Se cuenta que en una ocasión unos estadounidenses que visitaban Addis Abeba se quedaron escandalizados al pasar por delante del árbol de los ahorcados y ver los cuerpos que permanecían colgados de sus ramas para escarmiento público. Más tarde tuvieron el honor de ser recibidos en audiencia por el Emperador y aprovecharon para comentarle que en su país tenían un método mucho más moderno y "civilizado" de ajusticiar a los criminales: la silla eléctrica. Menelik quedó fascinado por las explicaciones que le daban los norteamericanos sobre aquel maravilloso invento, e inmediatamente se puso en contacto con la empresa que fabricaba las sillas para hacer un pedido de tres unidades. Pero al recibirlas descubrió algo que nadie le había contado: las sillas eléctricas funcionaban con electricidad, y en Abisinia todavía no existía una red eléctrica. Se dice que el Emperador decidió sacar algo de provecho de aquella inútil inversión convirtiendo una de las sillas en su trono imperial.
Lo más probable es que esta leyenda tenga poco de verdad. Por alguna extraña razón (¿racismo, tal vez?) Menelik es un soberano con muy mala prensa. Por ejemplo, en la Wikipedia en español se dice que murió devorando una Biblia, ya que creía que el papel de los libros sagrados tenía propiedades curativas. Pero lo cierto es que el Emperador Menelik II fue un gran estadista, que unificó su país, dividido hasta entonces en reinos semiindependientes, evitó la invasión italiana y logró el reconocimiento internacional (Abisinia y Liberia fueron en su época los dos únicos estados independientes de toda África). También modernizó el país, introduciendo grandes avances, y entre ellos, precisamente, la electricidad. No es muy creíble que no se diese cuenta de que algo que se llamaba silla eléctrica iba a necesitar energía eléctrica para funcionar.
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