En junio de 1938 la editorial DC Comics sacó al mercado el número 1 de la revista Action Comics. En ella aparecía por primera vez un personaje que en poco tiempo se convertiría en un icono de la cultura popular estadounidense. Gracias a su origen extraterrestre gozaba de poderes extraordinarios, como una fuerza sobrehumana o la capacidad de volar. Su nombre lo decía todo: Superman. Su éxito hizo que pronto comenzasen a surgir los imitadores, y en cuestión de meses las revistas de cómics se llenaron de hombres (y mujeres) con cuerpos perfectos, ataviados con estrafalarios y ceñidos uniformes, con superpoderes provenientes de las fuentes más diversas (mutaciones accidentales, experimentos científicos, gadgets tecnológicos, magia...), que utilizaban en su lucha contra los villanos del mundo. Había nacido el cómic de superhéroes.
A partir de 1940, con el género aún en sus inicios, toda aquella legión de superhéroes encontró una causa por la que unir sus fuerzas. Los alemanes estaban conquistando Europa, y un número creciente de estadounidenses empezó a temer que su país no se pudiese mantener al margen del conflicto por mucho tiempo. Además, Hitler era el villano perfecto, el sueño hecho realidad de cualquier guionista. Antes de que Estados Unidos entrase en la guerra, los héroes de los cómics ya estaban combatiendo a los nazis. La defensa de la nación contra saboteadores o invasores del Eje comenzó a hacerse habitual en sus historias, y la simbología y las motivaciones patrióticas de los personajes eran cada vez más visibles.
Durante la guerra se vendieron millones de cómics de superhéroes. Originalmente estaban destinados a un público adolescente, pero su popularidad traspasó todas las barreras sociales y generacionales. Un altísimo porcentaje de los jóvenes estadounidenses que servían en las fuerzas armadas eran lectores habituales de cómics. Las editoriales trabajaban a un ritmo frenético para satisfacer una demanda que no dejaba de crecer. Continuamente aparecían revistas nuevas y se creaban nuevos personajes.
Muchos de aquellos superhéroes tenían nombres basados en los símbolos patrióticos y lucían trajes plagados barras y estrellas. La lista es interminable: Yankee Doodle Jones, American Crusader, Star-Spangled Kid y su forzudo compañero Stripesy (vestidos con las estrellas y las barras de la bandera, respectivamente), Minute-Man, American Eagle, Mr. America... y también heroínas, como Yankee Girl o Liberty Belle. El primero de los superhéroes estadounidenses "uniformados" con la bandera nacional fue The Shield (el Escudo), personaje principal de la revista Pep Comics. Esta portada es del número 32, en pleno conflicto, pero ya en su primer número, de enero de 1940, se enfrentaba a malvados espías nazis, adelantándose casi dos años a la entrada de Estados Unidos en la guerra.
Pero sin duda el superhéroe barriestrellado más conocido de la Segunda Guerra Mundial fue el Capitán América. Es uno de los pocos que "sobrevivieron" al conflicto y mantuvieron su popularidad en las décadas posteriores. Apareció por primera vez en marzo de 1941, como respuesta de Marvel (entonces llamada Timely) a la demanda creciente de héroes patrióticos por parte del público y la aparición de personajes similares en editoriales de la competencia. Ya en el número 1 de Captain America, publicado meses antes del ataque a Pearl Harbor, el nuevo héroe se estrenaba propinando un puñetazo en la mandíbula al mismísimo Adolf Hitler.
Y si había superhéroes, también tenía que haber supervillanos. En aquellos años surgieron una gran cantidad de personajes malvados que servían a las potencias del Eje en sus planes para conquistar el mundo. Entre ellos había nombres como Captain Nippon, Baron Gestapo o Captain Swastika. En el número 3 de Captain America, de mayo de 1941, aparece por primera vez uno de los villanos más famosos de la historia del cómic, Red Skull (Calavera Roja). Por entonces era nazi, aunque con el paso de los años, ya en la guerra fría, acabó convertido en comunista.
Algunos de aquellos villanos eran anteriores a la guerra, aunque no dudaron en unirse a nazis y japos para luchar contra los defensores de la libertad. El asiático malvado e intrigante con sueños de dominación mundial era un personaje de cómic típico de la década de los 30. Un ejemplo tardío fue The Claw (la Garra), el mayor enemigo de Daredevil, un ser monstruoso con poderes mágicos, gobernante de una isla del Pacífico desde la que soñaba con conquistar el universo. The Claw se alió con los nazis en el número 1 de Daredevil Battles Hitler (julio de 1941).
En el número 2 de Pocket Comics (septiembre de 1941), Spirit of '76, un héroe trajeado a la moda de los años de la Revolución Americana, tiene que enfrentarse nada menos que con Satán, el señor de los demonios. El príncipe de las tinieblas luce en su pecho, cómo no, una esvástica. Ambos personajes comparten portada con Black Cat, una cazadora de espías nazis cuyo mayor superpoder es su superescote.
Sobre la cabecera del número 3 de Hangman (El Verdugo, uno de tantos héroes enmascarados de la época), publicado en junio de 1942, figuran unas frases de advetencia: "¡Nazis y japos, ratas! ¡Tened cuidado! ¡El Verdugo está en todas partes!". En la portada aparece uno de los supervillanos nazis por excelencia, el Capitán Swastica, dispuesto a soltar un hachazo (por la espalda, por supuesto) al vengador americano.
En la portada del número 19 de Speed Cómics (junio de 1942), el Capitán Libertad (Captain Freedom) descubre a un militar del servicio secreto japonés que tiene en sus manos un disfraz... del Capitán Libertad. Toda una advertencia contra el peligro de la actividad de los agentes enemigos, que pueden presentarse con la apariencia más inesperada. Aunque en este caso es comprensible que el agente nipón quiera ponerse una máscara. Era habitual en los cómics de los años de la guerra que los japoneses estuviesen representados de forma distorsionada, habitualmente con rasgos monstruosos y dientes enormes.
El atuendo de Spy Smasher (se podría traducir como Aplastaespías), traje de color caqui y gorro de aviador, era de los más discretos que se podían encontrar. Si no fuese por el inútil complemento de la capa roja, sería ideal para realizar con éxito su misión, la caza de espías y saboteadores. Era un héroe al estilo de Batman, que para su lucha contra los villanos dependía de toda una serie de artilugios tecnológicos y de un vehículo, el Gyrosub, mezcla de helicóptero, submarino y automóvil. Después de la guerra se pasó a la lucha contra la delincuencia común (de algo había que vivir), rebautizándose como Crime Smasher. En la portada del número 52 de Spy Smasher (1942) se le ve sacudiendo a Hitler, Mussolini y Tojo, atrapados en una V de Victoria.
A menudo, cuando la misión lo requiere, se forman superequipos de varios superhéroes dispuestos a colaborar contra el enemigo común. En el número 1 de All Select Comics (1943) el Capitán América, la Antorcha Humana y Sub-Mariner (dibujados en un tamaño desproporcionado, representando el inmenso poderío de las fuerzas del bien) se unen para atacar Berchtesgaden, el famoso refugio alpino de Hitler, convertido aquí en un castillo medieval repleto de soldados nazis.
En ocasiones las portadas tenían un tono humorístico, representando personajes y situaciones que ridiculizaban al enemigo. Los protagonistas más habituales de aquellas caricaturas eran los japoneses, en general, y, sobre todo, Adolf Hitler. En el número 29 de Master Comics (agosto de 1942), el Capitán Marvel Jr. (un discípulo adolescente del Capitán Marvel) hacía saltar a Hitler y Tojo sacudiéndoles en el trasero con un cinturón.
La historia de la marca Captain Marvel es bastante curiosa. Llegó a ser más popular que Superman, pero la caída de ventas al final de la guerra y una demanda de plagio interpuesta por lo que más tarde sería DC Comics obligaron a la editorial Fawcett a vender sus derechos a DC. En los 60 se iba a relanzar el personaje, aprovechando que el género de los superhéroes volvía a estar de moda, pero DC se encontró con que su gran competidora, Timely, había pasado a llamarse Marvel Comics y se les había adelantado registrando el nombre. En la portada del número 21 de Master Comics (diciembre de 1941) vemos al Capitán Marvel original junto a Bulletman (el Hombre Bala) y el supervillano Capitán Nazi.
The Fighting Yank (el "Yank" Luchador) es uno de los muchos personajes "patrióticos" surgidos durante la guerra. Adquirió sus superpoderes por medio del fantasma de su abuelo, un héroe de la Guerra de Independencia. En la portada del número 12 de The Fighting Yank (junio de 1945) los sorprendidos soldados estadounidenses que entran en el Palacio Imperial japonés se encuentran con el superhéroe descansando tranquilamente después de haberles hecho todo el trabajo.
A veces el sentido del humor de las portadas era más que dudoso. En esta del número 35 de Exciting Comics (octubre de 1944), Black Terror (Terror Negro) y su ayudante Tim pasan por encima de grupo de soldados japoneses con una apisonadora. Black Terror era un farmacéutico que había conseguido sus superpoderes experimentando con drogas. Quizá esa sea la explicación a su agresividad.
En la portada del número 20 de Cat-Man (octubre de 1943), el superhéroe estrangula con sus manos a Hitler, mientras su hija adoptiva Kitten (Gatita) se ocupa de la guardia del dictador. Cat-Man había sido criado por una tigresa en Birmania después de que sus padres muriesen asesinados, y a base de convivir con felinos había acabado por adquirir sus poderes (visión nocturna, superfuerza, superagilidad y... nueve vidas).
En esta lista nada exhaustiva (en aquella época surgieron, literalmente, centenares de superhéroes) no podía faltar el personaje más popular del mundo del cómic, el “padre” del género. En el número 18 de Superman (septiembre de 1942) el Hombre de Acero cabalga sobre una bomba, marcando el camino a una escuadrilla de aviones norteamericanos. El texto es un anuncio publicitario: "¡Bonos de guerra y sellos hacen su trabajo contra los japonazis!". En las portadas de Superman eran habituales mensajes propagandísticos como este.
Y en ocasiones en la revista principal de DC, Action Comics, también se utilizaba el tirón popular del Hombre de Acero para hacer campaña a favor de los bonos de guerra. Como en el número 58 (marzo de 1943), en la que Superman hace funcionar una rotativa con la fuerza de sus brazos para imprimir el mensaje "Superman dice: tú puedes abofetear a un japo con bonos de guerra y sellos".
El final de la guerra supuso también el fin de lo que hoy se conoce como la Era Dorada del Cómic. La moda del cómic de superhéroes terminó aún más rápido de lo que había surgido. Las ventas se desplomaron, la inmensa mayoría de los personajes desaparecieron y muchas editoriales cerraron o reorientaron su negocio a otros productos. Solo un puñado de héroes (Superman, Batman, Wonder Woman...) lograron mantenerse con vida esperando el resurgimiento. Éste llegó en la década de los 60, cuando Marvel y DC volvieron a poner de moda el género. Ya en los 80 tuvo otra época de esplendor. Lo cierto es que el cómic de superhéroes ha logrado sobrevivir con altibajos desde su creación, en los años 30, hasta hoy. En la actualidad mantiene su popularidad gracias en gran parte a Hollywood, que ha encontrado un auténtico filón recuperando personajes de décadas pasadas para producciones que lo único que tienen de “super” es el presupuesto.
Es significativo que en épocas de guerra o crisis surjan héroes de cómic o cine. Una necesidad de acudir a fuerzas sobrehumanas para solucionar los problemas que aquejan a la gente corriente. También surgen monstruos como KIng Kong: una amenaza para el planeta como el nazismo o el estalinismo.
ResponderEliminarUn saludo.
En tiempos difíciles la gente no quiere incertidumbres ni historias complejas. Mejor relatos maniqueos donde siempre esté claro quiénes son los héroes y quiénes los villanos. Y si además sabemos que gracias a sus poderes sobrenaturales los buenos van a ganar siempre, mucho mejor.
EliminarUn saludo, Cayetano.
Buen artículo. Para los Bonos de Guerra se usó de todo, cómics, estrellas de cine, dibujos animados... recomiendo este artículo si interesa el tema: War Bonds, la mayor campaña de financiación de la historia
ResponderEliminarGracias por la recomendación, el artículo está muy bien.
EliminarMuy buen artículo amigo, interesantísimo.
ResponderEliminarRealmente bueno e interesante. Felicitaciones.
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