Seis extraños buques híbridos de la Segunda Guerra Mundial

Acorazados portahidros clase Ise


Después de la batalla de Midway, donde los japoneses perdieron cuatro de sus portaaviones de escuadra, la Marina Imperial se vio obligada a buscar soluciones de urgencia para dotar de cobertura aérea a su flota. Una de las imaginativas propuestas aprobadas por los planificadores japoneses fue la de modificar dos viejos acorazados para convertirlos en portahidroaviones mixtos.

Los elegidos fueron dos acorazados gemelos botados en los años de la Primera Guerra Mundial, el Ise y el Hyuga. En un principio las modificaciones iban a ser más profundas, dando capacidad de transporte de más de 50 aviones, pero finalmente se optó por una solución intermedia. Se desmontaron las dos torres de popa y toda la superestructura de la mitad posterior de los buques para convertirla en un hangar, y colocar sobre él una cubierta de vuelo de 70 metros. Cada uno de los buques tenía capacidad para 22 aeronaves. Los hidroaviones eran lanzados por medio de dos catapultas y recogidos con una grúa desde el costado del buque.

El Ise y el Hyuga no fueron los únicos buques de gran tamaño japoneses que acabaron transformados en portaaeronaves mixtos. El crucero pesado Mogami también fue modificado como crucero portahidros.

Los dos acorazados participaron en la batalla del golfo de Leyte, formando parte de la flota de señuelo del almirante Ozawa. Ambos fueron atacados por la aviación estadounidense, recibiendo el impacto de varias bombas que los dejaron gravemente dañados. Fueron hundidos con tres días de diferencia en julio de 1945, en bombardeos estadounidenses contra la base naval de Kure.

Submarinos portaaviones clase I-400


Los submarinos japoneses de la clase I-400 (o Sen Toku) fueron los mayores sumergibles de la historia hasta la aparición de los modernos submarinos nucleares. Fueron diseñados como submarinos portaaviones, con un hangar cilíndrico de 28 metros de largo con capacidad para tres hidroaviones de ataque Aichi M6A Seiran.

Al llegar a la zona de operaciones, la tripulación tenía que sacar los hidroaviones del hangar, desplegarles las alas e instalarles los flotadores. A continuación se colocaban en una catapulta situada en la proa del submarino para lanzarlos. A su regreso los hidroaviones tenían que amerizar al costado del sumergible para ser recuperados por una grúa.

Dos de estos submarinos, el I-400 y el I-401 (de los tres que entraron en servicio en la Marina Imperial) fueron asignados a la operación Arashi, un ataque aéreo con el que se pretendía volar las esclusas del Canal de Panamá. Cuando ya habían partido, en agosto de 1945, recibieron la orden de regresar a Japón y rendirse a las fuerzas aliadas. Los estadounidenses los llevaron a Hawai y estuvieron estudiándolos por un tiempo antes de hundirlos definitivamente cerca de Oahu, al parecer para evitar que los soviéticos pudiesen tener acceso a su tecnología.

El I-400 fue noticia hace unas semanas, cuando se descubrieron sus restos en aguas hawaianas.

Mercantes submarinos clase R


A mediados de 1942 la marina italiana aprobó la construcción de doce submarinos de transporte de gran capacidad, con un desplazamiento de 2.220 toneladas y dos grandes bodegas que permitían una carga efectiva de 600 toneladas. No contaban con tubos lanzatorpedos, y su único armamento eran tres ametralladoras antiaéreas de 20mm. Con las fuerzas navales y aéreas aliadas controlando el Mediterráneo, aquellos submarinos se convirtieron en la única posibilidad de acceder a puertos donde obtener mercancías vitales para el esfuerzo de guerra italiano.

Las dos primeras unidades de la denominada Clase R, el Rómulo y el Remo, entraron en servicio en julio de 1943. El 15 de julio el Remo zarpó de Tarento con destino a Nápones en el que sería su viaje inaugural. Aquella tarde fue hundido por los torpedos del sumergible británico United. Tan solo se salvaron cuatro de sus sesenta y tres tripulantes. Tres días después, el 18 de julio, el Rómulo fue descubierto haciendo la misma travesía por un bombardero de la RAF. Las bombas del avión británico dañaron al submarino, que desapareció bajo las aguas sin dejar rastro y sin haber enviado ningún mensaje de socorro. Ninguno de los diez sumergibles restantes de la clase R llegaron a completarse antes del armisticio italiano.

Además de los diseñados específicamente como submarinos de carga, los italianos modificaron una decena de submarinos de combate para el transporte de mercancías. Dos de ellos, el Comandante Capellini y el Luigi Torelli, quedaron bajo el control de la Kriegsmarine al sorprenderles el armisticio en el Lejano Oriente y acabaron en poder de la Marina Imperial japonesa tras la rendición de Alemania, convirtiéndose en los únicos buques que estuvieron en servicio en las armadas de las tres potencias del Eje durante la guerra.

El único precedente de submarinos de transporte anteriores a la clase R fueron los de la clase Deustchland alemana, desarrollada durante la Primera Guerra Mundial.

Crucero submarino Surcouf

Surcouf
El Surcouf nació como un intento francés de burlar las restricciones que imponía el Tratado Naval de Washington, que limitaba el número, desplazamiento, potencia y armamento de los buques de cada una de las potencias navales. Como los submarinos no habían sido incluidos en los acuerdos, los franceses pensaron en construir una serie de sumergibles de gran tonelaje con artillería propia de un crucero. En su tiempo recibió la denominación de crucero submarino. Contaba con tubos lanzatorpedos, pero su arma principal era una torre estanca armada con dos cañones de 203 mm con los que podía presentar batalla a unidades de superficie de rango igual o menor a un crucero ligero. Tenía además un hidroavión de reconocimiento guardado en un hangar estanco.

Muy pronto quedaron en evidencia sus deficiencias: tardaba mucho tiempo en sumergirse, lo que le hacía muy vulnerable a los ataques aéreos. En superficie era muy inestable para utilizar los cañones con eficacia, aparte de que al tener la cubierta tan baja su alcance efectivo disminuía considerablemente. Además, fue muy propenso a sufrir averías graves, que más de una vez estuvieron a punto de acabar en tragedia.

Tras el armisticio francés, el Surcouf se refugió en Inglaterra y se integró en las Fuerzas Navales de la Francia Libre. En el tiempo en que no estaba en reparaciones a causa de sus numerosas averías, fue destinado a la escolta de convoyes en el Atlántico. A finales de 1941 tomó parte en la liberación de Saint Pierre y Miquelon, un pequeño enclave francés situado frente a Terranova. Desde allí el se dirigió a Bermuda, donde recibió orden de zarpar rumbo a las islas de soberanía francesa en el Pacífico sur. Desapareció sin dejar rastro con los 126 hombres de su tripulación cuando se dirigía al canal de Panamá.

Otros cruceros submarinos anteriores al Surcouf fueron las fallidas clase M y clase X británicas.

Mercantes portaaviones MAC

empire mackendrick
Los MAC-ships (MAC significa Merchant Aircraft Carriers) fueron una solución de urgencia para dotar a los convoyes británicos de cobertura aérea. Normalmente estos no tenían que hacer frente a la Luftwaffe, así que no se trataba de contar con una gran escolta de cazas, sino de dotar a los convoyes de un pequeño grupo de aviones que pudiesen ayudar a localizar y atacar a los submarinos alemanes.

Los MAC no tenían hangares, catapultas, ascensores ni demás equipos específicos de los auténticos portaaviones. En realidad eran buques de carga, con sus bodegas plenamente operacionales, pero a los que se había añadido una cubierta de vuelo en su parte superior desde la que operaban tres o cuatro Sea Hurricanes o Fairey Swordfish. Estos buques servían bajo pabellón mercante con tripulaciones civiles bajo contrato, contando únicamente con una pequeña dotación de suboficiales y marineros de la Royal Navy como sirvientes de los antiaéreos, además de los pilotos y mecánicos de los aparatos.

Los primeros MAC-Ships fueron seis cerealistas de la clase Empire. Eran lentos, tenían una débil protección antiaérea, y solamente cuatro aviones, almacenados en un pequeño hangar que servía más bien como taller. La segunda serie fueron trece buques petroleros, dos de ellos bajo pabellón mercante holandés. Eran un poco más grandes que los cerealistas y estaban mejor armados, pero no tenían hangar ni ascensor. Su cubierta de vuelo era más larga (137 metros frente a 128) porque todos sus aparatos estaban en todo momento sobre la pista, sólidamente amarrados y cubiertos con toldos (precisamente por no tener hangares estos buques tenían las cubiertas bastante bajas, y eran frecuentemente batidas por las olas). Los últimos de esta clase de buques entraron en servicio a finales de 1944. Todos ellos sobrevivieron a la guerra, y en 1945 se les desmontaron la cubierta de vuelo y el resto de equipamiento suplementario, y volvieron a su forma y actividad original de cargueros.

Monitor Marshal Soult


Los monitores eran acorazados costeros, de pequeñas dimensiones y poco calado, equipados con artillería de gran calibre, que vivieron su época gloriosa en la guerra civil estadounidense y las décadas posteriores. A comienzos de la Primera Guerra Mundial, cuando el Marshal Soult entró en servicio en la Royal Navy, parecían ser ya cosa del pasado. Sin embargo, durante la guerra los británicos diseñaron varias clases de estos buques para desarrollar operaciones ofensivas en las costas continentales del Canal de la Mancha.

El Marshal Soult tenía una torre de artillería de tamaño desproporcionado, armada con dos cañones de 380mm (el calibre de la artillería principal de muchos de los acorazados británicos de la época). Si no fuese por su diseño eminentemente ofensivo, y teniendo en cuenta solo sus dimensiones y armamento, se podría definir como una patrullera acorazada. Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial estaba ya retirado de primera línea y era utilizado en labores secundarias. En marzo de 1943 se le retiró el armamento para instalarlo en el Abercrombie, uno de los dos últimos monitores de la Royal Navy. El Marshal Soult acabó sus días como buque nodriza de dragaminas en el puerto de Portsmouth.

La Royal Navy fue la última marina de guerra que utilizó monitores (a excepción de algunas unidades fluviales de varias armadas, como la soviética). Los dos monitores de la clase Roberts, el Roberts y el Abercrombie (el que recibió los cañones del Marshal Soult), sirvieron en el Mediterráneo en apoyo del Octavo Ejército británico en las campañas del norte de África e Italia y participaron en el bombardeo de objetivos terrestres durante el desembarco de Normandía.

2 comentarios:

  1. Durante la campaña de septiemnre de 1939 los polacos alinaban una pequeña flota fluvial con buques tipo monitor

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    1. Cierto. Los soviéticos también contaban con monitores fluviales, pero no sé si llegaron a participar en operaciones militares.
      Gracias por la aportación.

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