En el pulso que el general Douglas MacArthur mantenía con el almirante Chester Nimitz por la dirección de la guerra en el Pacífico, un sector importante de la prensa estadounidense tomó abiertamente partido por el primero. Eran los mismos que antes del ataque a Pearl Harbor habían conformado el poderoso lobby aislacionista, encabezados por el magnate de los medios de comunicación William Randolph Hearst. En su campaña contra Nimitz, los diarios de Hearst aprovechaban cualquier oportunidad para atacar a los generales del Cuerpo de Marines, y especialmente a su comandante en jefe, el general Holland M. (o, como le conocían sus hombres, Howlin Mad, “loco aullador”) Smith, un hombre irascible y con poco tacto que se había ganado la enemistad de medio Washington por decisiones como la de relevar a dos generales del Ejército por “falta de agresividad”. El editor del Chicago Tribune, Robert McCormick, había llegado a describir a Smith como “un asesino de sangre fría, dilapidador indiscriminado de vidas humanas”.
Cuando se hicieron públicas las primeras cifras de bajas en Iwo Jima, en marzo de 1945, la terrible matanza que estaba teniendo lugar en aquella pequeña isla perdida en medio del Pacífico se convirtió en munición para la prensa pro-MacArthur. La isla todavía distaba mucho de haber sido conquistada, con los japoneses oponiendo una fuerte resistencia en el norte y el este, pero Nimitz, presionado por la prensa, decidió aplacar a la opinión pública anunciado oficialmente que Iwo Jima estaba ya bajo el control de las fuerzas estadounidenses.
Para escenificar la ocupación oficial de la isla por parte de los Estados Unidos, se preparó una ceremonia de izado de la bandera en el cuartel general del general Harry Schmidt, comandante del V Cuerpo Anfibio, situado a doscientos metros al norte de la cima del monte Suribachi. En la ceremonia, celebrada a las nueve y media de la mañana del 14 de marzo de 1945, tomó parte una guardia de honor formada por veinticuatro marines, ocho por cada una de las divisiones que participaban en la batalla. Entre los presentes, además del general Schmidt y los comandantes de división que se hallaban en la isla, se encontraban el general Holland Smith y el vicealmirante Richmond Turner, comandante de las fuerzas anfibias de la Flota del Pacífico. Tras el izado de la bandera se procedió a la lectura de un comunicado del almirante Nimitz. El encargado de hacerlo fue el jefe de personal del V Cuerpo Anfibio, el coronel David Stafford:
“Yo, Chester William Nimitz, Almirante de Flota de la Marina de los Estados Unidos, comandante en jefe de la Flota del Pacífico de Estados Unidos y el Área del Océano Pacífico, proclamo por la presente lo siguiente: Las fuerzas de Estados Unidos bajo mi mando han ocupado ésta y algunas más de las islas Volcano...”
En ese momento una descarga de artillería sobre las posiciones japonesas en la “bolsa de Cushman”, en el este de la isla, silenció las palabras del coronel, contradiciendo lo que se decía en la declaración. Holland Smith, con lágrimas en los ojos, confesó al general Erskine: “Esto ha sido lo peor que he vivido hasta ahora, Bobbie”. Al término de la ceremonia, el general Smith y su estado mayor abandonaron la isla por vía aérea.
Tres días después, el 17 de marzo, el almirante Nimitz emitió un nuevo comunicado anunciando que a las 18:00 horas la resistencia japonesa en Iwo Jima había llegado a su fin y la isla había sido asegurada. La nota terminaba con una sentencia que se haría famosa: “Entre los americanos que sirvieron en Iwo Jima, el valor fuera de lo común fue una virtud común”. El marine Dale Worley escribió en su diario: “Hoy la isla ha sido declarada oficialmente segura. Izaron la bandera en la base de ‘las Rocas Calientes’ [el nombre que daban los marines al monte Suribachi] Nosotros aún estamos combatiendo, pero lo llaman ‘operaciones de limpieza’”.
La resistencia organizada en Iwo Jima terminó el 26 de marzo con un ataque banzai lanzado por varios centenares de soldados japoneses contra las posiciones estadounidenses en la costa occidental. En las semanas posteriores continuaron las operaciones de limpieza para acabar con numerosos focos aislados de resistencia. Los combates aún costarían cientos de vidas.
Fuentes:
Derrick Wright: La batalla de Iwo Jima
http://www.ibiblio.org/hyperwar/USMC/IV/USMC-IV-VI-11.html
La prensa siempre manipulando y arrimando el ascua a su sardina. Los lectores, como tontos, ayer y hoy, creyendo todo lo que dice El Mundo, El País, La Razón o el ABC. Más que lectores, devotos creyentes, ingenuos, incautos y manipulados. Terrible poder el de la prensa alimentado por los inocentes lectores.
ResponderEliminarUn saludo.
No creo que los lectores sean tan inocentes. Al final uno cree lo que quiere creer, elige la lectura que sabe que estará de acuerdo con sus ideas y rechaza las que le llevan la contraria.
EliminarPero sí, la prensa partidista y manipuladora no es un invento de ahora, existe desde que existe la prensa. Y en Estados Unidos saben mucho de eso. Sin ir más lejos, la intervención estadounidense en la guerra de Cuba fue en gran parte consecuencia de una estrategia comercial de Hearst.
Un saludo, Cayetano.