Esta fotografía fue tomada por el reportero gráfico de la revista Life George Strock un día de finales de diciembre de 1942 o comienzos de enero de 1943. El lugar es la playa de Buna, en Nueva Guinea. Retrata los cuerpos de tres soldados estadounidenses anónimos semienterrados en la arena. No es una imagen excesivamente dura. En ella apenas son visibles las marcas más desagradables de la muerte: los cadáveres parecen intactos, sus heridas permanecen ocultas, ni siquiera hay manchas de sangre, y las caras no están a la vista.
Los días 15 y 22 de febrero de 1943 Life publicó sendos reportajes sobre la batalla de Buna-Gona. Incluían varias de las mejores fotografías de Strock, pero entre ellas no estaba la de los tres cuerpos en la playa. Los funcionarios de la Oficina de Censura la rechazaron siguiendo la consigna vigente desde el comienzo del conflicto: podían verse imágenes de combates y cadáveres de enemigos, pero nunca soldados estadounidenses muertos. Como mucho, cuerpos tapados con mantas o ataúdes cubiertos con la bandera nacional. La prensa gráfica, igual que la escrita, estaba obligada a dar una cobertura blanda y optimista de la guerra para evitar una posible desmoralización del público norteamericano.
Los editores de Life presionaron a las autoridades para conseguir el permiso de publicar la fotografía de Strock. Un corresponsal de la revista en Washington llamado Cal Whipple convirtió la cuestión en una cruzada personal. Presentó sus recursos a un funcionario tras otro, a un oficial tras otro, subiendo en el escalafón hasta que terminó llegando hasta la mismísima Casa Blanca. Logró convencer al director de la Oficina de Información de Guerra, Elmer Davis, con el argumento de que había que enfrentar al público estadounidense con la realidad de una guerra que estaba lejos de terminar. La sociedad tenía que ser consciente de lo que estaba en juego y del precio que había que pagar por la victoria. Davis logró que Roosevelt levantara la prohibición de publicar fotografías de soldados estadounidenses caídos en combate. Las únicas limitaciones que se mantuvieron fueron que las fotos no podrían mostrar las caras de los muertos ni las insignias de las unidades a las que pertenecían (esto último para evitar que se pudiese dar a conocer información valiosa desde el punto de vista militar).
La fotografía se publicó al fin a toda página en el número del 20 de septiembre de 1943. Por primera vez, unos meses antes de que se cumpliesen dos años de la entrada del país en la guerra, los estadounidenses veían a sus soldados muertos. El 5 de noviembre de 1943 la foto fue portada de la revista Yank, el semanario del Ejército de los Estados Unidos, como sirviendo de confirmación del cambio de criterio del gobierno y las autoridades militares, convencidos ahora de que tenía que dar una imagen más realista de la guerra para evitar que la sociedad cayese en la complacencia.
Después de la publicación, Life recibió críticas por un supuesto “sensacionalismo morboso”, aunque fueron menos de las esperadas. Se ha dicho que la fotografía de Strock tuvo una gran influencia, no está claro si positiva o negativa. Al parecer provocó un aumento de las ventas de bonos de guerra y al mismo tiempo una disminución de los alistamientos de voluntarios en las fuerzas armadas, pero dudo que se pueda determinar con claridad una relación causa-efecto entre la publicación de la foto y sus supuestas consecuencias.
Siempre que hay un desastre y fotógrafos, hay morbo. Eso es inevitable.
ResponderEliminarUn saludo.
El límite entre información seria y amarillismo es confuso, e imagino que subjetivo. En este caso no me parece correcto que durante tanto tiempo se tratase de evitar que el público estadounidense viese la cara más dura de la guerra. Esta fotografía y las que se publicaron a partir de entonces acercaron a la sociedad estadounidense a la realidad de lo que ocurría en los campos de batalla.
EliminarUn saludo, Cayetano.