Me voy de vacaciones

Pues sí, en agosto estaré disfrutando de mis merecidísimas vacaciones anuales. No tengo decidido qué haré con el blog. No sé si cumpliré con mi cuota autoimpuesta de diez entradas mensuales, si publicaré solo alguna para que no parezca que el blog está abandonado, o si lo dejaré cerrado hasta septiembre. La opción más probable es la primera, aunque no creo que publique temas demasiado trabajados.

Julio ha sido un mal mes. Por primera vez desde que tengo estadísticas del blog, hace más de un año, el número de visitas no superará el del mes anterior, y con diferencia (a menos que este fin de semana reciba más de 3.500). La mayoría de los visitantes del blog son españoles, y sé que en España (como en otros lugares del hemisferio norte, supongo) julio es un mes de poca actividad para todo. También sé que las estadísticas en realidad no indican nada. La mayor parte de las visitas vienen de búsquedas en Google, los resultados en las búsquedas no dependen demasiado de que el contenido del blog sea bueno o malo (aunque se diga lo contrario), y ni siquiera tengo forma de saber si los visitantes encontraron aquí lo que buscaban. De todas formas, si alguien piensa que puedo mejorar algo del blog, se aceptan críticas constructivas.

O destructivas, da igual.

Guerra de propagandas en España

Vamos con una nueva entrada sobre la "guerra postal". Esta es una historia que he conocido por el libro La guerra secreta de Franco, de Manuel Ros Agudo. Es un ejemplo de guerra propagandística en un país no beligerante: En España la ley ponía restricciones a la propaganda que podían distribuir los países contendientes dentro del territorio nacional, limitándola a los boletines publicados por los servicios de prensa de sus embajadas. Esos boletines se editaban en teoría para ser enviados por correo a las autoridades españolas, aunque siempre se trataba de mandarlas a la mayor cantidad posible de personas. Los servicios de propaganda aliados tenían un presupuesto mucho mayor que los alemanes, sobre todo desde la entrada en guerra de los Estados Unidos, y por ello sus boletines tenían una mayor difusión. Para contrarrestar esa desventaja, la embajada alemana puso en marcha un plan de contrapropaganda, que fue conocido como Grosse Plan ("Gran Plan"). Se trataba de crear una gran red de simpatizantes y colaboradores que distribuyesen panfletos editados ilegalmente y que localizasen e interceptasen la mayor cantidad posible de propaganda enemiga. Contaba con el apoyo de Falange y la colaboración de su jefe nacional de propaganda, el de la asociación de ex-cautivos de la guerra civil y de otras organizaciones pro-alemanas. Se puso un interés especial en tener conexión directa con el personal de la Dirección General de Seguridad (es decir, las fuerzas de seguridad del Estado) y con el del Servicio de Correos.

La participación de los funcionarios de Correos simpatizantes fue muy importante. En muchas oficinas, entre ellas las centrales de algunas de las principales ciudades, se tomó como costumbre interceptar la propaganda angloamericana y venderla a la Papelera Madrileña para que fuese convertida en pulpa de papel. La embajada británica se quejaba continuamente de que envíos postales correctamente franqueados se perdiesen por toneladas. No tardaron en enterarse de que sus boletines acababan vendidos al peso. En sus protestas daban todo tipo de datos, incluyendo nombres de los funcionarios y los responsables implicados. A pesar de las fundadas quejas británicas las autoridades españolas nunca actuaron para frenar estas prácticas, limitándose a asegurar a los ingleses que iban a ser investigadas.

Operación Cornflakes

La operación Cornflakes fue una acción de guerra psicológica ideada por la OSS (Oficina de Servicios Estratégicos, la antecesora de la CIA estadounidense), cuyo objetivo era distribuir propaganda antinazi entre la población alemana a través del correo. El plan consistía en realizar una serie de ataques aéreos contra trenes de correo alemanes, dejando caer en el lugar del bombardeo sacas de cartas conteniendo panfletos propagandísticos. Se esperaba que al recuperar el correo de los trenes atacados los alemanes recogiesen también las sacas falsas, consiguiendo que fuese el propio Deutsche Reichspost (el servicio de Correos del Reich) el que distribuyese la propaganda entre los ciudadanos alemanes.

Las cartas contenían panfletos de propaganda de distinto tipo. Podían ser copias del Frankfurter Zeitung, un diario prohibido por Hitler en 1943, o del Das Neue Deutschland ("La nueva Alemania"), un supuesto periódico clandestino publicado por una inexistente organización de resistencia alemana del mismo nombre. La intención de la OSS era hacer creer a la población que la propaganda era de origen alemán, induciéndoles a pensar que existía dentro del país un fuerte movimiento de resistencia antinazi. Los sellos utilizados en los sobres eran copias impresas por la propia OSS. La mayoría eran falsificaciones que reproducían con exactitud sellos auténticos con la efigie de Hitler, con valores de 6 y 12 pfennigs. Pero también se imprimieron parodias propagandísticas. Eran sellos basados en el de 12 pfennigs, pero con algunas "sutiles" diferencias. La cara de Hitler se convirtió en una calavera, y la leyenda "Deutsches Reich" fue cambiada por "Futsches Reich" ("Reich acabado"):


Los tres modelos de sellos impresos por la OSS:


Las sedes de la OSS en Roma y Berna fueron las encargadas de ejecutar el plan. Allí se imprimían los folletos de propaganda y los sellos falsos y se preparaban los sobres. Las direcciones eran auténticas (a veces las que aparecían en los anuncios de soldados alemanes "muertos por la patria"). Como remitentes figuraban bancos u organismos estatales. Para conocer los detalles del funcionamiento del servicio de Correos alemán, como la forma correcta de etiquetar y embalar los sobres, los agentes de la OSS interrogaron a prisioneros que habían trabajado en el Deutsche Reichspost.

La primera misión de la operación Cornflakes tuvo lugar el 5 de febrero de 1945, cuando un tren correo alemán fue bombardeado en Linz. Los aviones estadounidenses dejaron caer en el lugar del ataque sacas de correo con un total de 3.800 cartas conteniendo propaganda antinazi. El 14º Escuadrón de Combate de la 15ª Fuerza Aérea, encargado de la operación, informó de un total de diez misiones, realizadas entre el 10 de febrero y el 31 de marzo de 1945. En total sus aviones lanzaron más de 50.000 cartas sobre Alemania.

Fuentes:
http://www.psywarrior.com/Cornflakes2.html
http://en.wikipedia.org/wiki/Operation_Cornflakes


Operación Marca de Agua

En la Segunda Guerra Mundial fueron varios los servicios de inteligencia que falsificaron sellos postales del enemigo. Esas falsificaciones podían ser de dos clases distintas. Por un lado estaban las que pretendían ser imitaciones perfectas de los sellos auténticos, utilizadas sobre todo para enviar propaganda por correo a la población del país enemigo o de los territorios ocupados por él. Lógicamente lo que se pretendía en ese caso era que las falsificaciones fuesen imposibles de detectar. Pero luego estaban las parodias propagandísticas, falsificaciones en las que el arma de propaganda era el propio sello, que era modificado para enviar algún mensaje burlesco, ridiculizando a los líderes del país o a sus símbolos nacionales. Los sellos tenían que ser lo suficientemente similares al original como para pasar desapercibidos para los servicios postales del país enemigo, pero las modificaciones tenían que ser bien visibles para que el sello cumpliese con su labor propagandística.

En 1942 Reinhard Heydrich encargó al mayor de las SS Bernhard Krüger la puesta en marcha de un plan de falsificación masiva de libras esterlinas. Krüger montó una fábrica de falsificación de billetes en el bloque 19 del campo de concentración de Sachsenhausen, utilizando como mano de obra a 140 prisioneros judíos, seleccionados por sus conocimientos en técnicas de imprenta, tipografía o caligrafía. El plan recibió el nombre de Operación Bernhard. En 1944 el mayor Krüger pensó en aprovechar las habilidades de sus falsificadores para producir copias propagandísticas de sellos británicos. Nació así la Operación Marca de Agua, Unternehmen Wasserwelle en alemán (las marcas de agua son los dibujos que se hacen en un papel variando su espesor, y que sirven para dificultar la labor de los falsificadores).

Los falsificadores de Krüger crearon tres tipos distintos de sellos burlescos, todos ellos pretendiendo enviar el mismo mensaje: la guerra era culpa de los judíos y los comunistas y la política británica estaba controlada por ellos.

Uno de los sellos británicos parodiados fue el emitido en 1935 con motivo del 25º aniversario de la coronación del rey Jorge V. Los falsificadores sustituyeron la efigie del rey británico por la de Stalin, y el texto "Bodas de plata / Medio penique / 1910-1935" por "Esta guerra es una / guerra judía / 1939-1944". Además aparecen la Estrella de David y el símbolo de la hoz y el martillo hasta tres veces cada uno. Curiosamente, la palabra "judío" está mal escrita (tendría que ser Jewish en lugar de Jewsh). Se ha dicho que pudo ser una falta de ortografía cometida a propósito por los prisioneros judíos para dejar en evidencia a los SS responsables de la operación, pero parece poco probable que arriesgasen así sus vidas por burlarse de sus carceleros.

El sello del "Silver Jubilee", a la izquierda el original británico, a la derecha la copia alemana:


El sello de 1937 conmemorativo de la coronación del rey Jorge VI fue otro de los elegidos por los alemanes. Un busto de Stalin sustituye al de la reina Isabel. El texto Postage Revenue es sustituido por SSSR Britannia (es decir, República Socialista Soviética de Britania), y la fecha de la Coronación, 12may-1937 es cambiada por Teheran-28/11/1943, haciendo alusión a la conferencia interaliada celebrada en la capital iraní. El "GE R" del centro (las iniciales de los reyes) fue modificada también para leer "SSS R". La Estrella de David aparece en las esquinas superiores izquierda y derecha, y el símbolo de la hoz y el martillo se puede ver dentro de la estrella soviética en el borde derecho.

El sello de la Coronación de Jorge VI y su copia:


El tercero de los sellos parodiados es el de la edición de 1937 con la efigie del rey Jorge VI. La Estrella de David aparece encima de la corona y en el cardo en la parte superior derecha. La hoz y el martillo se pueden ver en la flor arriba a la izquierda y sustituyendo a la D (la abreviación de los peniques) en el valor del sello. Se hicieron en seis valores distintos.

Los sellos de Jorge VI, arriba los auténticos, debajo los falsos:


Aparte de los mensajes introducidos en los sellos propiamente dichos, también se utilizaron sobreimpresiones en los sellos, con una gran variedad de consignas diferentes. Por ejemplo, las de "Liquidación del Imperio":


Al parecer los alemanes tenían planeado poner en circulación los sellos a través de Suecia. En El falsificador de Hitler, de Lawrence Malkin, un libro sobre la operación Reinhard, he encontrado una única mención a la falsificación de sellos. Según este libro fue una idea que se le ocurrió a Krüger para mantener ocupados a los prisioneros del bloque 19 durante unos días en los que habían recibido la orden de Berlín de paralizar temporalmente la producción de billetes, en junio de 1944. Dice también que desde el primer momento los sellos burlescos se convirtieron en objeto de coleccionismo en Suecia. Puede que su utilidad propagandística no fuese muy grande, pero en cambio su valor filatélico no ha dejado de crecer.

Fuente principal:
http://www.psywar.org/stamps.php


"Kilroy estuvo aquí"


Este garabato (una cabeza asomando por encima de un muro y la frase "Kilroy was here") se podía ver en paredes, vehículos o cualquier sitio por donde hubiesen pasado soldados estadounidenses durante la guerra. Su origen más probable está en los astilleros Bethlehem Steel de Quincy, Massachussets. Allí trabajaba Jim Kilroy, encargado de inspeccionar los remaches de las planchas de acero con las que se construían los barcos. Para marcar las planchas ya inspeccionadas, Jim escibía en ellas la frase famosa ("Kilroy estuvo aquí"). Los buques entraban en servicio a toda prisa, sin tiempo para pintarlos por completo, y cuando llevaban a las tropas estadounidenses a sus destinos en ultramar aún se podían ver por todas partes las marcas hechas por el inspector. La frase se puso de moda y muchos soldados se dedicaron a copiarla por todas partes. Se decía que en cualquier lugar que conquistasen o en el que desembarcasen las tropas aliadas, "Kilroy" siempre se las arreglaba para llegar antes que ellos.

¿Fumas?

Iwo Jima, 16 de marzo de 1945. Un soldado japonés herido permanece medio enterrado en la arena volcánica. Lleva más de un día allí, sin poder moverse y sin que nadie se atreva a acercarse a él. Los marines saben que no se pueden fiar de un japonés herido. Cerca de él se ve una granada de mano, y temen que pueda tener alguna otra granada oculta y que la haga estallar cuando se acerquen. Al fin, después de prometer que no intentará nada, un marine se acerca al herido y le pone un cigarrillo en los labios. Los hay que aún no se fían. Un compañero suyo permanece cuerpo a tierra mientras observa la escena:


Después de eso, el soldado es arrastrado fuera de la arena y atendido por los sanitarios de los Marines. Fue uno de los pocos prisioneros que pudieron hacer los estadounidenses en Iwo Jima.


Las fotografías son del sargento Lou Lowery, fotógrafo del Cuerpo de Marines, el mismo que hizo la foto del izado de la primera bandera sobre el monte Suribachi, el 23 de febrero de 1945.


Fotos: http://donmooreswartales.com/2011/02/14/dick-honyak/


El Bf-109 en Yugoslavia

En los combates aéreos durante la invasión alemana de Yugoslavia en abril de 1941 se dio un caso único en toda la guerra: ambos bandos tenían como caza principal de sus fuerzas aéreas el mismo modelo de avión. En aquella época la industria aeronáutica estaba más extendida que ahora. Países medios o pequeños se podían permitir tener sus propios fabricantes, capaces de desarrollar aviones de combate para sus fuerzas armadas. Cuando se compraban en el extranjero, antes igual que ahora, se solía llegar a acuerdos con estados aliados. Depender de los suministros y repuestos de un país con el que no se tienen buenas relaciones es muy peligroso en caso de conflicto. Claro que cuando la JKRV (Jugoslovensko Kraljesko Ratno Vazduhoplovsto, o Real Fuerza Aérea Yugoslava) decidió buscar un sustituto para sus anticuados biplanos Hawker Fury de fabricación británica, las relaciones entre Yugoslavia y Alemania eran cordiales. Así que el modelo elegido fue el caza con más prestigio del momento, el Messerchmitt Bf-109E. Las negociaciones para su compra, que se iniciaron en enero de 1938, fueron largas y difíciles, por la oposición a la venta del ministro del Aire Hermann Göring. Tras quince meses de negociaciones, en las que aparte de los cazas se incluyeron artillería antiaérea por parte alemana y compensaciones en forma de exportaciones de cromo, hierro y cobre por parte yugoslava, finalmente el 5 de abril de 1939 se firmó el primer contrato, por el que Alemania se comprometía a entregar 50 Bf-109E y adicionalmente 25 motores DB601A. Once semanas después se firmó un contrato suplementario por el que Yugoslavia compraba otros 50 cazas más. Los primeros Bf-109E llegaron a Yugoslavia en el otoño de 1939, cuando ya había comenzado la guerra en Europa. Por ello, como los alemanes tenían que dar prioridad a sus propias necesidades, desde el primer momento la fuerza aérea yugoslava tuvo problemas con los suministros. De los 100 cazas encargados, los alemanes sólo entregaron 73, y debido a la falta de repuestos un buen número de ellos pasaron gran parte de su vida operacional fuera de servicio. Otro problema fue su alta siniestrabilidad. Los pilotos yugoslavos, con un entrenamiento deficiente y acostumbrados al Hawker Fury, que tenía un pilotaje mucho más simple, no lograron hacerse a la potencia del Bf-109E. La falta de repuestos que sufrían limitaba además las horas de vuelo en los nuevos cazas. Así que el 6 de abril de 1941, el día que comenzó la invasión alemana de Yugoslavia, había únicamente 46 Bf-109E en servicio en la JKRV, que además contaban con pilotos que en algunos casos apenas llegaban a las 50 horas de vuelo en ellos. El 6º Regimiento de Aviación de Caza, encargado de la defensa de Belgrado, contaba con 32 Bf-109E, 22 de ellos encuadrados en el 32º Grupo de Caza, localizado en Prnjavor, a 50 Km de la capital, y los otros 10 en el 51º, con base en Zemun, el principal aeródromo de Belgrado. El 2º Regimiento de Aviación de Caza, cuya misión era la defensa de las regiones industriales al este de Serbia, contaba con otros 11 Bf-109E, pertenecientes al 31º Grupo de Caza, basados en Susicko, además de 18 Rozogarski IK-Z (Hawker Hurricane de fabricación yugoslava) del 52º Grupo de Caza con base en Knic. Los tres Bf-109E que faltan para llegar al total de 46 estaban en una unidad de entrenamiento en Mostar.

Pilotos yugoslavos con sus Bf-109E al fondo:


El ataque alemán a Yugoslavia comenzó con un brutal bombardeo sobre Belgrado el 6 de Abril de 1941, domingo de Ramos. Entre el 6 y el 10 de abril los bombarderos y Stukas alemanes realizaron un total de 500 salidas desde sus bases en Austria y Rumanía, donde estaban concentradas las fuerzas alemanas para preparar el ataque a la Unión Soviética. En el primero de esos ataques paritiparon 150 bombarderos, que arrasaron el centro de la ciudad, donde estaban situados los edificios gubernamentales. El bombardeo tenía el significativo nombre en clave de Operación Castigo. Hitler, furioso porque el golpe de estado en Yugoslavia había interrumpido sus planes para la invasión de la URSS, había ordenado la destrucción total de la ciudad. Por ello, prácticamente todos los combates aéreos de la campaña tuvieron lugar sobre la capital yugoslava los días 6 y 7 de abril. Después de esos dos primeros días la JKRV quedó casi aniquilada.

El día 6, cuando comenzó la ofensiva alemana, Los Bf-109E de los Grupos de Caza 32º y 51º, junto con una escuadrilla de Rozogarski IK-Z, entablaron combate con los aparatos de la Luftwaffe, logrando acabar con 10 de ellos, pero a un precio muy alto: 13 Bf-109 y 2 IK-Z derribados. El 6º Regimiento de Aviación de Caza había perdido más de un 40% de sus aviones el primer día de guerra.

El 2º regimiento de Aviación de Caza, con la misión de proteger las ciudades industriales serbias, se mantuvo casi al margen de los combates. Tan sólo un Bf-109E del 31º Grupo de Caza fue derribado en un combate en el que los yugoslavos lograron acabar con dos Ju-87.

El día siguiente el 6º Regimiento continuó combatiendo sobre Belgrado, y perdió otros 12 Bf-109E, en algunos casos derribados por la propia artillería antiaérea yugoslava, que era incapaz de distinguir los cazas propios de los alemanes. El 2º Regimiento permaneció al este de Serbia, limitando sus acciones a la búsqueda de aviones de reconocimiento alemanes. El día 8 no hubo actividad aérea a causa del mal tiempo, y el 9 se reiniciaron los combates, aunque a base de pequeñas escaramuzas. El 10 de abril, ante la inminente llegada de las tropas invasoras alemanas a sus bases, el 2º Regimiento destruyó sus aviones para evitar que fuesen capturados. El 6º Regimiento hizo lo mismo el día siguiente.

Flash Gordon en Okinawa

(Los que seguís este blog ya os habréis dado cuenta de que me gusta poner títulos llamativos y engañosos, pero bueno, hasta ahora nadie se ha quejado)

En febrero de 1944 Alex Raymond tenía 34 años, estaba casado y tenía tres hijos, así que su decisión de alistarse voluntario en los Marines puede resultar difícil de explicar, y más si tenemos en cuenta que era un profesional de éxito que gozaba del reconocimiento casi unánime de crítica y público. Alex Raymond era dibujante de historietas. En 1934 había creado el cómic de ciencia-ficción Flash Gordon.

Después de su periodo de instrucción en Virginia, Raymond fue destinado a la Marine Corps Air Station de Santa Barbara, California. Allí hizo algunas ilustraciones propagandísticas para los Marines. Una de ellas, representando a unos marines rezando (se supone que un motivo navideño), fue portada del número de diciembre de 1944 de la revista del Cuartel General del Cuerpo de Marines:


En 1945 Raymond fue destinado al portaaviones Gilbert Islands como "artista de combate". El programa de arte de combate del Cuerpo de Marines nació en 1942 por iniciativa del general Robert Denig. Se trataba de dar a conocer al público las acciones de los infantes de marina en la guerra por medio de pinturas y dibujos hechos por artistas que acompañaban a las tropas. El Gilbert Islands era uno de los nuevos portaaviones de escolta asignados por la Marina a las unidades aéreas del Cuerpo de Marines. En concreto el Gilbert Islands embarcaba los escuadrones VMF-512, formado por 18 cazas Corsair, y VMTB-143, con 12 torpederos Avenger. En abril de 1944 zarpó del puerto de San Diego, y, después de dos paradas en Hawai y Ulithi, se dirigió a Okinawa. El portaaviones permaneció en aguas de Okinawa durante más de un mes, hasta que a finales de junio recibió orden de dirigirse a Borneo para apoyar los desembarcos australianos en Balikpapan. En julio abandonó Borneo para dirigirse a Leyte. Allí se encontraba cuando terminó la guerra.

La obra de Raymond mostraba con gran realismo detalles de la vida cotidiana de los marines en el Gilbert Islands: un piloto confeccionando el plan de vuelo, un oficial de señales dirigiendo un aterrizaje, o el momento en el que los hombres se sentaban en cualquier sitio para leer el correo de casa:


Flash Gordon fue el cómic más popular en Estados Unidos durante la segunda mitad de los años 30 y comienzos de los 40. Era un héroe de adolescencia para la generación que combatió en la guerra. Así que para los jóvenes tripulantes del Gilbert Islands Alex Raymond era una auténtica celebridad. Su influencia se notó por ejemplo en el sobrenombre que adoptaron los hombres del escuadrón de torpederos VMTB-143, The Rocket Raiders (algo así como "los atacantes del cohete"). Después de diseñar un nuevo parche de la unidad, Raymond fue nombrado miembro honorario del escuadrón. Por cierto, la insignia dibujada por Raymond tenía un estilo muy de cómic de superhéroes:


Imágenes:
http://www.adamsplanes.com/Alex%20Raymond.htm


Willie y Joe

Bill Mauldin era un joven soldado de la 45ª División de Infantería de los Estados Unidos, natural de Nuevo México, estudiante de Bellas Artes en la vida civil. Gracias a su afición al dibujo, Mauldin consiguió ser destinado al cuerpo de prensa de la división como humorista gráfico. Desde el desembarco en Sicilia de la 45ª División en julio de 1943, el sargento Mauldin compaginó su trabajo para el cuerpo de prensa de la División con colaboraciones para Stars and Stripes ("Barras y Estrellas", el periódico oficial de las fuerzas armadas estadounidenses). Así continuó durante los primeros meses de la campaña italiana, hasta que en febrero de 1944 fue finalmente trasladado de forma oficial a Stars and Stripes. Allí pusieron a su disposición un jeep, con el que recorría el frente recopilando material que utilizaba para dibujar seis caricaturas a la semana.

Los dibujos de Mauldin se hicieron muy populares entre los soldados estadounidenses en Europa. En ellos no había nada de heroísmo ni fervor patriótico. Sus caricaturas estaban protagonizadas siempre por dos personajes de su invención, dos soldados llamados Willie y Joe, siempre sucios, desharrapados y sin afeitar, y cuyas únicas preocupaciones eran conseguir un poco de descanso, algo de comida caliente o un refugio seco. Sus comentarios mostraban la dureza de la vida del soldado de infantería y el absurdo de la disciplina militar, situándose a menudo al borde de la insubordinación. Mientras que para los soldados Mauldin era un auténtico héroe, en los mandos había división de opiniones. Si terminó trabajando para Stars and Stripes fue porque hubo quien pensó que el realismo de sus dibujos servía a los sufridos soldados estadounidenses como válvula de escape para, a través del humor, ayudarles a sobrellevar la dureza de la vida en el frente. Pero no todos pensaban igual. En una ocasión Patton estuvo a punto de arrestar a Mauldin por "llamar a la insubordinación", cuando se atrevió a ironizar sobre la orden que dio el general de que los soldados tuviesen que estar afeitados en todo momento, incluso en combate. En 1945 Mauldin ganó el Premio Pulitzer, con 23 años de edad. También el Ejército le condecoró con la Legión al Mérito.

Imágenes: http://www.jeanalbano-artgallery.com/mauldin/index1.html

El pelotón de los cobardes

No tengo pensado dejar el blog en verano, pero ahora que ya estamos en julio, y después del ladrillo de la última entrada, las próximas que publique tendrán contenidos más ligeros. Este artículo lo encontré en la web de la publicación humorística estadounidense The Onion. Cuenta la historia de una pequeña unidad militar que tuvo un comportamiento destacado en la campaña de Francia. Yo me he limitado a traducirlo, o por lo menos lo he intentado.


De las playas de Normandía a las calles de París, mi pelotón fue un atajo de gallinas

Al igual que muchos buenos hombres de mi edad, yo serví en la Big One, y os puedo decir de primera mano que la guerra es un infierno. Es el horrible día a día en el que tus peores temores se hacen realidad. Pero cuando llegaba el momento de enfrentarse a esos miedos y ser hombres, yo siempre pude contar con mis camaradas del 202º, sin falta, para darnos por vencidos y echar a correr como niños asustados.
Ya sabéis, a la gente le gusta usar con mucha frecuencia el término "héroe" cuando hablan de mi generación. Pero no creo que los hombres del 202º fuesen héroes. No señor. Los héroes fueron los que no se quedaron acurrucados en sus trincheras chupándose el pulgar o metiéndose los dedos en los oídos. Los héroes fueron los que se negaron a prometer lealtad total y absoluta a Hitler en el momento en que el enemigo aparecía a la vista. Los héroes fueron los que no se hicieron los muertos durante horas y a veces días después de que una batalla se hubiese decidido.
Aquellos eran los verdaderos héroes.
No sé si fue la suerte o la casualidad lo que nos unió, pero puedo decir que serví con 39 de los gallinas más cobardes que vuestros ojos hayan visto jamás (hasta el último de ellos podía echarse a berrear más rápidamente que un recién nacido con cólicos). Por Dios, no hubo una gran batalla en el teatro europeo de la que no huyésemos como una bandada de palomas asustadas. Incluso el mismísimo "Viejo Sangre y Agallas" Patton dijo de nosotros que éramos el mayor atajo de miedicas meapantalones que jamás deshonró a las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, y no era ninguna exageración.
Sí, todo el mundo conocía nuestro pelotón. Las Ardillas Correteadoras, nos llamaban. Nuestros agudos gritos de niña dieron coraje a Jerry desde Niza hasta Luxemburgo. "iSon las Ardillas!”, gritaban los Krauts, y ellos sabían que no tenían ni una maldita posibilidad de sufrir la más mínima pérdida.
Recuerdo la batalla de las Ardenas como si fuese ayer: Todos nosotros, hombres jóvenes empujándonos unos a los otros fuera del camino, tropezando con los heridos y los muertos, con nuestras banderas blancas ondeando al frío viento invernal. Esas imágenes me acompañarán toda mi vida, pese a que fui cegado por las lágrimas la mayoría de las veces que me atreví a abrir los ojos. Finalmente nos rendimos a un confuso granjero de las Ardenas al final de aquel primer día aterrador. Chico, tenías que haber visto su mirada.
Pero diablos ¿a quién no nos rendimos? Al enemigo, a los Aliados, entre nosotros, no había ninguna diferencia. Una división Panzer se negó a hacernos prisioneros por puro asco. No puedo decir que les culpo, en realidad. Nosotros dejábamos caer nuestras armas al primer sonido de tanques, aviones, jeeps, caballos, truenos, o casi cualquier clase de grito. No creo que disparase esa condenada arma más de una vez. Ninguno de nosotros lo hizo. Francamente, no nos gustaban demasiado los ruidos fuertes y repentinos.
Y Normandía. No nos olvidemos de Normandía. También estuvimos allí. Si miráis detenidamente algunas de esas fotos antiguas, podréis distinguir nuestra lancha anfibia Higgins en el horizonte, alejándose de la playa Omaha tan rápidamente como podía, hasta que nos vimos obligados a dar la vuelta por culpa del mareo y un terrible miedo a los tiburones. Finalmente asaltamos una pequeña cala apartada y esperamos allí hasta que estuvimos seguros de que podríamos pasar inadvertidos por las calles de París.
No hubo suerte, como se vio después. Llegamos con más de una semana de retraso y los parisinos agradecidos nos lanzaron una lluvia de flores mientras nosotros nos acurrucábamos en medio de los Campos Elíseos. Nunca he estado tan asustado en toda mi vida, paralizado por aquel aluvión incesante de narcisos. Siempre recordaré lo que mi mejor amigo, Jimmy Conroy, me dijo ese día, con una sola lágrima (la primera de muchas, muchas más) rodando por su mejilla: "Nosotros no vamos a morir aquí, Phil", dijo, "vamos a morir de viejos".
Y tenía razón.
Pueden decir lo que quieran sobre las Ardillas, pero hasta el último de nosotros sobrevivió la guerra. Incluso conseguimos Corazones Púrpuras, aunque hubo cierta curiosidad sobre cómo todos los componentes de un pelotón de 40 hombres pudimos recibir un tiro en el pie en el mismo día en un cuartel aliado a 200 millas de la línea del frente. 
Es posible que se hable poco de nuestra participación en la Segunda Guerra Mundial, pero conseguimos nuestro lugar en la historia como los más cobardes miembros de la generación más grande que haya existido jamás.


El artículo original aquí.