Johnny Spillane era un jugador de béisbol. Jugaba en la posición de parador en corto (shortstop en inglés). Por el lugar que ocupa dentro del campo, el parador en corto es el encargado de atrapar un alto porcentaje de las bolas lanzadas por el bateador del equipo contrario. Por tanto es un puesto para el que se requieren unos buenos reflejos y mucha velocidad de reacción (tengo que aclarar que soy un completo ignorante en todo lo relacionado con el béisbol, así que pido disculpas si algo de lo que he escrito es incorrecto). En 1942 había conseguido el sueño de todo joven deportista estadounidense: una oferta profesional de uno de los equipos más poderosos del país, los St. Louis Cardinals. Pero Estados Unidos estaba en guerra, y Spillane decidió que su carrera deportiva podía esperar. Así que, en lugar de firmar con los Cardinals, se alistó en el Cuerpo de Marines.
Spillane fue destinado al 2º Batallón de Tractores Anfibios de la 2ª División de Marines. Allí fue formado como tripulante de un LVT. El Landing Vehicle Tracked (ese es el significado de las siglas LVT), apodado aligator, era un vehículo de asalto anfibio sobre orugas, sin blindaje (al menos en sus primeras versiones, como la que le tocó tripular a Spillane), concebido para transportar a una veintena de hombres desde los buques de transporte de tropas hasta las playas y continuar tierra adentro hasta alcanzar una posición segura.
En agosto de 1942 Spillane participó en las operaciones anfibias en Guadalcanal. Aunque aquella acabaría siendo una de las batallas más duras de la guerra en el Pacífico, los japoneses apenas opusieron resistencia a los desembarcos de los marines en las playas, por lo que el paso de Spillane por Guadalcanal fue relativamente tranquilo.
Muy diferente iba a ser la siguiente misión de la 2ª División de Marines, el desembarco en el pequeño atolón de Tarawa, en las islas Gilbert. Allí les esperaban más de cuatro mil soldados japoneses fuertemente armados, dispersos en bunkers y blocaos por toda la isla, con centenares de cañones y ametralladoras apuntando al océano, y dispuestos a impedir por todos los medios a su alcance que el enemigo pusiese el pie en la isla. Por si fuera poco, un arrecife que bordeaba toda la isla servía de barrera natural contra las lanchas de desembarco que pretendiesen alcanzar las playas.
El 20 de noviembre de 1943 Spillane participó con su LVT en la primera oleada de desembarco en Tarawa. Las peores predicciones se cumplieron, y gran parte de las lanchas se quedaron atrapadas en los arrecifes. Los aligators se convirtieron en el arma decisiva de la batalla. En medio de un infierno de fuego de artillería, morteros y ametralladoras, los LVTs tuvieron que maniobrar continuamente para transbordar a los hombres desde las lanchas inmovilizadas hasta la orilla, a unos cientos de metros de distancia.
Restos de un LVT en una playa de Tarawa:
En uno de aquellos viajes, cuando su aligator alcanzó la playa transportando a una veintena de marines, Spillane vio una granada volar por los aires y caer dentro del vehículo. Sin pararse a pensar, la recogió antes de que explotase y la lanzó hacia atrás, al mar. Una segunda granada cayó en el LVT y Spillane repitió la operación. Sin tiempo para reponerse del susto, una nueva granada aterrizó en el interior del aligator. Spillane la atrapó y alargó el brazo para lanzarla al agua. En ese momento la granada estalló.
La mano derecha de Spillane había desaparecido. Su compañero, el conductor del LVT, le hizo un torniquete en el brazo y le aplicó sobre la herida polvo de sulfa (sulfamida, el componente básico del botiquín del soldado estadounidense). Fue inmediatamente evacuado a un buque hospital, donde le amputaron lo que le quedaba del brazo destrozado, y de allí a Estados Unidos.
Johnny Spillane se resistió a abandonar el béisbol. Tras superar una larga convalecencia, comenzó a entrenar con la mano izquierda. Al final tuvo que asumir que su carrera deportiva había terminado. Sin embargo, la abandonó a lo grande, con un homenaje que le tributaron en su estadio los St. Louis Cardinals, el equipo con el que nunca llegó a debutar.
Una historia estremecedora. Con su sangre fría al coger varias granadas, salvó su vida y la de los demás tripulantes de su LVT. Parece ser que sufrió 11 operaciones tras su evacuación a EEUU y que fue condecorado con el Corazón Púrpura y la Cruz de la Armada. Tuvo que ser muy doloroso para él, no poder continuar con su carrera deportiva. Al menos, regresó con vida a casa, algo que muchos marines tras lo de Tarawa no pudieron hacer.
ResponderEliminarSaludos, Nonsei
Ni casi ningún japonés.
EliminarComo dices, Spillane recibió el Corazón Púrpura, que se concede a todos los heridos en combate, y la Cruz de la Armada, la segunda condecoración en importancia de la Marina estadounidense, por el valor que demostró en Tarawa arriesgando su vida para salvar las de todos los tripulantes de su LVT.
Un saludo, Gluntz.
En tiempos de paz y en tiempos de guerra estaba claro que era un experto en parar lo que lanzaban los demás. Algo de "deformación profesional" tenía que haber ahí. Una locura que le costó bien cara pero que no le hizo cambiar de afición.
ResponderEliminarUn saludo.
Detrás de su actuación en la batalla había sin duda muchas horas de entrenamiento. Y no militar, precisamente.
EliminarUn saludo, Cayetano.