La operación Teapot consistió en una serie de catorce ensayos atómicos realizados por Estados Unidos en el primer semestre de 1955 en la zona de pruebas de Nevada. Además de probar los propios ingenios nucleares, los objetivos eran establecer tácticas militares para las fuerzas de tierra en un campo de batalla nuclear. Algunas de las pruebas (Apple I y Apple II) fueron diseñadas específicamente por la Administración Federal de Defensa Civil para obtener información sobre los efectos de explosiones nucleares en poblaciones civiles. En una de las pruebas, denominada Operación Cue (en realidad Apple II), se permitió asistir a observadores de la prensa y se grabó un cortometraje documental que sería más tarde ampliamente difundido:
El test, realizado el 5 de mayo de 1955, consistía en una detonación atómica en las cercanías de un lugar conocido como Survival Town, donde Defensa Civil había construido una pequeña “ciudad” para probar la resistencia de distintas clases de edificios a una explosión atómica. Se construyeron casas residenciales de varios tipos y otras edificaciones, como una subestación eléctrica, y se colocaron decenas de maniquíes tanto en en el interior de las construcciones como al descubierto. Las casas se llenaron también de todo tipo de muebles y enseres, incluyendo distintas clases de alimentos enlatados y envasados.
Una de las muchas líneas de investigación que se planteó la Administración de Defensa Civil durante esas pruebas fue cómo solucionar el problema de la bebida. Dando por hecho que las fuentes de agua habrían quedado contaminadas después del ataque nuclear ¿serían aptas para el consumo las bebidas enlatadas o embotelladas? En la introducción del informe final se explica que, si bien hasta entonces se había prestado mucha atención a los efectos de las bombas atómicas sobre los alimentos, la cuestión de la bebida había sido en gran parte ignorada.
Así que los científicos cogieron distintos tipos de bebidas comerciales, en toda clase de recipientes (botellas y latas) y las distribuyeron colocándolas en distintas posiciones y a distancias variadas (entre un cuarto de milla y dos millas) de la Zona Cero, el lugar donde se detonarían los artefactos nucleares (el informe menciona dos pruebas, probablemente Apple I y Apple II).
Los resultados fueron bastante curiosos. En primer lugar, la “tasa de supervivencia” de las bebidas fue sorprendentemente alta. La mayor parte de las botellas resistieron a la explosión sin romperse, incluso entre las situadas más cerca de la Zona Cero, En cuanto a la radiación, solo las botellas más próximas a la explosión presentaban niveles altos de contaminación, pero "dentro de los límites permitidos para uso de emergencia", Sin duda los que hicieron las mediciones estaban realmente convencidos de que eso era cierto, ya que a continuación hicieron la prueba definitiva. Por el bien de la ciencia, alguien (no se aclara quién) probó las bebidas para comprobar si su sabor había sufrido cambios significativos. Según dijeron, tanto en la cerveza como en las bebidas gaseosas situadas más cerca de la Zona Cero sí se habían detectado ciertas variaciones de sabor, pero aún conservaban una “calidad comercial”. En las más alejadas no se notaron cambios.
Más tarde se enviaron muestras de cervezas a cinco laboratorios distintos para que hiciesen pruebas más a fondo. Las conclusiones no dejaban lugar a dudas: todos ellos coincidieron en que la cerveza podía ser utilizada como una fuente de emergencia de bebida potable. Aunque entre las conclusiones también había un razonamiento un tanto extraño: después de la explosión el sabor de la cerveza no la haría apta para ser distribuida comercialmente (¿después de una catástrofe nuclear sería realmente importante si los restos iban a tener salida comercial?).
Así que ya sabéis. Haced acopio de cerveza, por lo que pueda pasar.
Fuente:
http://nuclearsecrecy.com/blog/2012/09/05/beer-and-the-apocalypse/
vía http://tec.nologia.com/2012/09/19/buenas-noticias-en-caso-de-desastre-nuclear-puedes-beber-cerveza/
Más: http://en.wikipedia.org/wiki/Operation_Teapot
Pues nada. Esa solución me gusta. Sobrevivir con cerveza y la mar de contento. No está mal.
ResponderEliminarUn saludo.
Sin duda hay apocalipsis peores.
EliminarUn saludo, Cayetano.