Estoy sorprendido del revuelo que ha causado el salto de Felix Baumgartner. Probablemente soy una de las pocas personas en el mundo que todavía no lo ha visto. Y eso que me gustan las historias de aventureros y de gente que pone a prueba sus límites. Pero, la verdad, no le veo tanto mérito a su hazaña. Aun así voy a aprovechar que el tema está de moda para hablar de un personaje que sí merece ser recordado. El título es engañoso, y la comparación con Baumgartner no hace ninguna justicia a Emilio Herrera Linares, el protagonista de nuestra historia, que además de pionero de la aviación, destacó como inventor, científico, militar, político... Y todo eso sin patrocinio de ninguna bebida energética.
En 1914 Emilio Herrera fue, junto a José Ortíz de Echangüe, el primer aviador en cruzar el Estrecho de Gibraltar. Dirigió la Sección de Globos Aerostáticos del Ejército en la guerra de Marruecos. Como experto en aeronáutica, creó la primera escuela de pilotos de hidroaviones de España. En 1918 tenía en proyecto la creación de una línea transatlántica de pasajeros, la Transaérea Colón, que utilizaría dirigibles desarrollados por el inventor español Leonardo Torres Quevedo. Años después el proyecto lo hicieron realidad los alemanes con sus Zeppelines. Herrera llegó a cruzar el Atlántico en 1930 como segundo comandante del Graf Zeppelin.
En la década de los 20 participó en la creación del Laboratorio Aerodinámico de Cuatrovientos, que se convertiría en el centro de la experimentación aerodinámica española, y de la Escuela Superior de Aerotecnia, la futura Escuela Superior de Ingenieros Técnicos Aeronáuticos, de la que fue su primer director. También colaboró con Juan de la Cierva en el desarrollo de su autogiro.
En 1931 se proclamó la República en España. Herrera, un monárquico conservador, solicitó a Alfonso XIII que le liberase de su voto de lealtad antes de jurar fidelidad al nuevo régimen, un gesto que dice mucho de su personalidad, de la importancia que tenían para él cosas como cuidar el honor y cumplir con los compromisos. Ese año la Sociedad de Naciones le nombró experto internacional en aviación. Representó a España en las negociaciones de desarme de 1932.
Como aviador, el sueño de Herrera era alcanzar las capas más altas de la atmósfera terrestre, o ir incluso más allá. En su discurso de ingreso en la Real Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, anunció un ambicioso proyecto: una ascensión en globo hasta la estratosfera.
"Tras ser nombrado miembro de la Academia de Ciencias y bajo los auspicios de esta institución y de la Sociedad Geográfica, presenté un proyecto de ascensión estratosférica en un globo de 37.000 metros cúbicos, con barquilla abierta, en el que debía ascender a 26 kilómetros de altitud protegido por una escafandra del espacio, cuya descripción fue publicada en la revista Ciencia Aeronáutica, de Caracas".
En 1931 el suizo Auguste Piccard había ascendido hasta los 16.000 metros en un globo de cabina presurizada. El proyecto de Herrera proponía una cabina abierta para poder realizar pruebas y recoger muestras. Eso haría necesario diseñar para la misión un traje presurizado que resistiese la ausencia casi total de atmósfera y permitiese los movimientos del piloto. Además, Herrera esperaba superar en más de 10.000 metros el record de altura de Piccard.
Durante 1935 Herrera trabajó en el Polígono de Aeroestación de Guadalajara en el diseño del globo, que tenía que permitir la ascensión a 26.000 metros, y en el Laboratorio de Cuatro Vientos en el del traje presurizado, equipado con sistema de respiración con oxígeno puro, micrófono, termómetros, barómetros y herramientas para la recogida de muestras.
El traje de Herrera consistía en una funda interior impermeable de caucho (que probó él mismo en la bañera de su piso en Sevilla), cubierta por una capa de tela resistente y otra de hilos de acero y chapas de duraluminio. Ese armazón metálico estaba articulado, con pliegues a modo de acordeón. Las partes articuladas estaban en los hombros, las caderas, los codos, las rodillas y los dedos. La movilidad del traje se probó en la Estación Experimental de Cuatro Vientos, y según su inventor los resultados fueron "totalmente satisfactorios".
Herrera diseñó un micrófono sin carbón para prevenir una posible ignición espontánea en la atmósfera de oxígeno puro. El casco era de acero, con un visor formado por tres capas: una de cristal irrompible, otra con un filtro ultravioleta y la exterior opaca a la radiación infrarroja, todas ellas con tratamiento antivaho. Herrera incluyó un calentador eléctrico, pero cuando puso a prueba el traje en una cámara de gran altitud, se dio cuenta de que incluso con una temperatura exterior de -79º C, la temperatura dentro del traje se elevaba a 33º C. Pronto comprendió que en un traje presurizado, aislado de la atmósfera enrarecida del exterior, el problema no era calentarlo, sino encontrar la forma de expulsar el calor producido por el cuerpo.
Herrera formaba parte de un movimiento que buscaba "purificar, reparar y glorificar la Lengua Española", partidario de utilizar palabras en español en lugar de los anglicismos de uso común en el lenguaje técnico. Llamaba "estratonáutica" a la ciencia y la práctica de los vuelos a grandes alturas (por encima de los 12.000 metros). Por eso bautizó el traje con el nombre de "escafandra estratonáutica". Su diseño inspiró los trajes espaciales empleados décadas después por los astronautas estadounidenses y soviéticos.
El vuelo estaba previsto para octubre de 1936. En julio de ese año estalló la Guerra Civil, y el proyecto fue abandonado. El traje acabó troceado para hacer chubasqueros para las tropas republicanas.
El comienzo de la Guerra Civil sorprendió a Herrera, que tenía el rango de teniente coronel, en un curso en Santander junto a Piccard. Herrera se mantuvo leal a la República. En 1937 fue ascendido a general. Ese año su hijo “Pikiki”, piloto de caza, murió en la batalla de Belchite. Su otro hijo fue el poeta y novelista José Herrera "Petere". Al terminar la guerra el general Herrera se exilió en Francia. Allí estaba considerado como un experto en aeronáutica de primer nivel. Vivía de los derechos de varias de sus patentes, y siguió investigando y publicando sus trabajos en revistas especializadas. Fue elegido miembro de la Academia de Ciencias francesa, donde propuso a su país de acogida el lanzamiento de un satélite artificial.
Según contó su ayudante, el piloto Antonio García Borrajo: "Cuando los norteamericanos le ofrecieron a Herrera trabajar para su programa espacial con un cheque sin limitaciones en ceros, él pidió que una bandera española ondeara en la Luna, pero le dijeron que sólo ondearía la de Estados Unidos". Herrera rechazó la oferta. En realidad es más probable que la negativa de Herrera se debiese a motivos personales o familiares. Aunque él no quiso trabajar para la NASA, recomendó en su lugar a un colaborador suyo, Manuel Casajust Rodríguez.
Como reconocimiento a la contribución española al programa Apollo, el propio Neil Armstrong, a su regreso de la Luna, regaló a Casajust una de las rocas que recogió de muestra. La roca lunar fue depositada en el Museo del Aire de Cuatro Vientos. El año 2004 se descubrió que había desaparecido (un misterio aún sin aclarar).
En el exilio, Herrera mantuvo su militancia antifranquista, aunque siempre buscando puentes que permitiesen una reconciliación nacional. Entre 1960 y 1962 fue presidente del gobierno de la República Española en el exilio. Antes de eso había sido ministro sin cartera durante varios años. Murió en Ginebra, en 1967, a los 88 años de edad.
Fuentes:
http://www.astronautix.com/craft/escutica.htm
http://www.madrimasd.org/cienciaysociedad/patrimonio/personajes/biografia.asp?id=24
http://elpais.com/diario/2009/07/19/madrid/1248002667_850215.html
http://www.alpoma.net/tecob/?p=743
Lo de Baumgartner ha tenido tanto revuelo supongo que por la gran cobertura mediática. Ojalá hubiera cobertura similar con récords similares!!
ResponderEliminarEn cuanto a Herrera, qué decir, él además de valiente fue un grandísimo pionero de la aeronáutica.
Gracias por tu artículo.
Un saludo
Gracias a ti, Tofolo.
EliminarLa verdad es que hice la comparación con Baumgartner aprovechando que era el tema de moda, pero la historia de Herrera tiene muy poco que ver con ella.
Un saludo.
Hoy lo tienen más fácil con el desarrollo de la tecnología y de los medios informativos. La inmediatez que ofrece hoy la televisión es fundamental para extender la noticia.
ResponderEliminarUn saludo.
Es que en el fondo el salto de Baumgartner no fue otra cosa que un espectáculo televisivo.
EliminarUn saludo, Cayetano.