- El record absoluto de aviones derribados por un piloto de caza durante la Segunda Guerra Mundial lo posee el alemán Erich Hartmann, con la increíble cifra de 352 derribos. La totalidad de los 106 pilotos a los que se les reconocieron 100 o más victorias eran alemanes. En comparación, el mayor as aliado en el frente occidental, el británico Johnnie Johnson, derribó "solo" 38 aparatos enemigos. Sin duda en estos resultados influyeron la calidad de los aviones y del entrenamiento de los pilotos germanos, como también (y mucho) que a diferencia de otras fuerzas aéreas ellos tenían un tiempo de servicio ilimitado en unidades de combate. Pero además, aunque duela a los numerosos fans de la Luftwaffe, en la mayoría de los casos las cifras de derribos se inflaron por motivos propagandísticos.
- Con una treintena de victorias en tan solo quince meses de servicio, Douglas Bader fue uno de los mayores ases de la RAF. El 9 de agosto de 1941 Bader chocó en el aire con un caza alemán y tuvo que saltar en paracaídas sobre la Francia ocupada. Fue capturado y enviado a un hospital, del que intentó fugarse poco después. A aquella primera tentativa de evasión le seguirían muchas más. Bader se pasó el resto de la guerra siendo trasladado de un campo de prisioneros a otro a medida que sus intentos de fuga fracasaban. Acabaron enviándole a Colditz, un viejo castillo convertido en prisión de alta seguridad para oficiales aliados. Pero Bader seguía tratando de evadirse, así que los guardias tomaron una decisión drástica: amenazaron con confiscarle las piernas. Y es que Douglas Bader solo podía andar con la ayuda de prótesis. Había perdido sus dos piernas en un accidente aéreo en 1931.
- Uno de los planes de evasión más ingeniosos de Colditz fue el ideado por dos pilotos de la RAF llamados Jack Best y Bill Goldfinch. Lo que estos dos oficiales pretendían era huir del castillo volando. En un desván que había sobre la capilla construyeron un planeador de dos plazas con trozos de madera y telas robadas. Tenían intención de lanzarlo desde el tejado, para lo que prepararon una pista de despegue a base de mesas de madera y una especie de catapulta con una bañera llena de hormigón como contrapeso. Esperaban poder volar lo suficiente como para alcanzar la orilla opuesta del río Mulde. El planeador nunca se puso a prueba. En abril de 1945 Best y Goldfinch estaban completando los preparativos finales, pero al saber que las tropas estadounidenses se encontraban ya cerca de Colditz, decidieron esperar su la liberación y no arriesgarse en un intento de fuga.
- La VVS (Fuerza Aérea Soviética) fue la única fuerza aérea de la Segunda Guerra Mundial que aceptó a mujeres como pilotos de combate. La mayor as de la guerra fue la teniente Lidya Litvak. Entre el verano de 1942 y el verano de 1943 logró 11 derribos individuales y 3 compartidos pilotando un caza Yakovlev Yak-1. Fue la primera mujer de la historia que derribó un avión en combate aéreo (un Ju-88 sobre Stalingrado, el 13 de septiembre de 1942). La prensa soviética la apodaba "el Lirio Blanco de Stalingrado". Desapareció en una misión de combate sobre Ucrania el 1 de agosto de 1943. Su cuerpo no apareció hasta 1979.
- El 14 de septiembre de 1939, la segunda semana de la guerra, tres Blackburn Skua del portaaviones británico Ark Royal localizaron en el Atlántico Norte al submarino alemán U-30. El u-boot se sumergió rápidamente para escapar del ataque, pero antes de que desapareciese, los aviones alcanzaron su posición y lanzaron sobre él varias bombas perforantes. En lugar de penetrar en el agua, las bombas rebotaron en la superficie y estallaron en el aire, justo debajo de los aviones. Dos de los Skuas cayeron al mar, derribados por sus propias bombas. Los pilotos fueron rescatados por el submarino alemán.
- La RAF recurrió a menudo a palomas mensajeras como sistema de alarma para sus bombarderos. Si el avión tenía que efectuar un aterrizaje de emergencia, la paloma era liberada para que regresase a su base con un mensaje en el que se indicaba el lugar en el que había caído. Winkie era la paloma de un Bristol Beaufort que se estrelló en el mar el 23 de febrero 1942 tras haber sido alcanzado por fuego antiaéreo durante un raid sobre Noruega. La única esperanza de supervivencia de los tripulantes, apretujados en un bote sobre las gélidas aguas del Mar del Norte, era que que Winkie volase a su base con un mensaje en el que se indicaban las coordenadas del punto en el que habían amerizado. Cuatro horas más tarde Winkie llegó a la base aérea de Leuchars, en Escocia. Inmediatamente se puso en marcha una operación de búsqueda, y los náufragos fueron localizados y rescatados. Winkie les había salvado la vida.
- El 23 de noviembre de 1939 tres Hurricanes británicos se encontraron sobre Alsacia con un solitario Dornier Do-17. El bombardero trató de huir, pero los cazas le dieron alcance y abrieron fuego contra él. Cuando comenzó a caer, alcanzado en un motor, dos tripulantes saltaron en paracaídas. El teniente Cyril Palmer puso su Hurricane en paralelo al Dornier y vio al piloto abatido sobre los mandos. Se acercó más, confiado, cuando de repente el alemán resucitó, redujo bruscamente la velocidad para colocarse detrás del Hurricane, se cambió de un salto al asiento del navegante y abrió fuego con su ametralladora. La ráfaga alcanzó de lleno al caza británico. Palmer logró aterrizar con su Hurricane gravemente dañado en un campo cercano. A poca distancia tomó tierra el Dornier, pilotado por el sargento Arno Frankenberger, el hombre que le había engañado con el viejo truco de hacerse el muerto.
- Durante la Operación Barbarroja, la VVS emitió órdenes escritas para que sus pilotos embistiesen a los aviones atacantes si se quedaban sin municiones o las ametralladoras se encasquillaban. Fueron las llamadas tácticas Tarán (“ariete” en ruso). Se mantuvieron oficialmente hasta septiembre de 1944. No se trataba de ataques suicidas, ya que se suponía que el piloto podría recuperar el control del aparato o saltar en paracaídas tras golpear al enemigo, pero las posibilidades de supervivencia eran muy pocas. Cientos de pilotos soviéticos perdieron la vida cuando estrellaron sus aviones contra los bombarderos alemanes, aunque hubo algunos que se convirtieron en auténticos expertos y sobrevivieron a más de un ataque. En un mismo día, el 8 de abril de 1942, en Murmansk, Alexei Khlobystov reclamó el derribo de dos aviones (un Bf-109 y un Bf-110) en ataques Tarán.
- Los soviéticos eran los únicos que utilizaban los Tarán como una táctica oficial, pero en otros países se pueden encontrar también casos aislados de pilotos que recurrieron a un ataque de embestida como último recurso. El 2 de noviembre de 1940 el alférez de la Fuerza Aérea Griega Marinos Mitralexis interceptó un trimotor italiano Cant Z.1007 Alcione y lo persiguió disparando sus ametralladoras hasta que se quedó sin munición. Entonces se lanzó directamente contra el avión enemigo, alcanzándole por detrás y destrozándole el timón de cola con la hélice. El Alcione tomó tierra milagrosamente y su tripulación fue capturada por los griegos. Mitralexis aterrizó a poca distancia, con la hélice de su caza retorcida, pero ileso.
- El 6 de abril de 1941, el primer día de la invasión alemana de Yugoslavia, uno de los primeros objetivos de la Luftwaffe fue la base del 36º Grupo del 5º Regimiento de Caza de la Real Fuerza Aérea Yugoslava, situada en Režanovačka Kosa, cerca de la frontera búlgara. Los anticuados Hawker Fury yugoslavos, biplanos de cabina abierta de fabricación británica, tuvieron que enfrentarse a los Bf 109 y Bf 110 alemanes, muy superiores a ellos en todos los aspectos. Pese a ello, los yugoslavos lograron derribar tres Bf 109 y dos Bf 110 a un coste de once Furys perdidos (prácticamente la totalidad de la escuadrilla). Lo sorprendente es que la mayor parte de los cazas alemanes derribados no cayeron en un combate aéreo convencional, sino que fueron embestidos por pilotos yugoslavos en acciones suicidas. Como mínimo tres de ellos, los capitanes Konstantin Jermakov y Vojislav Popovic y el teniente Milorad Tanasic, se sacrificaron estrellando sus Furys contra aviones alemanes.
- Durante la invasión alemana de Yugoslavia se dio una situación única en toda la guerra: las dos fuerzas aéreas enfrentadas tenían como caza principal el mismo modelo de avión, el Messerschmitt Bf 109. Aquello eliminaba en gran parte la ventaja táctica que suponía para los cazas de la Real Fuerza Aérea Yugoslava combatir sobre territorio propio, ya que no podían contar con mucha ayuda de su artillería antiaérea, que incluso les escogía a ellos como blanco con demasiada frecuencia. Los artilleros yugoslavos en muchas ocasiones eran incapaces de distinguir los aviones propios de los alemanes, y tenían que decidir entre mantenerse al margen del combate o abrir fuego arriesgándose a derribar a uno de los suyos.
- Robert S. Johnson fue uno de los grandes ases de caza de la USAAF. El 26 de junio de 1943, durante una misión de escolta a bombarderos B-17 sobre Francia, su formación fue atacada por un grupo de Focke-Wulf Fw 190. Un proyectil de 20 mm explotó en la parte trasera de la carlinga del P-47 Thunderbolt de Johnson. Intentó saltar, pero no consiguió abrir la carlinga, destrozada por el impacto, así que se vio obligado a tratar de llegar a Inglaterra por su cuenta. Uno de los cazas alemanes vio que se retiraba del combate y salió tras él. Johnson, incapaz de defenderse, solo podía maniobrar a un lado y otro para tratar de esquivar las ráfagas de ametralladora. Al fin, tras una larga persecución, el alemán agotó sus municiones, sacudió las alas a modo de saludo y se dio media vuelta. Al aterrizar en Manston, Johnson comenzó a contar los agujeros de bala de su Thunderbolt. Lo dejó cuando había superado los doscientos, sin haberse bajado aún del avión. El piloto alemán era el teniente Egon Mayer, el primer as de la Luftwaffe que superó las cien victorias en el frente occidental.
Muy interesante el blog, lo he descubierto hace poco y me gusta mucho. No obstante no estoy de acuerdo en lo comentado sobre que las cifras de derribos atribuidos a los pilotos de la Luftwaffe están infladas por motivos propagandísticos. En la Luftwaffe eran muy estrictos con la atribución de victorias a los pilotos, mucho más que otras fuerzas aéreas, lo que obviamente no invalida el hecho de que también había victorias atribuidas en exceso como en el resto de fuerzas aéreas. De hecho hubo casos de traslados de pilotos fuera de su unidad por falseamiento de reclamaciones en el Mediterráneo. La gran cantidad de derribos atribuidos a los ases alemanes no sólo se debe a lo que comentas de superioridad técnica de los aviones y un mayor nivel de entrenamiento (especialmente en el frente oriental), también se debió a unas mejores tácticas de combate (copiadas por el resto de fuerzas oponentes durante la guerra), a una cada vez mayor superioridad numérica enemiga (aunque pueda parecer extraño, al ser más los aviones enemigos y menos los alemanes, los pilotos aliados tenían menos oportunidades de derribar aviones alemanes y al contrario) y al hecho de que los pilotos aliados (especialmente los estadounidenses y británicos) tenían tours de combate al final de los cuales necesariamente pasaban una temporada alejados de primera línea mientras que los pilotos alemanes combatían hasta ser derribados y resultar heridos (aunque en este caros muchos volvían al combate tras recuperarse) o muertos (no era normal ser trasladados a puestos fuera de primera línea)... o hasta que acabó la guerra, habiendo pilotos que combatieron desde el principio hasta el final de la misma.
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