I am an American too!
Hoja de propaganda de un popular restaurante japonés de Salem, en el estado norteamericano de Oregón, poco después del ataque japonés a Pearl Harbor:
iYo también soy americano!
Vine a los Estados Unidos en 1903
Trabajé duro para aprender a ser un buen cocinero
Fui chef en el hotel Marion desde 1914 hasta 1932, un total de 17 años
He regentado mi propio restaurante en Salem desde 1934
Tengo cinco hijos, todos nacidos aquí en Salem
He sido residente en Salem desde hace más de 27 años. Amo a mi mujer, amo a mis hijos, amo mi hogar y amo a mis Estados Unidos.
Miembro de la Cámara de Comercio de Salem
Frank Tanaka, propietario del Tokio Sukiyaki
Con su declaración pública de patriotismo, Frank Tanaka trataba de evitar que sus vecinos le diesen la espalda. Lamentablemente no le sirvió de nada. Su restaurante fue cerrado por la War Relocation Authority, el organismo gubernamental encargado de la reubicación de todos los ciudadanos japoneses o de ascendencia japonesa que vivían en una amplia zona que incluía California, el sur de Arizona y la mitad occidental de los estados de Washington y Oregón.
En 1942 unos 120.000 ciudadanos de origen japonés que residían en los estados de la costa del Pacífico, más de la mitad de ellos con nacionalidad estadounidense, fueron recluidos en campos de internamiento en el interior del país. Familias enteras fueron obligadas a vivir en barracones rodeados de alambradas y vigilados por guardias armados. Antes de abandonar sus hogares les dieron un plazo de ocho días para malvender sus viviendas, tierras y negocios. Los que se negaron a vender se encontraron al terminar la guerra con que sus propiedades habían sido ocupadas por otras familias o con que el Estado las había expropiado por no pagar impuestos.
Viñeta del humorista gráfico Dr. Seuss (1943):
El texto dice: Esperando la señal desde casa. El letrero que hay en la caseta donde se reparten los explosivos pone "Honorable 5ª Columna".
Dr. Seuss (de nombre auténtico Theodor Seuss Geisel) fue conocido sobre todo por sus obras infantiles, aunque en esa época estaba dedicado a la caricatura política. Trabajaba para el PM, un periódico izquierdista de Nueva York. Pocos habrían considerado a Dr. Seuss un racista. Con frecuencia mostraba su apoyo a la lucha por los derechos civiles de los negros y criticaba duramente el antisemitismo.
Pocas voces se oyeron en defensa de los japoneses. La histeria anti-japonesa se impuso a la evidente irracionalidad de la medida. Los miembros de la numerosa comunidad italo-americana no fueron molestados durante la guerra, los de origen alemán sólo en casos aislados.
Hoja de Frank Tanaka:
http://www.salemhistory.net/culture/world_war_II_photos.htm
Viñeta de Dr.Seuss:
http://blogs.chron.com/artsinhouston/2009/07/whats_missing_from_dr_seuss_wants_you.html
Alan Turing y el descifrado de la Enigma
Alan Turing nació el 23 de junio de 1912 en Londres, hijo de un funcionario británico de la India. Sus padres se habían trasladado a Londres únicamente para que su hijo naciese en Gran Bretaña. Su padre regresó a la India unos meses después, y su madre cuando Alan tenía año y medio, dejando al niño en Inglaterra. Por ello Turing pasó gran parte de su infancia en internados o viviendo con amigos de la familia. Desde muy joven dio muestras de una habilidad extraordinaria para las matemáticas, aunque en otras materias no era un estudiante destacado. En 1931 ingresó en el prestigioso King’s College de la Universidad de Cambridge. Cuatro años más tarde consiguió el puesto de profesor en el King's College. En 1937 publicó un estudio titulado Sobre los números computables, en el que imaginaba una máquina programable que pudiese hacer operaciones matemáticas automáticamente, como multiplicar, dividir o hacer raíces cuadradas, y en la que los datos iniciales se introducirían por medio de una cinta de papel perforada y los resultados saldrían igualmente en otra cinta de papel. Al artefacto imaginario se le bautizó como máquina universal de Turing. Era el principio teórico de un ordenador, aunque la tecnología de la época aún no permitía hacerlo realidad. Sus propuestas no pasaron desapercibidas, y Turing se hizo un nombre en el mundillo matemático. Los años siguientes Turing continuó sus estudios en la Universidad de Princeton. Tras obtener el doctorado regresó en 1939 al King's College. Con 27 años se había convertido en un matemático reconocido y había alcanzado el éxito profesional.
Pero en septiembre de 1939 la brillante trayectoria académica de Turing se interrumpió. Nada más comenzar la guerra recibió una invitación para trabajar en el CG&CS (la Escuela Gubernamental de Códigos y Cifras), con sede en Bletchley Park. Allí Turing se tuvo que enfrentar al problema de descifrar la clave Enigma alemana. Como comenté en la entrada sobre Bletchley Park, los británicos no partían de cero en sus investigaciones, ya que podían aprovechar los avances que habían hecho en los años anteriores los criptoanalistas polacos. Sin embargo, debido al aumento de la complejidad y de la seguridad de la Enigma las técnicas polacas ya no eran suficientes y había que encontrar métodos de descifrado más avanzados (para conocer el funcionamiento de la máquina de cifrado Enigma ver La Enigma; para saber la historia de los trabajos polacos ver Los polacos contra la Enigma).
Turing ideó una máquina basada en las "bombas" polacas (de hecho se las siguió llamando "bombas") para probar posiciones de los modificadores automáticamente y buscar la clave de los mensajes cifrados. Cuando hablé de Bletchley Park comenté que los criptoanalistas utilizaban atajos que les adelantaban su trabajo, como los "cillis" y los puntales. La gran novedad del planteamiento de Turing fue su idea de poner a trabajar máquinas en serie para aprovechar los puntales por medio de lo que se conocen como bucles.
¿Qué es un bucle? Para comprenderlo (y para explicarlo) lo mejor es poner un ejemplo. Imaginemos que en un texto cifrado conocemos un puntal, es decir, un fragmento de texto del que sabemos (o suponemos) su significado. Para no liarlo mucho, las letras del texto llano o sin cifrar (las que entran en la máquina) las escribiré en verde, y las del texto cifrado (o las que salen de la máquina) en rojo. Supongamos que el texto cifrado es TSOANLZRK y el texto llano LUFTWAFFE. Es decir:
1 2 3 4 5 6 7 8 9
Texto llano L U F T W A F F E
Texto cifrado T S O A N L Z R K
Las letras de 1 serían la entrada y la salida correspondientes a una determinada posición P de los modificadores de la Enigma. Como cada vez que se teclea una letra los modificadores giran una posición, 2 equivaldría a P+1, 3 a P+2, 4 a P+3, y así sucesivamente. A partir de un puntal como este los criptoanalistas tenían un dato con el que empezar a trabajar: se trataría de ir cambiando posiciones de los modificadores hasta encontrar P, la posición en la que al escribir en la entrada LUFTWAFFE tuviésemos a la salida TSOANLZRK. Pero ese no dejaba de ser el comienzo del problema. El número de posiciones posibles seguía siendo de miles de billones.
Y ahora viene el truco: En la posición P (que desconocemos) sabemos que al teclear L tenemos una T a la salida. Pero si nos fijamos, en la letra 4 (o posición P+3) tenemos también una T, pero a la entrada de la máquina de cifrado. Su salida es una A, y a su vez A es la entrada 6 (o P+5). Y por último en la salida de 6 tenemos una L, y resulta que L era la entrada de la primera posición, la P. Ya tenemos el bucle:
L -> T/T -> A/A -> L
El siguiente paso es poner las máquinas trabajando en serie. La primera tendría una posición determinada N de los modificadores. Su salida estaría unida a la entrada de la segunda, con una posición de modificadores N+3. A su vez la salida de esta estaría unida a la tercera, en N+5. Por último la salida de la tercera volvería a unirse a la entrada de la primera. Y a continuación ponemos a trabajar las máquinas sincronizadamente, cambiando todas a la siguiente posición de modificadores al mismo tiempo. Si convertimos el circuito que hemos establecido en un circuito eléctrico, conectándolo a una batería, e intercalamos una lámpara en cualquier punto de él, el circuito sólo se cerraría (y por tanto la lámpara se encendería para avisarnos) cuando al meter una L a la entrada de la primera máquina tuviésemos también una L a la salida de la tercera. Es decir, cuando N sea P, la posición de los modificadores que estamos buscando. Y lo más importante: el bucle nos da sólo la posición de los modificadores, los cambios de letras que hubiese en el clavijero no influyen porque se anulan entre sí. Por ejemplo, si la L está intercambiada en el clavijero por la Z, la L se convertiría en Z a la entrada de los modificadores en la primera máquina, pero en la tercera, como sólo nos valdría la posición que saque una L, ésta sería la que sacase una Z a la entrada del clavijero. Así se eliminan de un plumazo los cien mil millones de combinaciones posibles que introduce el clavijero.
Quedarían por solucionar otros problemas, el primero de ellos precisamente el de deducir los cambios de letras en el clavijero. Pero una vez que se hubiese averiguado la posición de los modificadores los cambios en el clavijero se podían encontrar fácilmente con un simple análisis de frecuencia. Las máquinas conectadas en serie habrían hecho la mayor parte del trabajo. El gran problema de verdad, donde los criptoanalistas tenían que demostrar su habilidad y su intuición, era el de encontrar puntales con los que empezar a trabajar.
Cada bomba estaba formada por doce juegos de modificadores, por lo que podían encargarse de bucles mucho mayores que el de tres letras que puse como ejemplo. Como había 17.576 orientaciones posibles de los modificadores, probando una posición por segundo se tardaría un máximo de cinco horas en probar todas las posiciones posibles.
Foto de una bomba de Bletchley Park:
La primera bomba comenzó a funcionar en marzo de 1940. Sus resultados no fueron todo lo buenos que se podía esperar. En agosto entró en servicio un nuevo modelo mejorado. A partir de ahí lo único que se hizo fue ir aumentando el número de bombas y los resultados fueron cada vez mejores. Al final, los expertos de Bletchley Park podían encontrar la clave de un mensaje cifrado con una máquina Enigma en menos de una hora.
Reproducción moderna de una bomba:
El descifrado de la Enigma fue decisivo en la guerra, pero los criptoanalistas de Bletchley Park tuvieron que mantener en secreto su contribución a la victoria aliada durante décadas, hasta que en los años 70 el gobierno británico levantó el secreto sobre el tema. Algunos no llegaron a recibir en vida el reconocimiento que merecían. Uno de ellos fue Alan Turing. Después de la guerra continuó trabajando en estudios teóricos de cibernética y participó en el desarrollo de algunas de las primeras computadoras de la historia. Pero su carrera se vio truncada de repente en 1952, cuando fue detenido por un delito de indecencia y perversión sexual. Al ir a denunciar un robo cometido en su casa Turing confesó ingenuamente que mantenía una relación homosexual (al parecer su amante había sido cómplice del ladrón). En el juicio Turing se negó a defenderse, como protesta por que la homosexualidad fuese considerada un delito en Inglaterra. Fue declarado culpable y se le dio a escoger entre la castración química o ingresar en prisión. Turing eligió lo primero, y fue sometido a un tratamiento con hormonas que aparte de impotencia le causaron obesidad y otros problemas físicos. La prensa informó ampliamente de su juicio, por lo que su humillación fue además pública. Por si fuera poco, el gobierno británico le retiró todas sus acreditaciones de seguridad, lo que le impidió seguir trabajando en investigaciones sobre computación. El 7 de junio de 1954 Alan Turing se suicidó con una manzana mojada en cianuro, una idea que había tomado de su película favorita, Blancanieves y los siete enanitos.
¿Qué habría pasado si el Ejército hubiese conocido su homosexualidad cuando Turing trabajaba en el CG&CS? Jack Goods, un criptoanalista compañero suyo en Bletchley Park, comentó: “Afortunadamente las autoridades no sabían que Turing era homosexual. Si no, podríamos haber perdido la guerra”. En septiembre del 2009 el primer ministro británico Gordon Brown emitió un comunicado en el que pedía disculpas públicamente en nombre de su gobierno por el trato que había recibido Alan Turing en los últimos años de su vida.
Fuentes:
Simon Singh: Los códigos secretos
www.bletchleypark.org.uk
http://es.wikipedia.org/wiki/Alan_Turing
http://www.mathcomp.leeds.ac.uk/turing2012/
La ayuda de Mussolini a Franco
En marzo de 1934 dos destacados monárquicos españoles, Antonio Goicoechea (alfonsino) y Rafael Olazábal (carlista), firmaron en Roma un pacto con el dirigente fascista Italo Balbo en representación del gobierno italiano, por el cual Italia iba a ayudar financieramente y a suministrar armas a la oposición monárquica, y, en el caso de que se produjese un alzamiento contra la República Española, se comprometía a apoyar a los sublevados, incluso militarmente si fuese necesario. Mussolini pretendía desestabilizar a la República para evitar un supuesto alineamiento de España con Francia en política exterior.
Después del golpe militar del 18 de julio Franco necesitaba urgentemente aviones de transporte para trasladar el Ejército de África desde Marruecos a la península, y trató de conseguir la ayuda que había prometido Mussolini. El 22 de julio hizo una petición a través del cónsul general de Italia en Tánger, que se llamaba nada menos que Pier Filippo de Rossi del Lion Nero. De Rossi escribió un telegrama a Roma donde solicitaba el envío de bombarderos y aviones de transporte. La respuesta de Mussolini fue un lacónico NO escrito al pie del telegrama. En un segundo telegrama que insistía en la petición de ayuda Mussolini escribió ARCHIVAR. Queda claro que Mussolini no estaba muy dispuesto a implicarse en el conflicto español.
Esa era la situación que se iba a encontrar el enviado personal de Franco, el periodista monárquico Luís Bolín, el mismo que antes del levantamiento militar había viajado a Inglaterra para contratar un avión (el Dragon Rapide) con el que Franco pudiese trasladarse de Canarias a Marruecos para ponerse al frente del Ejército de África. El 19 de julio Bolín partió para Roma, haciendo escala en Lisboa, donde consiguió el visto bueno del general Sanjurjo, y en Biarritz, donde se entrevistó con Luca de Tena, propietario del ABC, y el Conde de los Andes, antiguo ministro de la monarquía. Por mediación de ellos Bolín consiguió la ayuda de Alfonso XIII. En Roma a Bolín se le unió el Marqués de Viana, llegado desde Viena como enviado del rey exiliado con la misión de facilitar la negociación gracias a sus influencias romanas.
El 23 de julio Bolín y el Marqués de Viana fueron recibidos por Galeazzo Ciano, el yerno de Mussolini, que había sido nombrado ministro de Asuntos Exteriores apenas un mes antes. Ciano se mostró entusiasmado con la idea de enviar aviones en apoyo de los rebeldes españoles y les prometió que obtendrían de Italia toda la ayuda que necesitasen. Pero al día siguiente fue Filippo Anfuso, el jefe de gabinete de Ciano, quien se reunió con ellos para comunicarles que Italia no iba a ayudar a los sublevados. Bolín acudió de nuevo a Ciano, que había demostrado claramente que era el principal valedor de su causa dentro del gobierno italiano. En una segunda entrevista Bolín explicó a Ciano la situación desesperada de los sublevados y la necesidad urgente de los aviones.
El general Mola, auténtico jefe de la rebelión militar, envió por su parte el 24 de julio a Roma a Antonio Goicoechea, uno de los firmantes del acuerdo secreto entre la oposición monárquica y el gobierno fascista. Goicoechea se reunió también con Ciano el día 25 y le solicitó el envío de aviones. Le aseguró que los líderes militares del alzamiento estaban de acuerdo con los firmantes del pacto (como se ha visto todos los enviados a Italia para solicitar ayuda eran monárquicos reconocidos, ya que como el acuerdo previo lo habían firmado los italianos con la oposición monárquica, tenían que disipar cualquier duda que tuviese Mussolini sobre si los militares sublevados estaban representados por ellos).
Ciano insistió a su suegro, hasta que finalmente el 27 de julio consiguió que Mussolini aceptase enviar doce bombarderos Savoia S81, pero exigiendo el pago al contado antes de la entrega. El banquero mallorquín Juan March adelantó el dinero. El 30 de julio los doce bombarderos, con Bolín regresando como pasajero en uno de ellos, partieron de Cerdeña con destino a Melilla. Sólo llegaron nueve: debido a un fuerte temporal dos se estrellaron y uno tuvo que aterrizar en el Marruecos francés, donde fue incautado por las autoridades.
Así comenzaba la intervención italiana en la Guerra Civil Española, que en un principio pretendía ser limitada y de corta duración (Ciano contaría años después a Hitler que Franco le había asegurado que con el envío de doce bombarderos podría ganar la guerra en unos días). Pero con el tiempo Italia se fue implicando cada vez más en la contienda, hasta convertirse con diferencia en la potencia que más hombres y material envió. Llegó a haber 70.000 combatientes italianos en España.
Más en: La ayuda de Hitler a Franco
La ayuda de Hitler a Franco
En los primeros días tras el golpe militar del 18 de julio de 1936 contra la República española los sublevados se encontraban en una situación muy difícil. El alzamiento había fracasado en Madrid y en la mayoría de las grandes ciudades. Su única opción de victoria era que el ejército de Africa (donde se encontraba lo mejor del ejército español, y que se había unido en bloque a la sublevación) lograse trasladarse a la península en poco tiempo. La Armada había permanecido mayoritariamente leal a la República, y bloquearía cualquier intento de cruzar el Estrecho por mar. La única posibilidad que les quedaba era conseguir ayuda extranjera que permitiese establecer un puente aéreo para transportar a las tropas.
La primera opción fue la más previsible. El 19 de julio Franco envió a Luís Bolín a Italia para conseguir que Mussolini le enviase aviones de transporte. No fue una misión fácil. Las gestiones duraron hasta día 28, cuando el Duce aprobó finalmente la ayuda. El 30 partieron de Cerdeña los aviones con destino a Melilla.
Paralelamente Franco intentó conseguir la ayuda de Alemania. Esta era más difícil, ya que los contactos previos de los sublevados con el gobierno alemán eran menores que los que tuvieron con el italiano (que llevaba mucho tiempo ayudando financieramente a los conspiradores antirrepublicanos), y además la situación internacional, poco tiempo después de la crisis desatada por la remilitarización de Renania decretada por Hitler, hacía poco probable que los alemanes estuviesen dispuestos a involucrarse en una nueva aventura que les pudiese enfrentar a las potencias europeas. Pero sorprendentemente Franco acabó consiguiendo sin demasiado esfuerzo la ayuda alemana. De hecho Hitler la aprobó antes que Mussolini.
Sin embargo el primer intento fue un fracaso. El 22 de julio Juan Beigbeder envió una misiva al general Kühlenthal, agregado militar de la embajada alemana en París, solicitando al gobierno alemán el envío de aviones de transporte. El día siguiente la petición fue rechazada por el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán. Parecía que se imponía la lógica y el gobierno alemán iba a evitar inmiscuirse en un conflicto que no le interesaba lo más mínimo.
Pero inmediatamente después hubo otra tentativa, realizada no por cauces diplomáticos sino a través del partido nazi, lo que les permitiría esquivar la oposición del Ministerio de Asuntos Exteriores alemán. La iniciativa partió de dos empresarios alemanes residentes en Marruecos y pertenecientes a la Auslandorganisation del NSDAP (la AO, la organización exterior del partido) llamados Johannes Bernhardt y Adolf Langenheim. Los dos viajaron a Alemania acompañados por el capitán Francisco Arranz Monasterio, jefe de Estado Mayor de la aviación española en Marruecos, con la intención de conseguir una entrevista con Hitler. Llegaron a Berlín el 24 de julio de 1936, y lograron que Ernest Bohle, el jefe de la AO, les concertase un encuentro con Rudolf Hess. Convencieron a Hess y consiguieron la entrevista con Hitler al día siguiente en Bayreuth, donde se encontraba el Führer asistiendo a un festival wagneriano. En la entrevista los representantes de la AO (Arranz se había quedado a la espera en Berlín) insistieron ante Hitler de la conveniencia de ayudar a Franco.
Esa noche Hitler convocó una reunion a la que asistieron el ministro de Guerra, Von Blomberg, y el del Aire, Göring, en la que les comunicó su intención de intervenir en España. Von Blomberg se opuso, ya que pensaba que sólo crearía complicaciones internacionales. Göring en un principio también estaba en contra, pero al poco tiempo cambió de idea. En el juicio de Nuremberg declaró que impulsó a Hitler a intervenir en España por dos razones: para luchar contra el comunismo y para poner a prueba a la Luftwaffe. Según algunas versiones en esta reunión también participó el almirante Wilhelm Canaris, jefe del servicio de inteligencia: el prestigioso Hugh Thomas, en La Guerra Civil Española cuenta que estaba allí y apoyó encarecidamente la ayuda a Franco, igual que Richard Basset en El enigma del almirante Canaris, que afirma que fue éste quien convenció a Hitler, Göring y Von Blomberg de la necesidad de ayudar a Franco, con el argumento de que había que evitar que España cayese en manos de Stalin (si de verdad fue así habría que añadir que Canaris demostró un sorprendente desconocimiento de la situación política española e internacional). Pero otros historiadores niegan expresamente la intervención de Canaris, por ejemplo Preston en su biografía de Franco, o el ínclito César Vidal que en La guerra de Franco va más lejos y afirma que a la reunión asistió "un almirante que no era Canaris" (por supuesto sin revelar su identidad). Como fuese, cuando terminó la reunión, en la madrugada del 26 de julio, Hitler ya había tomado la decisión de intervenir militarmente en España en apoyo de los rebeldes.
La decisión de Hitler tuvo una oposición mayoritaria en las fuerzas armadas alemanas (el almirante Raeder, comandante supremo de la Kriegsmarine, y el general Ludwig Beck, jefe del Estado Mayor, se manifestaron en contra) y en el Ministerio de Asuntos Exteriores (el ministro Von Neurath y los dos pesos pesados de la diplomacia alemana, Joachim von Ribbentrop y Ernst von Weizsacker, también lo hicieron). Recordemos que el Ministerio de Asuntos Exteriores había rechazado la petición de ayuda que anteriormente había hecho Franco a través de Juan Beigbeder. De igual manera habían fracasado los emisarios que había enviado a Berlín el general Mola, jefe nominal de la sublevación militar. Fue por tanto una decisión exclusiva y personal de Hitler, la que hizo que un golpe de estado fracasado se convirtiese en una sangrienta guerra civil. La decisión de que la ayuda alemana se enviase personalmente a Franco tendría también gran importancia más tarde, cuando fue uno de los argumentos que le ayudaron a convertirse en el líder indiscutible de los sublevados.
El 28 de julio, el mismo día que el capitán Arranz llegó a Tetuán con las buenas noticias de Berlín, y varios días antes de la llegada de los aviones alemanes y sus tripulaciones a Marruecos, los primeros legionarios cruzaban ya el Estrecho en aviones de la Lufthansa con tripulaciones civiles. Comenzaba así el primer puente aéreo de la historia, por el que fueron transportados casi veinte mil hombres del ejército de Marruecos a la península.
Más en: La ayuda de Mussolini a Franco
El búnker secreto de Hitler y el fantasma de la princesa
Daisy de Pless nació en el siglo equivocado. No es que no lograse ser popular en su época, porque sí lo fue. Pero viendo la relevancia social que tienen los personajillos del corazón y lo barato que está en los últimos años el título de princesa del pueblo, esta aristócrata bella y rebelde de amores desgraciados sería hoy poco menos que una líder mundial. O al menos seguro que no habría acabado en la indigencia. En nuestros tiempos siempre podría vender exclusivas o “trabajar” de opinadora en algún programa de televisión.
Su auténtico nombre era María Teresa Olivia Cornwallis-West. Nació el 28 de junio de 1873 en el País de Gales, hija del coronel William Cornwallis-West y de su esposa María "Patsy" Fitzpatrick, ambos de familia aristocrática (el coronel Cornwallis-West era bisnieto de John West, 2º Conde De La Warr, mientras que Patsy era nieta del 2º Marqués de Headfort). En Londres se rumoreaba que Patsy había sido una de las innumerables amantes del Príncipe de Gales, el hijo de la Reina Victoria y futuro rey Eduardo VII de Inglaterra. Incluso hubo quien se atrevió a decir que la propia Daisy y sus dos hermanos eran hijos del monarca.
A los dieciocho años Daisy se casó en Londres con Hans Heinrich XV, Príncipe de Pless, Conde de Hochberg y Barón de Fürstenstein, heredero de una de las mayores fortunas del Imperio Alemán. Y allí se fue Daisy, a vivir en los dominios de su marido en Silesia. El matrimonio tuvo tres hijos, pero Daisy no era feliz. La relación con su marido nunca fue buena, y con el tiempo acabó siendo casi inexistente. Posiblemente los problemas conyugales del matrimonio, unidos a la amistad que había entre Hans Heinrich y el Kaiser Guillermo II, fueron las causas de que comenzasen a circular rumores de que la princesa consorte mantenía una relación sentimental con el Kaiser.
En esos años la princesa Daisy se convirtió en un personaje muy popular, y para algunas personas bastante incómodo. Compaginaba su imagen de anfitriona perfecta de la alta sociedad con un fuerte activismo político, porque Daisy también era una reformadora social que trataba de usar sus influencias para mejorar las condiciones de vida de la clase obrera de la Baja Silesia.
Fuesen falsos o no los rumores sobre ella, que la convertían nada menos que en hija de Eduardo VII y amante de Guillermo II, lo innegable es que Daisy estaba dentro de los círculos más íntimos de ambos monarcas. Simplemente por eso, cuando estalló la Primera Guerra Mundial su situación habría sido muy incómoda. Pero en lugar de tratar de pasar desapercibida lo que hizo fue utilizar su posición para hacer campaña pública a favor de un acuerdo de paz.
Durante la guerra el Kaiser Guillermo fijó su residencia en el castillo de Pless. Allí era donde se celebraban las reuniones más trascendentales del Estado Mayor alemán (como la que mencioné en El telegrama Zimmermann). Y por allí andaba la princesa inglesa y pacifista. Era inevitable que comenzase a rumorearse que Daisy era una espía enemiga. Ya no era una jovencita, pasaba de los cuarenta años, y hasta entonces había tenido una vida cómoda y rodeada de lujos, pero al final acabó cansándose de los rumores, de la política, de la corte y de su marido y se marchó a la guerra a servir de enfermera en trenes-hospital en los frentes de Francia y Servia (con "v", no es una errata).
Daisy durante la guerra, con su uniforme de enfermera:
Por su parte Hans Heinrich XV fue uno de los más cercanos ayudantes del Kaiser durante la guerra. Cuando los Imperios Centrales decidieron crear un Reino de Polonia como protectorado austro-alemán, para que sirviese como estado tampón entre ellos y Rusia, el Príncipe de Pless se convirtió en uno de los candidatos al trono polaco. Pero las cosas no salieron como el príncipe esperaba. Alemania y Austria-Hungría perdieron la guerra, Polonia se convirtió en una república independiente, y, cumpliendo con las condiciones del Tratado de Versalles, en el ducado de Pless se celebró un plebiscito en marzo de 1921 en el que las tres cuartas partes de la población votaron por integrarse en la nueva república. El Príncipe de Pless perdió la mayor parte de sus dominios, lo que significó la ruina de la familia.
Un año después, en diciembre de 1922, Daisy y su marido se divorciaron. Si la situación económica del matrimonio era ya ruinosa, después del divorcio Daisy se quedó literalmente en la calle. En 1927 publicó su autobiografía, que se hizo muy popular en su versión inglesa, en Gran Bretaña y Estados Unidos. Fue el último momento de gloria de su vida. Los años posteriores fueron muy difíciles para la ex-princesa, que sufría cada vez más los problemas económicos y el aislamiento social, además de una enfermedad crónica.
Daisy murió en Wandenburg, en la pobreza más absoluta, el 29 de junio de 1943, un día después de su 70 cumpleaños. Wandenburg (Wałbrzych en polaco) había sido un gran centro de poder de la familia Hochberg-Pless. El otro era la ciudad de Pless, donde se encontraba el castillo del mismo nombre que como comenté antes llegó a ser residencia del Kaiser. El castillo de Pless era en realidad un palacio de estilo barroco con unos espectaculares jardines (en la actualidad es conocido como el Versalles polaco):
La otra gran mansión de la familia se encontraba en las cercanías de Wandenburg. El castillo de Ksiaz era completamente distinto al de Pless. Se trataba de una antigua fortaleza medieval edificada sobre una escarpada colina:
Sobre este castillo y la princesa Daisy me he encontrado con dos versiones contradictorias: unos dicen que el castillo de Ksiaz fue la residencia favorita de Daisy en sus años de princesa, pero otros afirman que lo odiaba por su falta de cuartos de baño. Como la primera versión nos viene mejor para nuestra historia, vamos a suponer que es la cierta.
Después de la invasión de Polonia en septiembre de 1939 los territorios del antiguo ducado de Pless volvieron a Alemania. Pero la familia Hochberg-Pless no llegó a recuperar sus antiguas posesiones. En 1941 el gobierno alemán confiscó el castillo de Ksiaz. Durante la guerra fue un centro de mando de las SS. Los nazis sin embargo tenía previsto usar la antigua fortaleza para funciones más importantes. El plan inicial era hacer de él un lugar inexpugnable donde ocultar documentos y riquezas de todo tipo. Más tarde se pensó en convertirlo en un refugio secreto para el propio Hitler. Bajo el castillo fue construída una gran red de galerías excavadas en la roca y con paredes de hormigón, que llegaban hasta los sesenta metros de profundidad, contando desde el patio del castillo. Junto a la que hubiera sido habitación del Führer en la fortaleza se encontraba el ascensor que descendía hasta el complejo subterráneo. En la construcción trabajaron miles de prisioneros del campo de concentración de Gross-Rosen, situado tan sólo a ocho kilómetros de distancia.
El coronel de la Luftwaffe Nicolaus von Below, uno de los ayudantes de Hitler que se mantuvo con él en el bunker de Berlín hasta el final, contó en sus memorias que en los meses finales de la guerra trató de convencer a Albert Speer para que se parasen las obras en Ksiaz, que consideraba un desperdicio inútil cuando el hormigón y el acero eran vitales en otros lugares. Speer le dio la razón en sus argumentos, pero le dijo que sería imposible detener la construcción del complejo. Así continuaron las obras hasta que la cercanía de las tropas soviéticas obligó a los alemanes a abandonar la región. Antes de la retirada Hitler dio orden de dinamitar las galerías subterráneas, y gran parte del complejo quedó destruido. O eso se cree, porque no es fácil saber qué queda en las profundidades de la montaña. El gobierno polaco sólo permite la entrada a la red de túneles a los investigadores autorizados.
Tanto misterio, con historias de bunkers secretos excavados en la roca, campos minados y tesoros ocultos, hizo que surgieran las inevitables leyendas locales, como la del tren que desapareció en 1945 tras partir de Wroclaw con un cargamento de oro, la de los platillos volantes nazis construidos en fábricas subterráneas bajo el castillo, o... la del fantasma de la princesa Daisy.
Se cuenta que la tumba de Daisy se encontraba en algún lugar del bosque de Ksiaz (recordemos que había muerto en la vecina ciudad de Wandenburg). Aunque era sabido por todos que vivía en la indigencia, se decía que la princesa había sido enterrada con un collar de perlas de seis metros, que había querido conservar a toda costa e insistía en lucir cuando era fotografiada. La leyenda dice que cuando las tropas soviéticas llegaron a la región encontraron la tumba y se llevaron las perlas, abandonando los restos de la princesa en el bosque. Desde entonces, el atormentado espíritu de Daisy, incapaz de encontrar la paz, vaga por las noches vestida de blanco entre las dependencias del castillo y las misteriosas galerías. Se dice que se la puede ver sobre todo a partir de la medianoche tocando el piano en su sala favorita de la fortaleza.
La posibilidad de que Hitler hubiese acabado viviendo en un castillo con fantasma me genera una duda inquietante: ¿quién de los dos habría pasado más miedo?
Estatua de la princesa Daisy en una calle de Pszczyna, el nombre actual (polaco) de la ciudad de Pless:
Fuentes:
http://www.br.terra.com/terramagazine/interna/0,,EI8867-OI2914625,00.html
http://en.wikipedia.org/wiki/Daisy,_Princess_of_Pless
http://en.wikipedia.org/wiki/Duchy_of_Pless
http://plessfamily.com/
http://www.bokus.com/bok/9780973157901/daisy-princess-of-pless-1873-1943/
http://forum.alexanderpalace.org/index.php?topic=301.0
Proyecto Selbstopfer
Desde que Londres fue bombardeada por primera vez por bombas volantes V-1, en junio de 1944, los alemanes lanzaron un total de 7.500 sobre Inglaterra. A menudo se ha considerado un error de Hitler que no utilizase las bombas volantes para tratar de hacer fracasar los desembarcos aliados en Normandía, lanzándolas contra los puertos desde donde partía la flota de invasión o contra las playas donde desembarcaban las tropas. Pero las V-1 tenían un problema que les restaba eficacia: su poca precisión. Se podían utilizar para bombardear una gran ciudad como Londres, pero no servirían contra la flota de invasión aliada. No había forma de dirigirlas contra un blanco concreto como un buque o una concentración de tropas. Como solución para poder utilizarlas en bombardeos tácticos contra objetivos militares, la famosa piloto de pruebas Hanna Reitsch propuso construir una versión pilotada de la V-1, similar al Ohka japonés. El desarrollo de esta idea fue el proyecto Selbstopfer ("Autosacrificio"). Para él fueron seleccionados cien pilotos del KG 200, la unidad secreta de operaciones especiales de la Luftwaffe, cuyas misiones eran los vuelos de reconocimiento de largo alcance con aviones propios o capturados al enemigo y el lanzamiento de agentes o comandos tras las lineas enemigas. La nueva unidad, la 5/KG 200, fue conocida como Leonidas Staffel (“Escuadrilla Leónidas”, por el rey espartano que opuso una resistencia suicida a los persas en la batalla de las Termópilas). Como comandante de la escuadrilla se eligió al teniente coronel Heiner Lange, un oficial que ya en una ocasión había propuesto una misión suicida, un ataque con planeadores contra centrales hidroeléctricas soviéticas.
Para el proyecto Selbstopfer fueron modificadas una serie de V-1 para convertirlas en bombas volantes tripuladas, a las que se dio el nombre de Fieseler Fi 103 A-1 Reichenberg, o Fi 103 R (el nombre oficial de la V-1 era Fieseler Fi 103). En principio existía la opción de que el piloto saltara en paracaídas antes del impacto, pero el ángulo de caida y la situación de la carlinga lo hacía muy difícil, por lo que en la práctica era un arma suicida. Se hicieron varias pruebas, en las que las V-1, tripuladas por pilotos del KG 200, eran lanzadas desde un Heinkel 111 pilotado por la propia Hanna Reitsch. Durante las pruebas fueron frecuentes los accidentes, en los que varios pilotos resultaron heridos. Finalmente, después de un grave accidente que le costó la vida al experto piloto de pruebas Heinz Kensche, el proyecto fue parado por Werner Baumbach, el comandante del KG 200, que no estaba dispuesto a perder a sus más valiosos pilotos en misiones suicidas. Los 175 Fi 103 R que se construyeron nunca llegaron a utilizarse.
Vista posterior de una Fi 103 R, la V-1 tripulada:
Un piloto en la carlinga de una Fi 103 R:
Soldados aliados inspeccionando una Fi 103 R capturada:
Fuentes:
El viejo acorazado que inició la guerra
El Schleswig-Holstein era uno de los cinco acorazados de la clase Deutschland, los últimos pre-dreadnought construidos para la Marina del Kaiser. Fue botado en diciembre de 1906 y asignado en julio de 1908. Se puede decir que nació desfasado, porque antes de su entrada en servicio había hecho ya su aparición el británico HMS Dreadnought, que supuso toda una revolución en la construcción de acorazados. Durante la Primera Guerra Mundial el Schleswig-Holstein estuvo presente en la batalla de Jutlandia, donde fue alcanzado por once cañonazos, aunque no sufrió daños graves.
Después de la guerra el Schleswig-Holstein fue uno de los seis obsoletos acorazados que los vencedores permitieron conservar a la marina alemana, junto a sus gemelos Schliesen y Hannover y otros tres de la clase Braunschweig, aún más anticuados, que servían para poco más que cumplir funciones de buques de entrenamiento y almacenes flotantes. Junto al Hannover y al Schliesen, el Schleswig-Holstein fue modernizado en dos ocasiones, en 1922-24 y en 1934-35. Entre 1926 y 1935 el Schleswig-Holstein fue el buque insignia de la marina de guerra alemana. En 1936, después de que entrasen en servicio en la Kriegsmarine los modernos acorazados de bolsillo de la clase Deutschland, fue convertido en buque de entrenamiento.
El 25 de agosto de 1939, en plena crisis prebélica entre Alemania y Polonia por la cuestión del corredor pomerano, el viejo buque-escuela llegó a Danzig, oficialmente en "visita de cortesía". Fondeó en el canal de Westerplatte, el canal de acceso al puerto, cerrado en su orilla derecha por la pequeña península de Westerplatte. Allí estaba situada una estación de tránsito polaca defendida por una reducida guarnición.
Hacia las cuatro de la madrugada del 1 de septiembre el Schleswig-Holstein soltó amarras y se dirigió a la salida del canal para colocarse en una posición de tiro más favorable. Estaba previsto que el ataque alemán a Polonia comenzase a las 4:45, pero los cañones de 280 mm del Schleswig-Holstein abrieron fuego contra la guarnición polaca minutos antes de la hora señalada. Por eso se suele decir que el viejo acorazado hizo los primeros disparos de la Segunda Guerra Mundial.
La mañana siguiente, mientras tropas alemanas avanzaban tratando de ocupar la península, el Schleswig-Holstein les ofrecía fuego de apoyo desde el canal, bombardeando las posiciones defensivas polacas. La guarnición de Westerplatte resistió hasta la tarde del día 7, cuando tras agotar las municiones el comandante polaco Henryk Sucharski decidió rendirse. Westerplatte fue conocida como "el Verdún polaco", por los continuos ataques y bombardeos que sus defensores tuvieron que soportar durante la primera semana de la guerra. Además de los cañones del Schleswig-Holstein y los bombardeos aéreos de los Stukas, para acabar con la resistencia polaca los alemanes trasladaron desde Prusia Oriental morteros pesados de 210 mm y un batallón de zapadores con lanzallamas.
Después de la rendición de la guarnición de Westerplatte el Schleswig-Holstein bombardeó Gdynia y otros objetivos polacos. El anticuado acorazado, al igual que su gemelo el Schliesen (el Hannover había sido retirado poco antes) tomó parte en otras acciones de guerra en el Báltico, participando en 1940 en la conquista de Dinamarca.
El Schleswig-Holstein bombardeando Gdynia, el 13 de septiembre de 1939:
A continuación volvió a su función de buque de entrenamiento hasta septiembre de 1944, cuando fue reconvertido en buque antiaéreo. Permaneció fondeado en el puerto de Gothenhafen (la polaca Gdynia que el propio Schleswig-Holstein había bombardeado al comienzo de la guerra) para servir como plataforma defensiva flotante. El 18 de diciembre de 1944 fue alcanzado por tres bombas lanzadas por bombarderos británicos y se hundió, pero al estar en aguas poco profundas su superestructura permaneció parcialmente sobre el agua y el buque pudo seguir cumpliendo su misión de defensa antiaérea. Al acabar la guerra fue reflotado por los soviéticos, que lo utilizaron como buque blanco hasta su hundimiento definitivo en la década de los 60.
El Schleswig-Holstein en septiembre de 1939:
Steven Zaloga: La invasión de Polonia
http://www.secondeguerre.net/articles/navires/de/cu/na_cuirreserve.html
http://es.wikipedia.org/wiki/SMS_Schleswig-Holstein
http://es.wikipedia.org/wiki/Clase_Deutschland
Han van Meegeren
El 17 de mayo de 1945, unos días después de la rendición alemana, una patrulla del ejército estadounidense descubrió cerca de mil doscientas obras de arte ocultas en el interior de una mina de sal austriaca. Los soldados habían dado con la colección personal del Reichsmarschall Hermann Göring, procedente del expolio de colecciones de arte públicas y privadas de la Europa ocupada. Una de las obras más valiosas de todas las rescatadas era el cuadro Cristo y la mujer adúltera, obra del maestro flamenco del s. XVII Johannes Vermeer.
Cristo y la mujer adúltera, la obra de arte recuperada por los soldados estadounidenses:
La pintura fue devuelta a Holanda, donde comenzó una investigación para averiguar la identidad del traidor que había vendido a los nazis parte del patrimonio artístico nacional. Junto al cuadro se encontró una factura fechada en Amsterdam en 1943 que consignaba su compra por un agente de la Gestapo llamado Walter Hoffman por una cantidad de 1,6 millones de florines. El vendedor era Alois Niedl, un marchante de arte y hombre de negocios alemán residente en Holanda desde hacía muchos años. Niedl era el agente de adquisiciones de Göring en Holanda cuando éste se lanzó a comprar casi compulsivamente obras de arte. Además, trabajaba sin saberlo para la RSHA, el servicio de seguridad de las SS, que a través de él y sus negocios turbios ponía en circulación grandes cantidades de libras esterlinas falsas que las SS fabricaban dentro de la Operación Bernhard (es decir, que la RSHA, a través de Hoffman, pagaba a Niedl con dinero falso, lo mismo que le había pasado al pobre Cicerón). Sometido a interrogatorio Niedl confesó que había comprado el cuadro en 1942 a un holandés llamado Henricus van Meegeren. Henricus (o Han, como se le conocía) era otro marchante de arte de Amsterdam, además de pintor de relativo éxito. En su juventud había logrado cierta fama como retratista y pintor de temas religiosos, pero aunque sus cuadros se vendían bastante bien la crítica siempre rechazó su obra achacándole una supuesta falta de talento y originalidad.
Han van Meegeren fue detenido el 29 de agosto de 1945, bajo la acusación de colaboración y complicidad con el enemigo en tiempo de guerra. En un principio se defendió alegando que él había comprado el Vermeer a un marchante italiano, presentándose como simple intermediario, pero su táctica resultó ser un error: Van Meegeren fue entonces acusado de comerciar no con una sino con dos potencias enemigas, Alemania e Italia. Se había metido en un lío realmente gordo. Era bastante probable que al ser acusado de doble traición a su país en tiempo de guerra en caso de ser declarado culpable fuese sentenciado a muerte. Ante esto, Van Meegeren cambió su declaración y confesó que el Vermeer era una falsificación pintada por él mismo. El cuadro había sido autentificado por expertos holandeses y norteamericanos, así que el tribunal no le creyó y pensó que era una treta desesperada de Van Meegeren al sentirse perdido. Pero a pesar del escepticismo del tribunal el abogado defensor consiguó que se permitiera al acusado demostrar su inocencia pintando otro Vermeer en su celda. En dos meses del verano de 1946, en presencia de testigos (un experto en arte, un fotógrafo, tres oficiales de justicia y el carcelero), Van Meegeren pintó Jesús entre los doctores, otra conocida obra del maestro Vermeer. Así se descubrió el origen de su impresionante fortuna (se calculaba en seis o siete millones de florines): Unos años antes, harto de las malas críticas que recibían sus pinturas propias, que le tachaban de simple imitador de los grandes maestros flamencos, decidió tomárselas al pie de la letra. Comenzó entonces a copiar obras del siglo de oro holandés y a vendérselas a los incautos que estaban dispuestos a comprarlas como auténticas.
Han van Meegeren durante el juicio:
El tráfico de obras de arte se disparó durante la guerra, ya que tenían tanto valor internacional como el oro pero eran mucho más fáciles de transportar. Por eso muchos de los compradores de las obras de Van Meegeren fueron dirigentes nazis que se dedicaron a transformar parte de sus fortunas en colecciones de arte. El traidor se había convertido para los holandeses en un auténtico héroe nacional que había engañado a los nazis. La fiscalía se vio obligada a retirar los cargos de traición, pero los cambió por otros de falsificación y fraude. Por ellos fue condenado a un año de prisión el 12 de noviembre de 1947. Murió unos días después, el 29 del mismo mes, de un ataque al corazón.
Han van Meegeren está considerado uno de los más grandes falsificadores de arte del siglo XX.
Van Meegeren en prisión, pintando Jesús entre los doctores:
Fuentes:
Dennis Mercury: Maestros del engaño
http://en.wikipedia.org/wiki/Han_van_Meegeren
http://opinionator.blogs.nytimes.com/2009/06/01/bamboozling-ourselves-part-4/
http://arttattler.com/archivevanmeegeren.html
El reno y la foto
Una foto espectacular:
Es un pobre reno asustado durante un bombardeo de la aviación alemana a Murmansk en 1942. Un animal inofensivo e indefenso atrapado en medio de una guerra brutal. La fotografía es del ucraniano Yevgeny Khaldei, en esa época un joven fotógrafo de la agencia TASS con un prometedor futuro. Con el tiempo Khaldei se convirtió en el reportero gráfico más famoso de la Unión Soviética. Es conocido sobre todo por haber sido el autor de una fotografía histórica, la de la bandera soviética sobre el Reichstag. Hay algo que esa foto tiene en común con esta: era una composición, o como Khaldei prefería decir, estaba retocada para "mejorar" la verdad.
Así contó el propio Khaldei la historia del reno y la foto:
"Durante los bombardeos, un reno salió de la tundra. Quería estar con la gente. Le construyeron un cobertizo para vivir, y le dieron un nombre, Yasha. Cada vez que sonaba la alarma corría junto a los soldados (no quería estar solo). Durante uno de los ataques aéreos tomé esta foto. En 1944, cuando la batalla de Murmansk terminó, los soldados no sabían qué hacer con él. Lo cargaron en un camión y lo llevaron de nuevo a la tundra, pensando que se uniría a otros renos. Pero el animal no podía entender lo que estaba sucediendo. Corrió tras el camión, todo el tiempo que pudo".
Por tanto, según Khaldei, el reno fue fotografiado durante un ataque aéreo. Podemos suponer que es cierto. Pero la foto no resultaba demasiado dramática, así que le añadió algunos detalles.
En primer lugar la explosión de la bomba en la colina es un añadido que se hizo a la original a partir de otra foto. Pero el retoque más llamativo son los aviones. Los que se ven en la foto ni siquiera son alemanes. Se trata en realidad de una formación de Hawker Hurricanes británicos. Murmansk era el puerto de destino de los convoyes del Artico, la principal entrada de los suministros que los aliados enviaban a a la Unión Soviética. Los Hurricanes de la RAF estaban en Murmansk para dar cobertura aérea a los mercantes británicos. Por supuesto no bombardeaban renos.
Casualmente (o no tanto) la ofensiva alemana contra Murmansk había recibido el nombre en código de Operación Renntier, "reno" en alemán.
La propaganda también es un arte.
Fuentes:
http://iconicphotos.wordpress.com/2009/05/21/shellshocked-reindeermurmansk/
http://blogs.canoe.ca/parker/general/anatomy-of-a-photograph/
Planes para la entrada de España en la guerra
En la segunda mitad de 1940 la entrada de España en la guerra al lado del Eje parecía casi inevitable. Hubo momentos en los que muchos, tanto de un bando como de otro, creyeron que era inminente. Y en consecuencia se prepararon para ello. Este es un pequeño resumen de los planes que españoles, alemanes y británicos tenían preparados para cuando Franco decidiese que había llegado el momento de ocupar su lugar entre los líderes del nuevo orden mundial.
Por parte española las hostilidades comenzarían, como no podía ser de otra manera, con el ataque a Gibraltar. De hecho los primeros planes del Estado Mayor Central del Ejército que recogían acciones ofensivas contra la colonia británica ya habían sido aprobados por Franco en agosto de 1939, pocos meses después del final de la Guerra Civil e incluso antes de que estallase el conflicto en Europa. Fue en esa fecha cuando comenzaron las obras de una línea de fortificaciones en la región del Estrecho. La línea fortificada tenía una longitud total de 120 Km, y constaba de casi 500 puntos fortificados y emplazamientos para 200 cañones. El gobierno español trataba de tranquilizar a los británicos mientras se construían las fortificaciones afirmando que eran obras meramente defensivas. Y en parte lo eran. Una de sus misiones era evitar que los británicos tratasen de obtener una zona de seguridad en torno al Peñón desembarcando en algún punto del litoral entre Barbate y la desembocadura del río Guadiaro. Además las fortificaciones principales se encontraban en La Línea, en la salida terrestre de la colonia británica. Pero también, como ya se especificaba en los planes del Estado Mayor de 1939, la línea fortificada se construía para cumplir con otras funciones: En primer lugar se trataba de concentrar una gran fuerza artillera capaz de batir la colonia británica con un intenso y continuo fuego de artillería con el fin de obtener su rendición. Y después, una vez conquistada la colonia, la artillería se utilizaría para cerrar el Estrecho a la navegación enemiga. Las fuerzas destinadas a las fortificaciones del Estrecho (dos divisiones y tres batallones de ametralladoras) estuvieron al mando del general Muñoz Grandes hasta julio de 1941, cuando tomó el mando de la División Azul.
Nunca España estuvo tan cerca de entrar en la guerra como en octubre de 1940. Fue cuando Hitler aceptó que una victoria rápida contra Gran Bretaña no iba a ser posible y fijó su atención en el Mediterráneo. Franco hacía meses que había cambiado la neutralidad española por la "no beligerancia", un status ambiguo, en realidad inexistente hasta que lo inventó Mussolini como paso previo a la beligerancia plena. Hitler era el amo de Europa, y otros, como el propio Mussolini, no habían dudado en subirse corriendo al carro de los vencedores cuando tuvieron la ocasión. La derrota de Francia daba a Franco la oportunidad de ver cumplidos sus sueños imperiales a costa de las colonias francesas en Africa. Y estaba Gibraltar, y la posibilidad de recuperarla aprovechando la situación crítica en la que se encontraba Gran Bretaña. Entrar en la guerra antes de que los británicos fuesen definitivamente derrotados permitiría a Franco sentarse en la mesa de negociación como uno de los vencedores de pleno derecho. En este contexto fue cuando ese mes de octubre el Estado Mayor Central del Ejército presentó su plan definitivo para la conquista de Gibraltar, la Operación C. Como estaba previsto desde que comenzó a construirse la línea fortificada del Estrecho el año anterior, la operación consistiría básicamente en que la artillería española machacaría sin descanso la colonia británica hasta acabar con sus defensas. El ataque constaría de las siguientes fases:
1- Fuego intenso sobre la artillería fija gibraltareña (por entonces 12 piezas de 305 mm, 9 de 225mm y 19 de 152 mm) a cargo de un total de 236 cañones y obuses de gran calibre emplazados a lo largo de la bahía de Algeciras.
2- Fuego contra la artillería antiaérea inglesa. La artillería española se aumentaría hasta totalizar 416 obuses y cañones de calibre variado.
3- Tiro de demolición para abrir paso a los carros, realizado por 170 piezas de gran calibre.
4- Ataques aéreos: 80 aparatos para bombardeo diurno y 20 nocturno.
5- Avance de la infantería apoyada por carros y por una cortina de fuego de morteros. Sólo si la infantería era obligada a retirarse se recurriría al asedio.
No había ninguna referencia a ayuda alemana.
Los preparativos comenzaron inmediatamente. En realidad antes de que se presentase el plan ya se habían preparado una importante cantidad de posiciones de artillería en torno a Gibraltar.
Por su parte, los alemanes también se estaban preparando para intervenir en España. El 12 de noviembre de 1940, después del fracaso de la cumbre de Hendaya, Hitler emitió su Directiva nº 18:
Se han iniciado las medidas políticas para inducir a España a ingresar prontamente en la guerra. El objetivo de la intervención alemana en la Península Ibérica (Operación Felix) será el sacar a los ingleses del Mediterráneo Occidental.
Para este propósito:
a) Gibraltar debe ser tomado y el Estrecho de Gibraltar cerrado.
b) Se debe evitar que los ingleses pongan el pie en otro punto de la Península Ibérica o de las islas atlánticas.
Para la preparación y ejecución de la operación se pretende lo siguiente:
Sección I:
a) Grupos de reconocimiento (oficiales en ropas de civil) completarán el requisito de preparación de la ejecución de la operación contra Gibraltar y para la captura de los campos aéreos. En lo concerniente al camuflaje y la cooperación con los españoles ellos estarán regidos por las medidas de seguridad del Departamento de Inteligencia Exterior.
b) Unidades especiales del Departamento de Inteligencia Exterior en cooperación encubierta con los españoles, tomarán medidas para la protección del área de Gibraltar contra los intentos ingleses para extender el área de vigilancia o descubrir prematuramente y entorpecer los preparativos.
c) Las unidades designadas para las acciones se alistarán lejos de la frontera franco-española y sin darle a las tropas explicaciones prematuras sobre la operación. La alerta preliminar para el comienzo de las operaciones serán emitidas 3 semanas antes que las tropas crucen la frontera franco-española (Pero solamente después de terminados los preparativos respecto a las islas atlánticas).
En vista de la limitada capacidad de los ferrocarriles españoles, el Ejército designará mayormente unidades motorizadas para la operación de manera que los ferrocarriles sólo sean usados para suministros.
Sección II
a) Dirigidos por observaciones en las cercanías de Algeciras, unidades de la Luftwaffe conducirán ataques aéreos desde suelo francés contra las unidades de la flota inglesa fondeadas en la Bahía de Gibraltar y después del ataque aterrizarán en aeropuertos españoles.
b) Poco después las unidades asignadas para actuar desde España cruzarán la frontera franco-española por tierra o por aire.
Sección III
a) El ataque para la captura de Gibraltar será ejecutado por tropas alemanas.
b) Las tropas se organizarán para marchar hacia Portugal en caso de que los ingleses traten de poner el pie en ese país. Las tropas designadas para esto marcharán hacia España inmediatamente después de las fuerzas asignadas para Gibraltar.
Sección IV
Si fuera necesario, se tendrá el apoyo de los españoles del lado del Marruecos Español para cerrar el estrecho después de la captura de Gibraltar.
Se aplicará lo siguiente relacionado con el poderío de las unidades comprometidas en la Operación Félix:
Heeres:
Las unidades designadas para Gibraltar deben ser lo suficientemente fuertes para tomar el Peñón aún sin la ayuda española. Conjuntamente, un grupo menor debe estar disponible para apoyar a los españoles en el supuesto caso de que los ingleses intenten desembarcar en otro lugar de la costa española.
Para la posible marcha hacia Portugal, se tendrán listas principalmente unidades móviles.
Luftwaffe:
Para el ataque aéreo del puerto de Gibraltar se asignarán fuerzas suficientes para garantizar un éxito rotundo.
Para las subsiguientes operaciones contra objetivos navales y para el apoyo a las unidades terrestres se transferirán a España unidades de bombardeo en picada.
Se asignarán suficientes unidades de Artillería Antiaérea para las fuerzas terrestres incluso para ser utilizadas contra blancos terrestres.
Kriegsmarine:
Se proveerán U-boots para combatir a la escuadra inglesa de Gibraltar, en especial para atacar la evacuación de la isla que se espera ocurrirá después del ataque aéreo.
Para apoyar a los españoles en la clausura del Estrecho de Gibraltar, se preparará la transferencia de baterías costeras con la cooperación con la Kriegsmarine.
No se prevé la cooperación de Italia.
Las islas atlánticas (particularmente las Canarias y las islas Cabo Verde) a raíz de las operaciones en Gibraltar ganarán importancia para la conducción de nuestras operaciones navales y también para los ingleses. El Comandante en Jefe de la Kriegsmarine y el Comandante en jefe de la Luftwaffe estudiarán como puede apoyarse la defensa española de las Canarias y cómo pueden ocuparse las islas de Cabo Verde.
De la misma forma requiero que se examine la cuestión de la ocupación de Madeira y de las Azores así como las ventajas y desventajas que tendrían para la conducción de la guerra naval y aérea.
Se me harán llegar esos exámenes a la mayor brevedad posible.
Firmado:
Adolf Hitler
Los preparativos para la operación comenzaron inmediatamente después de que Hitler emitiese la directiva. El ataque a Gibraltar sería efectuado por dos regimientos de tropas de élite y una gran fuerza artillera bajo el mando conjunto del general Ludwig Kuebler. Las fuerzas asignadas fueron el Regimiento de Infantería Grossdeutschland y el 98º Regimiento de la 1ª División de Montaña, además de 26 batallones de artillería y otras unidades auxiliares. El avance de estas unidades a través de la península estaría cubierto por tres divisiones motorizadas, que tendrían que hacer frente a un posible ataque británico desde Portugal (la 16ª División Motorizada se concentraría en Valladolid, la 16ª División Panzer en Extremadura, y la División SS Totenkopf en los alrededores de Sevilla). Otras dos divisiones se mantendrían en reserva para intervenir en el Protectorado de Marruecos si fuese necesario.
La fecha inicialmente prevista para el inicio de las operaciones era el 10 de enero de 1941. Pero para que las tropas alemanas pudiesen atravesar la península y atacar Gibraltar tenían que conseguir antes que España se uniese definitivamente al Eje.
En la reunión entre Franco y Hitler en Hendaya había quedado claro que los españoles estaban dispuestos a entrar en la guerra, pero sólo después de recibir la ayuda militar y económica que demandaban. Hitler confiaba en poder presionar lo suficiente al gobierno español para que accediese a sus propuestas sin necesidad de comprometerse en nada. A petición del ministro de Asuntos Exteriores alemán Joachim von Ribbentrop, su homólogo Serrano Suñer viajó a Berchtesgarden para una reunión con Hitler el 19 de noviembre. Pero ya era demasiado tarde. En el verano de ese año había sido Franco quien estuvo tentado de entrar en la guerra (en aquel momento habría comenzado con una invasión del Marruecos francés), pero se había encontrado con la indiferencia de Hitler, que no quería dar motivos a los franceses partidarios de continuar la lucha. A partir de agosto/septiembre, cuando empezó a haber dudas de una victoria rápida alemana, la situación se dio la vuelta: los estrategas alemanes empezaron a prestar atención al Mediterráneo, y los españoles comenzaron a dudar, porque eran conscientes de que España no estaba preparada para una guerra larga.
En el mes de noviembre era ya evidente que Mussolini se había precipitado al entrar en la guerra sin la preparación necesaria (los ejércitos italianos estaban siendo destrozados en Grecia y Libia). El ejemplo de Italia tuvo que influir mucho en la postura que tomó Franco ante las presiones de Hitler. Además se acercaba un invierno que iba a ser muy difícil. España estaba destrozada por tres años de guerra civil, la gente literalmente se moría de hambre, y si la guerra provocaba el fin del comercio con el continente americano, de donde procedían las vitales importaciones españolas de trigo y petróleo (algo que con el dominio británico del Atlántico iba a ser imposible de evitar) la situación del país terminaría siendo catastrófica si antes sus aliados del Eje no garantizaban que sustituirían ellos a los suministradores americanos. En un informe fechado el 11 de noviembre y firmado por el entonces capitán de fragata Luis Carrero Blanco, jefe de Operaciones del Estado Mayor de la Marina, se insistía en estos puntos, siendo por otra parte bastante pesimista con las alternativas: cuando comenzase la guerra las comunicaciones atlánticas quedarían cortadas (lo que incluía la imposibilidad de defender las Canarias), pero además, mientras los británicos siguiesen dominando el Mediterráneo, los alemanes no podrían abastecer a España de todos los productos que necesitase aunque quisieran, porque los transportes por ferrocarril serían insuficientes para ello (Carrero se refería al petróleo y el trigo provenientes del Mar Negro, que sólo podría llegar sin problemas a España si se expulsaba a los ingleses del Mediterráneo). La conclusión de Carrero era que España no tendría que entrar en la guerra antes de que las fuerzas del Eje tomasen Suez. Sólo si los británicos perdían el canal de Suez tendría sentido arriesgarse. Con la otra entrada al Mediterráneo en manos del enemigo, el cierre de Gibraltar habría sido prácticamente inútil y España no tendría garantizado el suministro de los productos esenciales que necesitaba.
En resumen, España entraría en la guerra, pero no antes de que estuviese realmente preparada. Esa había sido la auténtica posición de Franco en Hendaya y fue lo que repitió Serrano en Alemania.
La entrevista fue por tanto un nuevo fracaso: Hitler pretendía que se fijase la fecha para la Operación Felix (que sabemos que se acababa de aprobar), mientras que Serrano insistió en que no podía hacerlo mientras no se asegurasen los suministros vitales que España iba a necesitar. Puede que al quedar desbaratados sus planes en esta reunión fuese cuando Hitler empezó a culpar a Serrano Suñer, al que consideraba un personaje intrigante y falso (una imagen totalmente equivocada, ya que Serrano era posiblemente el español que más deseaba entrar en la guerra al lado de Alemania).
A medida que pasaba el tiempo disminuían las presiones alemanas para que España entrase en la guerra. El 18 de diciembre Hitler firmó la Directiva nº 21, que ordenaba el comienzo de los preparativos para invadir la Unión Soviética la primavera siguiente. Enero de 1941 era la fecha límite para la Operación Felix, a partir de entonces a Hitler no le iba a interesar distraer fuerzas en el Mediterráneo occidental, cuando las fuerzas armadas alemanas tenían que concentrarse en preparar el ataque a la URSS. Al ver los nulos resultados de la cumbre de Hendaya y del viaje de Serrano Suñer a Alemania Hitler supo que en ningún caso Franco aceptaría lanzarse a la guerra sin garantías de ayudas económicas y militares (y de ganancias territoriales, un punto que le ponía en una situación difícil con Mussolini y con Pétain). La beligerancia española sólo se habría conseguido después de una negociación larga y difícil. Cuando se dio cuenta de eso, Hitler perdió todo su interés por España y Gibraltar.
Había otro posible punto de discordia que en principio habría sido menor, pero que pudo haber tenido su importancia: Como se puede ver en la Directiva 18, en los planes alemanes no se tiene en cuenta la participación española en la toma de Gibraltar: sería una operación totalmente alemana. Eso era algo que Franco difícilmente habría aceptado. Gibraltar tendría que ser ocupado por tropas españolas, era una cuestión de honor.
Por su parte, también los ingleses se preparaban para la inminente entrada de España en la guerra. Estas eran las órdenes enviadas por el Almirantazgo británico a sus fuerzas en Gibraltar y el Atlántico el 22 de julio de 1940 para el caso de que se confirmase la beligerancia española:
Detallamos a continuación el plan de guerra contra España.
A. Se pretende mantener una fuerza basada en Gibraltar para el control del Estrecho mientras pueda utilizarse como base naval. La composición de esta fuerza depende de las circunstancias en esa coyuntura, pero por el momento consiste en la Fuerza H.
B. Tan pronto como sea posible después del comienzo de la guerra serán ejecutadas operaciones contra Vigo, Cádiz y Ferrol. Ordenes separadas serán comunicadas para cada una de estas operaciones.
C. Se están preparando planes y disponiendo fuerzas detalladas para la ocupación de las islas Azores y Cabo Verde y se pretende que se lleven a cabo tan pronto como se inicie la guerra. El riesgo de ruptura de relaciones con Portugal será aceptado puesto que se asume que en todo caso Portugal será invadido por España y está más allá de nuestras posibilidades proporcionarle asistencia militar para su defensa.
D. La ocupación de las Canarias es una empresa impracticable en el momento actual pero sí se prevén operaciones ofensivas contra esas islas.
E. Si el uso de Gibraltar se hace inviable las fuerzas allí presentes se irán en parte a Freetown y en parte al Reino Unido según las circunstancias. La XIII Flotilla de Destructores probablemente quedará emplazada en las Azores tan pronto como estas islas hayan sido ocupadas.
F. Se llevará a cabo un minado ofensivo de las entradas a los puertos noroccidentales de España siguiendo órdenes del Almirantazgo y en cuanto la oportunidad lo permita. Un depósito de minas magnéticas está siendo remitido en estos momentos a Gibraltar y la consiguiente apreciación sobre la política general de minado contra España será comunicada al comandante en jefe de las Fuerzas del Atlántico Medio, al comandante en jefe de las Fuerzas en el Mediterráneo y al comandante en jefe de las Fuerzas del Atlántico Norte, para servirles de guía en la ejecución de las operaciones.
La respuesta inglesa, inmediatamente después de que se confirmase la beligerancia española ("tan pronto como se inicie la guerra"), sería la ocupación de las islas atlánticas portuguesas (operaciones Brisk y Shrapnel), para lo que se designaron fuerzas navales y terrestres, con un plazo previsto de embarque de 48 horas desde que se recibiese la orden. Se descartaba realizar desembarcos en las Canarias, por la escasez de recursos y la fuerte resistencia prevista a la ocupación. En cambio los ingleses esperaban ocupar las Azores y Cabo Verde sin resistencia, y poder utilizarlas a continuación como bases que les ayudasen a conservar abiertas las rutas atlánticas. También estaba previsto el minado de los puertos atlánticos españoles. Además la Royal Navy atacaría varios puertos (Vigo, Cádiz o Ferrol) "tan pronto como fuera posible".
Si España entraba en la guerra la situación británica en el Mediterráneo se volvería muy difícil. También en el Atlántico se complicaría mucho si dejaban que se instalasen bases aéreas o navales enemigas en las Azores (que podrían cortar las rutas con América) y en Cabo Verde (que lo harían con las del cabo de Buena Esperanza, la única alternativa a las comunicaciones con el Mediterráneo oriental y Asia si Gibraltar quedaba cerrado). El plan británico lo que pretendía era adelantarse a una invasión hispano-alemana de Portugal, o a su entrada forzada en el Eje, que sería una consecuencia inevitable de la beligerancia de España y la presencia militar alemana en la península. No se esperaba una ocupación por sorpresa por fuerzas alemanas de las islas portuguesas, y menos aún la fortificación posterior de estas islas con fuerzas suficientes (aunque como se ve en la directiva 18, Hitler no descartaba ninguno de esos objetivos). Pero la ocupación de estos archipiélagos era lo único que podían hacer los británicos con los escasos recursos de los que disponían para paliar el daño que les haría que el Eje pudiese utilizar bases en la Península Ibérica y la costa atlántica del norte de Africa.
Las fuerzas designadas para las operaciones Brisk y Shrapnel (cuatro batallones de Royal Marines y otro de infantería) fueron concentradas en el puerto de Plymouth en julio de 1940, y el material bélico y los suministros estuvieron preparados en Liverpool, todo ello dispuesto para partir en un plazo de cuarenta y ocho horas desde la recepción de la orden de embarque. Tropas y equipos se mantuvieron en espera hasta 1941.
La ocupación de las islas Canarias se descartó porque habría necesitado como mínimo de una división de infantería y una importante fuerza naval, que incluiría un portaaviones y varios cruceros, demasiado para las otras necesidades que tenían los ingleses en ese momento, cuando la propia Inglaterra estaba amenazada de invasión. Aun así, se hicieron planes para la invasión de las Canarias si surgía la ocasión, al igual que otras operaciones aún más ambiciosas, como la ocupación del Marruecos español si había posibilidad, o el apoyo a una posible resistencia armada a la entrada de tropas alemanas por algún sector del ejército español en el sur de la península...
Pero en principio los ingleses ni siquiera esperaban poder mantener Gibraltar por mucho tiempo, por lo que en sus planes no se destinaban fuerzas extra para la defensa de la colonia británica. Con el puerto y el aeropuerto al alcance de la artillería española no tendrían ninguna forma de recibir ayuda, y el asedio haría que Gibraltar cayese tarde o temprano. Los ingleses no arriesgarían una flota para intentar abastecer Gibraltar, porque aunque resistiese iba a ser inútil como base naval o aérea y el estrecho iba a estar cerrado para ellos igualmente (a diferencia de Malta, donde sí que arriesgaron y perdieron muchos buques para mantenerla a toda costa). Su única posibilidad era que los defensores de Gibraltar pasaran a la ofensiva y consiguiesen ampliar y mantener un perímetro de seguridad de varios kilómetros para dejar a la colonia fuera del fuego directo de la artillería española, pero para eso iban a necesitar muchos más medios que los que tenían disponibles. De hecho ese plan existió, pero fue descartado.
Finalmente Hitler dirigió toda su atención al este y se olvidó de Gibraltar. Franco por su parte mantuvo su "no beligerancia", aunque volvió a tener la tentación el verano siguiente, cuando el ataque alemán a la URSS le dio la excusa ideológica que necesitaba. Pero no pasó del gesto simbólico de organizar una fuerza de voluntarios que participaría en la guerra contra el comunismo integrada en el ejército alemán. Las presiones económicas del bloque anglosajón pudieron más que las afinidades ideológicas y los sueños imperiales.
Fuentes principales:
Enrique Moradiellos: Franco frente a Churchill
Manuel Ros Agudo: La guerra secreta de Franco
http://www.exordio.com/1939-1945/militaris/batallas/felix.html
http://www.exordio.com/1939-1945/codex/Documentos/directiva18.html
http://mundosgm.com/smf/index.php/topic,717.0.html
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