El 10 de agosto de 1942 la oficina de relaciones públicas del Ejército de los Estados Unidos emitió un comunicado de prensa en el que se aseguraba que aviadores del Primer Comando de Apoyo Aéreo habían descubierto "marcas secretas" en zonas rurales de la costa este del país. Aquellas señales, supuestamente colocadas por agentes nazis, parecían inocentes vistas desde el suelo, pero en el aire adquirían un significado siniestro. Su propósito, decían, era guiar a los bombarderos alemanes hacia objetivos de importancia militar, ya que, según se aseguraba, "apuntan directamente a fábricas de aviones y bases aéreas".
Sin dar detalles sobre su ubicación exacta, el Ejército hizo públicas tres fotografías como ejemplos de aquellas señales. Una mostraba un campo labrado, en el que la tierra en barbecho aparecía en un tono más oscuro que los terrenos de labranza que la rodeaban, formando una flecha:
Un segundo indicador se encontraba en una zona de bosque, y estaba formado por una vereda recta que conducía a un claro en forma de V:
La tercera señal estaba formada por sacos dispuestos en forma de número “9”, con la cola del 9 señalando en dirección a una fábrica de aviones cercana:
El Ejército aseguraba que las señales habían sido investigadas por el servicio de inteligencia de la Primera Fuerza Aérea y que “se han tomado las medidas adecuadas". Según se decía, eran "casos claros de cómo agentes enemigos o simpatizantes siembran en pacíficas tierras de cultivo potenciales dispositivos para ayudar a la destrucción".
El descubrimiento de las señales recibió una amplia cobertura de prensa, con titulares en las primeras planas de los principales periódicos del país. Los editoriales advertían de la necesidad de estar alerta para evitar las acciones de los quintacolumnistas.
Pero un diario de la capital, el Washington Star, quiso saber más detalles sobre el caso. Después de hacer algunas averiguaciones, los reporteros descubrieron sin mucha dificultad que meses antes oficiales del Ejército habían investigado las señales y habían deteminado que no eran ninguna amenaza. No solo se descartó que fuesen marcas hechas por agentes nazis, sino que incluso en dos de los casos los inocentes dibujos se habían realizado bajo la dirección de organismos del propio gobierno de los Estados Unidos.
La señal en el campo de cultivo se encontraba en la granja de Thomas Kane, en Freehold, New Jersey, y se había hecho cuatro años antes bajo la supervisión directa del Departamento de Agricultura para estudiar la erosión del suelo.
La marca en forma de V se encontraba cerca de Haleyville, New Jersey, y era una de las más de novecientas zonas de alimentación para aves creadas por la Comisión de Caza y Pesca de New Jersey en 1937.
El número 9 estaba formado por sacos de fertilizantes dejados caer de un camión en movimiento en la granja de C. Russell Bull, en Kiptopeke, Virginia. Se daba la circunstancia de que el señor Bull era voluntario en el servicio de vigilancia contra ataques aéreos en la región. La señora Bull afirmó al Washington Star que los militares habían visitado su granja en marzo y les habían llamado la atención sobre la extraña configuración de los sacos de fertilizantes, pero que se habían marchado después de que su marido los cambiase de posición. Asimismo, señaló que "hemos estado secando bolsas así durante años. Únicamente las tiramos de un camión en movimiento, y fue sólo una coincidencia que cayesen de esa manera".
El Departamento de Guerra, avergonzado por las revelaciones del Washington Star, admitió que la historia de las señales nazis "puede ser falsa". El responsable de haber hecho pública la información fue el mayor Lynn Farnol, un oficial de relaciones públicas del Ejército que era también agente de prensa en la vida civil. Farnol se defendió asegurando que el comunicado de prensa había sido aprobado por el personal de información del Departamento de Guerra. Sin embargo, el Departamento de Guerra se limitaba a revisar la información para comprobar que no violaba las normas de censura, sin poder entrar a valorar si lo que se decía era cierto o falso. Al parecer, debido a sus negocios privados el mayor Farnol tenía interés en mantener buenas relaciones con los periódicos, y eso fue lo que le llevó a enviarles lo que pensó que era una buena historia.
Fuente:
http://www.museumofhoaxes.com/hoax/photo_database/image/nazi_air_markers/
Por lo menos no dijeron que era cosa de los extraterrestres.
ResponderEliminarPorque se descubrió la verdad demasiado pronto. Si no habría podido pasar igual que con la Batalla de Los Ángeles, que se convirtió con los años en uno de los grandes mitos de la ufología:
Eliminarhttp://nonsei2gm.blogspot.com.es/2010/04/la-batalla-de-los-angeles.html