Menado
Las primeras operaciones aerotransportadas de las fuerzas paracaidistas japonesas en la guerra fueron en la Indias Orientales Holandesas. Su bautismo de fuego fue el ataque contra el campo de aviación de Menado, en las islas Célebes, el 11 de enero de 1942. El ataque fue realizado por el 1er Yokosuka SNLF (o Primera Fuerza Especial de Desembarco de la Marina), unidad formada el 20 de septiembre de 1941, en el Distrito Naval Yokosuka, en torno a un batallón de 520 paracaidistas. Era, por tanto, una unidad de la Marina Imperial. En un desembarco uno de los objetivos principales era siempre asegurar un campo de aviación para que los aviones basados en tierra pudiesen seguir apoyando las operaciones anfibias; para esas misiones fueron creadas las unidades paracaidistas de las Fuerzas Espaciales de Desembarco.
En Menado el asalto anfibio tuvo lugar primero, y fue apoyado por un asalto aerotransportado contra el aeródromo holandés. El ataque fue realizado por dos compañías del 1er Yokosuka mandadas por el comandante de la Marina Imperial Toyoaki Horiuchi. La primera oleada fue transportada desde Davao, en las Filipinas, por 28 aviones de transporte G3M del 1001º Daitai (batallón de transporte aéreo). Los paracaidistas japoneses saltaron a baja altura al sur de la ciudad aproximadamente a las 09h 00', sobre el campo de aviación de Langoan. Este asalto aéreo sorprendió completamente a los 1.500 defensores holandeses. Cuatro horas antes había empezado el ataque anfibio, y los holandeses habían dispersado sus fuerzas para hacerle frente en la península de Minahassa. Cuando los 324 paracaidistas japoneses descendieron se enfrentaron a tropas del KNIL (Koninklijk Nederlands Indisch Leger, Real Ejército de la Indias Orientales Holandesas) que defendían el perímetro externo del campo de aviación. Los defensores del KNIL, débilmente armados, fueron rápidamente aislados y eliminados por la mayor potencia de fuego de los japoneses, que contaban con varias ametralladoras ligeras. Los paracaidistas tuvieron que rechazar una serie de contraataques holandeses, sufriendo aproximadamente 130 bajas, entre muertos y heridos. El campo de aviación fue asegurado hacia las 10h 30', y a partir de ese momento el aeródromo capturado pudo ser utilizado por aparatos japoneses para apoyar las operaciones en tierra de la invasión. Al día siguiente, el 12 de enero, una segunda oleada de paracaidistas formada por 185 hombres del 1er Yokosuka, transportada por 18 aviones de transporte G3M se lanzó en la misma zona de salto que los anteriores para reforzar la defensa del campo de aviación. Para los defensores holandeses, que ya habían sido sorprendidos por la invasión anfibia, el salto de los paracaidistas japoneses supuso un golpe inesperado que acabó con su planificación defensiva y practicamente con su voluntad de resistencia. En Menado el 1er Yokosuka tuvo una cantidad de bajas enorme (más del 50% por todas las causas), que hizo que esta unidad paracaidista de la infantería de marina dejase de exitir como una fuerza ofensiva eficaz.
Lámina que representa el asalto del 1er Yokosuka SNLF en Menado; el paracaidista que está en primer término tiene un lanzagranadas Tipo 89, su compañero está armado con una carabina Meiji Tipo 38; al fondo se ve a otro paracaidista con una ametralladora ligera Nambu:
Palembang
El éxito de la operación combinada de la Marina en Menado animó al ejército a utilizar su brigada paracaidista (creada solamente unos meses antes con el nombre de 1ª Fuerza Paracaidista del Ejército) en una operación contra Palembang, en la isla de Sumatra, una ciudad estratégica por sus refinerías de petróleo. De nuevo el objetivo principal sería un aeródromo, pero en esta ocasión el asalto aerotransportado precedería en más de 24 horas al ataque anfibio. La misión le fue asignada al 2º Regimiento de Asalto Paracaidista, una formación de cuatro compañías, con un total de 425 soldados, bajo el mando del coronel Seiichi Kume. El 1er Regimiento de Asalto permanecería de reserva en el campo de Haikow, en la isla de Hainan. La primera oleada consistía en aproximadamente 270 paracaidistas bajo el mando del comandante Niihara, provenientes del aeródromo capturado de Kahang, en la recién ocupada Malasia, que saltaron sobre el campo de aviación de Pangkalanbenteng (conocido como P1), una hora y media después del amanecer del 14 de febrero de 1942. Los hombres fueron transportados por 34 aviones Ki-56 de los 1º, 2º y 3er Chutai, más otros 18 Ki-21 del 98 Sentai de bombarderos pesados encargados de transportar los suministros. Esta fuerza aerotransportada fue escoltada por aparatos Ki-43 de los Sentai 59 y 64. Todas las unidades aéreas estaban bajo el mando combinado del mayor H. Shimbara. Había varias escuadrillas de la RAF operando en los aeródromos de Palembang, y un regimiento de artillería antiaérea de la RAF estaba destinado también entre las refinerías y los campos de aviación. Pese a ello la flota aérea no encontró oposición en el aire, y las fuerzas paracaidistas tomaron tierra sin pérdidas. Los japoneses trataron inmediatamente de tomar el objetivo (el aeródromo) pero fueron rechazados por las tropas del KNIL y la RAF (unos 260 hombres en total, aunque incluyendo personal de tierra de la RAF, pilotos, servidores de los antiaéreos, etc, una buena parte de ellos desarmados). Tras fracasar en su ataque los japoneses construyeron una barricada con vehículos volcados, cortando la carretera de Palembang, para impedir que llegasen refuerzos a los defensores del campo de aviación. Otro grupo de paracaidistas, 60 hombres bajo el mando del teniente Hose Nobutaka, saltaron en Pladjoe, varios kilómetros al oeste de P1, con la misión de asegurar una refinería de petróleo de la Royal Duch Shell. Hubo otro salto más, de un pequeño grupo de 30 hombres bajo el mando del coronel Sei-ichi Kume, el comandante del regimiento, al sudoeste del campo de aviación.
El número de bajas de las fuerzas japonesas era muy alto, y solamente habían tenido éxito en la toma de la refinería de Pladjoe. Allí consiguieron desactivar los explosivos que los holandeses habían colocado y lograron capturar la refinería intacta. Los hombres que atacaban el aeródromo estaban combatiendo entre dos fuegos, contra los defensores y contra los refuerzos que trataban de infiltrarse. La barricada cambió varias veces de manos durante el día. Al tiempo, los defensores de la base habían ido evacuando a los hombres que podían, empezando por los pilotos y las tripulaciones de la RAF, y a última hora quedaban apenas 60 defensores armados. Al día siguiente, el 15 de febrero, alrededor del mediodía, tuvo lugar el último salto de 94 paracaidistas japoneses sobre P1. Esta pequeña unidad de refuerzo estaba bajo el mando del teniente Ryo Morisawa. La llegada de estos hombres fue decisiva para que los defensores del aeródromo (que también habían sufrido numerosas bajas) se retirasen finalmente, entre rumores de nuevos ataques paracaidistas japoneses. Esa tarde, una vez capturado el aeródromo, los paracaidistas japoneses se dirigieron hacia la ciudad de Palembang, donde se encontraron con las tropas japonesas que habían desembarcado ya. Participaron en la captura del campo de aviación P2 (que no había sido atacado por paracaidistas porque los japoneses desconocían su existencia) y de las refinerías de Sungeigelong y Uyodiraf, en las afueras de Palembang. El combate agotó a los paracaidistas, que regresaron a su base después de dos semanas de operaciones, cuando la duración prevista de la misión había sido de 24 horas.
El resultado de la operación fue un éxito relativo. Finalmente los paracaidistas lograron hacerse con la victoria, aunque tardaron más de un día en capturar el aeródromo, y sufrieron una enorme cantidad de bajas (algo que se puede considerar habitual en las operaciones aerotransportadas). Además, en esta ocasión el objetivo no era capturar el aeródromo para poder ser utilizado posteriormente por los aviones japoneses: lo que se pretendía era dejar a la RAF sin una base desde la que operar para que no pudiese obstaculizar el desembarco previsto para el día siguiente. Pero los japoneses no conocían la existencia de un segundo campo de aviación en Palembang, el llamado P2. Los aviones británicos pudieron seguir atacando a la flota de invasión (hundieron un transporte japonés, el Otawa Maru), e incluso a los paracaidistas que combatían en P1, que sufrieron varios ataques de los Hurricanes de la RAF.
La lucha aérea fue caótica: Hubo casos de aviones británicos que se vieron obligados a aterrizar en P1 a pesar de los combates en tierra, con el combustible agotado y tras haber sido incapaces de encontrar el campo P2; al menos cuatro Hurricanes lograron repostar y despegar. Otros fueron derribados por los cazas japoneses encima del aeródromo, o se estrellaron en la selva tras agotar el combustible sin atreverse a intentar el aterrizaje. Se produjo un hecho curioso cuando los paracaidistas acababan de saltar: por encima de ellos pasó una formación de Hudsons del Escuadrón 84 de la RAF Los británicos se acababan de cruzar con un grupo de aviones que en un principio tomaron por Lockheed 14, pero en realidad eran los Ki 56 japoneses, los transportes de los paracaidistas (el Ki 56 era un modelo derivado del Lokheed 14 estadounidense). Los cazas japoneses no quisieron abandonar su misión de escolta de los transportes para atacar a los bombarderos británicos, y las dos formaciones enemigas se cruzaron en el aire sin entablar combate.
Paracaidistas del 2º Regimiento de Asalto Paracaidista en el aeródromo P1 de Palembang; la pistola es una Nambu Taisho Tipo 14:
Koepang
El salto sobre Menado del 1er Yokosuka fue considerado un éxito, a pesar del alto número de bajas. Eso llevó a la Marina a planificar una nueva operación aerotransportada, a cargo del 3er Yokosuka, sobre el Timor Occidental Holandés. La isla de Timor, en el este de la actual Indonesia, estaba dividida políticamente: la parte occidental formaba parte de las Indias Orientales Holandesas, mientras que el Timor Oriental era colonia portuguesa. La parte holandesa de la isla estaba defendida por tropas australianas y del KNIL. La misión consistiría una vez mas en capturar un campo de aviación enemigo (el aeródromo de Penfui) para apoyar una invasión anfibia. El 3er Yokosuka SNLF estaba mandado por el vicecomodoro Koichi Fukumi, y contaba aproximadamente con 630 hombres.
A primera hora de la mañana del 20 de febrero de 1942 la primera oleada de paracaidistas japoneses, formada por 308 hombres (aproximadamente la mitad del batallón), partió desde el campo de aviación de Kendari a bordo de 25 G3M del 1001º Daitai (batallón de transporte aéreo). El resto de los paracaidistas del 3er Yokosuka se mantuvieron en reserva, preparados para ser desplegados en caso necesario. En Menado el 1er Yokosuka había saltado casi directamente sobre el campo de aviación y había sufrido un altísimo número de bajas. Tratando de evitarlo, en esta ocasión habían cometido el error opuesto, ya que la zona de salto estaba demasiado lejos de su objetivo (17 kilómetros al nordeste del aeródromo). Había una única carretera en la región central de la isla, que la recorría de este a oeste, y su control era vital para ambos bandos. A lo largo de ella se encontraban las instalaciones militares australianas, los depósitos, almacenes, etc. Abandonar la carretera y moverse a través de la jungla, incluso a pie, era prácticamente imposible.
Cuando los paracaidistas alcanzaron la carretera se dirigieron rápidamente hacia el oeste. A mitad de camino, en la carretera, se encontraba el pueblo de Babau. Un grupo de paracaidistas entró en Babau a las 10h50 y encontró la resistencia de dos pelotones de soldados australianos débilmente armados (se trataba de personal de servicios, en su mayoría). Después de sufrir numerosas bajas los australianos se vieron obligados a retirarse del pueblo a primera hora de la tarde. Sin embargo, dos zapadores australianos del pelotón de ingenieros, Compañía de Campaña 2/11, sirviendo una ametralladora ligera, impidieron a los paracaidistas continuar por la carretera a la salida de Babau. Esta acción impidió continuar con el avance japonés hacia Koepang, evitando la captura rápida del campo de aviación, y retrasó a los japoneses el tiempo suficiente para que la reserva móvil australiana (la compañía D, mandada por el capitán Trevena) se desplazase hacia el pueblo. La compañía australiana, después de mucho retraso, finalmente atacó Babau desde el oeste a las 16h30. Los paracaidistas mantuvieron sus posiciones hasta que un pelotón australiano logró rodearles por los maizales de la parte este del pueblo. Entonces comenzó un ataque frontal de los australianos a cargo de dos pelotones apoyados por fuego de morteros de gran calibre y ametralladoras pesadas. Los japoneses se vieron obligados a retirarse con muchas bajas. Durante las siguientes horas paracaidistas japoneses abrían fuego esporádicamente con ametralladoras ligeras desde posiciones ocultas fuera del pueblo, una situación que empeoró durante la noche, cuando grupos de japoneses se infiltraron dentro del pueblo. El capitán Trevena decidió entonces retirarse de Babau y regresar a Ubelo, donde tenía una mejor posición defensiva. Los japoneses comprendieron que la columna australiana se retiraba hacia el este, pero tuvieron que esperar que les enviasen refuerzos para poder volver a intentar el avance en dirección al aeródromo. Ese día un segundo grupo de 185 hombres saltó a baja altura en las cercanías de Babau desde 18 aviones G3M. Sin embargo, era demasiado tarde, y ambos bandos parecían bloqueados, los japoneses en Babau, con los australianos en Ubelo al este y Usua al oeste. El plan japonés había cambiado. Las tropas anfibias ya habían desembarcado, la resistencia en Babau hizo imposible la toma del campo de aviación de Penfui, y el alto número de bajas que habían sufrido los paracaidistas les impedía volver a intentar un avance hacia el oeste. Ahora el objetivo era bloquear la carretera central e impedir la retirada de las tropas aliadas desde Koepang.
El tercer día, el 22 de febrero, los australianos lanzaron un contraataque desde Usua para recuperar Babau. El ataque comenzó a las 05h30' pero aprovechando la noche los japoneses habían situado francotiradores en posiciones avanzadas, que con fuego de fusiles, morteros pequeños y ametralladoras ligeras, entorpecieron el avance de los australianos. Tras eliminar a estas avanzadas, una compañía de refresco australiana finalmente consiguió rodear Babau por los maizales del sur y entró en el pueblo. Tras una dura lucha, finalmente se hicieron con el control del pueblo, quedando únicamente bolsas aisladas de resistencia en los campos de los alrededores.
La batalla la terminaron las tropas japonesas desembarcadas. Los paracaidistas supervivientes siguieron entorpeciendo el tráfico australiano en la carretera, en los alrededores de Babau, hasta que llegaron las tropas japonesas que perseguían a los australianos desde Koepang. Tan sólo un día después, el 23 de febrero, el teniente coronel William Leggatt se rindió con 1.123 hombres, y Timor Occidental quedó en manos de los japoneses. Sin embargo, para el 3er Yokosuka la misión fue un fracaso.
Fuentes:
http://www.dutcheastindies.webs.com/
Gordon L Rottman / Akira Takizawa: Japanese Paratroop Forces in Worl War II