Ayer murió el escritor y director de cine francés Chris Marker. Como cineasta se dedicó casi exclusivamente al documental. Su obra, muy comprometida políticamente, es poco conocida fuera de Francia. Colaboró con Alain Resnais en Noche y niebla (Nuit et Brouillard, 1955), una auténtica obra maestra del género documental. Pero su participación en esta película sobre el Holocausto fue casi clandestina.
Su película más conocida es La terminal (La Jetée, 1962), su única obra de ficción. Era un cortometraje de ciencia-ficción filmado como una sucesión de imágenes fijas, al estilo de una fotonovela. La Jetée es una historia de viajes en el tiempo en un mundo arrasado por la Tercera Guerra Mundial.
En realidad si este corto consiguió cierta fama, aparte de los más aficionados al cine, fue porque sirvió de inspiración para la película estadounidense Doce monos (12 Monkeys, 1995).
La Jetée:
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