Alois era medio hermano de Adolf Hitler, hijo de Alois Hitler y su segunda esposa, Franziska Matzelsberger (la tercera, Klara Pölzl, sería la madre de Adolf). En 1909, durante un viaje por las islas británicas (con el fin de estudiar su industria hotelera, según decía él), Alois conoció en Dublín a una muchacha irlandesa llamada Brigid Dowling. Brigid se fugó con Alois a Londres. Más tarde la pareja se estableció en Liverpool, donde en 1911 tuvieron su único hijo, William Patrick. Alois abrió sucesivamente un pequeño restaurante, una casa de huéspedes y un hotel, pero ninguno de los negocios salió adelante. En 1914, Alois, arruinado, abandonó a su mujer y a su hijo y regresó a Alemania. El estallido de la Primera Guerra Mundial separó a la familia definitivamente. Alois se volvió a casar, sin haberse divorciado de Brigid, y tuvo otro hijo con su nueva esposa. William no volvería a ver a su padre hasta 1929, ya con 18 años, cuando viajó a Alemania para conocer a su familia germana.
En 1933 Adolf Hitler se convirtió en canciller de Alemania. Por entonces William Patrick Hitler vivía en Londres y estaba sin empleo, así que pensó en aprovechar sus conexiones familiares. Viajó a Alemania con la intención de que su tío le ayudase a encontrar trabajo. Éste le consiguió empleo en un banco, más tarde en la fábrica de Opel, y finalmente como vendedor de automóviles. Pero William no estaba satisfecho e insistió en pedir a su tío un trabajo de más categoría. Hubo rumores de que le chantajeaba con vender a la prensa secretos vergonzosos de la familia Hitler, como la bigamia de su padre, o incluso que apoyaría públicamente a los que aseguraban que el abuelo del Führer era un judío austriaco. Posiblemente para asegurarse de tenerle controlado, en 1938 Hitler se comprometió en buscarle un puesto de alto rango si William renunciaba a su ciudadanía británica. William no las tenía todas consigo, no se fiaba de las intenciones de su tío, y decidió huir del país.
De vuelta en Londres, a comienzos de 1939, William escribió un artículo para la revista Look titulado "¿Por qué odio a mi tío?". Su situación en Inglaterra se volvía cada vez más incómoda a medida que la crisis prebélica crecía en intensidad, y en marzo decidió aprovechar una invitación del magnate William Hearst y viajar con su madre a Estados Unidos para realizar una gira de conferencias con el tema "Mi tío Adolf". Cuando estalló la guerra en Europa William y su madre se quedaron a vivir en Estados Unidos. Al principio sus conferencias levantaban mucha expectación, pero tras la entrada en la guerra de Estados Unidos a finales de 1941 el interés del público desapareció.
William Patrick con su madre en Estados Unidos; en el titular del periódico se lee "Al infierno con Hitler":
En 1942, William escribió al presidente Roosevelt para pedir que se le permitiese alistarse en las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos:
(...) Yo solo soy uno entre muchos, pero tengo una vida que entregar y puedo prestar un servicio a esta gran causa para que, con la ayuda de todos, triunfe al final. Todos mis familiares y amigos marcharán pronto hacia la libertad y la decencia bajo las barras y estrellas. Por eso, Señor Presidente, le presento respetuosamente esta petición para preguntarle ¿me permitiría unirme a su lucha contra la tiranía y la opresión? (...) He tratado de unirme a las fuerzas británicas, pero mi éxito como conferenciante me ha convertido probablemente, en uno de los mejores oradores políticos con la policía teniendo que controlar frecuentemente a multitudes clamorosas en Boston, Chicago y otras ciudades. Esto provocó en las autoridades británicas una respuesta negativa a mi petición. Los británicos, aunque amables y corteses, son un pueblo estrecho de miras, en mi opinión, errónea o acertada, y creo que a la larga no podrían sentir simpatía por una persona con mi nombre. El alto costo que exigiría el procedimiento legal británico para cambiarme el nombre es una solución que escapa a mis posibilidades financieras. Al mismo tiempo, dudo que el Ejército canadiense facilitase mi entrada en sus fuerzas armadas. Tal y como están las cosas, y sin ninguna orientación oficial, me parece que tratar de alistarme como sobrino de Hitler es algo que requiere una extraña clase de valentía que soy incapaz de reunir, privado de cualquier apoyo oficial. (...) También puedo reflejar aquí que en un momento de gran complacencia e ignorancia traté de hacer las cosas que, como cristiano, sabía que eran lo correcto. Como fugitivo de la Gestapo advertí a Francia a través de la prensa que Hitler planeaba invadirla ese mismo año. También avisé al pueblo británico por los mismos medios de que la llamada "solución" de Munich era un mito que traería terribles consecuencias (...) Ahora, el tiempo de escribir y hablar ha pasado y solo soy consciente de la gran deuda que mi madre y yo debemos a los Estados Unidos. Más que ninguna otra cosa me gustaría ver pronto el combate activo y por lo tanto, ser aceptado por mis amigos y compañeros como uno más en esta gran lucha por la libertad (...).
Como consecuencia de aquella solicitud, el FBI realizó una investigación que concluyó sin que pudiesen encontrar ninguna evidencia de actividades subversivas, lo que allanó el camino para que William pudiera ingresar en las fuerzas armadas. A pesar de ello tuvo que esperar hasta 1944 para alistarse finalmente en la Marina. Según una anécdota que se publicó en varios periódicos, cuando se presentó al oficial de reclutamiento, este le respondió, en tono jocoso: "Encantado de verle, señor Hitler, mi nombre es Hess".
William Patrick Hitler en la oficina de reclutamiento de la US Navy:
Aquella fue la última vez que William Hitler apareció en público. Durante la guerra sirvió en el teatro de operaciones del Pacífico como ayudante farmacéutico (Pharmacist's Mate, el "doc" o "sanitario" de las películas). Un ayudante farmacéutico de la Marina podía tener un destino de lo más apacible (enfermero en un hospital naval, por ejemplo), pero también uno de alto riesgo en primera línea (como el de sanitario en una compañía de Marines). No he encontrado ninguna información sobre el servicio de William Hitler en la US Navy, pero se sabe que recibió el Corazón Púrpura, una condecoración que solo se concede a los que han sido heridos en combate.
En 1946 William Hitler dejó la Marina, cambió su nombre por el de William Patrick Stuart-Houston, y trató de llevar una vida discreta, intentando que el mundo se olvidase de él. En 1947 se casó con Phyllis Jean-Jacques, una chica alemana doce años más joven que él a la que había ayudado a instalarse en Estados Unidos antes de la guerra a petición de su hermano Heinz, el hijo de la segunda mujer de su padre (a diferencia de William, Heinz Hitler era un nazi convencido; fue hecho prisionero por los soviéticos y murió en cautiverio durante la guerra). Ese mismo año, aprovechando los conocimientos que había adquirido en su servicio militar, creó una empresa que realizaba análisis sanguíneos para hospitales y se estableció junto con su esposa en el pequeño pueblo de Patchogue, en Long Island. Su primer hijo nació en 1949. Extrañamente, para alguien que decía detestar a su tío y quería por encima de cualquier otra cosa escapar de su historia familiar, William llamó a su primogénito Alexander Adolf. Muchos años más tarde un periodista localizó a Alexander y le hizo una entrevista, en la que entre otras cosas le preguntó el motivo por el que sus padres habían escogido Adolf como su segundo nombre: "No lo sé, yo no estaba allí cuando lo decidieron", fue su escueta respuesta. El matrimonio tuvo tres hijos más, todos varones: Louis (1951), Howard Ronald (1957) y Brian William (1965).
William murió en Patchogue el 14 de julio de 1987, dieciocho años después que su madre, en el anonimato que había buscado durante gran parte de su vida. Su familia se planteó incluso enterrarlo en una tumba anónima, aunque finalmente lo hicieron con su nombre legal.
Su hijo Howard Ronald Stuart-Houston, inspector fiscal, murió en un accidente de tráfico en septiembre de 1989. Era soltero y no tenía hijos, al igual que sus tres hermanos. Hay rumores que hablan de un pacto familiar para no tener descendencia y hacer que la estirpe de los Hitler desaparezca con ellos. Alexander lo negó en la entrevista que le hicieron, aunque no de manera demasiado rotunda: "Tal vez mis otros hermanos lo tenían, pero a mí nunca me dijeron nada". Alexander estuvo empleado durante décadas como trabajador social, mientras que sus dos hermanos tienen un negocio de jardinería. Todos ellos guardan su privacidad tan celosamente como lo hizo su padre.
Fuentes principales:
http://www.natemaas.com/2012/05/william-patrick-hitler.html
http://www.telegraph.co.uk/news/worldnews/northamerica/usa/1382115/Getting-to-know-the-Hitlers.html
http://ww2gravestone.com/general/hitler-stuart-houston-william-patrick
http://en.wikipedia.org/wiki/William_Patrick_Stuart-Houston
El apellido podría abrir puertas o cerrarlas, depende del dónde y del cuándo. Con ese currículum familiar cualquiera se lo pensaría dos veces antes de aceptar a un Hitler. No me extraña nada lo del pacto familiar. Llevar ese apellido era un estigma.
ResponderEliminarUn saludo.
Antes de la guerra William trató de usar su apellido para que se le abriesen puertas. Incluso después de abandonar Alemania aprovechó su parentesco con el Führer para convertirse en una especie de celebridad. Pero con el tiempo se convirtió en una carga y se pasó media vida huyendo de su pasado familiar.
EliminarUn saludo.
Recuerdo un episodio de una antigua serie de policías, Hill Street Blues, en el que salía un humorista con una carrera condenada al fracaso porque su apellido era Hitler, no muy apropiado precisamente para alguien que pretende vivir de la comedia. Pero él se negaba a cambiarse de nombre por respeto a su familia.
ResponderEliminarApellidarse Hitler debe ser un peso complicado de llevar. Antes de la guerra, en la guía de teléfonos de Nueva York había 22 personas apellidadas Hitler; después de la guerra ya no quedaba ninguno. Ah, ¿y sabías que el padre de Hitler se cambió el apellido en 1877? De no ser así, estaríamos hablando de Adolf Schicklgruber. Parece sacado de un sketch de los Monty Python.
ResponderEliminarGoebbels le habría cambiado el nombre. Llamándose Adolf Schicklgruber no habría tenido ningún futuro como líder de masas.
EliminarRecuerdo haber leído que en algún lugar de Estados Unidos hay una calle dedicada a Hitler. A un Hitler local, claro, un vecino prominente con ese apellido.
Claro, ¿te imaginas a las masas gritando "Heil, Schicklgruber!"? Habría sonado ridículo. Saludos.
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