Los primeros aviones derribados por aviones de la Royal Air Force en la Segunda Guerra Mundial fueron... otros aviones de la Royal Air Force.
La mañana del 6 de septiembre de 1939, tres días después de la declaración de guerra británica, una batería de reflectores situada en la isla de Mersea, en la costa oriental de Inglaterra, detectó un avión no identificado que se aproximaba a gran altura desde el este. La alarma llegó al cuartel general del 11º Grupo de Caza, en Northolt, donde se coordinaba la defensa aérea del sureste de Inglaterra. En el aeródromo de Hornchurch, al este de Londres, se dio orden de despegar a los Spitfires de los escuadrones 54º, 65º y 74º para investigar la amenaza. Al mismo tiempo, en el campo de aviación de North Weald, en Essex, despegaron también los Hurricanes de los escuadrones 151º y 56º. Después de la salida de seis cazas del 56º Escuadrón, el capitán Lucking, el oficial al mando, ordenó el despegue de los otros dos Hurricanes de la unidad, que seguirían a distancia al resto y servirían como fuerza de reserva. Los demás pilotos no tuvieron conocimiento de que aquellos dos cazas habían despegado. Los doce Spitfires del 74º Escuadrón volaban en cuatro secciones de tres cazas cada una. En cabeza iba la sección del comandante de vuelo, Adolph "Sailor" Maran. En un determinado momento creyeron ver una formación de aviones enemigos, y Maran dio orden de atacar. La segunda sección, que les seguía a cierta distancia, picó detrás de ellos. Perdieron de vista a los aviones de Maran, pero ante ellos aparecieron dos cazas que identificaron como enemigos. La sección estaba formada por el teniente Vincent “Paddy” Byrne, el alférez John Freeborn y el sargento Flinders. Byrne y Freedorn abrieron fuego y derribaron los dos cazas. A su regreso a Hornchurch supieron que los aviones que habían derribado eran dos Hurricanes del 56º Escuadrón. Uno de los Hurricanes estaba pilotado por Frank Rose, que sobrevivió al derribo. El otro piloto era el alférez Montague Hulton-Harrop. Fue alcanzado en la cabeza por una ráfaga de ametralladora disparada por Freeborn. Hulton-Harrop fue el primer piloto británico muerto en la guerra. Byrne, Freeborn, y el comandante del 56º Escuadrón, el capitán Lucking, fueron puestos bajo arresto inmediatamente después del incidente. El consejo de guerra se celebró un mes más tarde a puerta cerrada. El tribunal exoneró a los pilotos, considerando el caso como un incidente desafortunado. Se desconoce qué fue lo que provocó la alarma que hizo despegar a los cazas.
El primer barco hundido por un buque de la Royal Navy en la Segunda Guerra Mundial fue... otro buque de la Royal Navy.
El 10 de septiembre de 1939, cuando el Reino Unido llevaba una semana en guerra, dos submarinos de la Royal Navy, el Oxley, de la clase O, y el Triton, de la clase T, se encontraban patrullando frente a las costas de Noruega, al sur de Stavanger, formando parte de la línea de bloqueo que trataba de impedir la salida de la flota alemana al mar del Norte. Para prevenir posibles incidentes de fuego amigo ambos sumergibles tenían que mantenerse en contacto y evitar invadir la zona de patrulla asignada al otro. Pese a ello, cuando los vigías del Triton divisaron un submarino navegando en superficie, su comandante, el teniente de navío H.P. Steele, sospechó que podía tratarse del Oxley. Para cerciorarse, como era incapaz de identificar al buque por su silueta, el teniente Steele ordenó utilizar la lámpara de señales y enviar varios mensajes solicitando que se identificase. Como no recibía ninguna respuesta, ordenó también lanzar varias bengalas. El segundo submarino seguía sin responder, así que finalmente el teniente Steele dio por hecho que se trataba de un u-boot alemán y dio la orden de atacar. El Triton lanzó dos torpedos que dieron de lleno en el blanco. El otro sumergible se hundió en pocos minutos. Cuando el Triton se acercó a recoger a los náufragos, solo pudieron encontrar a dos supervivientes. Uno de ellos era el teniente de navío Harold Godfrey Bowerman, comandante del Oxley. En el momento en el que su buque fue torpedeado se encontraba en el puente tratando desesperadamente de responder a tiempo a las señales que había recibido del Triton. El segundo hombre, el marinero Gluckes, tuvo la suerte de estar de guardia en el puente junto al capitán, salvándose así de morir atrapado en su buque como los restantes 52 hombres que completaban la tripulación del Oxley. Debido a un error de navegación, el Oxley se había adentrado varias millas dentro de la zona de patrulla asignada al Triton. Se desconoce por qué tardó tanto tiempo en responder a las insistentes señales de aviso enviadas por sus compañeros. Una comisión de investigación exculpó al teniente Steel y determinó que la actuación del Triton y su tripulación había sido correcta. Sin embargo, la pérdida del Oxley se atribuyó públicamente a una explosión accidental. La Royal Navy no dio a conocer los hechos reales hasta años después del fin de la guerra.
Y los primeros aviones derribados por aviones de la Royal Navy (aviación embarcada) en la Segunda Guerra Mundial fueron... ellos mismos.
La mañana del 14 de septiembre de 1939 el portaaviones británico Royal Oak, de patrulla en el Banco de Rockall, recibió un mensaje de socorro de un mercante que estaba siendo atacado por un submarino alemán. Tres aviones Blackburn Skua de su grupo aéreo despegaron armados con bombas perforantes y se dirigieron al encuentro del sumergible enemigo. Cuando los aviones llegaron a las coordenadas indicadas, divisaron el mercante, el Fanad Head, que había sido abordado por un grupo de alemanes. El u-boot (se trataba del U-30, un submarino del tipo VII-A) se había sumergido para huir de la amenaza aérea, pero los pilotos aún podían ver su silueta bajo el agua. Los tres aviones hicieron una pasada sobre el submarino dejando caer sus bombas. Éstas resultaron no ser tan perforantes como se suponía, ya que ninguna de ellas atravesó el agua. Algunas estallaron en la superficie, provocando alarmantes sacudidas en el U-30, pero otras rebotaron en el mar e hicieron explosión en el aire, debajo de los aviones que las habían lanzado. Dos de los Skuas fueron alcanzados por los fragmentos de sus propias bombas y cayeron al mar. Los pilotos, uno de los cuales estaba herido de gravedad, fueron rescatados por los alemanes que habían abordado el Fanad Head. El comandante del U-30, el teniente de navío Fritz-Julius Lemp, dio orden de emerger para recuperar a sus hombres, suponiendo que el tercer Skua no les atacaría al ver que estaban ayudando a sus compañeros. Pero inexplicablemente el piloto dio una pasada sobre el submarino disparando sus ametralladoras e hiriendo a uno de los marineros alemanes, que tuvo que ser ayudado por los dos británicos a entrar en el sumergible. Mientras el médico del U-30 atendía a los heridos, Lemp ordenó torpedear el Fanad Head y sumergirse antes de que apareciesen más aviones enemigos. Durante horas el U-30 estuvo ocultándose en las profundidades para escapar de los aviones del Royal Oak y de tres destructores británicos que habían llegado a la zona para participar en la caza. La tripulación del Fanad Head, que había sido obligada por los alemanes a abandonar su barco en un bote, fue rescatada por uno de los destructores. Después de burlar a sus perseguidores, el U-30 se dirigió a la neutral Islandia para desembarcar allí a los dos prisioneros y al marinero herido.
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