Poon Lim: Ciento treinta y tres días a la deriva

El 23 de noviembre de 1942 el submarino alemán U-172, que había iniciado su regreso a Europa después de completar su tercera patrulla por aguas del Atlántico Sur, se encontró con un solitario mercante unas 750 millas al este de la costa brasileña, cerca del ecuador. Parecía una presa fácil. El barco estaba armado, pero era de movimientos lentos y navegaba en solitario. El Kapitanleutnant Carl Emmermann ordenó lanzar dos torpedos contra el carguero. El impacto de uno de ellos abrió un boquete en la sala del calderas. Al contacto con el agua de mar las calderas estallaron, haciendo que el barco se hundiese en pocos minutos.

El mercante hundido era el Ben Lomond, un vapor británico de 6.630 toneladas en ruta de Port Said a Nueva York. En el naufragio murieron cincuenta y tres tripulantes (el capitán, cuarenta y cuatro marineros, y ocho artilleros, encargados de operar las armas del barco). Tan solo hubo un superviviente, un marinero de veinticuatro años natural de Hainan, una isla del sur de China, llamado Poon Lim.

Poon trabajaba en el Ben Lomond como mayordomo de buque. Cuando el impacto del primer torpedo sacudió el barco, apenas tuvo tiempo de ponerse un chaleco salvavidas y saltar por la borda justo antes de la explosión de las calderas. Pasó más de una hora en el agua antes de encontrar una balsa salvavidas (un flotador Carley) y lograr subirse a ella. La balsa tenía el suelo de madera y medía unos dos metros y medio de diámetro. En su interior Poon encontró una garrafa de agua de treinta litros, varias latas de galletas, algo de chocolate, una bolsa de terrones de azúcar, algunas bengalas, dos botes de humo y una linterna.

Los primeros días Poon Lim sobrevivió gracias a los alimentos y el agua que encontró en la balsa. Cuando se agotaron tuvo que ingeniárselas para conseguir agua dulce y comida. Utilizó su chaleco salvavidas como lona para capturar el agua de lluvia. Para pescar, hizo un pequeño anzuelo con un cable de la linterna y otro más grande (para tiburones y peces de mayor tamaño) con uno de los clavos que sujetaban las tablas de la balsa. Como sedal utilizaba una cuerda de cáñamo que había encontrado flotando en el mar (casi con seguridad proveniente del naufragio de su propio barco). Cuando capturaba un pez, lo abría con un cuchillo hecho con una lata de galletas y lo dejaba secar en el piso de la balsa. De vez en cuando lograba cazar algún ave. Se dio cuenta de que al hacerlo la pesca desaparecía, ya que los restos de las aves que mataba atraían a los tiburones y espantaban al resto de peces. Probó entonces a utilizarlas como cebo para pescar tiburones. Si mordían el anzuelo los arrastraba hasta la balsa y los golpeaba con la garrafa de agua para rematarlos. La sangre de tiburón le salvó de morir de sed en una ocasión, cuando sus reservas de agua dulce se habían agotado después de varios días sin llover.

Poon Lim apenas sabía nadar y tenía pánico a caerse al agua, por lo que dormía atado a la cuerda. Al principio contaba los días haciendo nudos en ella, pero con el paso del tiempo se cansó y se limitó a contar las lunas llenas. Una vez un mercante pasó a su lado. Según Poon (a mí me resulta difícil de creer) la tripulación le vio, pero no quisieron recogerle cuando se dieron cuenta de que era chino. En otra ocasión se encontró con un submarino alemán. Varios hombres estaban haciendo prácticas de tiro con las armas antiaéreas, disparando contra las gaviotas, y, de nuevo según Poon, ignoraron al náufrago. Otro día estuvo a punto de ser rescatado cuando fue avistado por una escuadrilla de aviones de patrulla marítima estadounidenses. Uno de los aparatos dejó caer una boya de señalización para marcar el lugar, pero justo en ese momento se desató una tormenta y Poon volvió a perderse en el océano.

Un día Poon supo que se estaba acercando a tierra cuando vio que el color del agua había cambiado del azul oscuro del océano profundo a un tono verdoso. Poco a poco las señales esperanzadoras aumentaron: algas flotando, una mayor cantidad y variedad de aves... Finalmente el 5 de abril de 1943 fue descubierto por los tres tripulantes de un pequeño pesquero brasileño. Había pasado 133 días a la deriva en una balsa salvavidas.

Tres días después Poon fue trasladado a Belém. Había perdido diez kilos, aunque en todo momento pudo caminar por sí solo. Después de cuatro semanas recuperándose en un hospital, el cónsul británico organizó su regreso a Inglaterra. Allí fue recibido como un héroe. El rey Jorge VI le otorgó la Medalla del Imperio Británico. Su experiencia fue incluida en los manuales de supervivencia de la Royal Navy. Cuando le dijeron que nadie había sobrevivido tanto tiempo en una balsa a la deriva, respondió: “Espero que nadie tenga que batir este record”. Hasta el día de hoy nadie lo ha hecho.

Después de la guerra, Poon Lim emigró a Estados Unidos. Murió en Nueva York en 1991.

2 comentarios:

  1. Sorprendente que los británicos le concedieran la Medalla del Imperio Británico, y no la nacionalidad y un puesto de trabajo, teniendo que emigrar a EEUU después de la guerra. Que la Royal Navy incluyera sus experiencias en sus manuales de supervivencia, dice mucho en favor del náufrago chino.

    Saludos Nonsei

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    1. No sé si los británicos le ofrecieron empleo o la ciudadanía. Es posible que lo hiciesen, pero que Poon prefiriese Norteamérica.
      Lo cierto es que se aprovechó de su fama para emigrar a Estados Unidos. Legalmente no habría podido hacerlo, porque ya se había completado la cuota que imponían en aquella época a los inmigrantes chinos. Pero hicieron una excepción con él.
      Un saludo, Gluntz.

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