En el verano de 1941 la Royal Navy envió una pequeña fuerza de submarinos a Murmansk, en el Ártico ruso, con las misiones de patrullar a lo largo de las costas de Noruega, utilizadas como refugio por la Kriegsmarine, y de proteger a los mercantes que transportaban los suministros vitales que se enviaban a la Unión Soviética. Uno de aquellos submarinos, el Trident, estuvo operando desde la base soviética de Polyarny, en Murmansk, entre agosto y noviembre de 1941.
En la última noche del Trident en Murmansk antes de su partida, el capitán Geoffrey Sladen fue invitado a cenar por los oficiales soviéticos de la base. Durante la cena, hablando de sus respectivas familias, Sladen comentó a un almirante ruso que tenía un niño pequeño, y que su mujer tenía muchas dificultades para empujar el cochecito del bebé cuando nevaba. Puede que fuese por un problema de diferencias culturales (la verdad es que no tengo ni idea de si en el Ártico ruso los cochecitos de niño son de tracción animal) o simplemente un error de traducción, pero el caso es que en ese momento el almirante decidió que lo que la esposa de Sladen necesitaba era un reno. Aquí no está claro qué pasó. Según algunas fuentes el capitán no quiso rechazar el regalo por no parecer grosero, y según otras el reno subió el día siguiente al submarino metido en una bolsa y mezclado con el resto de suministros y los británicos no descubrieron al polizón hasta después de zarpar. El caso es que el regalo del almirante, una cría de reno hembra (creo que no existe la palabra "rena", o por lo menos a mí no me suena nada bien), acabó rumbo a Inglaterra con el resto de la tripulación del Trident. Los británicos bautizaron al reno con el nombre de Pollyanna, como recuerdo de Polyarny, el puerto soviético que les había servido de base.
Lo que no sabían los soviéticos era que el Trident no se dirigía directamente a Gran Bretaña, ya que tenía órdenes de patrullar las costas noruegas en una misión de varias semanas. El barril de musgo que entregaron a la tripulación del Trident para dar de comer a Pollyanna se terminó al tercer día, así que durante la mayor parte de la travesía el animal tuvo que alimentarse con las sobras de la cocina. En especial le encantaba la leche condensada. Y es que Pollyanna resultó ser un animal de gustos exquisitos. Los hombres del Trident le habían acondicionado un espacio en el almacén de torpedos, pero ella insistía en dormir en el camarote del capitán, junto a su cama. El capitán Sladen, un hombre grande y corpulento que había sido jugador de rugby, se convirtió en una figura materna para Pollyanna.
Según la mayoría de las fuentes, que parecen basarse en una entrevista al director del Royal Navy Submarine Museum, Pollyanna estuvo tres semanas a bordo del submarino, pero en uboat.net se especifica que el Trident zarpó de Polyarny el 15 de noviembre y llegó a Blyth el 30 del mismo mes, es decir que el reno habría permanecido 15 días a bordo. Tiempo más que suficiente para que los 56 hombres de la tripulación terminasen hartos de tener que convivir con el animal hacinados en el interior del submarino. Y viceversa, seguramente. Pero a pesar de los inconvenientes, Pollyanna se convirtió en la mascota de toda la tripulación. Le permitían pasearse por el buque a voluntad, e incluso tenía el privilegio de poder acercarse a respirar aire fresco cuando el submarino emergía por las noches y se abría la escotilla del puente.
Al fin el Trident logró completar su travesía, a pesar de que Pollyanna había aprovechado un descuido del capitán para comerse una de las cartas de navegación. Cuando el submarino atracó en el puerto de Blyth, en el nordeste de Inglaterra, el animal había crecido tanto (o había engordado, por culpa de la leche condensada) que no había forma de sacarla por la escotilla por la que supuestamente había entrado. Con mucho trabajo, utilizando un cabrestante del muelle, y con un poco de ayuda de uno de los tripulantes con una escoba, finalmente consiguieron sacar a Pollyanna del submarino.
Pollyanna fue trasladada al Zoo de Regents Park (actualmente el Zoo de Londres), donde vivió el resto de la guerra. Murió en 1946, casualmente una semana después de que el Trident fuese dado de baja de la Royal Navy.
Durante mucho tiempo se pensó que la historia del reno embarcado en un submarino de la Royal Navy era una de esas típicas leyendas de marinos sin fundamento, pero en el año 2002 aparecieron las pruebas definitivas: unas fotografías del capitán Sladen, el comandante del Trident, en compañía de Pollyanna. Se cree que las fotos fueron tomadas poco tiempo después de que de que el submarino llegase a Blyth, en noviembre de 1941.
Fuentes:
http://www.scotsman.com/news/international/true-story-of-the-reindeer-submariner-1-593099
http://news.bbc.co.uk/local/hampshire/hi/people_and_places/history/newsid_8386000/8386947.stm
http://uboat.net/allies/warships/ship/3487.html
http://www.rnsubs.co.uk/Boats/BoatDB2/index.php?BoatID=402
http://www.freerepublic.com/focus/f-news/609722/posts
Creo que esta es una de las mejores anécdotas de la 2ª Guerra Mundial. Además siempre me han parecido muy curiosas las relaciones que se establecen durante una guerra entre los soldados y sus mascotas.
ResponderEliminarhttp://librosenguerra.blogspot.com.es/
Si que lo son. Aunque suene contradictorio, tratándose de animales, estas historias muestran el lado más humano de la guerra.
EliminarUn saludo, Llorenç.
Una estupenda entrada Nonsei, como aficionado a la ubootwaffe te doy las gracias por tocar temas submarinistas ;-)
ResponderEliminarGracias a ti, Pedro. Como ya me recomendaste una vez, cuando necesite ideas siempre puedo recurrir a las historias de submarinos, que son una fuente casi inagotable de buenas anécdotas.
EliminarUn saludo.
Una curiosa historia la del reno hembra en el submarino británico. No creo que el almirante ruso sospechara las incomodidades y problemas que daría una cría de reno en un submarino en plena patrulla de combate... ¿O quizá sí?
EliminarUna entretenida entrada, Nonsei.
Saludos
Me imagino que si llegó a almirante tendría una idea de cómo es la vida en el interior de un submarino. Me parece más probable que el almirante no supiese cuáles eran las órdenes del Trident y pensase que iba a ser una travesía de unos pocos días para regresar a Gran Bretaña.
EliminarUn saludo, Gluntz