Trueno Divino

En el verano de 1944, meses antes de la aparición de las primeras escuadrillas kamikaze, el Arsenal Naval de Yokosuka desarrolló en colaboración con la Universidad de Tokio una nueva arma, la primera que demostraba que la Marina Imperial había aceptado ya como inevitable el empleo masivo de tácticas suicidas. Se trataba de una bomba tripulada, propulsada por cohetes y con una carga explosiva da más de una tonelada. Sería transportada hasta las proximidades del objetivo por un avión nodriza (el elegido fue el bombardero medio Mitsubishi G4M). Una vez lanzada el piloto la dirigiría hasta estrellarla contra el blanco escogido. A finales de septiembre el diseño estaba completado. Se la denominó Yokosuka MXY-7 Ohka (“flor de cerezo”). Un mes después salían de fábrica las primeras unidades.

Un bombardero Mitsubishi G4M2, modificado para transportar y lanzar un Ohka:

ohka
El reclutamiento de sus futuros pilotos comenzó bastante antes. En agosto se creó en la base aérea de Konoike, al nordeste de Tokio, una unidad especial, la Jinrai Butai (“Cuerpo del Trueno Divino”). Sus integrantes eran todos voluntarios, en su mayor parte jóvenes reclutas sin experiencia como pilotos. Como ocurriría en el resto de unidades suicidas, se rechazó a los aspirantes que tuviesen una familia a su cargo, hijos únicos o primogénitos. La mayor parte de las prácticas se hacían con cazas Zero, en un principio para obtener horas de vuelo, ya que la gran mayoría eran pilotos novatos. Más tarde comenzaron a practicar los picados, también en Zeros, ascendiendo a gran altitud y descendiendo a mínimo de gas. Para practicar el planeo se diseñó un Ohka biplaza de entrenamiento, el modelo K-1. Los accidentes eran muy frecuentes, pero la moral era alta.

Mientras tanto, en las Filipinas, había nacido otra “unidad especial”, que aparentemente estaba obteniendo unos resultados espectaculares, la Shimpu Tokkotai (“Cuerpo de Ataque Especial Viento Divino”), más conocida como Kamikaze. En noviembre, el vicealmirante Takijiro Onishi, comandante de la 1ª Flota Aérea y creador de las primeras escuadrillas kamikaze, pidió a Tokio que le enviasen refuerzos para poder mantener sus ataques suicidas. Los pilotos de la Jinrai Butai habían completado su periodo de adiestramiento y estaban deseando entrar en acción, pero dos desastres inesperados se lo impidieron. El 29 de noviembre el gigantesco portaaviones Shinano fue hundido por el submarino estadounidense Archerfish en su primera salida de puerto. El Shinano había zarpado de Yokosuka con destino a Kure tan solo nueve días después de su botadura, con un millar de obreros y técnicos del Arsenal de Yokosuka trabajando todavía en el buque. A bordo llevaba también los cincuenta primeros Ohkas salidos de la cadena de montaje, que iban a ser enviados a las Filipinas. El 17 de diciembre otros treinta Ohkas fueron embarcados en el portaaviones Unryu para ser transportados a Manila. Dos días después el Unryu era también hundido por otro submarino estadounidense, el Redfish. Se tardaron dos meses en reponer los Ohkas perdidos. Para entonces los ataques kamikaze habían cesado en las Filipinas (el 5 de enero de 1945 la 1ª Flota Aérea envió sus últimos aviones en un ataque suicida masivo contra la flota enemiga en el golfo de Lingayen). El almirante Onishi trataba de reorganizar sus escuadrillas kamikaze en Formosa, todavía confiando en que las tácticas suicidas podían dar la vuelta a la desesperada situación militar de Japón. Onishi estaba deseando probar los Ohkas, y quiso utilizar algunos en febrero para atacar a los estadounidenses en Iwo Jima, pero no le dieron la oportunidad de hacerlo.

Los hombres de la Jinrai Butai fueron integrados en el 721º Kokutai (Grupo Aéreo de la Marina con base en tierra) y trasladados a bases aéreas del sur de Japón, en su mayoría a la de Kanoya, en el extremo meridional de Kyushu. Además de los Ohkas y sus tripulaciones, el 721º Kokutai estaba formado por sus bombarderos nodriza Mitsubishi G4M y Zeros de escolta. En Kanoya no había comodidades. Los pilotos fueron alojados en una vieja escuela, sin cristales en las ventanas y con agujeros en el techo. Dormían sobre el suelo de madera.

Los días 19 y 20 de marzo de 1945, como parte de los preparativos para los desembarcos en Okinawa, la aviación estadounidense realizó una serie de ataques contra las bases aéreas del sur de Japón. Los japoneses enviaron sus aviones de reconocimiento tratando de encontrar los portaaviones desde los que habían despegado los atacantes. La mañana del 21 de marzo un avión descubrió tres portaaviones estadounidenses, aparentemente navegando en solitario, sin escolta. El vicealmirante Matome Ugaki, comandante de la 5ª Flota Aérea, vio una oportunidad de poner a prueba los Ohkas. Había dieciseis preparados, todos ellos con sus respectivos aviones nodriza (Mitsubishi G4M “Betty” modificados para el transporte de las bombas-cohete tripuladas). Otros dos "Bettys" les acompañarían, sin Ohkas, para ayudarles en la navegación. Los bombarderos cargados con Ohkas resultaban muy pesados y lentos, y en consecuencia eran muy vulnerables a los ataques de los cazas enemigos. Necesitaban estar protegidos por una fuerte escolta, pero en esa ocasión, a causa de los últimos ataques aliados a los aeródromos y de la urgencia con la que se preparó la misión, los japoneses tan solo pudieron reunir cincuenta y cinco Zeros. Era un número claramente insuficiente para un ataque a una fuerza de portaaviones. Ugaki estuvo a punto de cancelar la misión. Fue la insistencia de las tripulaciones, y especialmente de los pilotos de los Ohkas, la que le decidió a seguir adelante.

Tripulación de un Mitsubishi G4M2 del 721 Kokutai a punto de partir en una misión; se puede ver el Ohka bajo el bombardero:


El capitán Motoharu Okamura era el comandante de la Jinrai Butai. Era un veterano oficial de aviación de la Marina Imperial, antiguo piloto de pruebas e instructor de vuelo, y responsable de la unidad desde su creación. En el último momento Okamura anunció que él mismo dirigiría el ataque. Eso sentó muy mal al capitán de corbeta Goro Nonaka, el teórico comandante de la misión. Mientras los aviones calentaban en la pista, se produjo una desagradable discusión entre los dos hombres. Okamura al fin cedió y dejó que Nonaka tuviese el honor de dirigir el primer ataque del Trueno Divino.

A las 11:35 de la mañana del 21 de marzo despegaron los dieciocho bombarderos. A los lados de la pista se había reunido una multitud que quería rendir un último homenaje a los pilotos que iban a morir. Entre el personal de la base que les despidió en la pista estaba el mismísimo almirante Ugaki, que según se dice les vio partir con lágrimas en los ojos. De los cincuenta y cinco Zeros que se habían reunido apresuradamente para la misión, ocho tuvieron fallos en el despegue y se vieron obligados a quedarse en la base y otros diecisiete tuvieron que regresar más tarde por problemas mecánicos. A pesar de ese comienzo tan desalentador, y de que un nuevo avión de reconocimiento informó a Ugaki de que los portaaviones enemigos estaban acompañados de buques de escolta, se habían separado y se alejaban hacia el sudoeste, la misión continuó. Las posibilidades de que el ataque de los Ohkas tuviese éxito habían disminuído enormemente, pero no tuvieron ocasión de comprobarlo. La formación atacante fue descubierta por los radares de los buques norteamericanos y decenas de cazas despegaron de los portaaviones para salir a su encuentro. Los aviones japoneses fueron sorprendidos por el ataque de veinticuatro cazas Grumman F6F Hellcat. Los Zeros trataron inútilmente de proteger a los pesados bombarderos, que se vieron obligados a desprenderse de sus Ohkas para aligerarse. Fue un combate caótico que duró apenas diez minutos. Catorce de los "Bettys" fueron derribados rápidamente. De los otros cuatro no se volvió a saber nada, después de desaparecer en un banco de nubes perseguidos por los Hellcats. Tan solo quince Zeros, la mayoría dañados, lograron regresar a Kanoya.

Un "Betty" portador de Ohka tratando inútilmente de escapar de un Hellcat:


El 1 de abril de 1945 comenzaron los desembarcos estadounidenses en Okinawa. En las semanas siguientes partirían regularmente desde Kanoya ataques suicidas contra la enorme flota estadounidense que se había concentrado ante la isla. La primera misión fue el primer día de la batalla, el 1 de abril. Entre los aviones que participaron en ella había seis bombarderos con Ohkas del 721º Kokutai. En algunas fuentes se dice que uno de los Ohkas impactó en una de las torres de artillería principales del acorazado West Virginia causándole graves daños, aunque en realidad se trató de un avión kamikaze "convencional" y el acorazado siguió operando con normalidad. Los buques de transporte Alpine, Achernar y Tyrrell también fueron alcanzados por kamikazes, pero es poco probable que alguno de ellos fuese un Ohka. Ninguno de los bombarderos regresó a su base.

El 12 de abril la Jinrai Butai tuvo una nueva oportunidad de demostrar su valía. Ocho Ohkas participaron en el segundo ataque Kikusui (ataque kamikaze masivo) contra las fuerzas estadounidenses en Okinawa. Junto a ellos otros ochenta aviones suicidas y más de cien cazas de escolta se lanzaron contra la flota estadounidense convergiendo desde distintas direcciones. Seis de los ocho bombarderos lograron soltar sus Ohkas antes de ser derribados. Solo uno regresó a su base y pudo informar del resultado de la misión. El piloto del Ohka era el teniente Saburo Dolii, de 22 años, un joven taciturno que se había pasado el vuelo a Okinawa durmiendo sobre unos sacos en la parte trasera del bombardero. Le tuvieron que despertar cuando estaban aproximándose a la flota enemiga. Dolii se despidió uno por uno de todos los miembros de la tripulación y subió tranquilamente al Ohka a través del compartimento de bombas. Después de elegir como blanco un acorazado, el piloto del “Betty” soltó el Ohka y comenzó a girar al tiempo que Dolii encendía los cohetes de propulsión. La tripulación del bombardero informó que mientras se alejaban vieron que el Ohka se dirigía contra el acorazado estadounidense, y a continuación pudieron ver una columna de humo negro saliendo del lugar donde se encontraba el buque.

Como era habitual, el informe de la tripulación del bombardero fue demasiado triunfalista. Es imposible saber si Dolii consiguió estrellarse contra algún buque enemigo (un acorazado seguro que no), pero ese día los Ohkas golpearon con una eficacia que nunca volverían a tener. El destructor Mannert L. Abele fue alcanzado por un Ohka y se hundió tras partirse en dos. Otros dos destructores, el Stanley y el Jeffers, tuvieron que retirarse por los daños sufridos por las bombas tripuladas.

Los japoneses supusieron que el ataque de los Ohkas había tenido éxito, y desde entonces fueron utilizados regularmente. En realidad habían sido frenados por los destructores de la primera barrera defensiva de la flota. Cuando los estadounidenses mejoraron sus tácticas antikamikaze, a los japoneses les resultó muy difícil incluso golpear a aquellos buques de primera línea. El resto de ataques realizados el mes de abril fracasaron uno tras otro: El 14 de abril siete bombarderos del 721º Kokutai atacaron de nuevo a la flota estadounidense en Okinawa. No regresó ninguno, y no hay constancia de que alguno de los Ohkas llegase a ser lanzado. Dos días más tarde, otros seis "Bettys" repitieron el ataque. Dos regresaron, pero de nuevo los Ohkas no alcanzaron ningún blanco. El 28 de abril, les tocó el turno a otros cuatro "Bettys". Solo volvió uno, y una vez más los Ohkas fracasaron en su ataque.

Mayo comenzó con algunos éxitos. El día 4 siete bombarderos del 721º Kokutai atacaron a la flota estadounidense formando parte del quinto ataque Kikusui. Un Ohka golpeó en el puente del dragaminas Shea, causando grandes daños y matando a treinta y cinco hombres. La patrullera Gayety también fue dañada por la explosión cercana de un Ohka. Uno de los bombarderos logró regresar de la misión. Una semana después se lanzó el sexto ataque Kikusui, en el que intervinieron otros cuatro "Bettys" portadores de Ohkas. El destructor Hugh W. Hadley fue alcanzado y sufrió daños muy graves. La tripulación logró heroicamente mantenerlo a flote, pero el buque sería considerado irreparable. El 25 de mayo el ataque de once "Bettys" con Ohkas fue interrumpido por el mal tiempo. La mayoría de los aviones optaron por regresar a su base. Los que no lo hicieron desaparecieron sin que conste que llegasen a lanzar sus Ohkas.

La batalla de Okinawa se estaba perdiendo irremediablemente, y la Marina decidió reservar los Ohkas y sus pilotos supervivientes para enfrentarse a los desembarcos en las islas mayores del achipiélago japonés. La Jinrai Butai fue repartida por varias bases de Honshu y Shikoku. La segunda unidad de Ohkas que se estaba formando en Konoike, llamada Tatsumaki Butai ("Cuerpo del Tornado Divino") fue disuelta, y sus inexpertos pilotos, todavía en fase de adiestramiento, fueron destinados a cubrir las bajas de la Jinrai Butai. Aún habría un último ataque desde Kanoya a la flota enemiga en Okinawa. Fue el 22 de junio, el día después del fin de la resistencia japonesa en la isla. De los seis bombarderos que participaron, dos lograron regresar. Los Ohkas no alcanzaron ningún objetivo.

A Motoharu Okamura no se le permitió liderar ninguna de esas misiones, era demasiado valioso. Era uno de los pocos instructores experimentados que habían sobrevivido para poder formar a los nuevos pilotos. Cuando el Emperador anunció la rendición de Japón, Okamura se disparó un tiro en la cabeza.

Fuentes:
A.J. Barker: Armas suicidas
http://maquetas.mforos.com/353318/10008444-mitsubishi-a6m5b-de-iwao-hayashi-jinrai-butai-hasegawa-1-48/
http://en.wikipedia.org/wiki/Yokosuka_MXY7_Ohka
http://www.elgrancapitan.org/foro/viewtopic.php?f=60&t=13870&p=343693
http://www.animeigo.com/liner/other/father-kamikaze


6 comentarios:

  1. Buenísimo!! Me ha encantado. Sabía de la existencia de estas bombas volantes tripuladas utilizadas en los ataques kamikazes (si no me equivoco la primera vez que lei algo sobre ellas fue en "El Holocausto Asiático" de Laurence Rees), pero no desconocía su historial de operaciones. Como tantas otras unidades suicidas nipones su efectividad fue prácticamente nula ante el increible e insuperable poderío aéreo y naval norteamericano. Cuantas vidas desperdiciadas inútilmente!!

    Me ha gustado tanto el post, que con tu permiso, algún día de estos publicaré en mi blog la historia de la Jinrai Butai (citando tu blog como fuente, of course). Saludos!!!

    ResponderEliminar
  2. Gracias, charlie. Claro que tienes mi permiso. Un saludo.

    ResponderEliminar
  3. Mírate esto: http://www.dailymail.co.uk/news/article-2142300/Crashed-plane-Second-World-War-pilot-Dennis-Copping-discovered-Sahara-desert.html?ito=feeds-newsxml

    ResponderEliminar
  4. Vaya historia. Le he dedicado una entrada.

    ResponderEliminar