5 x 50 SR Arisaka
Longitud: 104,5 cm
Longitud del cañón: 52 cm
Peso: 4,40 kg
Cadencia de tiro (en fuego automático): 600 disparos por minuto
Capacidad del cargador: 25 balas
Tan sólo se fabricaron unas 10.000 unidades. No tuvo éxito por su alto coste, su fragilidad y el uso de un calibre no estandar. Sin embargo tiene todas las características de los fusiles de asalto: era un arma ligera de infantería, con capacidad de ser disparada en movimiento, con selector de fuego automático o semiautomático, y que como ya se dijo utilizaba munición a medio camino entre la de fusil y la de subfusil (en realidad el Federov Avtomat utilizaba munición de fusil, pero de un calibre menor al habitual en los fusiles de cerrojo de la Primera Guerra Mundial). Tenía un cargador curvo de 25 cartuchos, y, aunque la culata era como la de los demás fusiles de su época, se le añadió un pistolete delante del cargador para controlar mejor el arma en disparo automático.
A mediados de la década de los 30 fue cuando el ejército soviético apostó por el fusil semiautomático como arma principal de infantería. Los años siguientes fueron una competencia entre dos diseñadores de armas, Sergei Simonov y Fedor Tokarev. El primer concurso, celebrado en 1936, lo ganó Simonov.
El AVS-36 (Avtomaticheskaya Vintovka Simonova 1936) era un fusil automático, accionado por gas, con selector de tiro (automático o tiro a tiro). El cañón tenía un gran freno de boca para disminuir el retroceso. Usaba un cargador extraíble de 15 cartuchos. El fusil incluía bayoneta, y hubo también una versión para francotirador, equipada con mira telescópica. Cuando entró en servicio quedaron en evidencia sus fallos de diseño: era un arma con un funcionamiento complicado y que tendía a ensuciarse fácilmente, lo que provocaba que se encasquillase con frecuencia. En fuego automático era muy difícil de controlar.
Características del AVS-36:
Calibre: 7.62 x 54 mm R
Longitud: 1.23 m
Longitud del cañon: 61,2 cm
Cadencia de tiro (en fuego automático): 800 balas/min
Peso: 4,30 Kg
Velocidad inicial: 840 m/s
Capacidad por cargador: 15 balas.
Se fabricaron unos 65.000 AVS-36. Se utilizaron en los enfrentamientos fronterizos con Japón en 1939 y en la Guerra de Invierno contra Finlandia, pero debido a sus fallos fue retirado del servicio a lo largo de 1941.
Por los problemas que daba el AVS-36 en 1938 se decidió abandonar su producción y celebrar un segundo concurso para elegir a su sustituto. De nuevo compitieron los diseños de Simonov y Tokarev. En esta ocasión Simonov presentó un modelo más simplificado, con una mecánica más sencilla que el anterior, pero el ejército prefirió la robustez del diseño presentado por Tokarev. Se trataba del SVT-38 (Samozaryadnaya Vintovka Tokareva 1938).
Su producción comenzó en 1939, con la intención de que fuese el fusil estándard del ejército soviético. En la guerra de Invierno se utilizó por primera vez, quedando evidentes ciertos fallos de diseño, como la sujección del cargador. En 1940 cesó su producción al tiempo que comenzaba la de una versión mejorada y más ligera, el SVT-40. Hasta ese momento se habían fabricado unas 150.000 unidades del SVT-38.
Diseñado por igualmente F.V. Tokarev, el SVT-40 era un arma robusta, mucho mejor que el SVT-38, pero conservaba algunos de sus defectos: un fuerte retroceso y un gran rebufo en la bocacha. En ocasiones se les añadió una mira telescópica, para tiradores expertos. Los alemanes, que conocieron el SVT-40 cuando invadieron la Unión Soviética, lo apreciaban mucho, y reutilizaron todos los que pudieron capturar con la denominación Selbsladegawehr 259 (al igual que su predecesor, el SVT-38, que denominaban Selbsladegawehr 258), ya que era mucho más fiable que su fusil semiautomático, el Gewehr 41. Finalmente acabaron copiando todo su sistema de funcionamiento en el Gewehr 43.
Al comenzar la guerra los soviéticos optaron por los subfusiles PPSh-41 para dar potencia de fuego a la infantería, más baratos y más rápidos y fáciles de fabricar que los fusiles semiautomáticos Tokarev. Así, El SVT-40 se convirtió en un arma para suboficiales y fuerzas de élite. La intención de dotar a la infantería soviética con un fusil semiautomático como arma principal tuvo que esperar.
En 1943 se diseñó una versión del SVT-40 con selector de tiro automático, el AVT, pero fue un fracaso, ya que era prácticamente imposible de controlar en fuego automático.
El SVT-40 fue un arma que tuvo gran influencia en otros fusiles semiautomáticos y automáticos soviéticos desarrollados posteriormente, incluido el AK-47.
Características del SVT-40:
Calibre:7,62 x 54 mm R
Longitud: 1,22 m
Longitud del cañón: 62,5 cm
Peso: 3,89 Kg
Velocidad inicial: 830 m/s
Capacidad del cargador: 10 balas
Durante la guerra Sergei Simonov diseñó el primer fusil soviético en utilizar la munición 7,62 x 39 mm, la que posteriormente utilizaría el AK-47 (similar a la 7,92 x 33 mm Kurz alemana). Fue la SKS-45 (Samozaryadnyi Karabin Simonov 1945). Era en realidad una adaptación a la nueva munición de un diseño anterior del propio Simonov. A la SKS no se la puede considerar un fusil de asalto, porque no tenía cagador extraíble (en su diseño original utilizaba uno tipo peine, en versiones posteriores sí que usaba cargador) y no tenía selector de tiro, pero el uso de munición intermedia (como ya había hecho Federov 30 años antes) era el último paso en la evolución hacia el primer fusil de asalto soviético moderno. El arma perdía alcance, pero ganaba en ligereza, y en el caso de las automáticas, en control del fuego a ráfagas. Fue diseñada en 1945, aunque no entró en servicio en el ejército soviético hasta 1949. Después el éxito del AK-47 hizo que el SKS quedase relegado a arma de unidades de segunda línea. En la misma época Simonov también intervino en el diseño de la ametralladora ligera RPD (Ruchnoy Pulemyot Degtyaryova) que igualmente utilizaba la munición 7,62 x 39.
Características SKS-45:
Calibre: 7,62 x 39 mm
Longitud: 102,2 cm
Longitud del cargador: 52 cm
Peso: 3,86 Kg
Capacidad del cargador (peine): 10 balas
Fuentes principales:
www.secondeguerre.net
www.en.wikipedia,org
world.guns.ru
Que buenos diseñadores de armas tenian los SOVIETICOS .
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