El 15 de agosto de 1945 millones japoneses oían por primera vez en su vida la voz de su emperador, anunciando por la radio la rendición incondicional del Japón.
El vicealmirante Matome Ugaki (que había sido jefe de Estado Mayor de Yamamoto y en 1943 había sobrevivido a la emboscada que le costó la vida) era el comandante en jefe de la 5ª Flota Aérea, y dirigía los ataques suicidas que se lanzaban contra la flota norteamericana en Okinawa. Estaba orgulloso de sus kamikazes. En su diario había escrito: "Soy feliz de ver que, cuando la situación se hace crítica, esta clase de método de ataque aparece espontaneamente, para mostrar así el glorioso camino de guerreros... el verdadero espíritu de un guerrero japonés".
Ese día, tras escuchar el mensaje del Emperador, ordenó preparar los aviones para una última misión, escudándose en que él no había recibido todavía ninguna orden directa de alto el fuego. En su último informe escribió:
"Sólo yo, Majestad, soy responsable de nuestro fracaso en defender la Patria y destruir al ensoberbecido enemigo. He decidido lanzarme en ataque sobre Okinawa, donde mis valerosos muchachos han caído como cerezos en flor. Allí embestiré y destruiré al engreído enemigo. Soy un bushi, mi alma es el reflejo del Bushido. Me lanzaré portando el kamikaze con firme convicción y fe en la eternidad del Japón Imperial. ¡Banzai!".
Ugaki arrancó las insignias de su uniforme y posó frente a uno de los aviones. A continuación, sin hacer caso de las protestas de sus subordinados, subió al avión, un bombardero en picado Yokosuka D4Y, portando únicamente un tantô (espada corta) que le había regalado el almirante Yamamoto. El piloto del avión, el alférez Akiyoshi Endo, se negó a dejar su puesto al almirante y se subió a la carlinga detrás de él. Como fue imposible hacerle bajar, finalmente el bombardero biplaza despegó en su último vuelo con una tripulación de tres hombres. Otros veinte voluntarios les siguieron en diez aparatos más. Los aviones se dirigieron hacia Okinawa para lanzarse contra la flota estadounidense, pero nunca llegaron a su objetivo, o al menos la marina estadounidense no reportó ningún ataque ese día. Es posible que en el último momento Ugaki cambiase de opinión y para no desobedecer al Emperador, que había ordenado el cese de los combates, decidiese estrellarse en el mar.
La fotografía que se hizo Ugaki al inicio de su última misión:
Fuentes:
Manuel Leguineche: Recordad Pearl Harbor
http://es.wikipedia.org/wiki/Matome_Ugaki
Que hombre tan coherente!!
ResponderEliminarque pelotudo este ugaki.Cruzo la delgadda linea entre el honor y la idiotez. Poco respeto por la vida. Tan poco como el que USA tuvo con los civiles inocentes de hiroshima y nagasaki.
ResponderEliminarSimios
José Argentino... que mal queda tu País.
ResponderEliminarEstás en todo tu derecho de no compartir la filsofía del Barón Ugaki pero no en el derecho de insultar a quién tiene una forma diferente de ver la vida y la muerte (Hagakure-Bushido).
Menos inteligente aún, me parece comparar a USA matando a miles de inocentes civiles premeditadamente con alguien que solo decide truncar SU propia vida.
Creo que te queda a medida tu propio último término: simio.
Respetuosamente
Elias
Este hombre si tenia HONOR, cuando sus hombres tenían que ir a una misión el Vicealmirante siempre les decía que pronto se reuniría con ellos en la muerte porque acometería el mismo una misión Kamikaze, cumplió su palabra como un buen Samurái.
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