El Club Oruga y el sargento Alkemade

El 20 de octubre de 1922 un piloto de pruebas del Ejército de los Estados Unidos, el teniente Harold R. Harris, despegó en un caza monoplano Loening W-2A en un rutinario vuelo de entrenamiento. En el aire Harris comenzó a realizar complicadas maniobras simulando un combate aéreo con otro avión, como había hecho en muchas otras ocasiones. Pero aquel día algo salió mal. A causa de un fallo mecánico Harris perdió el control de su caza y tuvo que saltar, convirtiéndose en el primer aviador estadounidense que utilizaba con éxito un paracaídas de accionamiento manual en un salto de emergencia.

El teniente Harris llevaba un paracaídas fabricado por la compañía Irvin Airchute de Canadá, la primera del mundo dedicada a la fabricación en masa de paracaídas. La Irvin Airchute había sido fundada poco tiempo antes por Leslie Irvin, uno de los primeros especialistas de cine de Hollywood, que se había hecho famoso en 1919 por realizar el primer salto en paracaídas en caída libre (que por cierto concluyó con un tobillo fracturado). Siguiendo la sugerencia de unos periodistas locales, Irvin aceptó dar un broche de oro al teniente Harris y a todos aquellos aviadores que a partir de entonces salvasen la vida gracias a sus paracaídas.

A la iniciativa de la Irvin Airchute se sumaron más tarde otros fabricantes, naciendo así el Caterpillar Club, una distinción no oficial concedida a personas que habían sobrevivido a un salto de emergencia en paracaídas. Quedaban excluidos por tanto los paracaidistas deportivos y todos aquellos que hubiesen realizado saltos voluntarios, por muy arriesgados que fuesen. Si el salto era confirmado por la empresa fabricante del paracaídas, el solicitante recibía un certificado que le acreditaba como miembro del club y una insignia distintiva. Los miembros podían ser de cualquier nacionalidad, aunque en su gran mayoría eran norteamericanos y británicos. El nombre, "Club Oruga", hace referencia a los hilos de seda con los que estaban hechos los paracaídas, reconociendo así la deuda contraída por muchos aviadores con los gusanos de seda. El lema del club es "La vida pende de un hilo de seda".

Insignia del Caterpillar Club:

(foto: http://en.wikipedia.org/wiki/Caterpillar_Club)

Como podéis imaginar, la Segunda Guerra Mundial multiplicó el número de miembros del Caterpillar Club. A finales de 1945 eran ya más de 34.000, entre ellos muchos aviadores famosos, como Charles Lindbergh, el general James Doolittle, el as alemán de la Primera Guerra Mundial Ernst Udet, el "piloto sin piernas" de la RAF Douglas Bader, o el futuro astronauta John Glenn.

Pero también hubo un famoso aviador al que le fue denegada su solicitud de pertenencia al club. Hace tiempo conté la historia del sargento Nicholas Alkemade, artillero de cola en un Avro Lancaster de la RAF, que sobrevivió a un salto sin paracaídas desde una altura de 5.500 metros. Un día de marzo de 1944, durante un combate aéreo con cazas alemanes, su avión fue alcanzado y comenzó a caer envuelto en llamas. Cuando Alkemade salió de su torreta descubrió que su paracaídas estaba ardiendo. Desesperado, prefirió saltar al vacío antes que morir abrasado dentro del bombardero. El sargento Alkemade sobrevivió a la caída casi ileso y fue capturado por los alemanes, que tuvieron que confirmar su historia para descartar que fuese un espía.

Por tanto la solicitud del sargento Alkemade de entrar en el Caterpillar Club fue rechazada con toda justicia, ya que no cumplía con el único requisito que se pedía para pertenecer a él: haber sobrevivido a un salto de emergencia en paracaídas.

Nick Alkemade no pudo lucir en su uniforme la insignia de la oruga:

(foto: http://www.toptenz.net/top-10-survivors-of-skydiving-accidents.php/nicholas-alkemade)

Mala suerte.

Bueno... o no.

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