En los combates aéreos durante la invasión alemana de Yugoslavia en abril de 1941 se dio un caso único en toda la guerra: ambos bandos tenían como caza principal de sus fuerzas aéreas el mismo modelo de avión. En aquella época la industria aeronáutica estaba más extendida que ahora. Países medios o pequeños se podían permitir tener sus propios fabricantes, capaces de desarrollar aviones de combate para sus fuerzas armadas. Cuando se compraban en el extranjero, antes igual que ahora, se solía llegar a acuerdos con estados aliados. Depender de los suministros y repuestos de un país con el que no se tienen buenas relaciones es muy peligroso en caso de conflicto. Claro que cuando la JKRV (Jugoslovensko Kraljesko Ratno Vazduhoplovsto, o Real Fuerza Aérea Yugoslava) decidió buscar un sustituto para sus anticuados biplanos Hawker Fury de fabricación británica, las relaciones entre Yugoslavia y Alemania eran cordiales. Así que el modelo elegido fue el caza con más prestigio del momento, el Messerchmitt Bf-109E. Las negociaciones para su compra, que se iniciaron en enero de 1938, fueron largas y difíciles, por la oposición a la venta del ministro del Aire Hermann Göring. Tras quince meses de negociaciones, en las que aparte de los cazas se incluyeron artillería antiaérea por parte alemana y compensaciones en forma de exportaciones de cromo, hierro y cobre por parte yugoslava, finalmente el 5 de abril de 1939 se firmó el primer contrato, por el que Alemania se comprometía a entregar 50 Bf-109E y adicionalmente 25 motores DB601A. Once semanas después se firmó un contrato suplementario por el que Yugoslavia compraba otros 50 cazas más. Los primeros Bf-109E llegaron a Yugoslavia en el otoño de 1939, cuando ya había comenzado la guerra en Europa. Por ello, como los alemanes tenían que dar prioridad a sus propias necesidades, desde el primer momento la fuerza aérea yugoslava tuvo problemas con los suministros. De los 100 cazas encargados, los alemanes sólo entregaron 73, y debido a la falta de repuestos un buen número de ellos pasaron gran parte de su vida operacional fuera de servicio. Otro problema fue su alta siniestrabilidad. Los pilotos yugoslavos, con un entrenamiento deficiente y acostumbrados al Hawker Fury, que tenía un pilotaje mucho más simple, no lograron hacerse a la potencia del Bf-109E. La falta de repuestos que sufrían limitaba además las horas de vuelo en los nuevos cazas. Así que el 6 de abril de 1941, el día que comenzó la invasión alemana de Yugoslavia, había únicamente 46 Bf-109E en servicio en la JKRV, que además contaban con pilotos que en algunos casos apenas llegaban a las 50 horas de vuelo en ellos. El 6º Regimiento de Aviación de Caza, encargado de la defensa de Belgrado, contaba con 32 Bf-109E, 22 de ellos encuadrados en el 32º Grupo de Caza, localizado en Prnjavor, a 50 Km de la capital, y los otros 10 en el 51º, con base en Zemun, el principal aeródromo de Belgrado. El 2º Regimiento de Aviación de Caza, cuya misión era la defensa de las regiones industriales al este de Serbia, contaba con otros 11 Bf-109E, pertenecientes al 31º Grupo de Caza, basados en Susicko, además de 18 Rozogarski IK-Z (Hawker Hurricane de fabricación yugoslava) del 52º Grupo de Caza con base en Knic. Los tres Bf-109E que faltan para llegar al total de 46 estaban en una unidad de entrenamiento en Mostar.
Pilotos yugoslavos con sus Bf-109E al fondo:
El ataque alemán a Yugoslavia comenzó con un brutal bombardeo sobre Belgrado el 6 de Abril de 1941, domingo de Ramos. Entre el 6 y el 10 de abril los bombarderos y Stukas alemanes realizaron un total de 500 salidas desde sus bases en Austria y Rumanía, donde estaban concentradas las fuerzas alemanas para preparar el ataque a la Unión Soviética. En el primero de esos ataques paritiparon 150 bombarderos, que arrasaron el centro de la ciudad, donde estaban situados los edificios gubernamentales. El bombardeo tenía el significativo nombre en clave de Operación Castigo. Hitler, furioso porque el golpe de estado en Yugoslavia había interrumpido sus planes para la invasión de la URSS, había ordenado la destrucción total de la ciudad. Por ello, prácticamente todos los combates aéreos de la campaña tuvieron lugar sobre la capital yugoslava los días 6 y 7 de abril. Después de esos dos primeros días la JKRV quedó casi aniquilada.
El día 6, cuando comenzó la ofensiva alemana, Los Bf-109E de los Grupos de Caza 32º y 51º, junto con una escuadrilla de Rozogarski IK-Z, entablaron combate con los aparatos de la Luftwaffe, logrando acabar con 10 de ellos, pero a un precio muy alto: 13 Bf-109 y 2 IK-Z derribados. El 6º Regimiento de Aviación de Caza había perdido más de un 40% de sus aviones el primer día de guerra.
El 2º regimiento de Aviación de Caza, con la misión de proteger las ciudades industriales serbias, se mantuvo casi al margen de los combates. Tan sólo un Bf-109E del 31º Grupo de Caza fue derribado en un combate en el que los yugoslavos lograron acabar con dos Ju-87.
El día siguiente el 6º Regimiento continuó combatiendo sobre Belgrado, y perdió otros 12 Bf-109E, en algunos casos derribados por la propia artillería antiaérea yugoslava, que era incapaz de distinguir los cazas propios de los alemanes. El 2º Regimiento permaneció al este de Serbia, limitando sus acciones a la búsqueda de aviones de reconocimiento alemanes. El día 8 no hubo actividad aérea a causa del mal tiempo, y el 9 se reiniciaron los combates, aunque a base de pequeñas escaramuzas. El 10 de abril, ante la inminente llegada de las tropas invasoras alemanas a sus bases, el 2º Regimiento destruyó sus aviones para evitar que fuesen capturados. El 6º Regimiento hizo lo mismo el día siguiente.