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El Gran Panjandrum

En la segunda mitad de 1943, como parte de los preparativos para un futuro asalto a la Europa continental, los aliados comenzaron a desarrollar todo tipo de ingenios, armas y vehículos anfibios para enfrentarse a la Muralla Atlántica, la gran red de fortificaciones costeras que los alemanes estaban construyendo desde el Golfo de Vizcaya hasta Noruega. Una de aquellas armas experimentales, una gran bomba antibunker rodante llamada Panjandrum (o Gran Panjandrum), consiguió una fama considerable, a pesar de que se trataba de un proyecto ultrasecreto y de que nunca fue utilizada en combate.

La palabra "Panjandrum" fue una invención del dramaturgo británico del siglo XVIII Samuel Foote, que la incluyó en una pequeña pieza improvisada de humor absurdo que alcanzó una gran popularidad. Originalmente no tenía ningún significado, ni en inglés ni en ningún otro idioma, aunque con el tiempo la expresión “Great Panjandrum” acabó convertida en una forma de referirse burlonamente a una persona con muchas ínfulas y aires de grandeza.

El Panjandrum fue una creación del Departamento de Desarrollo de Armas Diversas (Department of Miscellaneous Weapons Development, o DMWD), una dependencia del Almirantazgo británico cuyo trabajo era la investigación y diseño de armas no convencionales. Se trataba de una bomba autopropulsada que en teoría permitiría destruir bunkers costeros de hormigón de varios metros de grosor. Sería lanzada desde una lancha a una distancia considerable de la costa y se esperaba que alcanzase su objetivo sin necesidad de guiado, allanando así el camino para el asalto posterior de las fuerzas de desembarco. Consistía en un tambor cargado con hasta 1.800 Kg de explosivo al que se le habían añadido en sus extremos dos grandes ruedas de madera y superficie de rodadura de hierro de tres metros de diámetro. Unos pequeños cohetes de combustible sólido colocados en las ruedas las harían girar y proporcionarían al artefacto la propulsión necesaria para alcanzar una velocidad de cerca de 100 Km/h, pasar por encima de cualquier obstáculo que se encontrase en su camino y estrellarse contra su objetivo.


El desarrollo de la nueva arma se realizó en el máximo secreto... hasta que el primer prototipo estuvo listo y llegó el momento de probarlo. A alguien se le ocurrió que el mejor lugar para hacer los ensayos era una playa del condado de Devon, en el suroeste de Inglaterra, que, casualmente, era también un popular destino de veraneo. El 7 de septiembre de 1943 decenas de personas fueron testigos involuntarios de la primera prueba del Panjandrum. El resultado fue decepcionante. El artefacto salió de la barcaza que le servía de lanzadera y continuó en línea recta en dirección a su objetivo teórico, pero en un determinado momento viró y se adentró en el mar. Los responsables del proyecto al principio creyeron que el problema tenía fácil solución. Por razones de seguridad habían reducido al mínimo el número de cohetes de propulsión, de forma que el apagado accidental de uno solo de ellos desequilibraba totalmente al Panjandrum y lo hacía perder el rumbo. No tenían más que repetir el ensayo colocando más cohetes en las ruedas. Pero no iba a ser tan sencillo. En las pruebas posteriores fueron aumentando progresivamente el número de cohetes y su potencia, pero el Panjandrum siempre terminaba desviándose de su curso y siguiendo una trayectoria impredecible. Se propusieron otras posibles soluciones, como colocar una tercera rueda para dar estabilidad al aparato, o utilizar cables de acero como sistema de guiado. Ninguna funcionó.

En cada uno de los ensayos la playa se llenaba de una multitud de curiosos que acudían a presenciar el espectáculo. Ni siquiera el peligro les ahuyentaba. Y es que, aunque en las pruebas la carga explosiva del tambor era sustituida por su peso en arena, no dejaba de haber un riesgo considerable para los espectadores, ya que con frecuencia algunos de los cohetes de propulsión se desprendían de las ruedas y salían disparados.


Al fin, tras cuatro meses de trabajos, en enero de 1944 los técnicos del DMWD creyeron haber solucionado todos los problemas técnicos y organizaron una última prueba en la ya famosa playa de Devon. El resultado fue aún peor que en las ocasiones anteriores: Cuando el Panjandrum corría por la playa un par de cohetes se desprendieron de las ruedas, el aparato comenzó a dar tumbos en la arena, giró y se lanzó directamente contra un cámara que estaba rodando el ensayo. El hombre salió corriendo y se libró por los pelos de que aquel artefacto infernal le pasase por encima. El Panjandrum acabó estrellándose en la arena, lo que provocó que una gran cantidad de cohetes saliesen disparados cruzando la playa en todas direcciones. Los oficiales y altos mandos de la Royal Navy que habían acudido a presenciar la demostración tuvieron que lanzarse cuerpo a tierra para ponerse a salvo de la lluvia de cohetes. Después de aquel nuevo fracaso, el proyecto fue abandonado definitivamente.

Algunos investigadores han sugerido que en realidad los británicos nunca tuvieron la intención de utilizar el Panjandrum como arma. Según esta versión, todo el proyecto habría sido uno más de los planes de engaño ideados para hacer creer a los alemanes que los aliados iban a atacar a través del Paso de Calais y desviar su atención de Normandía (que al estar mucho menos fortificada no requeriría de este tipo de armas antibunker). Eso explicaría por qué un proyecto militar que se suponía del máximo secreto acabó convertido en un espectáculo popular con gran éxito de crítica y público. El problema es que cuando comenzaron las pruebas, en septiembre de 1943, ni siquiera se había decidido aún que el objetivo de la operación Overlord iba a ser la costa de Normandía. Más bien parece que los responsables del proyecto nunca pensaron que sus ensayos iban a alargarse tanto en el tiempo, y menos aún que iban a llamar tanto la atención.

Operación Fortitude, el mayor engaño de la historia

La operación Fortitude nació oficialmente el 26 de febrero de 1944. Ese día el general Eisenhower, comandante supremo de las fuerzas aliadas en Europa occidental, emitió una directiva de alto secreto en la que comunicaba la puesta en marcha de un complejo plan con el que se pretendía hacer creer a los alemanes que Normandía no era el objetivo principal de la gran ofensiva que se estaba preparando (conocida con el nombre en clave de operación Overlord). Fortitude englobaba dos grupos de medidas: las que tenían como finalidad ocultar los preparativos auténticos y las que trataban de engañar al enemigo dándole todo tipo de información falsa (como el nombre y la composición de las unidades aliadas, sus zonas de despliegue o sus objetivos). Ambos aspectos entraban dentro de las competencias del MI-5, el servicio de contraespionaje británico.

En cuanto a las medidas de seguridad y contrainteligencia, en los meses anteriores a Overlord se tomaron precauciones sin precedentes: Por ejemplo, los servicios de correo aéreo entre Gran Bretaña y el continente fueron suspendidos, y la correspondencia terrestre se retrasó de forma que si alguna información eludía la censura y llegaba a los alemanes lo haría con tanta demora que habría perdido gran parte de su utilidad. Llegaron a decretarse restricciones a las comunicaciones diplomáticas, tanto de países aliados como neutrales.

En cuanto al engaño, se emplearon tres métodos distintos para proporcionar información falsa al enemigo:

- Camuflaje y simulación por medio de maquetas y decorados para engañar al reconocimiento aéreo. Las técnicas de enmascaramiento y engaño visual se habían desarrollado mucho en los años anteriores, especialmente en el teatro norteafricano (en el desierto constituían un elemento vital de cualquier operación militar). Amplias zonas del sur de Inglaterra se llenaron de tiendas, tanques, vehículos y armas falsas de todo tipo, construidas en cartón, lona o goma, simulando el despliegue de unidades imaginarias preparándose para el asalto a la Europa continental. Fue el medio de engaño que más recursos humanos y materiales requirió. Y también el menos rentable. Ante la aplastante superioridad aérea aliada, y a pesar de la vital necesitad de información fiable que tenían los alemanes, la Luftwaffe prácticamente renunció a los vuelos de reconocimiento sobre territorio británico, por lo que todo aquel trabajo acabó siendo casi inútil.

- Falsas comunicaciones de radio. Si se quería que el engaño fuese creíble, cada una de las inexistentes unidades que formaban parte del plan tenía que generar tráfico de radio desde las zonas en las que teóricamente estaban desplegadas. Un pequeño ejército de radiooperadores era el encargado de simular las comunicaciones cotidianas de todas aquellas unidades.

- Agentes dobles. Fueron con diferencia el factor más decisivo en Fortitude. La red de agentes dobles británicos estaba controlada por una sección del MI-5 conocida como Comité XX (o Double Cross). Algunos, como el yugoslavo Dusko Popov, de nombre en clave Tricicle, habían llegado a Inglaterra siendo ya agentes británicos. Pero la mayor parte eran espías enviados por los alemanes al Reino Unido, que tras entregarse o ser capturados habían aceptado colaborar con la contrainteligencia británica para librarse de la ejecución. Ese era el caso del polaco Roman Czeriawski, alias Brutus, uno de los que tuvieron un papel más importante en Fortitude. La historia más sorprendente fue la del más decisivo de todos los agentes dobles, el español Juan Pujol García, Garbo, que se había ofrecido por su cuenta al Abwehr como espía en Gran Bretaña y había estado enviando a los alemanes información totalmente inventada desde meses antes de comenzar a trabajar para el MI-5. También sorprendente fue el caso de Pandora, el nombre en clave de un nacionalista irlandés que se había ofrecido gustosamente a espiar para los alemanes. En realidad Pandora nunca existió. Se trataba de un personaje virtual creado por el Comité XX con la única finalidad de pasar información falsa a Abwehr.

Los tres medios de engaño tenían que estar coordinados. Por ejemplo, había que conseguir que la información suministrada por los agentes dobles pudiese ser confirmada por los posibles reconocimientos aéreos del enemigo o por sus escuchas de radio, y sobre todo tener cuidado de que las distintas fuentes no cayesen en contradicciones.

La operación Fortitude estaba constituida por dos planes independientes principales, conocidos como Fortitude Norte y Fortitude Sur. Simultáneamente se pusieron en marcha otros de menor magnitud, con los que se pretendía aumentar la confusión del enemigo sobre los auténticos objetivos. Entre los planes secundarios estaban la operación Royal Flush, consistente en un ataque imaginario a tres países neutrales (España, Turquía y Suecia), la operación Zeppelin, que simulaba los preparativos de una ofensiva en los Balcanes (con desembarcos en la costa rumana del mar Negro, en Creta y en el oeste de Grecia y Albania), o la operación Ironside, un desembarco en la costa francesa del golfo de Vizcaya.

Fortitude Norte consistía en una amenaza de ataque a Noruega por parte del inexistente 4º Ejercito Británico, formado en teoría por las divisiones británicas 3ª y 52ª y la 3ª División de Infantería canadiense. En realidad Fortitude Norte era la continuación de un plan anterior, la operación Tindall, puesta en marcha en el verano de 1943 (por entonces se trataba de fijar fuerzas alemanas en el norte de Europa y evitar que reforzasen los frentes oriental y mediterráneo). Tindall simulaba los preparativos para un desembarco en Stavanger, en el sur de Noruega, que supuestamente iba a estar sincronizado con un ataque soviético en el norte del país. En Fortitude Norte se cambió el objetivo por Trondheim, más al norte, e igualmente requirió la colaboración soviética para simular que se estaba preparando una ofensiva conjunta. Por parte británica el engaño se basaba en una combinación de movimientos auténticos e imaginarios de las fuerzas navales que iban a participar en el desembarco de Normandía. Gran parte de la flota se había concentrado en los puertos de la costa oriental de Escocia, fuera del radio de acción de los bombarderos o las torpederas enemigas. Los alemanes serían informados de ello por su red de agentes en Gran Bretaña (en realidad agentes dobles controlados por el Comité XX), y, según se esperaba, lo confirmarían con reconocimientos aéreos. Se pretendía sugerir que la presencia de los buques tan al norte no se debía solo a razones de seguridad. Más tarde, cuando la flota zarpase y se dirigiese a los puertos del sur de Inglaterra para participar en Overlord, los agentes dobles informarían de que se estaban desplazando a la costa occidental escocesa, donde teóricamente estaban concentradas las tropas que iban a desembarcar en Noruega.

Fortitude Norte fue un fracaso relativo, ya que, aunque la inteligencia alemana no se tomó demasiado en serio la amenaza noruega, el objetivo se cumplió y Hitler mantuvo inmovilizados cientos de miles de hombres en el país escandinavo hasta el final de la guerra. Pero en realidad el Führer había basado aquella decisión en sus elucubraciones de estratega de salón, más que en las informaciones de sus servicios de inteligencia.

Fortitude Sur, más compleja, tenía como objetivo crear la amenaza de una gran operación anfibia en la costa francesa entre Calais y Boulogne. Igual que la anterior, consistía en suministrar al enemigo una estudiada mezcla de informaciones auténticas y falsas de modo que la visión de conjunto sugiriese que los aliados estaban preparando el asalto a Europa a través del sector más oriental del Canal de la Mancha.

Si Fortitude Norte era una actualización de la operación Tindall, Fortitude Sur lo era de otro plan del verano de 1943, la operación Starkey, que había consistido en simular un intento de desembarco en las costas francesas a cargo de un inexistente (en aquel entonces) 21º Grupo de Ejércitos. Los agentes dobles habían informado con insistencia de los preparativos, esperando dar la impresión de que era una amenaza realmente grave. Los alemanes recibieron incluso la fecha exacta del ataque, el 8 de septiembre de 1943. Ese día una flota de desembarco zarpó de Southampton y se adentró en el canal hasta avistar Calais. A continuación los buques dieron media vuelta y se dedicaron a hacer ejercicios de desembarco en las costas inglesas. Aquella operación fue un valioso ensayo para Fortitude. Sirvió para detectar errores, como la ausencia de coordinación entre la información que se trataba de hacer llegar al enemigo y las noticias que se publicaron en la prensa. Los diarios británicos especularon mucho sobre qué había ocurrido realmente, si de verdad había sido un ejercicio, como decía la versión oficial, o si fue un ataque cancelado en el último momento, como se quiso hacer creer a los alemanes.

En contra de lo que se suele pensar, Fortitude Sur no tenía como objetivo ocultar los desembarcos en Normandía. Se trataba de un engaño bastante más sofisticado: la idea era hacer creer que había dos grupos de ejércitos aliados preparándose para dos operaciones anfibias independientes. Supuestamente la de Normandía era la de menor magnitud, y serviría como distracción para el ataque principal que se iba a realizar a través del Paso de Calais. El orden de batalla de las fuerzas que se preparaban para desembarcar en Normandía fue transmitido a Alemania por los agentes dobles, y era esencialmente el correcto: el ataque lo realizaría el 21º Grupo de Ejércitos del general Montgomery, formado por el 1º Ejército de los Estados Unidos y el 2º Ejército Británico, al mando de los generales Bradley y Dempsey, respectivamente. También informaron del comienzo de la invasión, aunque lo hicieron pocas horas antes, sin dar tiempo a los alemanes a reaccionar. Había que evitar que la información que enviaban resultase ser falsa, porque era vital continuar con el engaño después del Día D. Se trataba de mantener la amenaza de un imaginario FUSAG (First United States Army Group) contra el Paso de Calais, que fijase fuerzas alemanas en la zona mientras los aliados aseguraban las cabezas de playa en Normandía. Este segundo ataque no tenía que parecer inminente, para que las tropas alemanas permaneciesen inmovilizadas en la zona de Calais el mayor tiempo posible. Además, por una cuestión logística, un desembarco casi simultáneo no habría sido creíble. Se suponía que los aliados iban a necesitar parte de la flota de transporte y de desembarco que se estaba utilizando en Normandía para el ataque definitivo en Calais.

El éxito de Fortitude Sur fue completo. El 6 de junio de 1944, cuando comenzaron los desembarcos en Normandía, el OKW (Estado Mayor de la Wehrmacht) llegó a la conclusión de que se trataba de una maniobra de distracción. En un primer momento Hitler ordenó contraatacar únicamente con las fuerzas disponibles en la zona de los desembarcos. Más tarde permitió que se movilizasen las divisiones situadas en la región de París, pero las desplegadas más al norte, en el Paso de Calais permanecieron en sus posiciones, esperando un ataque que nunca llegaría. El 24 de julio, casi cincuenta días después del Día D, el Führer aún insistía ante sus generales asegurando que el ataque principal tendría lugar en cualquier momento en la costa de Calais.

En aquellas mismas fechas, hacia el 20 de julio, el 1º Ejército Canadiense y el 3º Ejército Estadounidense desembarcaron en Normandía. Ambas formaciones (reales) habían constituido hasta entonces el imaginario FUSAG. Para mantener la amenaza contra las costas del Paso de Calais se decidió que ocupasen su lugar los inexistentes 14º Ejército de los Estados Unidos, supuestamente recién llegado de América, y el 4º Ejército Británico, el mismo que en teoría había estado preparándose para desembarcar en Noruega (Fortitude Norte). Los agentes dobles informaron puntualmente de los cambios y del abandono definitivo de los planes de desembarco en la península escandinava.

Había un detalle más difícil de justificar. Al mando del 3º Ejército de los Estados Unidos estaba el general George Patton, el mismo que hasta entonces había figurado en todos los informes como comandante supremo del FUSAG. Para explicar por qué el general a cargo de todas las fuerzas que iban a desembarcar en el Paso de Calais había aparecido en Francia al frente de un ejército hubo que inventarse una historia, muy creíble para todo el que conociese la personalidad de los protagonistas: Para explotar el éxito que habían tenido los desembarcos en Normandía, mucho mayor de lo esperado, Montgomery había exigido a Eisenhower que reforzase su 21º Grupo de Ejércitos con unidades del FUSAG. Aquello implicaba que el ataque a través del Paso de Calais perdería importancia y tendría que ser aplazado. Patton, herido en su orgullo, se opuso y se enfrentó abiertamente a Eisenhower, que castigó su insubordinación quitándole el mando del FUSAG y enviándole a Francia al mando del 3º Ejército. Ponerle a las órdenes de Montgomery habría supuesto una humillación demasiado grande, así que Eisenhower, en una precipitada reorganización, ordenó que los dos ejércitos estadounidenses que se habían enviado a Francia, el 1º y el 3º, se uniesen en una nueva formación bajo el mando del sumiso general Bradley. El resultado fue la creación del 12º Grupo de Ejércitos de los Estados Unidos. Aunque los hechos eran completamente inventados, todos los personajes y las formaciones que aparecían en esta enrevesada historia eran auténticos.

A mediados de agosto hubo una nueva reestructuración del ficticio FUSAG, cuando el también ficticio 14º Ejército de los Estados Unidos lo abandonó para formar una reserva estratégica que apoyaría en caso necesario a las fuerzas desembarcadas en Normandía. En su lugar se creó el 1º Ejército Aerotransportado, con las divisiones estadounidenses 101ª y 82ª, que habían regresado de Normandía (reales, por tanto), y otras imaginarias. A comienzos de septiembre el 4º Ejército Británico dejaba también el FUSAG, y lo que había nacido como una operación anfibia se transformó en una fuerza preparada para realizar una operación aerotransportada a gran escala, con un objetivo mucho menos definido. Poco después el 1º Ejército Aerotransportado se convirtió en una unidad real, y sus auténticas divisiones de paracaidistas saltaron sobre Holanda durante la desastrosa operación Market Garden. Aquella fue la última aparición del fantasmal FUSAG antes de su disolución definitiva en octubre de 1944.

Joseph Beyrle, un "yankee" en el Ejército Rojo


Cuando Joseph Beyrle se graduó en la escuela secundaria, en el verano de 1942, tenía sobre la mesa una beca deportiva ofrecida por la prestigiosa universidad de Notre Dame. No era una gran sorpresa, ya que Beyrle era uno de los héroes del baloncesto colegial de su ciudad natal, la pequeña Muskegon, en el estado de Michigan. Pero Estados Unidos estaba en guerra, y Beyrle se sintió obligado a aparcar por un tiempo sus sueños deportivos para servir en las fuerzas armadas. Se alistó en un cuerpo de nueva creación, pero que ya desde su nacimiento parecía rodeado de un aura mítica: la infantería paracaidista.

Beyrle se unió al 506º Regimiento de Infantería Paracaidista (el mismo que protagoniza Band of Brothers, o el del soldado Ryan), integrado en la 101ª División Aerotransportada. Se especializó en demoliciones. En 1943 embarcó con el resto de la división con rumbo a Inglaterra. Los paracaidistas estadounidenses permanecieron allí todo un año, entrenándose y preparando el asalto a Europa.

La noche del 6 de junio de 1944 el sargento Joseph Beyrle fue uno de los miles de paracaidistas aliados que saltaron en la retaguardia de las tropas alemanas que defendían las playas de desembarco en Normandía. Beyrle aterrizó en el tejado de una iglesia, en el pueblo de Saint-Côme-du-Mont. Al no lograr contactar con sus compañeros se quedó solo y aislado tras las líneas enemigas. Pasó los siguientes tres días ocultándose, hasta que finalmente, al saltar un seto, se tropezó con una posición defensiva alemana y fue capturado. Es posible que uno de los soldados que le hicieron prisionero se quedase con sus placas de identificación y muriese poco más tarde con ellas todavía en su poder. El caso es que Beyrle fue dado por muerto y sus restos supuestamente enterrados en un cementerio improvisado en Sainte-Mère-Église.

Beyrle seguía con vida, aunque aún estaba lejos de poder considerarse a salvo. Cuando era conducido al interior junto a otros prisioneros, unos aviones aliados atacaron el convoy en vuelo rasante. Beyrle aprovechó para escapar, pero solo unas horas más tarde volvió a toparse con unos soldados alemanes. Aquel no sería su único intento de fuga. En los siguientes siete meses, en los que fue trasladado de un campo de prisioneros a otro por todo el Reich, se escapó en otras dos ocasiones. En su segunda fuga fue descubierto y capturado cuando iba en un tren con destino a Berlín. Al quedar en manos de la Gestapo sufrió palizas y todo tipo de maltratos hasta que llegaron unos militares reclamándole como prisionero de guerra. Aquello le salvó de ser fusilado por espía.

Finalmente, tras pasar por otros seis campos de prisioneros, Beyrle acabó en el Stalag III-C, situado en Alt Drewitz, unos ochenta kilómetros al este de Berlín, cerca de la antigua frontera de Alemania con Polonia. A comienzos de 1945 Beyrle se fugó una vez más. Se dirigió al este con la esperanza de alcanzar las líneas rusas. A mediados de enero se encontró con un grupo de tanques, parte de la vanguardia soviética que había iniciado la ofensiva definitiva contra el Reich. Salió al encuentro de los blindados con las manos en alto y gritando en ruso “Amerikansky tovarich!” ("¡camarada americano!"). El batallón estaba al mando de una mujer, una dura oficial a la que Beyrle conocería simplemente como “la Mayor”. Al parecer se trataba de la legendaria Alexandra Samusenko, la única oficial de tanques del Ejército Rojo que alcanzaría el rango de comandante durante la Segunda Guerra Mundial. Beyrle logró convencer a “la Mayor” para que le permitiese unirse a su batallón.

Beyrle permaneció durante casi un mes junto a los tanquistas soviéticos, acompañándoles en su avance hacia el corazón de Alemania a lomos de un Sherman de fabricación estadounidense. Se convirtió en un miembro más de la unidad, poniendo a disposición de sus nuevos compañeros sus apreciados conocimientos en demoliciones y explosivos. Un día, en la primera semana de febrero, resultó herido en el ataque de un bombardero en picado Stuka y fue evacuado a un hospital de campaña en Landsberg an der Warthe (actualmente la polaca Gorzów Wielkopolski, una pequeña ciudad situada unos kilómetros al este del Oder). Allí aquel soldado extranjero, que ni siquiera entendía el ruso, llamó la atención del alto mando soviético. Se dice que el propio mariscal Zhukov, durante una visita al hospital, le descubrió y se interesó por su historia. Es probable que no le fuese necesario llegar tan alto en la cadena de mando, pero en cualquier caso fue así como Beyrle consiguió un salvoconducto que le permitiría abandonar el frente y reunirse con sus compatriotas.

Beyrle se unió a un convoy militar con destino a Moscú. Cuando se presentó en la embajada de Estados Unidos en la capital soviética se enteró de que el Departamento de Guerra había informado de su muerte en combate en suelo francés el 10 de junio de 1944. Ante la duda de que Beyrle no fuese realmente quien decía ser, los funcionarios de la embajada decidieron ponerle bajo arresto domiciliario, con una guardia de marines armados, en una habitación del Hotel Metropol de Moscú. Allí permaneció hasta que se pudo confirmar su identidad gracias a las huellas dactilares.

Joseph Beyrle regresó a Muskegon el 21 de abril de 1945, diez meses después de la publicación de su esquela en el diario local. Se casó en 1946 en la misma iglesia en la que dos años antes se había celebrado su funeral. Encontró un empleo en una empresa fabricante de mesas de billar de su ciudad natal, en la que permaneció hasta su jubilación en 1981. Murió en diciembre de 2004 de una insuficiencia cardiaca en una habitación de hotel de Toccoa, el pueblo de Georgia que había servido de base de entrenamiento para los paracaidistas de la 101ª División Aerotransportada. Había viajado hasta allí para participar en una reunión de veteranos.

Posiblemente Joseph Beyrle fuese el único militar estadounidense de la historia que llegó a combatir en el Ejército Rojo, y sin duda es el único reconocido como héroe de guerra tanto en Estados Unidos como en la URSS. En 1994 recibió una condecoración de manos del entonces presidente de Rusia, Boris Yeltsin. Uno de sus tres hijos, John Beyrle, diplomático de carrera, sirvió como embajador de Estados Unidos en la Federación Rusa entre los años 2008 y 2012.

Veinte historias del desembarco de Normandía

- Los aliados tomaron todo tipo de medidas para mantener el secreto de la operación Overlord. El general Eisenhower ordenó que nadie que tuviese algún conocimiento de los planes aliados interviniese en operaciones que implicasen el más mínimo riesgo de ser capturado. A estos hombres se les conocía como Bigots ("fanáticos"). Este curioso nombre tenía su origen en la inversión de las palabras To Gib ("a Gibraltar"), que figuraba en la documentación de los oficiales destinados a los desembarcos en el norte de África en noviembre de 1942.

- Pese a todas las precauciones, no se pudo evitar que se cometiesen algunas peligrosas indiscreciones. La más grave de todas, por el rango del protagonista, se produjo durante un cóctel celebrado en el elegante hotel Coleridge de Londres. El general Henry Miller, jefe de logística de la Novena Fuerza Aérea de los Estados Unidos, se quejaba ante el resto de invitados de las dificultades que estaba teniendo para obtener suministros. Añadió que las cosas mejorarían a partir de la primera semana de junio. Cuando Eisenhower se enteró, le degradó a coronel y le envió a un destino administrativo en Estados Unidos. Poco después Miller abandonó el Ejército. Un alto mando británico tuvo un desliz similar, pero su caso no se hizo público ni afectó a su carrera militar. Al parecer después de la guerra llegó a ser miembro del Parlamento. Sin duda estaba bien relacionado.

- La operación Taxable fue probablemente la primera operación de guerra electrónica a gran escala de la historia. El objetivo era simular con falsas imágenes de radar los movimientos de una gran fuerza naval dirigiéndose a Pas de Calais durante la noche del 5 al 6 de junio de 1944, al mismo tiempo que la flota de invasión aliada se dirigía hacia las costas de Normandía. Durante tres horas y media, dieciséis bombarderos Avro Lancaster de la RAF volaron en círculos, en formación muy cerrada y a muy baja altura, lanzando grandes cantidades de window (tiras de aluminio utilizadas para interferir las señales de radar), creando la ilusión de que una gran flota se acercaba a la costa francesa a una velocidad de siete nudos.

- Charles Schmelze, un soldado de la Novena Fuerza Aérea natural de Pittsburg, Pensilvania, era uno de los encargados de hacer las últimas revisiones a los planeadores que iban aterrizar en Normandía. Aprovechando un rato libre, se metió en uno de los planeadores para descansar un momento y se quedó dormido. Cuando despertó estaba sobrevolando el Canal de la Mancha. Iba a participar involuntariamente en una de las mayores operaciones aerotransportadas de la historia.

- El soldado Robert Hillman, de la 101ª División Aerotransportada de los Estados Unidos, dedicó parte del vuelo a hacer una última revisión a su paracaídas. Se sorprendió al darse cuenta de que el equipo había sido fabricado en Manchester, Connecticut, su ciudad natal. Pero la sorpresa fue aún fue mayor al ver que en la etiqueta que firmaba el inspector encargado de revisar el equipo figuraba el nombre de su propia madre, que trabajaba en la fábrica de paracaídas.

- La operación Titanic consistió en el lanzamiento de cientos de maniquíes en paracaídas con el objetivo era engañar a los alemanes sobre las auténticas zonas de salto de las tropas aerotransportadas. Los falsos paracaidistas, apodados "Ruperts", eran sencillos muñecos de trapo equipados con petardos, cohetes de señales, grabaciones de sonidos de batalla e incluso frascos de esencias para producir olores. Seis hombres del SAS saltaron con los Ruperts con la misión de hacer todo el ruido posible y ayudar a que los ataques pareciesen verdaderos. Los Ruperts crearon una enorme confusión en las fuerzas alemanas. Un regimiento de la 352ª División de Infantería recibió orden de abandonar sus posiciones, cerca de la playa Omaha, para lanzar un contraataque contra los muñecos que habían tomado tierra a decenas de kilómetros de distancia.

- El primer combate terrestre de la operación Overlord no tuvo lugar en Normandía, y sus protagonistas no fueron británicos, ni estadounidenses... ni alemanes. Poco después de la medianoche del 6 de junio unos comandos franceses encuadrados en el SAS británicos, que habían saltado en Morbihan, Bretaña, tuvieron un enfrentamiento con una compañía de cosacos de la Wehrmacht. En Francia se suele decir que el primer soldado aliado muerto el día D fue el cabo del SAS Emile Bouetard, aunque murió más de una hora después de haber sido herido, y para entonces ya había tenido lugar el asalto al puente Pegasus.

- El primer soldado de las fuerzas de invasión muerto en tierra el día D fue el cabo de 29 años Fred Greehald, del Regimiento Oxfordshire y Buckinghamshire de la 6ª División Aerotranportada británica, que se ahogó al salir de su planeador tras tomar tierra en las inmediaciones del puente sobre el canal del Orne en Benouville (renombrado tras la batalla como Puente Pegasus, por el caballo alado que figura en la insignia de la división británica). El primer estadounidense muerto fue el teniente Robert Mason, del 508º Regimiento Paracaidista de la 82ª División Aerotransportada. Fue alcanzado en el pecho por un trozo de metralla cuando se disponía a lanzarse de su C-47 sobre el pueblo de Sainte-Mère-Église. Pese a estar herido, saltó del avión para dar ejemplo a sus hombres. Encontraron su cadáver poco después, con el paracaídas todavía enganchado.

- El primer muerto en combate terrestre fue un soldado alemán de 17 años llamado Helmut Romer, que aquella noche estaba de guardia en el Puente Pegasus. Romer fue alcanzado por una ráfaga del subfusil Sten del teniente Den Brotheridge, del Regimiento Oxfordshire y Buckinghamshire de la 6ª División Aerotranportada. A su vez, Brotheridge fue el primer militar aliado muerto en combate. Recibió un balazo en el cuello cuando dirigía a su pelotón de veintiún paracaidistas en el asalto al puente.

- Un error de cálculo de los pilotos de varios aviones de transporte hizo que una treintena de paracaidistas estadounidenses del 505º Regimiento de la 82ª División Aerotransportada saltasen directamente sobre la población de Sainte-Mère-Église. Cuando descendía sobre el centro del pueblo, el paracaídas del soldado John Steele se enganchó en la torre del campanario de la iglesia. El cuchillo se le cayó al suelo cuando trataba de cortar las correas, y Steele se quedó colgado del campanario a varios metros del suelo. Allí permaneció durante más de dos horas, haciéndose el muerto y viendo horrorizado cómo sus compañeros eran aniquilados por los alemanes bajo sus pies. Finalmente fue descubierto y hecho prisionero, aunque pocas horas después los paracaidistas del 505º tomaron definitivamente el pueblo y Steele se unió a ellos. Sainte-Mère-Église fue la primera población francesa liberada por las tropas aliadas.

- Bill Millin, de 21 años, era el gaitero personal de Lord Lovat, comandante de la 1ª Brigada de Servicios Especiales británica. Fue uno de los primeros hombres en desembarcar en la playa Sword, tocando su gaita, ataviado con un kilt (falda) y armado únicamente con su sgian-dubh, el cuchillo tradicional escocés. Tras conquistar la playa, y sin que Millin dejase de tocar, los commandos avanzaron hacia el interior hasta reunirse con los paracaidistas que habían tomado el Puente Pegasus. Lord Lovat recuperó así la tradición escocesa de entrar en batalla a toque de gaita (lo que por, cierto, estaba totalmente prohibido por la normativa del Ejército británico, que mantenía a los gaiteros únicamente para usos ceremoniales). Según Millin, unos prisioneros alemanes le confesaron más tarde que no le habían disparado porque pensaron que estaba loco.

- El famoso fotógrafo Robert Capa desembarcó en la playa Omaha con la primera oleada de asalto, junto al 16º Regimiento de Infantería. Se arriesgó más que ningún otro reportero, y las fotos que tomó bajo el fuego fueron sin duda las mejores de aquel día histórico. Pero, con las prisas por tenerlas cuanto antes, el empleado de cuarto oscuro en la oficina londinense de la revista Life aplicó demasiado calor al poner a secar los negativos. El resultado fue que casi todas las fotografías se perdieron, y las once que se salvaron salieron corridas. Cuando se publicaron, los pies de foto decían que “a Capa le temblaban mucho las manos”. El ayudante de revelado se llamaba Larry Burrows. Con los años se convirtió en uno de los mejores reporteros gráficos de la historia. Hoy se le considera una leyenda en su profesión, igual que a Capa.

- El alto mando aliado habían prometido a los corresponsales de guerra que podrían utilizar las radios para enviar sus crónicas desde las playas de desembarco, pero a la hora de la verdad los oficiales se negaron a interrumpir las comunicaciones militares y ceder los equipos a los periodistas. La solución llegó cuando alguien se acordó de las palomas mensajeras. La primera crónica recibida en Gran Bretaña informando del inicio de los desembarcos fue escrita por el corresponsal de Reuters Montague Taylor y transportada por una paloma gris macho de la RAF llamada Gustav. La paloma recorrió en cinco horas, con fuerte viento en contra, los doscientos cuarenta kilómetros que la separaban de la base aérea de Thorney Island. Gustav murió después de la guerra en un accidente, cuando uno de sus cuidadores la pisó involuntariamente mientras limpiaba su palomar.

- El militar de mayor edad que participó de la primera oleada de desembarco fue el general de brigada estadounidense Theodore Roosevelt Jr., adjunto al comandante de la 4ª División de Infantería, e hijo del que fuera presidente de los Estados Unidos Theodore Roosevelt. Tenía 57 años. Fue también el único general aliado que desembarcó en Normandía el primer día de la invasión. Y con su hijo Quentin Roosevelt formaba la única pareja padre-hijo que combatió en la batalla de Normandía. Quentin, capitán en la 1ª División de Infantería, desembarcó con la primera oleada en la playa Omaha (el padre lo hizo en Utah). Ted Roosevelt murió un mes más tarde en Sainte-Mère-Église, de un ataque al corazón.

- El sector asignado a la 3ª División de infantería canadiense era la playa conocida con el nombre en clave de Juno. Al amanecer del 6 de junio desembarcó el regimiento de los Queen's Own Rifles, y con él una pareja de hermanos de Toronto, Tommy y Albert Westlake, de 27 y 26 años respectivamente. Un tercer hermano, George Westlake, de 23, desembarcó unas horas más tarde con los North Nova Scotia Highlanders. George cayó en combate la mañana siguiente, haciendo frente a un contraataque del 25º Regimiento Panzergrenadier SS del coronel Kurt "Panzer" Meyer. Albert y Tommy murieron el 11 de junio en una emboscada en Mesnil-Patry. En un plazo de cuatro días, tres hermanos Westlake habían perdido la vida en Normandía.

- El sargento Fred Niland, del 501º Regimiento de Infantería Paracaidista, es el personaje real en el que se basa el argumento de la película Saving Private Ryan. Pocos días después de haber saltado sobre Normandía recibió la noticia de la muerte de sus tres hermanos. Bob Niland, sargento paracaidista igual que él, murió el día D en Sainte-Mère-Église. El 7 de junio cayó en combate el alférez Preston Niland, que había desembarcado en la playa Utah con la 4ª División de Infantería. Y el 8 de junio se recibió la noticia de la desaparición de Eddie Niland, tripulante de un B-25 derribado sobre la jungla birmana. El teniente coronel Francis Sampson, sacerdote católico y capellán de militar del 501º, solicitó que Fred fuese retirado de primera línea para asegurarse de que que los Niland no perderían al único hijo que les quedaba. Fred fue trasladado a la Policía Militar de Nueva York y volvió a casa. Pero la burocracia militar trabaja con calma, y la concesión del traslado tardó varios meses. Cuando se aprobó, Fred Niland estaba ya de regreso en Inglaterra con su regimiento después de haber combatido durante toda la batalla de Normandía.

- El 5 de junio el coronel de la Jagdgeschwader 26 Josef Priller vio encolerizado cómo los últimos aviones a su mando abandonaban el aeródromo de Lille con orden de trasladarse al oeste de Francia. Sus protestas por lo que consideraba una decisión absurda de sus superiores no habían servido de nada, así que Priller decidió que lo único que podía hacer era emborracharse en compañía del otro piloto de caza que quedaba en la base, el sargento Heinz Wodarczyk. A la mañana siguiente recibió la noticia de que la invasión había comenzado y la orden de enfrentarse a ella con todos los medios a su alcance. Priller y Wodarczyk despegaron en sus dos Fw 190 con una resaca tremenda y con la convicción de que se dirigían a una muerte segura. Sorprendentemente se colaron bajo la cobertura de cazas aliados e hicieron una pasada en vuelo rasante ametrallando las playas Juno y Sword. Ambos salieron ilesos. Su historia fue recogida en el libro de Cornelius Ryan The Longest Day y en la película del mismo nombre, e hizo creer a muchos que el ataque de Priller fue la única aparición de la Luftwaffe sobre las playas de Normandía. Lo cierto es que hubo algunas incursiones más, a pesar de la aplastante superioridad aliada en el aire.

- Guy de Villardi, conde de Montlaur, era descendiente de una de las familias más antiguas de la nobleza francesa, además de un cotizado pintor impresionista. Pero en junio de 1944 no era más que un sargento del 4º Commando (más conocido como Commando Kieffer, por el nombre de su comandante), una unidad de operaciones especiales del ejército británico formada íntegramente por hombres de las Fuerzas de la Francia Libre. Tras desembarcar en Sword, el 4º Commando sería el encargado de ocupar la localidad de Ouistreham. Según The Longest Day, cuando el capitán Kieffer explicó a Villardi que su misión era dirigir un pelotón para tomar el casino de la ciudad, donde se creía que estaba situado un puesto de mando alemán, el sargento se llevó una gran alegría: "Será un placer, en ese sitio he perdido auténticas fortunas". En la película se narra el espectacular asalto al casino de los comandos franceses. En realidad en junio de 1944 el casino de Ouistream aún no había sido construido.

- Los prisioneros más "exóticos" de Normandía probablemente fueron cuatro soldados coreanos del ejército alemán capturados el 6 de junio por el 506º Regimiento de Infantería Paracaidista. Para llegar hasta allí habían recorrido medio mundo sirviendo a tres potencias distintas: Su historia comenzó en 1938, cuando se alistaron en el ejército japonés de Manchuria. Un año más tarde cayeron prisioneros de los soviéticos en Khalkhin Gol, durante la guerra no declarada entre la URSS y Japón en la frontera mongola. En 1942 fueron liberados a cambio de alistarse en el Ejército Rojo, y en 1943 fueron capturados de nuevo, en esta ocasión por los alemanes, durante la batalla de Jarkov. Para salir de los campos de prisioneros aceptaron alistarse en los Ostbataillone de la Wehrmacht, formados por voluntarios de los territorios ocupados en el este de Europa. Su batallón fue destinado a la península de Cotentin, cerca de la playa Utah, donde les encontraron los paracaidistas estadounidenses.

- La noche del 5 de junio el Neutralia, un viejo buque de línea indio reconvertido en transporte de tropas, estaba fondeado junto a otros muchos barcos de la flota de invasión en Spithead, junto a la isla de Wight. Las tropas que transportaba a bordo, de la 7ª División Acorazada británica (las "Ratas del Desierto"), aplaudían y agitaban los brazos desde la cubierta para despedir al resto de embarcaciones a medida que iban saliendo al Canal. Poco a poco los gritos cesaron, y los soldados comenzaron a extrañarse al ver que su buque se estaba quedando solo en el fondeadero. Los oficiales del Ejercito fueron a preguntar al capitán del Neutralia por qué no se movían. Este les respondió que no había recibido órdenes, y que no podía hacer nada sin ellas. Alguien se había olvidado de enviar al Neutralia la orden de zarpar. La ausencia de sus tropas pasó inadvertida hasta cinco días después del Día D. Solo entonces se descubrió que el transporte perdido permanecía aún anclado en Spithead, junto con su cargamento de soldados frustrados.

El botones que evitó el fracaso del desembarco de Normandía

En la semana del 17 al 24 de agosto de 1943 se celebró en la ciudad canadiense de Quebec una cumbre en la que participaron el presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, el primer ministro de Gran Bretaña, Winston Churchill, y el primer ministro de Canadá, William L. Mackenzie King. La principal cuestión a tratar por las delegaciones participantes fue la operación conocida con el nombre en clave de "Overlord", los desembarcos en Francia previstos para el año siguiente. La conferencia sirvió para aprobar los detalles principales del plan y coordinar los preparativos de la operación.

La cumbre se celebró en el Chateau Frontenac, el hotel más lujoso de la ciudad, y según dicen el más fotografiado del mundo (gracias a su situación privilegiada, en lo alto de una colina con vistas al río San Lorenzo). Aquí lo tenéis en una foto de la época:


Una historia que no mucha gente conoce es la de cómo un empleado del hotel, un simple botones llamado Frank Brittle, jugó un papel decisivo en la conferencia y en el éxito final de Overlord. Al menos eso es lo que de tanto en tanto, como cuando se cumple un aniversario de la celebración de la conferencia, aparece en la prensa canadiense.

Según se cuenta, cuando las reuniones habían finalizado y los tres líderes habían abandonado ya el hotel con sus respectivos séquitos, Brittle descubrió unos documentos codificados olvidados en una de las habitaciones. Entregó los papeles a las autoridades, y no fue hasta unos años más tarde cuando se enteró por un militar estadounidense de la importancia de lo que había hecho: Aquellos documentos eran los planes aliados para el desembarco de Normandía. Si hubiesen caído en malas manos habrían puesto en peligro el éxito de toda la operación.

Brittle murió hace tiempo. No se conocen muchos detalles sobre su historia, porque, tal como contó su viuda a la prensa, el tema era "alto secreto" y al botones le habían prohibido hablar sobre ello. Su familia asegura que recibió una medalla por aquel servicio a la causa aliada. También dicen que en el año 2006 su viuda fue recibida en Quebec por una de las nietas de Churchill, que quería agradecerle los servicios prestados a su abuelo (esto no ha podido ser confirmado por los periodistas que se molestaron en contactar con la familia del primer ministro).

Por si esta historia no fuese lo suficientemente extraña, resulta que hay al menos otros dos personajes que se adjudicaron el honor de haber evitado el desastre aliado. Uno de ellos se llamaba Emile Couture, y era un soldado canadiense destinado a labores administrativas durante la conferencia. Al término de las reuniones, fue uno de los encargados de recoger y destruir toda la documentación que quedaba en el hotel. Su familia asegura que fue él quien encontró los papeles olvidados y se percató de su importancia, y que por su hazaña fue condecorado con la Medalla del Imperio Británico.

El tercero en discordia es el sargento mayor Dominique Boulay, un suboficial de servicio en la ciudadela de Quebec durante la conferencia. Parece que en este caso hay algún artículo de prensa de la época en el que se informa de la concesión de la Medalla del Imperio Británico por haber recuperado los documentos.

¿Qué ocurrió entonces en el Chateau Frontenac? ¿Es que los participantes en la conferencia dejaron el hotel lleno de documentos secretos olvidados? Es una posibilidad. Otra es que todos estuviesen hablando de los mismos papeles. Es probable que los documentos hubiesen pasado por las manos de los tres protagonistas de la historia, siguiendo la cadena de mando: el botones Brittle los habría encontrado y entregado al soldado Couture, quien a su vez se los habría dado al sargento mayor Boulay.

Puede que la importancia de esta anécdota se haya exagerado enormemente (no tanto como en el título de esta entrada, que eso ha sido solo idea mía), pero algún tipo de información vital tenían que contener los famosos documentos para premiar con nada menos que la Orden del Imperio Británico a todos los que intervinieron en su recuperación.

Lo cual nos lleva a otra pregunta: ¿Qué castigo recibiría el inepto que se los dejó olvidados en el hotel?

Una cabezadita inoportuna

Información de la agencia Associated Press publicada el 8 de junio de 1944, dos días después de los desembarcos en Normandía:

Polizón de planeador duerme camino a la invasión

Londres, 7 de junio, (AP) - Un soldado de la Novena Fuerza Aérea embarcó involuntariamente de polizón en un planeador y se durmió camino de la mayor operación militar de la historia, según informó hoy el cuartel general de la Fuerza Aérea.

Se trata de Charles Schmelze, de Pittsburg, Pennsylvania, que ayudaba a poner a punto planeadores de transporte de tropas para el vuelo tras las líneas enemigas. Inadvertido, se metió en el planeador y se quedó dormido.

El planeador remolcado por un avión pilotado por el oficial de vuelo E. G. Bolgmeyer, fue visto por última vez aterrizando en una zona de fuertes combates.

http://news.google.com/newspapers?nid=2506&dat=19440608&id=_4ZJAAAAIBAJ&sjid=8AsNAAAAIBAJ&pg=1075,3369582


Desconozco si esta historia acabó bien para el pobre soldado Schmelze.

De Corea a Illinois pasando por Normandía

El 6 de junio de 1944, después de saltar en Normandía, el teniente estadounidense Robert Brewer, del 506º Regimiento Paracaidista de la 101ª División de Infantería Aerotransportada, informó que sus hombres habían capturado a cuatro asiáticos en uniforme alemán y que no tenía a nadie que pudiese comunicarse con ellos. Para llegar hasta allí, aquellos prisioneros "alemanes" que llamaron la atención del teniente Brewer habían atravesado medio mundo, sirviendo en el Ejército Imperial Japonés, en el Ejército Rojo y en la Wehrmacht.

Yang Kyoungjong nació en Shin Euijoo, en la actual Corea del Norte, el 3 de marzo de 1920. En 1938, cuando tenía 18 años, Yang fue reclutado por el Ejército Kwantung, el ejército japonés en Manchuria. Un año después, durante el conflicto de Khalkhin Gol (la guerra no declarada entre la Unión Soviética y Japón en la frontera manchú-mongola), fue capturado por el Ejército soviético y enviado a un campo de trabajo. En 1942 la Unión Soviética necesitaba con urgencia hombres para hacer frente a la invasión alemana, y Yang y otros miles de prisioneros fueron presionados para que se alistasen en el Ejército Rojo.

En 1943, durante la batalla de Jarkov, en Ucrania, Yang fue hecho prisionero por soldados de la Wehrmacht. La guerra había cambiado de signo, y ahora eran los alemanes los que necesitaban soldados desesperadamente. Para salir del campo de prisioneros aceptó alistarse en los Ostbataillone, formados por voluntarios de los territorios ocupados en el este de Europa. Yang fue destinado a un batallón desplegado en la península de Cotentin, en Normandía, en las cercanías de la playa que los aliados conocían con el nombre en clave de Utah, uno de los puntos donde iban a desembarcar las fuerzas estadounidenses el Día D.

Yang fue capturado por paracaidistas estadounidenses y enviado a un campo de prisioneros de guerra en Gran Bretaña. Tras su liberación emigró a Estados Unidos. Se estableció en Illinois, y allí llevó una vida tranquila hasta su muerte en 1992. Nadie conocía su pasado, ni siquiera sus hijos, hasta que en 2002 su historia apareció en la prensa coreana.

Yang Kyoungjong con uniforme de la Wehrmacht tras ser hecho prisionero por paracaidistas estadounidenses:


Fuentes:
http://newsgroups.derkeiler.com/Archive/Soc/soc.history.war.world-war-ii/2008-02/msg00421.html
http://en.wikipedia.org/wiki/Yang_Kyoungjong
Foto:
http://www.ww2incolor.com/gallery/albums/black_and_white/japanese_dday.jpg

Olvidados

La noche del 5 al 6 de junio de 1944 comenzaron a zarpar del sur de Inglaterra las 5.000 embarcaciones que iban a participar en la enorme operación de desembarco en Normandía. Una de ellas era el Neutralia, un viejo buque de línea indio reconvertido en transporte de tropas.

La noche del 5 de junio el Neutralia estaba fondeado en Spithead, junto a la isla de Wight. Las tropas que transportaba a bordo, de la Séptima División Acorazada británica (las "Ratas del Desierto"), aplaudían y agitaban los brazos desde las cubiertas para despedir al resto de embarcaciones a medida que iban saliendo al Canal. Poco a poco los gritos cesaron, y los soldados comenzaron a extrañarse al ver que su buque se iba quedando solo en el fondeadero. Los oficiales del Ejercito que se encontraban a bordo fueron a preguntar al capitán del Neutralia por qué no se movían. Este les respondió que no había recibido ordenes, y que no podía hacer nada sin ellas.

¿Qué había ocurrido? Por un error nunca se llegaron a enviar las órdenes al Neutralia. De hecho, la ausencia de sus tropas pasó inadvertida hasta cinco días después del Día D. Solo entonces a alguien se le ocurrió investigar qué había pasado con el transporte perdido, para descubrir que permanecía aún anclado en Spithead, junto con su cargamento de soldados frustrados.

Fuente:
http://www.oakleysunglassesshop.us/
Original: Reader's Digest 6/74

El actor que NO se interpretó a sí mismo

Un título extraño, lo sé. Que un actor no se interprete a sí mismo es lo habitual ¿no? Bueno, y lo contrario también es bastante normal. Por ejemplo, en este blog ya conté la historia de Clifton James, un actor que hizo de sí mismo en una película. Y hay muchos otros casos, como el de Ira Hayes, uno de los marines que izaron la bandera estadounidense en el monte Suribachi, que también mencioné de pasada en alguna ocasión. La historia del cine bélico está llena de películas interpretadas por héroes auténticos. Y normalmente contando su propia historia. Después de todo, si vas a reproducir un episodio histórico del que tú mismo fuiste protagonista, lo lógico es que hagas de ti mismo. Pero ¿y si tú interpretas a otro personaje y es otro actor el que te interpreta a ti? Podía darse el caso de que llegases a tener un diálogo contigo mismo, que no es lo mismo que un monólogo.

Empecemos por el principio, el 6 de junio de 1944.

En Normandía los paracaidistas británicos de la 6ª División Aerotransportada tenían como misión tomar los puentes que cruzaban el río Orne y el canal de Caen para evitar posibles contraataques alemanes y proteger el flanco izquierdo de la 3ª División Británica, que iba a desembarcar en la playa Sword. Uno de ellos, un puente móvil sobre el canal de Caen situado en el pueblo de Bénouville, se convertiría en uno de los lugares míticos del Día D. Más tarde sería conocido como puente Pegasus (llamado así por el emblema de la 6ª Airborne, un lancero a lomos de un caballo alado).

La batalla de Normandía comenzó en el puente Pegasus, el primer objetivo atacado en tierra por las fuerzas aliadas. La toma del puente corrió a cargo de la compañía D del 2º Batallón de la Infantería Ligera Oxfordshire y Buckinghamshire al mando del mayor John Howard, en un asalto aerotransportado con planeadores. A las doce y cuarto de la noche del 6 de junio de 1944 aterrizó el primero de los planeadores apenas a 50 metros del puente. Los hombres del planeador, al mando del teniente Den Brotheridge, pillaron por sorpresa a los centinelas que vigilaban el lado este del puente y acabaron con ellos, pero en el otro extremo los alemanes fueron alertados por el ruido de los disparos y una ametralladora comenzó a disparar contra los británicos. El teniente Brotheridge y sus hombres atravesaron el puente corriendo bajo el fuego enemigo. Brotheridge lanzó una granada que logró destruir el nido de ametralladora, pero murió alcanzado por los disparos. Fue el primer muerto aliado del Día D. El resto de la compañía aterrizó en otros dos planeadores y se unió a los hombres que luchaban contra las tropas alemanas situadas en la orilla oeste del canal de Caen. Cuando los alemanes supervivientes huyeron y el puente Pegasus y el vecino puente sobre el Orne quedaron en manos de la compañía D, los británicos establecieron posiciones defensivas mientras los zapadores buscaban cargas de demolición bajo los puentes. El ataque había durado 15 minutos.

El puente Pegasus pocos días después del Día D; al fondo aún se puede ver uno de los planeadores Horsa utilizados por los británicos:


Poco después, hacia la una de la madrugada, un grupo de paracaidistas del 7º batallón de la 6ª División Aerotransportada saltaron al este del Orne y se unieron a los hombres del mayor Howard para reforzar la defensa del puente. Los paracaidistas conservaron el puente haciendo frente a varios contraataques alemanes lanzados por efectivos de la 21ª División Panzer. La tarde del 6 de junio las primeras unidades de la 3ª División, que había desembarcado sin muchos problemas en Sword, llegaban al puente defendido por los paracaidistas. La misión se había completado con éxito.

Uno de los paracaidistas del 7º batallón que saltaron para ayudar a los hombres del mayor Howard a defender el puente Pegasus era el capitán Richard Todd, en la vida civil un desconocido actor de teatro de origen irlandés. Después de la guerra Todd reanudó su carrera de actor. A comienzos de la década de los 50 intervino en varias películas de éxito y se hizo un nombre en Hollywood, llegando a estar nominado al Oscar por Stage Fright, de Alfred Hitchcock. En 1956, en el mejor momento de su carrera, revivió en la ficción el ataque al puente Pegasus en la película D-Day, the Sixth of June, en la que interpretaba a un imaginario coronel John Wynter. Unos años después volvería a hacerlo, en una película mucho más conocida.

The Longest Day (“El día más largo”) es una superproducción estadounidense de 1962, basada en el libro del mismo título del periodista Cornelius Ryan. La película, igual que el libro, pretendía ser un relato fiel y minucioso del desembarco de Normandía. Y no repararon en gastos para conseguirlo. Con el asesoramiento de decenas de militares e historiadores, los encargados de la producción trataron de reproducir con la mayor exactitud hasta el más mínimo detalle de los hechos reales. Tuvieron que buscar todo tipo de vehículos pesados y ligeros, armas, uniformes... Desde cazas Spitfire hasta papeles de caramelos alemanes de la época, todo en la película quería ser auténtico. La mayor parte de la acción fue recreada en los mismos lugares donde habían ocurrido los hechos.

Todos los personajes eran reales, y algunos de ellos también participaron como asesores en la película, reuniéndose con los actores que les iban a interpretar para explicarles de primera mano sus experiencias. La película contaba con un impresionante reparto internacional, con estrellas como John Wayne, Robert Mitchum, Henry Fonda... y Richard Todd. El actor irlandés, como no podía ser de otra manera, recrearía una acción de la que él mismo fue testigo directo dieciocho años antes, el asalto al puente Pegasus. Claro que, como el propio Todd decía, su participación en el heroico ataque no había sido lo suficientemente destacada como para merecer un papel protagonista. Quien sí lo merecía sin duda era el mayor John Howard, el oficial que dirigió la captura del puente y su posterior defensa frente a los contraataques alemanes.

Así que Richard Todd fue el actor encargado de interpretar al mayor Howard, el hombre bajo cuyas órdenes estuvo el en puente Pegasus. Fue Todd quien contó cómo vivió la extraña experiencia de tener que rodar una escena en la que hablaba consigo mismo (es decir, con el actor que le interpretaba a él). Tengo que decir que he buscado esa escena en la película, en mi DVD “Edición Especial 60 Aniversario del Día D”, con un montón de extras inútiles (los frikis somos así), y no la he encontrado con seguridad. Howard/Todd se dirige a algún paracaidista anónimo, pero no hay nada que indique que se trate del capitán Todd, ni su nombre aparece entre los de los personajes (sí que está, por supuesto, entre los actores). No sé si fue una gracia de Todd o si la escena se rodó realmente, pero en cualquier caso el papel habría sido tan insignificante que se comprende que a Todd no le importase ser interpretado por otro actor.

Richard Todd, en el centro, en el papel del mayor John Howard, en El día más largo:


El paracaidista colgado del campanario

Las principales zonas de salto de la 82ª División Aerotransportada en Normandía se encontraban al oeste del pueblo de Ste.-Mêre-Église, unos kilómetros tierra adentro de la playa Utah. Su objetivo era tomar los puentes sobre el Merderet y bloquear la llegada de refuerzos alemanes desde Cherburgo a las playas de desembarco. El asalto paracaidista, en la noche del 5 al 6 de junio de 1944, fue precedido por un bombardeo aéreo de las posiciones defensivas alemanas en la zona. Una bomba incendiaria perdida alcanzó una casa en la cara este de la Plaza de la Iglesia de Ste.Mère-Église. Cuando la campana de la iglesia comenzó a repicar para alertar a la población de la emergencia, la mayoría de los vecinos corrieron a la plaza para ayudar a luchar contra el incendio. También acudieron parte de los hombres de la guarnición alemana del pueblo.

Hacia la una y cuarto de la madrugada los primeros paracaidistas estadounidenses comenzaron a saltar de sus aviones de transporte. Por un error de cálculo, varios pilotos hicieron saltar a los hombres sobre el mismo centro de Ste.-Mère-Église. En ese momento la plaza del pueblo estaba repleta de soldados alemanes y muy bien iluminada gracias a la casa en llamas. Cuando los alemanes escucharon el sonido de los aviones por encima de sus cabezas y vieron descender a los paracaidistas directamente sobre ellos, creyeron que el pueblo mismo era el objetivo del asalto. Se dio la alarma, y la guarnición entera acudió a la plaza. También los civiles franceses pensaron que repentinamente se habían quedado atrapados en medio de una gran batalla. En realidad los hombres que cayeron sobre el pueblo no eran más de una treintena, unos veinte de ellos en la misma plaza. La mayoría eran de la Compañía F, 2º Batallón, 505º Regimiento. Los soldados alemanes, presas del pánico, disparaban sin cesar contra ellos con todas sus armas. Los paracaidistas fueron blancos fáciles. Muchos murieron antes de pisar el suelo. Otros fueron acribillados en tierra sin tiempo de responder al fuego ni de ponerse a cubierto.

El soldado John Marvin Steele fue uno de los pocos supervivientes. Mientras descendía en su paracaídas, vio que estaba sobre un pueblo que parecía en llamas y sumido en el caos, lleno de civiles franceses y soldados alemanes corriendo de un lado para otro y disparando al cielo. Sentía las balas silbando a su alrededor. De repente, sintió como un corte de cuchillo seguido de un dolor muy intenso: había sido herido en el pie. Y si la situación no era ya lo bastante complicada, Steele se angustió todavía más cuando vio que el viento le arrastraba irremediablemente contra el campanario de la iglesia. Su paracaídas se quedó enganchado al tejado del campanario, y Steele se quedó colgado en la fachada de la iglesia, a varios metros del suelo. Trató de liberarse cortando las correas del paracaídas, pero su cuchillo se le escapó de las manos y cayó a tierra. Steele optó por hacerse el muerto. Allí colgado fue testigo de la carnicería que se desarrollaba bajo sus pies. Vio horrorizado cómo dos paracaidistas cayeron directamente sobre la casa incendiada y fueron devorados por las llamas. Creía que uno de ellos era el soldado White, compañero de su mismo pelotón, que había saltado justo detrás de él. Tal era la tensión en la que estaba que Steele no oía la campana que repicaba a pocos metros sobre su cabeza. El paracaidista herido permaneció allí suspendido durante más de dos horas, fingiendo estar muerto, antes de que los alemanes le hiciesen prisionero. Su cautiverio duró poco. Esa misma mañana las tropas del 3º Batallón del 505º Regimiento Paracaidista tomaron Ste.-Mêre-Église (fue el primer pueblo francés liberado por los estadounidenses) y Steele se unió a ellos.

John Steele no fue el único paracaidista que acabó colgando del tejado de la iglesia. Otro soldado de su mismo pelotón llamado Kenneth Russell le hizo compañía por poco tiempo:

"Yo era tirador de bazooka en el segundo pelotón, Compañía F, 505º PIR [Regimiento de Infantería Paracaidista]. En el salto, yo era el quinto o sexto, justo después el teniente Harold Cadish, nuestro jefe de salto. Un poco más atrás, estaba mi compañero John Steele. El piloto nos hizo saltar en el centro de Ste.-Mère-Église. Una casa incendiada iluminaba la plaza. Aterricé en el tejado de la iglesia, y quedé suspendido de mi paracaídas. Afortunadamente, quedé colgado en el lado opuesto al que estaba frente a la casa en llamas. Mientras trataba de alcanzar el cuchillo que llevaba en la bota para deshacerme de mis correas, John Steele golpeó la torre y se quedó también colgado, no lejos de mí. La tela y el cordaje de su paracaídas se habían enganchado en una gárgola. Un alemán salió de detrás de la iglesia y disparó contra John Ray, y gritó en nuestra dirección; los dos estábamos todavía suspendidos del tejado. Ray sacó su 45 y mató al alemán. Finalmente conseguí sacar mi cuchillo de la bota para liberarme de mi paracaídas. Al saltar a tierra, desde una altura relativamente grande, me dañé la espalda. Después llamé a John para ver si aún vivía, pero ya estaba muerto".

El “John” al que se refiere Russell era John Ray, no John Steele. Ray probablemente había salvado la vida de ambos al disparar contra el soldado alemán que les había descubierto. Russel creía que había muerto, pero en realidad Ray seguía vivo, aunque gravemente herido. Moriría al día siguiente. En esta fotografía, tomada el 5 de junio en Camp Quorn, el campamento del 505º Regimiento de Infantería Paracaidista en Leicestershire, John Ray es el hombre de la izquierda, y John Steele el tercero:


Los otros eran dos paracaidistas llamados Philip Lynch y Vernon Frisco. Ambos murieron en combate el 6 de junio. Dos días después de hacer la foto tres de sus cuatro protagonistas estaban muertos, una prueba de lo que sufrió la compañía F en Ste.-Mère-Église.

John Steele fue condecorado con la Estrella de Bronce por el valor que había demostrado y con el Corazón Púrpura por haber sido herido en combate. Su odisea fue recogida en el libro The Longest Day de Cornelius Ryan, y en la película del mismo nombre dirigida en 1962 por Darryl Zanuck, con el actor Red Buttons interpretando el papel del paracaidista colgado del campanario.


Steele volvió a visitar Ste.-Mère-Église varias veces después de la guerra. Fue nombrado ciudadano de honor del pueblo, y aún se le recuerda allí gracias a un muñeco con uniforme de paracaidista que permanece colgado de la torre del campanario.


Fuentes:
Cornelius Ryan: El día más largo
http://us.army.39.45.xooit.com/t751-John-Steel-sur-le-clocher.htm?start=15
http://www.505rct.org/album2/steele_j.asp
http://en.wikipedia.org/wiki/John_Steele_(paratrooper)
http://www.strijdbewijs.nl/film/longengfoto.htm


Los hermanos Westlake

Robert y Esther Westlake eran un matrimonio de clase humilde que vivía en un barrio obrero de Toronto. Tuvieron ocho hijos, todos varones, aunque tres de ellos murieron siendo niños.

La década de los 30 fueron años difíciles para los Westlake. El sueldo de Robert, empleado en una fábrica de chocolate, apenas llegaba para mantener a la familia. En 1933 Esther fue ingresada en un hospital psiquiátrico, cuando el hijo mayor, Edward, tenía 22 años y el menor, George, 12. Allí permanecería hasta su muerte en 1945. En 1936 Robert murió de un ataque al corazón. La familia quedó a cargo de los hermanos mayores, Edward y Tommy (que con 19 años ya llevaba dos o tres trabajando de camionero), y de una tía suya que vivía en el centro de la ciudad. Todos los hermanos tuvieron que comenzar a trabajar muy jóvenes, y ninguno pudo estudiar más allá de la escuela primaria. Era la época de la Gran Depresión, no tenían dinero y era difícil encontrar empleo, pero ayudándose entre ellos todos lograron salir adelante. Eran jóvenes trabajadores, muy aficionados a los deportes y que no se metían en líos. Lo que se dice unos buenos chicos.

Canadá, aunque seguía siendo un Dominio de la Commonwealth, funcionaba ya de hecho como un estado independiente. Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial en 1939 su gobierno declaró la guerra a Alemania y envió tropas a Inglaterra para defenderla de una posible invasión. Y poco más podían hacer. En esos momentos las fuerzas armadas canadienses eran casi inexistentes. Iban a necesitar de un periodo de movilización, equipación y adiestramiento que les llevaría años. Además, tras la conquista de Francia los teatros de operaciones en los que podían intervenir eran de tamaño limitado. No hubo canadienses combatiendo junto a los demás países de la Commonwealth en el norte de África ni Extremo Oriente (con la excepción de dos batallones que se enviaron para la defensa de la indefendible Hong Kong). La única acción destacada en la que participaron tropas canadienses en esos primeros años fue el desastroso ataque al puerto francés de Dieppe, en 1942. Hasta que la guerra llegó de verdad a Europa (con la invasión de Sicilia en 1943) los canadienses no se metieron de lleno en el conflicto.

Así que aún pasaron unos años desde que Canadá entró en guerra hasta que el primero de los hermanos Westlake se alistó en las Fuerzas Armadas. Y ese fue curiosamente el benjamín, George, a pesar de que estaba ya comprometido con Vera, su novia de toda la vida, y de que tenía un buen trabajo en un matadero. George se alistó en el regimiento de los North Nova Scotia Highlanders en julio de 1942, en octubre se casó con Vera, y en el verano siguiente embarcó con su unidad hacia Inglaterra. En agosto de 1942 Tommy, el camionero, se alistó en los Queen’s Own Rifles of Canada. El tercero y último de los hermanos Westlake que ingresó en las Fuerzas Armadas fue Albert, que por entonces tenía 24 años y trabajaba en una fábrica de conservas de carne. Albert siguió los pasos de su hermano Tommy, que fue quien le convenció para que se alistase, y en abril de 1943 ingresó también en los Queen’s Own Rifles of Canada. Aunque compartían regimiento, se habían alistado por separado y fueron destinados a compañías diferentes. Su regimiento también partió a Inglaterra, donde 150.000 soldados canadienses estaban preparándose para el asalto a Europa. Los otros dos hermanos, John y Edward, no se alistaron.

Tommy Westlake, el mayor de los tres hermanos que se alistaron en el Ejército:


Albert de uniforme:


Y George con su mujer Vera:


Los dos regimientos en los que estaban destinados los tres hermanos Westlake estaban integrados en la 3ª División de Infantería canadiense, que en Normandía tendría como objetivo la playa conocida en clave como Juno. Varias semanas antes del Día D los tres hermanos coincidieron en Southampton, donde se concentraron las tropas canadienses que iban a desembarcar en Francia, pero probablemente no llegaron a verse. Los Queen’s Own Rifles de Tommy y Albert formaban parte de la 8ª Brigada canadiense, al mando del general Blackader, que desembarcarían en la primera oleada de asalto en el sector Nan White a partir de las 7:55 del 6 de junio. Por su parte los North Nova Scotia Highlanders de George estaban integrados en la 9ª Brigada del general Keller, una fuerza de reserva que tenía previsto desembarcar en el mismo sector varias horas más tarde, a partir de las 11:40 de la mañana.

No se sabe cómo, el 5 de junio, en el último momento, Albert logró que le trasladasen a la compañía D, la de Thomas. Los dos hermanos irían juntos a la batalla.

Al amanecer del 6 de junio Albert y Thomas desembarcaron con su regimiento en la playa Juno. Dentro de la zona asignada a los británico-canadienses ese fue el sector donde los atacantes tuvieron más problemas. El mal estado de la mar hizo que desembarco comenzase con retraso sobre el horario previsto. La marea ya estaba bastante alta y ocultaba los obstáculos sumergidos, y a pesar del buen trabajo de las unidades de zapadores varias lanchas se hundieron o resultaron dañadas después de chocar contra ellos. Muchos canadienses murieron también a consecuencia de las minas enterradas en la playa. Además el bombardeo naval pasó por encima de las defensas costeras sin destruirlas. Pese a todo, a las dos horas de iniciados los desembarcos la resistencia enemiga en las playas había cesado totalmente (las fuerzas alemanas que defendían Juno, de la 716ª División de Infantería, eran tropas de mala calidad, formadas en parte por "voluntarios" polacos y rusos).

Cuando desembarcó George al son de las gaitas escocesas, cerca del mediodía, la playa estaba ya mucho más tranquila. El problema que tuvo su brigada fue que se quedó atrapada en un descomunal atasco en las estrechas calles del pueblo de Bernières-sur-Mer que retrasó su avance hacia el interior. Al fin, por la tarde, la North Nova logró reorganizarse e iniciar su avance. Después de una serie de escaramuzas y de la captura de varios cañones antitanque y morteros, los North Nova Scotia Highlanders se hicieron fuertes en el sector de Villons-les-Buissons, principalmente en torno al castillo de la localidad, y se prepararon para pasar su primera noche en suelo francés. Ante ellos se encontraban elementos de la 21ª División Panzer.

Mientras tanto, los Queen’s Own Rifles de Tommy y Albert se habían repuesto del castigo sufrido en Juno y habían continuado avanzando hacia el interior. Al llegar la noche se encontraban al sur de la carretera entre Anguerny y Anisy. A pesar de no haber conseguido alcanzar todos sus objetivos previstos, en la noche del 6 de junio los canadienses habían logrado consolidar su cabeza de puente y habían avanzado hasta seis kilómetros tierra adentro.

Esa noche la 12ª SS Panzerdivision Hitlerjugend recibió orden de dirigirse hacia el sector defendido por la 3ª División canadiense para lanzar un contraataque que empujase a los aliados de vuelta al Canal. La Hitlerjugend estaba formada por soldados muy jóvenes, reclutados en su mayoría entre los miembros de las Juventudes Hitlerianas. Los canadienses pronto descubrirían que aquellos muchachos eran temibles enemigos: valientes, fanáticos y despiadados.

Al día siguiente la 3ª División canadiense reanudó su ofensiva hacia Caen. Los North Nova Scotia Higlanders iban en vanguardia, cubriendo el flanco izquierdo del avance con el apoyo de los tanques del regimiento de Fusileros de Sherbrooke. Cuando la North Nova alcanzó la población de Authie se quedó bloqueada por un bombardeo masivo de la artillería alemana. Fue el momento elegido por Kurt Meyer, comandante del 25º Regimiento de Panzergrenadier SS, para lanzar el contraataque. Con un fuerte apoyo artillero, dos batallones de panzegrenadier y tres compañías de tanques se lanzaron contra Authie, expulsaron a los canadienses del pueblo y les empujaron hasta las alturas de Les Buissons. La compañía A de la North Nova, la de George, se atrincheró en un terreno vallado cerca de Authie, inmovilizada por una lluvia de fuego de artillería y morteros. Acosados por todos lados, resistieron mientras pudieron los repetidos ataques de los tanques y la infantería alemanes, hasta que, hacia las cinco de la tarde, con las municiones agotadas, los supervivientes se vieron obligados a rendirse. George, el pequeño de los hermanos Westlake, murió allí, al parecer en un combate cuerpo a cuerpo. Tenía 23 años.

Probablemente Albert y Tommy nunca llegaron a saber que su hermano George había muerto en combate. El contraataque de la Hitlerjugend obligó a los canadienses a retirarse y el norte de Caen quedó en manos alemanas. Comenzaba así la sangrienta batalla por Caen. En los días siguientes, todos los intentos anglo-canadienses por reabrir el camino hacia la ciudad acabaron en fracaso.

El domingo 11 de junio, en una operación planificada apresuradamente y mal preparada, los Queen’s Own Rifles, apoyados por los tanques del 1º de Húsares, iniciaron un avance contra Mesnil-Patry, al noroeste de Caen. Los hombres de la compañía D, la de Tommy y Albert, abrían la marcha subidos a los Shermans del Escuadrón B del 1º de Húsares. El oficial al mando de los tanques les hizo progresar demasiado rápido, sin preocuparse por mantener la coordinación con las unidades de apoyo. Cuando llegaron a las afueras del pueblo, los canadienses no iban a poder contar con cobertura de la artillería ni ningún tipo de ayuda. Un terrible error, porque gracias a los códigos de radio recuperados de un tanque canadiense destruido el día 9, los alemanes habían podido conocer los planes enemigos. En Mesnil-Patry les estaban esperando ocultos los panzergrenadiers de la Hitlerjugend. La emboscada fue casi perfecta. Los alemanes abrieron fuego cuando la columna canadiense atravesaba un campo de trigo. En cuestión de minutos diecinueve de los veintiún tanques canadienses fueron destruídos por los cañones antitanque y las armas anticarro ligeras (panzerfaust y panzerschrecks). Las tropas de infantería, sorprendidas en campo abierto, fueron acribilladas por las ametralladoras alemanas. La compañía D de los Queen’s Own fue aniquilada: 55 hombres resultaron muertos, 44 heridos y 11 prisioneros (incluido el mayor Elliot Dalton, el comandante de la compañía, herido en una pierna). Solo tres hombres consiguieron escapar de la trampa. Los Húsares por su parte tuvieron 59 muertos y 21 heridos. Los cuerpos de Albert y Thomas Westlake fueron encontrados uno junto al otro, al lado de su ametralladora Bren, con una bala en la cabeza cada uno, lo que hace pensar que fueron ejecutados después de rendirse. En un plazo de cuatro días, los tres hermanos Westlake habían perdido la vida en la lucha por una ciudad francesa de la que seguramente nadie de su familia había oído hablar hasta entonces.

Mesnil-Patry no caería en poder de los aliados hasta el 25 de junio, en el transcurso de la Operación Epsom. Caen, cuya conquista estaba prevista en los planes aliados en el mismo día de los desembarcos, no sería ocupada hasta el 20 de julio, seis semanas después del Día D.

Fuentes:
http://www.39-45.org/viewtopic.php?f=17&t=27574
http://www.ontarioveteranarchive.ca/Search-Stories/ApprovedSubmissions/W/1164.aspx?veteranid=331&lang=fr-CA
http://www.histoquiz-contemporain.com/forum/viewtopic.php?f=142&t=3309
http://en.wikipedia.org/wiki/Military_history_of_Canada_during_World_War_II


Salvar al sargento Niland

Frederick “Fritz” Niland era uno de los 18.000 paracaidistas aliados (dos divisiones aerotransportadas estadounidenses y una británica) que saltaron sobre Normandía la noche del 6 de junio de 1944. Fritz era sargento del 501º Regimiento de Infantería Paracaidista, perteneciente a la 101ª División Aerotransportada. Tenía 24 años y era natural de Tonawanda, una pequeña ciudad del estado de Nueva York. Era el menor de cuatro hermanos.

Como muchos otros paracaidistas de la 101ª División, Niland tomó tierra muy lejos de su punto de reunión y tardó bastante tiempo en reunirse con el resto de su unidad. Unos días después, cuando llegó a Carentan, donde se concentraba el 501º, recibió una terrible noticia: dos de sus hermanos habían muerto en Normandía, y el tercero había desaparecido unas semanas antes en Extremo Oriente.

Bob Niland, un año mayor que Fritz e igual que él sargento paracaidista, había saltado cerca de Ste.-Mère-Église con el 505º Regimiento de la 82ª División Aerotransportada. Murió el mismo Día D, cubriendo con su ametralladora la retirada de su compañía del pueblo de Neuville-au-Plain. El alférez Preston Niland, de 29 años, murió en combate el 7 de junio, después de desembarcar en la playa Utah con el 22º Regimiento de la 4ª División de Infantería. Un día después, el 8 de junio, sus padres recibieron un telegrama en el que se les comunicaba que su hijo mayor Eddie había desaparecido en combate. Edward Niland, de 32 años, era sargento de la USAAF y tripulante de un bombardero B-25 Mitchell. El mes anterior los japoneses habían derribado su avión sobre la jungla birmana.

Francis Sampson era sacerdote católico, teniente coronel del Ejército y capellán militar del 501º Regimiento de Infantería Paracaidista. Fue él quien comunicó a Fritz la muerte de sus hermanos. Sampson, como todos los estadounidenses, conocía la historia de los hermanos Sullivan y sabía el impacto que había tenido en la opinión pública nacional. Los Sullivan eran cinco hermanos que habían muerto en el hundimiento del crucero ligero Juneau, torpedeado por un destructor japonés en uno de los combates navales en torno a Guadalcanal en noviembre de 1942. Después de aquella tragedia, las fuerzas armadas estadounidenses modificaron sus normas para prohibir que dos hermanos pudiesen servir juntos en la misma unidad. El padre Sampson, cuando supo que Fritz era probablemente el único superviviente de su familia, le consiguió un traslado para que abandonase Normandía y regresase a Inglaterra. Posteriormente Fritz fue destinado a la Policía Militar en el estado de Nueva York, para que pudiese volver a casa en compañía de sus padres, Michael y Augusta.

Esta historia fue recogida en las memorias del teniente coronel Sampson, y más tarde en el libro Band of Brothers de Stephen Ambrose. Puede que os suene de algo, y es porque sirvió de inspiración para el argumento de una conocida película:


Por el bien del espectáculo, en la película de Spielberg se introdujeron algunas diferencias importantes con respecto a la historia relatada por Ambrose, porque al sargento Niland no hubo necesidad de enviar a nadie a buscarle en una peligrosa misión tras las líneas enemigas, ni Fritz se negó a abandonar a sus compañeros que se iban a jugar la vida para defender una posición estratégica.

Aunque, en realidad, en esto último la película está más cerca de la realidad que la versión de la historia que conocieron los guionistas, porque quizás el padre Sampson y Ambrose no contaron los hechos como realmente sucedieron. Fritz no fue retirado inmediatamente del frente. De hecho, más tarde sería condecorado por una acción que realizó el 12 de junio, cuando armado con unas granadas acabó con un nido de ametralladora alemán. El padre Sampson inició los trámites para trasladar a Fritz a un destino más seguro, pero ya sabéis cómo es la burocracia. La aprobación definitiva del traslado no llegó hasta después del verano. Fritz permaneció con el 501º durante toda la batalla de Normandía, y cuando volvió a Inglaterra lo hizo con el resto de su regimiento. En esta fotografía, tomada después de que el 501º regresara de Normandía, aparece Fritz Niland (es el soldado de la izquierda):


Fritz quería permanecer en el regimiento paracaidista, Protestó cuando llegó su orden de traslado a los Estados Unidos, pero sus reclamaciones fueron rechazadas y fue destinado a la Policía Militar en Nueva York, donde sirvió hasta el final de la guerra.

Después de tanta desgracia, en mayo de 1945 el matrimonio Niland recibió una buena noticia: su hijo Eddie, al que daban por muerto, fue encontrado con vida en un campo de prisioneros japonés en Birmania. Edward Niland vivió en Tonawanda, su ciudad natal, hasta su muerte en 1984. Fritz murió un año antes en San Francisco, a los 63 años de edad.

Fuentes:
http://demons.swallowthesky.org/post/2789235432
http://en.wikipedia.org/wiki/Niland_brothers
http://en.wikipedia.org/wiki/Saving_Private_Ryan