Cuando el gobierno de los Estados Unidos decretó la suspensión de los derechos civiles y el internamiento de los ciudadanos japoneses y nisei (hijos de japoneses) de los estados del Pacífico, centenares de militares de origen japonés recibieron una orden de expulsión de las fuerzas armadas norteamericanas. En Hawai aquella medida suponía un grave trastorno, ya que en muchas unidades los americano-japoneses suponían un alto porcentaje del personal, así que los mandos locales solicitaron que se hiciese una excepción con ellos. Finalmente se permitió que los nisei hawaianos permaneciesen en el Ejército, e incluso se aceptaron cientos de solicitudes de alistamiento de jóvenes de origen japonés. Los nuevos reclutas fueron integrados en una unidad especial, denominada Batallón Provisional Hawaiano, y trasladados al continente para su periodo de instrucción. Cuando el Ejército quedó convencido de su lealtad, el reclutamiento se extendió a los campos de internamiento del territorio continental. Así nació el 442º Regimiento de Infantería, una unidad del Ejército estadounidense formada exclusivamente por nisei-americanos.
Kazuo Otani se alistó voluntario en el 442º Regimiento.en 1943. Un año antes este joven californiano, hijo de inmigrantes japoneses, había sido internado junto con toda su familia en el Centro de Reubicación de Gila River, en Arizona. Solo salió de allí para ingresar en el Ejército.
Las primeras tropas americano-japonesas, el 100º Batallón de Infantería, desembarcaron en Salerno en septiembre de 1943. En los meses posteriores llegarían a Italia el resto de unidades del regimiento. Los nisei tuvieron un papel destacado en la campaña italiana, en especial en las batallas de Montecassino y Anzio. En julio de 1944, cuando participaba en el avance estadounidense por la Toscana, el 442º era ya un regimiento experimentado y respetado.
Kazuo Otani era sargento de un pelotón de la Compañía G del 100º Batallón. El 15 de julio de 1944 guiaba a sus hombres en un avance en dirección a la localidad de Santa Luce, cerca de Pisa. De repente, al atravesar un campo de trigo, una ametralladora abrió fuego contra ellos y les inmovilizó en campo abierto. Otani supo que tenía que sacar a sus hombres de allí. Se levantó y cruzó el sembrado, atrayendo el fuego de la ametralladora alemana, hasta llegar a la cobertura de una pared de piedra. Sus hombres habían comenzado a reptar en su dirección, pero el enemigo no tardó mucho en concentrar el fuego en ellos. Otani salió de su refugio para atraer de nuevo el fuego enemigo, lo que permitió que los soldados que habían avanzado más llegasen a las rocas y se pusiesen a cubierto. Después de organizar a aquellos hombres para rechazar un posible ataque, volvió a atravesar el campo para reunirse con los rezagados del pelotón, una vez más con las balas silbando a su alrededor. Al llegar junto a sus hombres, les animó a avanzar y alcanzar la protección de las rocas, mientras él se quedaba atrás para darles fuego de cobertura. Cuando cruzaban, uno de los soldados fue alcanzado y cayó herido. Otani ordenó al resto que permaneciesen a cubierto, reptó hasta el herido y le arrastró hasta ponerle también a cubierto en el interior de una pequeña zanja. Había comenzado a prestarle los primeros auxilios, cuando una ráfaga de la ametralladora le alcanzó de lleno. El sargento Otani murió casi instantáneamente.
Kazuo Otani recibió a título póstumo la Cruz al Servicio Distinguido, la segunda condecoración en importancia del Ejército de los Estados Unidos. A finales de los 90 se revisaron las concesiones de medallas a soldados nisei-americanos durante la Segunda Guerra Mundial, y nada menos que a veintidós de ellos se les consideró merecedores de la Medalla de Honor, la máxima condecoración otorgada por las Fuerzas Armadas estadounidenses. En junio del 2000 la familia de Kazuo Otani recibió la Medalla de Honor de manos del presidente Bill Clinton.
El 442º Regimiento de Infantería es el regimiento más condecorado de la historia del Ejército de los Estados Unidos.
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