Garbo fue el más importante de los agentes británicos bajo el mando del Comité XX, la sección del MI-5 encargada del control de los agentes dobles y de las operaciones de desinformación. Su labor fue fundamental para engañar a los alemanes sobre la fecha y el lugar de los desembarcos aliados en el Día D. Pero Garbo comenzó trabajando por su cuenta, después de que el servicio secreto británico le rechazase cuando se ofreció a trabajar para ellos en Madrid.
La verdadera identidad de Garbo era Juan Puyol García, un catalán que había luchado en el bando franquista durante la Guerra Civil. Un buen día de 1941 Puyol se presentó en la embajada británica en Madrid y les expuso su idea: contactaría con el servicio secreto alemán y se ofrecería a espiar para ellos en Inglaterra. Después se limitaría a enviar a los alemanes los informes falsos que le preparasen los ingleses. A pesar de que su propuesta fue rechazada por los británicos, Puyol siguió adelante en solitario con su plan. Acudió a la embajada alemana y se ofreció para trabajar para el servicio secreto como agente en Inglaterra. El Abwehr sí que le aceptó, y Puyol dejó Madrid supuestamente con destino a Londres, aunque a donde realmente se dirigió fue a Lisboa. Desde allí comenzó a enviar informes a sus controladores alemanes, completamente inventados, con la única ayuda de un mapa de inglaterra, un diccioneario de términos militares y una guía naval. Con esos medios y con sus escasos conocimientos era inevitable que cometiese errores que hiciesen sospechar a los alemanes. Nunca había estado en Inglaterra, no conocía las costumbres inglesas, ni siquiera las equivalencias entre libras, chelines y peniques (por lo que lo pasaba muy mal cuando tenía que enviar las cuentas de gastos, hasta que decidió hacerlas en dólares), y todavía tenía mucha menos información de temas puramente militares, como la organización del ejército británico. Un ejemplo es este curioso intercambio de mensajes, que he sacado del libro Garbo: Doble agente, escrito por Tomás Harris, su controlador en el MI5 (en realidad son los informes auténticos que escribió Harris en 1945 en los que explicaba su trabajo con Garbo). Puyol recibió en una ocasión el siguiente mensaje:
Comunicas los números de los regimientos de infantería vistos en tu viaje a Guildford. Los regimientos de infantería no tienen números sino nombres. Tus informes carecen por ello de valor alguno. Puntualiza, por favor. Lo mismo sucede con tu alusión a la 2ª Brigada Acorazada. Disponemos de información de que está en el extranjero. ¡Espero tu aclaración!
Puyol respondió haciéndose el ofendido:
Me sorprende lo que dices respecto a la numeración de regimientos y sobre las brigadas acorazadas. ¿Nunca has oído hablar de las instituciones llamadas Ministerio de Guerra y Estado Mayor General? Hace casi un año, esas instituciones, con la finalidad de evitar el espionaje, se refieren con números a las unidades de combate. Esos números no son de conocimiento público como los nombres. Dado que en las instrucciones que me disteis cuando salí de España aludíais a esos números (lo que era cierto, puede que fuese un error, pero se le pedía entre otras cosas que buscase la localización de ciertos regimientos designados con números), supuse que estábais enterados. Por eso yo y mis agentes nos hemos esforzado siempre por descubrir los números de las unidades, lo que no ha sido tarea fácil. Tengo en mi poder pruebas que corroboran esta afirmación y la información referente a las órdenes emitidas, una de las cuales conseguí en uno de mis viajes. Comunicadme, por favor, qué procedimiento queréis que siga.
La respuesta alemana, practicamente pidiendo disculpas por haber dudado de él:
Respecto a los nombres y designación de unidades militares: Es interesante en primer lugar conocer el nombre inglés de las unidades y cuando sea posible también el número. Si no se pueden conseguir ambas cosas se han de dar una u otra. No es necesario que nos envíes pruebas porque tenemos plena confianza en ti. Tu estancia ahí sigue siendo de máxima importancia y es igualmente importante que la prolongues el mayor tiempo posible. Repito que aquí estamos sumamente satisfechos con tu colaboración.
Finalmente, en 1942 Puyol contactó en Lisboa con el MI-5 y volvió a ofrecerles trabajar para ellos. Esta vez los británicos sí que aceptaron y trasladaron a Londres a Puyol (al que pusieron el nombre en clave de Garbo, porque decían que era el mejor actor del mundo), donde comenzó a trabajar bajo el control del Comité XX.
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