El submarino que "hundió" un tren

Los sumergibles estadounidenses de la clase Gato habían sido concebidos inicialmente como submarinos de flota, con la misión de operar junto a fuerzas de superficie de gran tamaño (escuadras de acorazados o cruceros) como unidades de avanzada y reconocimiento. Pero el desarrollo de la guerra naval en el Pacífico no tardó en convertir en obsoleto el propio concepto de “submarino de flota”. Los combates directos entre grandes fuerzas navales fueron casi inexistentes, sustituidos por enfrentamientos aeronavales entre escuadras que raramente llegaban a verse entre sí. Sin embargo, pese a que no llegaron a ser utilizados en las funciones para las que habían sido diseñados, muchas de las características de los Gato (especialmente su robustez y su gran autonomía) los hacían idóneos para otro tipo de misiones: las de hostigamiento al tráfico mercante y a las líneas de abastecimiento en mares controlados por el enemigo.

Uno de aquellos submarinos, el Barb, se convirtió durante la guerra en uno de los buques mas laureados de la US Navy. Entre marzo de 1944 y agosto de 1945, durante sus siete patrullas en el océano Pacífico, completó uno de los expedientes de combate más espectaculares de todos los submarinos de la Segunda Guerra Mundial. Acreditó oficialmente el hundimiento de veinticinco mercantes y cuatro buques de guerra enemigos (entre ellos un portaaviones, el Unyo), además de una gran cantidad de embarcaciones menores. Siguiendo la tradición, todas sus victorias fueron registradas por la tripulación en su bandera de combate. Si se observa la enseña con detenimiento, se puede ver un detalle llamativo: en la parte inferior, en el centro, aparece como una de las víctimas del Barb... una locomotora de vapor, con la leyenda Karafuto Express:


En marzo de 1945, tras completar con éxito una patrulla en aguas costeras de China en la que el Barb causó estragos en la flota mercante enemiga, su comandante, el capitán Eugene Fluckey, recibió orden de dirigirse a San Diego. Allí, aprovechando unos trabajos de mantenimiento que tenían que hacerse en el buque, Fluckey solicitó que se instalasen en el Barb cinco lanzacohetes de 130 mm.. Aquello suponía una innovación revolucionaria en la historia de la guerra submarina. Cuando los sumergibles de la época tenían que atacar objetivos en la costa, como instalaciones defensivas, infraestructuras portuarias, almacenes o depósitos de combustible, las únicas armas con las que contaban eran sus cañones de cubierta (pensados para ser utilizados en superficie contra barcos cuando las condiciones lo permitiesen, ahorrando así torpedos) o sus armas antiaéreas. Por primera vez en la historia un submarino había sido equipado con armamento de gran potencia de fuego expresamente preparado para atacar objetivos terrestres.

Tras completarse los trabajos, el Barb regresó a Hawai. El 8 de junio de 1945 zarpó de Midway para iniciar la que sería su última patrulla en la guerra. Su zona de operaciones iba a ser el mar de Ojostk, al norte de Japón. En las semanas siguientes el Barb navegó por las costas del norte de Hokkaido y el este de Karafuto (el nombre japonés de Sajalin) bombardeando con sus cohetes todo tipo de objetivos militares y estratégicos.

Uno de los objetivos principales de la incursión del Barb en el mar de Ojostk era el ferrocarril de Karafuto. En 1920, aprovechando su intervención en la guerra civil rusa, Japón se había anexionado la mitad sur de la isla de Sajalin. En los años posteriores, pensando en explotar los recursos naturales de la región (especialmente la madera), los japoneses construyeron una línea férrea principal y varias secundarias que recorrían la isla de norte a sur y concluían en el puerto de Otomari (Korsakov en ruso), donde las mercancías se embarcaban para su transporte a la vecina Hokkaido.

Para aquella misión los cohetes eran inútiles. La única forma de destruir la línea férrea era desembarcar un equipo de comandos y colocar cargas explosivas en las vías. Un marinero del Barb, el electricista Billy Hartfield, ideó un dispositivo de detonación por presión que haría estallar las cargas al paso del primer tren, evitando el riesgo que suponía tener que detonarlas manualmente. De entre los muchos voluntarios que se presentaron, el capitán Fluckey escogió un grupo de desembarco de ocho hombres, todos ellos solteros y sin cargas familiares. Al mando estaba el artillero jefe Paul Saunders. Hartfield también estaba entre los elegidos.

El Barb permaneció varios días en la bahía Paciencia, en el sudeste de Karafuto, con la vía férrea a vista de periscopio, esperando a que se diesen las condiciones idóneas para actuar. Al fin, la noche del 22 al 23 de julio, nubosa y oscura, el capitán Fluckey dio la orden. El submarino emergió a 900 metros de la costa y los ocho hombres subieron a dos botes de goma y comenzaron a remar en dirección a la orilla. El grupo desembarcó en la playa y alcanzó las vías sin ser descubierto.

Cuando estaban colocando las cargas, el inesperado paso de un tren les obligó a desmontarlo todo y ocultarse. El convoy pasó de largo, y los hombres salieron de sus escondites y reiniciaron la colocación de los explosivos. Al terminar hicieron señales luminosas al Barb, y el submarino se aproximó a 500 metros de la orilla para recogerles. Habían estado en tierra apenas una hora.

Un segundo tren apareció cuando los dos botes estaban a medio camino del submarino. Las cargas funcionaron tal como estaba previsto e hicieron explosión cuando la locomotora pasó sobre ellas. La máquina saltó por los aires, y a continuación una serie de gigantescas detonaciones hicieron añicos los vagones, al parecer cargados de municiones. Tras recoger a los ocho hombres, con las explosiones y las llamaradas de fondo, el capitán Fluckey dio orden de abandonar la zona y dirigirse a mar abierto navegando en superficie.

El 2 de agosto el Barb arribó a Midway. En su bandera de combate, que en esta fotografía es sostenida por el equipo de demolición que destruyó el tren japonés, lucía ya el "Karafuto Express"; estos ocho marineros fueron la única fuerza aliada que desembarcó en una de las islas mayores del Japón en toda la guerra:

14 comentarios:

  1. Te sigo fielmente desde hace años, en las sombras pero sin faltar a la cita, y ya pensaba que tu blog se había acabado con otros casi tan buenos como el tuyo sobre la SGM!

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    1. Pues gracias por tu fidelidad al blog. Después de una parada tan larga lo normal sería que hubieses dejado de seguirlo.

      Un saludo.

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  2. Que bueno volver a leerte Nonsei, esperábamos tu regreso. Saludos desde Chile

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    1. Hablando de fidelidad al blog...

      Me alegra ver que sigues aquí, Eduardo. Saludos.

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  3. Me alegra comprobar que has retomado la actividad en tu blog. Sin duda, una buena noticia para aquellos que solemos leer tus artículos, y disfrutar con ellos. Y cómo no, felicitarte por tu artículo sobre el USS Barb, quizá uno de los submarinos más famosos de la US Navy en la SGM.

    Un saludo

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    1. Gracias, Gluntz. Seguro que esta historia ya la conocías.

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  4. Una misión a la altura de las mejore películas de acción.
    Saludos.

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    1. Pues sí. No sé si se ha hecho alguna película basada en esta historia, pero no me extrañaría.

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  5. Los buenos blog nunca mueren, solo duermen ;)

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  6. A mi también me alegra que sigas publicando en el blog.

    Saludos.

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    1. Igualmente, fer. Un placer volver a leer tus comentarios.

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