Un submarino sin suerte

En junio de 1942 el I-33 entró en servicio en la Marina Imperial con el capitán Tsunayoshi Ogawa al mando. Era un submarino del Tipo B1, un sumergible oceánico, de dimensiones considerables y gran autonomía, diseñado para realizar misiones de larga distancia. Estaba armado con un cañón de 120 mm y seis tubos lanzatorpedos. Contaba además con un hidroavión de reconocimiento Yokosuka E14Y, guardado en un hangar estanco sobre la cubierta. Tenía una tripulación de cien hombres.

El 15 de agosto el I-33 zarpó de Kure en su primera misión, una patrulla de seis semanas en el área de las islas Salomón. En plena lucha por el control de Guadalcanal, aquella zona era escenario de continuos combates navales entre estadounidenses y japoneses. Pero el bautismo de fuego del I-33 no fue demasiado afortunado. A finales de agosto se encontró con una fuerza naval enemiga, pero no logró obtener una buena posición de ataque y tuvo que renunciar a lanzar sus torpedos. El 25 de septiembre arribó a la base naval de Truk, sin haber disparado ningún torpedo y con uno de sus tubos dañado por un golpe contra el fondo marino.

Aprovechando que el sumergible iba a ser reparado, la mayor parte de la tripulación recibió un permiso. La mañana del 26 de septiembre el I-33 amarró al costado del barco de reparaciones Urakami Maru y varios técnicos embarcaron en él con intención de comenzar a trabajar en el tubo lanzatorpedos dañado. El oficial de derrota, al mando del submarino en aquel momento, ordenó llenar parcialmente los tanques de lastre de popa con intención de estabilizar el buque y reducir el zarandeo provocado por el oleaje. Fue un error. El agua entró por varias escotillas abiertas y el submarino se hundió en menos de dos minutos. Treinta hombres de la tripulación del I-33 y tres técnicos del Urakami Maru se quedaron atrapados en su interior.

El capitán Ogawa, a bordo del buque de reparaciones, trató de organizar una operación de salvamento. Un buzo descendió hasta el submarino, posado a 35 metros de profundidad, e informó que había tripulantes vivos. Pero en Truk no tenían el equipo necesario para rescatarles a tiempo. Veinticuatro horas más tarde, cuando inevitablemente todos los hombres atrapados habían muerto ya asfixiados, se abandonaron los trabajos.

Casi dos meses después llegó a Truk el barco de rescate Mie Maru. El 19 de diciembre hizo su primer intento de reflotar el I-33 inyectando aire a presión en su casco. El submarino ascendió hasta la superficie, pero unos minutos después una escotilla reventó por un exceso de presión y el I-33 volvió a hundirse. Después de varios días de trabajo, al fin el 29 de diciembre el submarino fue reflotado y asegurado.

En marzo de 1943 el submarino fue remolcado desde Truk hasta el Arsenal Naval de Kure para ser reparado y modernizado. En junio de 1944 se completaron los trabajos. El I-33 estaba listo para entrar una vez más en servicio en la Marina Imperial. El día 13 de junio, al mando del teniente Mutsuo Wada y con una tripulación completamente nueva, zarpó de Kure para realizar una serie de inmersiones de prueba. Al iniciar la segunda inmersión del día, una válvula se quedó atascada, inundando todas las secciones de popa del submarino. Unos minutos más tarde, gracias al vaciado de los tanques de lastre, la tripulación consiguió que el I-33 volviese a la superficie durante unos segundos. Pero el problema de la válvula no se había solucionado y la inundación continuaba.

En la sala de control, en la torreta del submarino, se encontraban el teniente Wada y una decena de sus hombres. Wada dio la orden de abandonar el buque, aunque él mismo se negó a hacerlo y prefirió hundirse con su barco. Ocho de los marineros de la sala de control lograron saltar al agua. En la superficie se separaron. Unos optaron por dirigirse al suroeste tratando de llegar a la isla de Aoshima, y otros decidieron nadar hacia el norte, en dirección a la costa. La mayor parte de ellos murieron agotados antes de alcanzar la orilla. Solo dos lo lograron, el alférez Yoshiaki Konishi, oficial de comunicaciones del I-33, y el marinero Keiichi Okada.

Inmediatamente comenzó la operación de salvamento. Los aviones de búsqueda encontraron las manchas de petróleo que había dejado el I-33 y dirigieron hacia allí al buque nodriza de submarinos Chogei. El 15 de junio los buzos del Chogei localizaron el submarino hundido, posado a 55 metros de profundidad, y lograron recuperar algunos cadáveres. Al día siguiente una barcaza equipada con una grúa llegó a la zona, pero la llegada de un tifón obligó a interrumpir todas las labores de rescate. En el segundo naufragio del I-33 murieron cien hombres.

En 1953 el submarino fue reflotado. Se descubrió que en un compartimento de proa no inundado habían quedado atrapados trece marineros. Trataron de abandonar el sumergible, pero la escotilla de escape del compartimento se había atascado. Tuvieron tiempo de dejar notas de despedida a sus seres queridos antes de morir asfixiados. Era la segunda vez que se recuperaban mensajes de ese tipo del I-33.

2 comentarios:

  1. Triste destino de los tripulantes por un evidente fallo de diseño a todo nivel. ¿Dónde puedo encontrar las cartas de despedida?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No lo sé. No creo que se hayan publicado nunca.

      Saludos.

      Eliminar