Al estallar la guerra en septiembre de 1939 los criptoanalistas ingleses no partían de cero en su trabajo de descifrar las comunicaciones alemanas, ya que podían continuar los trabajos de los polacos, que habían logrado importantes progresos en los meses anteriores en su lucha contra la cifra Enigma.
La agencia de cifrado inglesa era conocida como la Sala 40, por la oficina del Ministerio de Marina donde se alojaba inicialmente. Cuando estalló la guerra se pensó con razón que la Sala 40 se había quedado pequeña para el volumen y la complejidad del trabajo que esperaba a los criptoanalistas británicos. La Sala 40 desapareció y fue sustituida por la CG&CS, Government Code and Cypher School (Escuela Gubernamental de Códigos y Cifras). La sede escogida para acoger al nuevo organismo fue Bletchley Park, una mansión victoriana en Buckinghamshire:
En un principio trabajaban en la CG&CS unas doscientas personas, pero llegaron a ser setecientas al final de la guerra. Alrededor de la mansión principal se construyeron una serie de cobertizos de madera para albergar distintos grupos de trabajo. La evolución de las técnicas criptográficas y la aparición de las máquinas de cifrado también se notó en el personal: si entre los expertos de la Sala 40 eran mayoría los lingüistas, los nuevos criptoanalistas de Bletchley Park fueron reclutados en las universidades entre matemáticos y científicos.
Durante el otoño de 1939 los trabajadores de Bletchley Park se familializaron con la cifra Enigma y las técnicas de descifrado polacas. Tenían muchos más medios, y pronto lograron resultados. Cada día se empezaba de cero, cuando los alemanes cambiaban la clave, sin que valiese para nada el trabajo del día anterior. Con el tiempo, los criptoanalistas británicos comenzaron a encontrar atajos que les facilitaban su labor. Por ejemplo, se dieron cuenta de que los alemanes nunca repetían la posición de un modificador dos días seguidos. Por ejemplo, con una disposición de modificadores 2-1-5, al día siguiente no podía seguirle 2-3-1, porque el primer modificador continuaría en el 2. Igualmente, en el clavijero estaba prohibido intercambiar dos letras consecutivas (la B con la C, por ejemplo). Estas medidas, que parecían aumentar la seguridad evitando repeticiones y disposiciones obvias, en realidad facilitaban el trabajo de los descifradores, al permitirles descartar gran número de disposiciones posibles.
También empezaron a reconocer claves que ciertos operadores de Enigma utilizaban más habitualmente. Podían ser letras consecutivas en el teclado, como QWE, o grupos de letras sin significado conocido pero que al operador “le gustaban” especialmente. En momentos de tensión, el operador no se rompía la cabeza eligiendo una clave y tecleaba la primera que se le pasase por la cabeza.
Este tipo de atajos eran conocidos como “cillis”. No se sabe de dónde viene la palabra, pero es posible que su origen estuviese en una clave de mensaje que se repetía con especial frecuencia, CIL (¿las iniciales de la novia de un operador de Enigma?).
Otras herramientas que facilitaban el trabajo de los descifradores británicos eran los llamados “puntales”. Un puntal es un fragmento de texto cifrado al que se le puede suponer con cierta seguridad su correspondencia con un texto llano. Por ejemplo, un encabezamiento de mensaje. Si todos los días a la misma hora la Luftwaffe enviaba el parte meteorológico en un mensaje cifrado y con el mismo encabezamiento, los analistas ingleses podían disponer de un fragmento de mensaje al que le podían dar con bastante seguridad un significado, y que les podía servir para encontrar la clave.
Criptoanalistas trabajando en una de las dependencias de Bletchley Park:
Las técnicas de descifrado no podían permanecer inalteradas durante mucho tiempo. Durante la guerra los alemanes fueron mejorando la seguridad de la Enigma, aumentando su complejidad técnica y variando su forma de uso. Los criptoanalistas británicos tenían que responder a esos cambios variando ellos también su forma de trabajar. Una dependencia importante en Bletchley Park era lo que llamaban el “centro de reflexión”, una sala donde los expertos se planteaban los nuevos problemas y buscaban las posibles soluciones.
Uno de esos expertos destacó por encima de los demás. pero esa historia la contaré en otra entrada. Algún día.
Fuentes:
Simon Sighn: Los códigos secretos
http://enigma.wikispaces.com/file/list
Hola! Las dos fotos que has puesto no se ven, no sé si es cosa de mi ordenador pero hay dos grandes espacios vacíos. Por curiosidad quiénes eran elegidos descifradores? qué eran matemáticos o algo así? saludos :)
ResponderEliminarSobre todo matemáticos. Todavía se reclutaba a lingüistas, pero con la generalización del uso de máquinas de cifrado como la Enigma el descifrado era fundamentalmente un problema matemático. En la selección se tenían en cuenta algunas habilidades especiales: alguno fue fichado por su destreza con los crucigramas o por su maestría jugando al bridge.
ResponderEliminarYo veo bien las fotos. Lo comprobaré más tarde con otro ordenador, y si hay algún problema las volveré a cargar.
Un saludo.
Hola!!
ResponderEliminarestoy superinteresada por saber como fue el proceso de descifrar la máquina enigma. Cuando lo vas a contar????
Un saludo
Pues puede ser ahora. Me da igual escribir de un tema o de otro, así que la próxima entrada del blog será la continuación de esta. Espero que esté en unos días, pero no prometo nada, dependerá del tiempo que tenga.
ResponderEliminarTerminada:
ResponderEliminarhttp://nonsei2gm.blogspot.com/2010/12/alan-turing-y-el-descifrado-de-la.html