Un juego de niños

La noche del 15 de noviembre de 1942, durante la batalla naval de Guadalcanal, a bordo del acorazado estadounidense South Dakota se desató un auténtico infierno. En pleno combate, una avería en el sistema eléctrico dejó al buque indefenso, sin radio, sin radar y con sus torres de artillería inutilizadas. Media docena de cruceros y destructores japoneses aprovecharon la oportunidad y concentraron el fuego de todas sus armas contra él. El South Dakota recibió hasta veintiséis impactos de la artillería enemiga (con mucha fortuna esquivó todos los torpedos que le lanzaron, lo que probablemente le libró de acabar en el fondo del océano). Cuando logró retirarse de la lucha, treinta y nueve de sus tripulantes habían muerto, y otros cincuenta y ocho habían resultado heridos.

Entre estos últimos se encontraba Calvin Graham, un marinero perteneciente a los equipos de control de incendios del acorazado. Calvin tuvo una actuación destacada durante el combate antes de caer alcanzado por la metralla. Al menos eso se deduce de las distinciones que recibió por su comportamiento en la batalla: además del Corazón Púrpura (que se concede a los heridos en combate), sus superiores le recomendaron para la Estrella de Bronce, la cuarta condecoración estadounidense en importancia. Pero sus medallas no le durarían mucho tiempo. La razón por la que Calvin perdió todos sus honores fue una indiscreción cometida por su madre. Durante su convalecencia en el hospital, la señora Graham reveló que su hijo había nacido el 3 de abril de 1930, así que en mayo de 1942, la fecha de su alistamiento, Calvin apenas tenía 12 años. Es el soldado estadounidense más joven de todos los que combatieron en la Segunda Guerra Mundial. Y como es lógico lo había conseguido incumpliendo las leyes de reclutamiento y mintiendo sobre su edad.

Al salir del hospital Calvin fue conducido directamente a un calabozo. Fue liberado tres meses más tarde, y solo cuando su familia amenazó con acudir a la prensa. En mayo de 1943 fue expulsado de la Marina. La baja con deshonor suponía la pérdida de todos sus derechos como veterano, incluido el de recibir asistencia médica gratuita por las secuelas de sus heridas.

Unos años más tarde Calvin se alistó en el Cuerpo de Marines. Aquello le permitió ser considerado un veterano de pleno derecho, pero para él no era suficiente. Calvin se pasó el resto de su vida luchando por recuperar los derechos que él consideraba que le correspondían por su servicio en la Marina. Mucho tiempo después, en 1978, consiguió un primer triunfo cuando el presidente Carter obligó a la Marina a limpiar su hoja de servicios y a la restitución de todos sus honores y medallas, a excepción del Corazón Púrpura. En 1988 otro presidente, Ronald Reagan, le concedió una pensión por incapacidad y una indemnización por los gastos médicos que había tenido en el pasado. Finalmente, en 1994 el presidente Bill Clinton le devolvió el Corazón Púrpura. La condecoración fue recogida por su viuda. Calvin Graham había muerto dos años antes.

4 comentarios:

  1. Entiendo que una vez descubierto que era menor de edad, se le diera de baja en la Armada, pero... ¿ hacerlo con deshonor y retirándole sus condecoraciones y la pensión? Sólo faltó que lo azotaran con el gato de siete colas. Parece una novela de Dickens... Una lástima que se reconocieran sus derechos, una vez ya fallecido.

    Saludos, Nonsei

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    1. Eso era en la Marina. En cambio, los Marines llegaron incluso a perdonar una deserción de otro menor:

      http://nonsei2gm.blogspot.com.es/2013/07/el-heroe-desertor.html

      Una llamativa diferencia de trato.

      Un saludo, Gluntz.

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  2. Están majaretas estos americanos, pasan de humillarle a ensalzarle. Todo dependiendo del político de turno y de la situación. De héroe a canalla sólo hay un paso
    Un saludo..

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    1. La diferencia entre héroe y canalla está en cómo te trate la prensa. Calvin Douglas tenía a la opinión pública a su favor, así que ningún político iba a hacerle ascos a una foto en la que se le viese colgándole una medalla.

      Un saludo, Cayetano.

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