Vivos de milagro

En la historia de la aviación hay varios casos conocidos de personas que han sobrevivido a caídas de miles de metros de altura. El récord lo tiene la azafata yugoslava Vesna Vulovic, que sobrevivió a una caída de 10.000 metros después de que su avión fuese destruído por una explosión de origen desconocido en 1972. Pero Vesna se mantuvo dentro del avión (dentro de uno de los fragmentos, habría que decir, en concreto en la parte de cola). Hubo otros casos de tripulantes obligados a saltar de sus aviones sin paracaidas a kilómetros de altura y que sobrevivieron al salto. En la Segunda Guerra Mundial hubo al menos tres de estos casos. Estos son los que he encontrado:

Ivan Chisov

El primero es el del teniente de la Fuerza Aérea Soviética Ivan Mijailovich Chisov, piloto de un bombardero Ilyushin Il-4. Un día de enero de 1942, volando en formación con otros bombarderos, fueron atacados por cazas alemanes. Su avión resultó alcanzado y dañado gravemente, y Chisov se vio obligado a saltar a una altura de 22.000 pies (6.700 metros). Como seguía la lucha en torno a él, Chisov decidió no abrir el paracaídas hasta quedar por debajo del nivel de los combates, por miedo a que algún caza abriese fuego sobre él al ver el paracaídas. Lo único que pretendía era dejarse caer hasta quedar fuera de la vista de los cazas, pero a consecuencia de la altura perdió el conocimiento mientras caía y no pudo tirar de la cuerda de apertura del paracaídas.

Milagrosamente Chisov sobrevivió a la caída. Aterrizó en una pendiente cubierta de nieve, a una velocidad aproximada de entre 120 y 150 km/h y luego se deslizó rodando hasta el fondo. Veinte minutos después recobró el conocimiento. Había sufrido lesiones en la columna y una fractura de pelvis, pero tan solo tres meses y medio más tarde Chisov volvía a volar. Aunque no recuperó su destino de piloto de bombardero, se convirtió en instructor de vuelo de la VVS.

Alan Magee

Alan Eugene Magee servía como artillero en un bombardero B-17 Flying Fortress de la fuerza aérea estadounidense apodado "Snap, Crackle y Pop". El 3 de enero de 1943, mientras volaba en una misión de bombardeo diurno sobre el puerto francés de Saint Nazaire su avión fue alcanzado por los cazas alemanes, perdiendo su ala derecha y comenzando a caer en espiral.

Cuando Magee logró salir herido de su torreta de fuego se encontró con que su paracaídas estaba completamente destrozado. Decidió saltar sin él, a una altura de 6.700 metros. Durante la caída perdió el conocimiento.

Magee cayó sobre el techo de la estación de ferrocarril de Saint Nazaire. La estructura, de aluminio y vidrio, se flexionó y amortiguó su caída lo suficiente como para que Magee pudiese sobrevivir al golpe, aunque sufrió múltiples heridas. Además de las causadas por la caída, tenía múltiples quemaduras y trozos del fuselaje del avión incrustados en su cuerpo. Su brazo derecho estaba prácticamente cortado, tenía daños renales y heridas en un pulmón, los ojos y la nariz. Fue capturado por los alemanes y liberado al terminar la guerra. Después de licenciarse se sacó la licencia de piloto y tuvo varios trabajos relacionados con la industria aeronáutica. Murió en su rancho de Texas el 20 de diciembre del 2003 a los 84 años de edad.

Nick Alkemade

El más conocido. El sargento Nicholas Alkemade de la Royal Air Force, era artillero de cola en un bombardero Avro Lancaster. La noche del 23 al 24 de marzo de 1944, de regreso de una misión de bombardeo sobre la cuenca del Ruhr, su formación se vio envuelta en un combate con aviones Ju-88 alemanes. Su avión fue alcanzado y comenzó a caer envuelto en llamas. Cuando Alkemade salió de su torreta vio que su paracaídas se encontraba ardiendo. A pesar de eso, prefirió saltar a morir abrasado dentro del avión. Estaba a una altura de 5.500 metros. Alkemade cayó sobre un bosque de pinos, y tuvo la suerte de que las ramas de los árboles fueron aminorando la velocidad de su caída hasta que aterrizó encima de una capa de nieve que cubría el suelo, que acabó de amortiguar el golpe. Alkemade, que había perdido el conocimiento durante la caída, despertó sin ninguna herida grave. Unicamente tenía una torcedura de rodilla.

Tras ser capturado, Alkemade fue interrogado por la Gestapo por ser sospechoso de espionaje, aunque no tardaron en comprobar que lo que contaba era cierto. Se dice que los alemanes le entregaron un certificado confirmando la veracidad de su historia.

Después de la guerra Alkemade volvió a su anterior trabajo, en una planta química inglesa. Murió en 1987.


Fuentes:
http://www.anfrix.com/2007/08/caidas-espectaculares/
http://en.wikipedia.org/wiki/Ivan_Chisov
http://es.wikipedia.org/wiki/Nick_Alkemade
http://en.wikipedia.org/wiki/Alan_Magee
http://www.parachutehistory.com/other/bonusday.html
http://www.173rdairborne.com/amazingpara.htm


2 comentarios:

  1. He oído hablar del caso de Alkemade... Los nazis creían que era un espía que había saltado en paracaídas, no se creían su historia. Pero Alkemade tuvo la suerte de enterarse de que un bombardero inglés se había estrellado esa noche en las cercanías. Supuso (con razón) que era el suyo y pidió a sus captores que examinasen sus restos y que encontrarían en el puesto del artillero de cola su correspondiente paracaídas quemado. Así lo hicieron y Alkemade salvó el cuello (si lo hubieran considerado espía, lo habrían ejecutado).

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