El extraño caso del espía travestido

El teniente coronel Dudley Clarke era uno de los hombres más notables de la inteligencia británica. Como director de la sección del MI9 para Oriente Medio, fue el responsable de innumerables operaciones de desinformación y engaño estratégico en toda el área del Mediterráneo. Sus exitosos métodos no tardaron en llamar la atención de sus superiores en Londres, y a finales de septiembre de 1941 recibió orden de viajar a la capital británica para informar con detalle de sus actividades. A mediados de octubre inició el viaje de regreso a su cuartel general de El Cairo, vía Lisboa, Madrid y Gibraltar.

La noche del 17 de octubre el coronel Clarke fue detenido en una calle de Madrid por la policía española. Llevaba los labios pintados con carmín y vestía completamente con ropas de mujer: vestido estampado de flores, collar de perlas, zapatos de tacón, bolso, e incluso sostén.

Cuando le interrogó la policía, Clarke dijo ser un corresponsal de The Times llamado Wrangal Craker. Explicó que estaba escribiendo una novela, y que se había vestido de aquella manera para estudiar las reacciones que provocaban las mujeres en los hombres cuando se cruzaban con ellas por la calle.

Al día siguiente un funcionario de la embajada británica telegrafió a Londres para informar de lo sucedido. En su informe incluyó una explicación alternativa a la que Clarke había dado a la policía española: “El cónsul que le vio esta mañana le encontró tranquilo y despreocupado, pero le contó una historia diferente. Llevaba las prendas a una dama de Gibraltar y pensó en ponérselas como una broma. Esto difícilmente cuadra con el hecho de que las prendas femeninas y los zapatos le quedan perfectos” (este último comentario parece hecho con un poco de mala leche). Además, entre otras cosas, explicó que a Clarke se le había encontrado “otro juego completo de ropa de mujer, el uniforme de un corresponsal de guerra (...) y un rollo de papel higiénico extrafino, que ha entusiasmado particularmente a la policía...”

Fotografías del coronel Clarke tomadas por la policía española:


La detención provocó una enorme alarma en Londres. Por un lado, el servicio secreto británico estaba aterrorizado por la posibilidad de que quedase al descubierto la tapadera del coronel Clarke, que ya por entonces era uno de sus agentes más valiosos. Y por otro, el gobierno temblaba al pensar que la historia pudiese hacerse pública y al imaginar el uso que podía hacer de ella la propaganda alemana. Como decía el informe de la embajada: “No necesito señalar el daño que este incidente nos va a hacer (…) Ya han comenzado las bromas sobre el editor de The Times que se hace pasar por mujer”.

“El hecho de que él es un oficial británico puede que sea desconocido para las autoridades españolas y debe mantenerse en secreto. Informe también si muestra signos de trastorno mental”, fue la respuesta de las autoridades de Londres al telegrama de la embajada en Madrid. El mismísimo primer ministro Winston Churchill mostró su preocupación por el episodio y dio instrucciones para que el coronel Clarke, en cuanto fuese puesto en libertad, regresase a Inglaterra a la mayor brevedad posible para dar explicaciones.

Finalmente la policía española archivó el tema como un “asunto homosexual” y dejó en libertad a Clarke tras hacerle pagar una multa.

Tal como se le había ordenado, el coronel Clarke regresó a Lisboa y allí embarcó en el primer barco que encontró, el Ariosto, un mercante británico que iba a zarpar con destino a Liverpool. El 24 de octubre el barco fue torpedeado y hundido por un submarino alemán. Clarke y el resto de supervivientes fueron trasladados a Gibraltar. Churchill aceptó entonces que fuese el gobernador de la colonia, Lord Gort, quien entrevistase al coronel. No se sabe con qué argumentos, Clarke convenció al anciano gobernador, que acabó aceptando sus explicaciones y concluyó que “podemos esperar razonablemente que esta escapada y sus consecuencias le han castigado lo suficiente como para que se muestre más prudente en el futuro”.

La gran duda es qué hacía Clarke en una calle de Madrid vestido de mujer. No hay nada que indique que su comportamiento tuviese una motivación sexual. Parece que tenía un gran sentido del humor, pero tampoco creo que pensase que la España de 1941 estaba para muchas bromas. En realidad lo más probable es que hubiese decidido disfrazarse para seguir o vigilar a alguien, o quizás para ponerse a prueba a sí mismo. Clarke no era un agente de campo, pero imaginemos que se encontró en Madrid con algún personaje sospechoso y no tenía a nadie a quien recurrir. Con su experiencia en operaciones de inteligencia pudo pensar que estaba perfectamente capacitado para hacer un trabajo de seguimiento. Evidentemente se equivocó. Y quedó en el más espantoso de los ridículos.

Pese a todo, el episodio de Madrid no afectó a la carrera militar de Clarke. Una carrera brillante, por otro lado. Fue sin duda un genio de la desinformación. Buena parte de las operaciones de engaño previas a la batalla de El Alamein y a los desembarcos en Sicilia y Normandía fueron obra suya. Como por ejemplo, la operación Copperhead, que hace ya tiempo comenté en este blog. También, aunque esto fue anterior a su “aventura” española, tuvo un papel decisivo en la creación de los Commandos británicos (también lo conté aquí hace tiempo) e incluso en la de los Rangers estadounidenses. Se retiró con el rango de general de brigada y con el reconocimiento de todos a su extraordinaria trayectoria.

8 comentarios:

  1. Lo que me llama la atencion es la mencion al papel higienico extrafino, parece como si lo consideraran cosa de afeminados ya que los hombres de verdad se limpiaban el culo con papel de lija...

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    1. Jaja, me temo que he sido víctima de la prensa británica.
      En los extractos del telegrama de la embajada que se publicaron en los artículos de prensa se dejaba ahí el comentario, pero si se consulta el texto completo del telegrama
      ( http://www.arcre.com/archive/dudleyclarke )
      se encuentra una posible explicación:
      "Also papers and a roll of super-fine toilet paper which particularly excited the police who are submitting each sheet to chemical tests"
      Yo lo traduciría como "También papeles y un rollo de papel de baño superfino que excitó particularmente a la policía, que sometió cada hoja a pruebas químicas".
      Parece que lo que entusiasmó a los policías españoles fue la búsqueda de mensajes ocultos en el papel.
      Un saludo, montagut.

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  2. Conforme leía iba pensando que suerte tuvo de tener pasaporte británico, pues no era la España de entonces, donde escandalos de ese tipo no se consentían bien, lugar para esos entretenimientos. Ya veo que al final advierte usted de esa misma impresión.
    Curioso caso que desconocía.
    Un saludo.

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    1. Cierto, el lugar y la época no eran precisamente los más idóneos para este tipo de experimentos, aventuras o lo que fuese que pretendía hacer el coronel. Por suerte para él, contaba con la protección de su embajada.
      Un saludo.

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  3. Muy interesante historia. Curiosa la gran habilidad que tenian el tal Clarke para lograr su trabajo y su torpeza para ejecutarlo (suponiendo y creyendo la historia oficial) Tan poca consideracion tenia el militar de la belleza de la mujer española o en el gusto del español? Menos mal que no existe maquina del tiempo, para poder mandarle fotos de la mujer del principe heredero de su reina...jajajajajaja.
    Pero tengo una duda, que hubiese pasado al militar ingles si lo hubiesen capturado, en vez del 41 (si no he leido mal, la presion de los aliados sobre Franco empezaba a dejar huella), en el 39-40 (donde practicamente se daba por hecha la victoria nazi en la guerra)? Tal vez, el resultado de muchas de esas batallas hubiesen sido muy diferentes

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    1. Buena pregunta. Hay que tener en cuenta que por lo wue sabemos la policía española no llegó a dsscubrir al coronel Clarke. Para ellos no era más que un periodista inglés aficionado a algún tipo de "perversión" sexual. Si hubiesen tenido pruebas de que estaba relacionado con el espionaje sí que podría haber tenido un final muy diferente.
      Un saludo.

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    2. No se, a mi me resulta toda la historia de la captura y su posterior liberacion, por decirlo de alguna manera, bastante sospechosa. De sobras es sabido que Madrid era un hervidero de espias, de uno y otro lado, y la captura de un hombre travestido presuntamente homosexual (recordemos que eso, para la mentalidad ultracatolica del regimen, era practicamente pecado y en consecuencia, merecedor de castigo, solo baste recordar a Garcia Lorca) y si encima, le añadimos la mas que posible posibilidad de un acento anglosajon, dificilmente camuflable con los imperantes germano o frances, me da que pensar que, o muy lerdos era la policia que lo libero "sin mas" o la influencia aliada era ya mas preponderante que la germana. Por supuesto sin descartar la mas fiable de todas y es que no olvidemos que estamos hablando de tiempos muy proximos a la Guerra Civil, donde la pobreza y el hambre seguro que aun era mucha, y la posibilidad de hacer la vista gorda a un incidente con un "desviado afeminado de acento extranjero" a cambio de algun tipo de contrapartida pecuniaria que hiciese olvidar tiempos tan duros.

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    3. Bueno, lo que sabemos es que intervino la embajada británica. Es posible que le liberasen simplemente para evitar problemas diplomáticos, y que hubiesen hecho lo mismo si el detenido hubiese sido ciudadano de cualquier otro país (o al menos de cualquier país influyente).
      En esta historia quedan muchos puntos por aclarar, dedde luego. Que un responsable de alto nivel de los servicios de inteligencia británicos se comportase así en España no tieneninguna explicación razonable.
      Pero que las autoridades españolas
      decidiesen olvidarse del asunto no me
      parece tan extraño. Con o sin sobornos.
      Un saludo.

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