Gracias al blog amigo La tinaja de Diógenes me he enterado de que el pasado domingo se cumplieron treinta y cinco años de la publicación en el Reino Unido del disco The Wall, del grupo de rock británico Pink Floyd.
The Wall (“El muro”) es un disco conceptual de rock progresivo, compuesto en su mayor parte por el bajista y líder intelectual de Pink Floyd (al menos lo era en aquellos años), Roger Waters. Tuvo un gran éxito, convirtiéndose en uno de los discos más vendidos de todos los tiempos, y actualmente está considerado como una de las obras cumbre de la historia del rock. En 1982 se estrenó Pink Floyd – The Wall, una película dirigida por Alan Parker y protagonizada por Bob Geldof, otro conocido rockero británico. El guión era del propio Roger Waters, y, aparte de algún pequeño añadido, consistía básicamente en poner imágenes (tanto reales como animaciones) a la música y a la historia que se contaba en el disco. A pesar de su lenguaje metafórico y de los continuos episodios oníricos, pienso que no es difícil seguir el argumento, incluso sin saber ingles. Relata la vida de un músico de rock llamado Pink, de su viaje a la locura y su liberación final.
¿Y qué relación puede haber entre la Segunda Guerra Mundial (tema habitual de este blog) y una historia de conflictos internos y dudas existenciales de una estrella del rock?
Pues bien, este es un fragmento de la película:
La muerte en la guerra del padre de Pink cuando él tenía apenas unos meses de vida fue el primer ladrillo de su muro personal, utilizando la metáfora que se repite a lo largo de toda la obra. El trauma de crecer sin figura paterna y el odio hacia la sociedad que fue surgiendo en él (causado por la insensibilidad con la que el alto mando decidió sacrificar la vida de su padre y por la hipocresía de los mensajes de condolencia que recibió su madre) marcaron su personalidad adulta y le empujaron a un camino de autodestrucción.
Pink es Roger Waters. No al cien por cien, pero al menos en parte la historia que relata en The Wall es una autobiografía. Y así es en este punto en concreto. Roger Waters tenía cinco meses cuando su padre, el alférez Eric Fletcher Waters, murió en combate en Anzio, Italia, el 18 de febrero de 1944.
La batalla de Anzio fue un intento aliado de flanquear la Línea Gustav, la red de fortificaciones alemanas que atravesaba la península italiana del Tirreno al Adriático e impedía el avance hacia Roma de las fuerzas desembarcadas en el sur del país. El 22 de enero de 1944 una división británica y otra estadounidense desembarcaron en Anzio, al norte de la línea defensiva alemana y a tan solo cincuenta kilómetros de Roma. Pero la resistencia enemiga fue mucho más fuerte de lo previsto, y decenas de miles de soldados aliados se quedaron atrapados durante meses en una pequeña franja de terreno con el mar a sus espaldas, incapaces de romper el cerco.
El alférez Waters era uno de los oficiales de la compañía Z del 8º Batallón de los Royal Fusiliers, integrado en la 56ª División de Infantería británica. En febrero de 1944 su división fue desplegada en la cabeza de playa de Anzio para relevar a las agotadas tropas de la 1ª División de Infantería. El 17 de febrero los alemanes lanzaron un fuerte contraataque al norte de las posiciones aliadas, obligando a los británicos a retroceder hasta cinco kilómetros en algunos puntos. Al día siguiente la ofensiva llegó a las posiciones que cubría la compañía Z. La unidad de Waters fue rodeada por tropas de élite de la 4ª División Fallschirmjäger (paracaidistas). El 19 de febrero los aliados repelieron el ataque y recuperaron el terreno perdido. Pero ya era demasiado tarde para la compañía Z, que había sido aniquilada casi por completo. Entre los muertos estaba el alférez Eric Waters, el padre de Roger.
Las secuencias con las que se recrea la batalla en la película son históricamente inexactas. En primer lugar hay que decir que la intención sí era representar la batalla de Anzio, y en concreto la fase de la lucha en la que murió el padre de Roger Waters. La prueba está en la placa que aparece fugazmente en la iglesia y en la que se lee: "En honor de los oficiales, suboficiales y hombres del 8º/9º Batallón de los Fusileros Reales que dieron sus vidas en la Segunda Guerra Mundial en Anzio" (minuto 4'25). Dicho esto, las escenas de soldados británicos desembarcando en vehículos anfibios en medio de un mortífero fuego de artillería (esto no se ve en el fragmento que he puesto, está en las secuencias inmediatamente anteriores), los combates en las playas, las trincheras, los globos cautivos... todo eso es ficción. Los aliados controlaban el puerto de Anzio, y era allí donde se efectuaban los desembarcos de tropas, directamente en los muelles desde los buques de transporte. No hubo asaltos anfibios en aquella fase de la batalla. De hecho, en realidad eran los alemanes los que en aquellos momentos estaban atacando las posiciones británicas. Además, el 8º Batallón de los Royal Fusiliers había sido desplegado varios kilómetros tierra adentro, lejos de la costa. Hay algunos detalles que chirrían un poco, como que en 1944 un Stuka se aventurase a atacar una cabeza de playa protegida con artillería antiaérea, pero podemos suponer que no era del todo imposible.
No me gustaría que se entendiese esto como una crítica, sino como una curiosidad que nos sirve para conocer un poco más cómo se desarrolló esta batalla en concreto. Siempre estaré a favor de la libertad de los artistas para representar a su gusto los hechos que quieren narrar, sin la obligación de ceñirse a la realidad histórica. Quien quiera conocer en profundidad un episodio histórico lo último que debería hacer es documentarse en una película musical, así que tampoco veo mucho sentido a las exigencias de rigurosidad.
Pero, sobre todo, esto me ha servido de excusa para poner un poco de buena música.
Gracias por lo que me toca.
ResponderEliminarEn realidad lo que pretendía Waters con su álbum era reflejar el impacto de la guerra, la mala educación, la falta de comunicación, la frustración, la locura... Esos muros que se van levantando según vamos creciendo. El grado de veracidad o rigor histórico de la película está claro que, desde el punto de vista conceptual, es algo totalmente secundario.
Un saludo.
Eso está claro. Creo que Waters (que fue el guionista de la película) sí quiso recrear la batalla en la que murió su padre, pero tomándose unas cuantas licencias artísticas.
EliminarNada reprochable, por otra parte.
Un saludo, Cayetano.