En la batalla del Golfo del Leyte el Kamikaze pilló por sorpresa a los estadounidenses, pero la marina norteamericana pronto aprendió a hacer frente a los ataques suicidas. Unos meses después, en Okinawa, la flota aliada montó una barrera defensiva de radar y artillería antiaérea que menos de un diez por ciento de los kamikazes conseguía traspasar. En Okinawa los japoneses recurrieron a las grandes operaciones Kikusui, ataques coordinados desde varias direcciones en los que participaban decenas de aviones suicidas y otros tantos de escolta y apoyo. Sin embargo, los resultados en Okinawa fueron comparativamente peores a los inicios de las escuadrillas especiales de ataque en las Filipinas: Un mínimo de 1.450 aviones kamikaze lograron hundir tan sólo 16 buques enemigos, el mismo número que la tercera parte de ellos había hundido en las Filipinas. Además ninguno de los buques hundidos tenía categoría superior a destructor, mientras que en Leyte se habían logrado éxitos importantes, como el hundimiento de dos portaaviones enemigos. Pero lo que se vio en Okinawa no era nada comparado con lo que se estaba preparando para la defensa de Kyushu, la más meridional de las grandes islas japonesas. Los japoneses planeaban utilizar 2.000 aviones en ataques suicidas contra las fuerzas de desembarco aliadas en los primeros días de la invasión.
Ya en los últimos meses de la guerra las unidades suicidas tuvieron que recurrir prácticamente a todo lo que pudiese volar. Al comienzo usaban los mismos tipos de aviones que estaban en servicio en las escuadrillas convencionales, o bien modelos que se habían quedado anticuados, pero con el tiempo se fueron quedando sin aviones, incluso sin los que eran inservibles para otros usos. Era inevitable que los japoneses acabasen fabricando algún tipo de avión sencillo y barato para usar exclusivamente en misiones suicidas. Así nació el Nakajima Ki-115 Tsurugi:
El Tsurugi (el nombre es el de una clase de espada japonesa) fue desarrollado por encargo del Ejército Imperial, así que hablando en propiedad no estaba destinado a las escuadrillas Kamikaze, que es como se conoce popularmente a las unidades suicidas de la Marina (al igual que los Hiryu To-Go, de los que hablé en otro post). Su diseño comenzó en enero de 1945, y tan sólo dos meses después ya se estaban fabricando las primeras unidades. Se construyeron en total 105 aparatos, pero no se llegó a utilizar ninguno en combate, porque estaban siendo fabricados para ser usados por centenares para hacer frente a la invasión de Japón. Se buscaba un avión sencillo, barato, rápido de construir y fácil de pilotar, para usar exclusivamente en misiones suicidas. Era importante que su pilotaje fuese sencillo, porque uno de los motivos por los que los japoneses iban a recurrir masivamente a los kamikazes era que además de quedarse sin aviones, también se estaban quedando sin pilotos. Entre las bajas en combate y los suicidios, los pilotos experimentados casi habían desaparecido. Se entrenaba a jóvenes pilotos casi lo justo para que pudiesen cumplir la que iba a ser su única misión, porque tampoco había tiempo para darles una preparación a fondo.
El fuselaje del Ki-115 era de madera, cilíndrico, y sus dimensiones 8,60 metros de envergadura por 8,55 de longitud. Podía llevar únicamente una bomba de 500 o de 800 Kg. Su autonomía era de 1200 Km y su velocidad máxima de 550 Km/h.
El tren de aterrizaje se desprendía momentos después del despegue para poder ser reutilizado por otro aparato. Total, no lo iban a volver a necesitar...
Fuentes:
http://www.aviastar.org/air/japan/nakajima_ki-115.php
http://www.century-of-flight.freeola.com/Aviation%20history/photo_albums/timeline/ww2/kamikaze.htm
Perfecta la última frase.. un saludo y buen finde :)
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