A comienzos de 1944 el mayor Patrick Leigh-Fermor y el capitán William Stanley Moss, dos oficiales del SOE (Special Operations Executive, la unidad británica encargada de las operaciones encubiertas en territorio ocupado por el enemigo) en El Cairo, idearon una operación para secuestrar y trasladar a Egipto al general Friedrich-Wilhelm Müller, gobernador militar alemán en Creta. Los británicos pretendían que fuese una acción sin derramamiento de sangre, para evitar represalias contra la población civil. El general Müller, comandante de la 22ª División Aerotransportada, tenía una fama de gran brutalidad. Durante su mandato como gobernador de la isla se había ganado el odio del pueblo cretense.
El 4 de febrero de 1944 Leigh-Fermor y Moss, junto a dos agentes cretenses del SOE llamados Georgios Tyrakis y Emmanouil Paterakis, embarcaron en un avión con intención de lanzarse en paracaídas sobre Creta. El tiempo era horrible, y al llegar sobre el objetivo Leigh-Fermor fue el único que se atrevió a saltar. Mientras el mayor contactaba con la resistencia cretense, sus compañeros trataron de reunirse con él hasta en tres ocasiones, pero en todas ellas el avión tuvo que regresar a a Egipto a causa del mal tiempo. Finalmente el el 4 de abril (dos meses después del salto de Leigh-Fermor) los tres hombres desembarcaron de una lancha motora británica en una cala de la costa sur de Creta. Fueron recibidos en la playa por Leigh-Fermor y un grupo de partisanos. Su objetivo, el general Müller, ya no estaba en la isla. Había sido reemplazado el 15 de febrero por el general Heinrich Kreipe. Pese a ello decidieron seguir adelante con el plan y capturar al nuevo comandante.
Con todos los componentes del comando reunidos al fin en la isla, pudieron comenzar las labores de reconocimiento y vigilancia. Los británicos contaron con la valiosa ayuda de Mikis Akoumianakis, uno de los hombres de la resistencia local, que tenía su casa en la misma calle en la que se encontraba la Villa Ariadna, la residencia de Kreipe en Cnossos. Leigh-Fermor, vestido como un pastor cretense, se dedicó a recorrer Cnossos y sus alrededores para comprobar los movimientos alemanes. Tras unos días observando las idas y venidas del general, ultimaron los detalles del secuestro. El plan consistía en montar un falso control de carretera en el momento en el que Kreipe se dirigiese a su casa al final de la jornada. Los dos oficiales británicos, que hablaban muy bien alemán, obligarían al coche a detenerse, y con la ayuda de Tyrakis y Paterakis reducirían al chófer y capturarían al general.
El 26 de abril fue el día elegido para la acción. Aquella noche Leigh-Fermor y Moss, vestidos con uniformes de cabos de la Feldgendarmerie (la policía militar alemana), esperaron el paso del coche del general en la carretera de Heraklion a Cnossos. Cuando lo vieron acercarse le hicieron señales para que frenase. El coche se detuvo, y Moss golpeó al conductor con su porra y lo arrastró fuera del vehículo con la ayuda de Tyrakis, mientras Leigh Fermor y Paterakis se encargaron de inmovilizar a Kreipe. El comando condujo durante más de una hora por las carreteras de la isla, con Moss ocupando el puesto del conductor, Leigh-Fermor a su lado haciéndose pasar por el general, y Kreipe en el asiento trasero sujetado por los dos cretenses. Cuando llegaron a las montañas, Moss, Tyrakis, Paterakis y Kreipe siguieron el camino a pie. Leigh-Fermor, antes de reunirse con ellos en un punto acordado de antemano, condujo el coche hasta un lugar aislado y lo abandonó allí, dejando en su interior una nota para los alemanes:
A LAS AUTORIDADES ALEMANAS EN CRETA:
Señores, su comandante divisionario, el general Kreipe, ha sido capturado hace poco por una incursión BRITÁNICA a nuestro mando. Cuando lean esto, estará camino de El Cairo. Queremos señalar con toda insistencia que esta operación se ha llevado a cabo sin ayuda de CRETENSES o partisanos CRETENSES y que los únicos guías empleados han sido soldados en servicio activo de las FUERZAS DE SU MAJESTAD EL REY DE GRECIA en Oriente Medio, quienes vinieron con nosotros. Su general es un honorable prisionero de guerra y se le tratará con toda la consideración dada a su rango. Cualquier represalia contra la población local estaría del todo injustificada.
Auf baldiges Wiedersehen!
P.D. Nos duele mucho tener que dejar abandonado este excelente coche.
Según contaría después de la guerra un miembro del cuartel general de Kreipe, cuando llegó la noticia del secuestro al comedor de oficiales de Heraklion se hizo un incómodo silencio que alguien rompió diciendo: "Bueno, señores, creo que esto se merece una ronda de champán". El general Kreipe no era muy popular entre sus subordinados. El temor que inspiraba explicaría la facilidad con la que los agentes del SOE circularon por las carreteras de Creta sin que nadie se atreviese a detener el coche del general en ninguno de los numerosos puestos de control por los que pasaron.
El grupo cruzó las montañas, ocultándose de las patrullas alemanas y los aviones de reconocimiento que les buscaban por toda Creta. Durante la huida el general Kreipe se fracturó un brazo en una caída y tuvo que llevarlo en cabestrillo. Cuando estaban llegando a la playa donde iban a ser recogidos, en la costa sur de la isla, recibieron el aviso de que el lugar estaba vigilado por tropas alemanas y tuvieron que ocultarse mientras acordaban un nuevo punto de rescate con El Cairo. Al fin, el 14 de mayo el equipo del SOE y su prisionero embarcaron en una cala cercana a Rodakino en una lancha motora británica que les llevó hasta Mersa Matruh, en Egipto.
Aunque en un principio el general Bruno Bräuer, sustituto de Kreipe, amenazó con castigar a los cretenses, finalmente no hubo represalias alemanas. Después de todo, el único herido en la acción había sido el prestigio del ejército alemán.
El general Kreipe fue trasladado desde Egipto a un campo de prisioneros en Canadá, y más tarde a otro campo especial en Gales. Fue liberado en 1947. En 1950 William Moss publicó un libro en el que relataba la historia del secuestro, Ill Met by Moonlight. En 1957 el libro fue llevado al cine, en una película con el mismo título protagonizada por Dirk Bogarde:
En 1972 los principales personajes de esta historia, incluyendo a la víctima del secuestro, se reencontraron en un programa de la televisión griega, una versión del clásico formato "Esta es su vida". Si alguien tiene curiosidad por ver el programa entero, está en Youtube (en griego, por supuesto):
Fuentes principales:
Peter D. Antill: Creta, el gran asalto paracaidista nazi
http://en.wikipedia.org/wiki/Kidnap_of_General_Kreipe
Que pena no estar subtitulado el programa para entender lo que se decian los protagonistas del suceso,por que,¡menuda historia!!
ResponderEliminarEl protagonista del programa era Leigh-Fermor, que parece que se defendía muy bien en griego. Y al general Kreipe, el último invitado, le hablaba en alemán y hacía él mismo de traductor (por cierto, le trataba con mucho respeto, dirigiéndose a él con "Herr general"), así que no había necesidad de poner subtítulos ni siquiera en griego. Son las desventajas de tener un invitado políglota.
EliminarEl que no estaba en el programa era Moss. Paterakis y Tyrakis son los dos primeros invitados.
Dicho sea de paso, al sucesor de Kreipe lo ejecutaron al terminar la guerra. Sin saberlo, los commandos al secuestrarlo le salvaron la vida al general alemán.
ResponderEliminarAl sucesor, el general Bruno Bräuer, y al predecesor, el general Müller. Friedrich-Wilhelm Müller era un comandante cruel, que se ganó el apodo de "el carnicero de Creta". Bräuer pagó por los crímenes de Müller, y tienes razón en que es bastante probable que Kreipe también hubiese acabado ante un pelotón de fusilamiento de haber permanecido en Creta.
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