El 17 de mayo de 1945, unos días después de la rendición alemana, una patrulla del ejército estadounidense descubrió cerca de mil doscientas obras de arte ocultas en el interior de una mina de sal austriaca. Los soldados habían dado con la colección personal del Reichsmarschall Hermann Göring, procedente del expolio de colecciones de arte públicas y privadas de la Europa ocupada. Una de las obras más valiosas de todas las rescatadas era el cuadro Cristo y la mujer adúltera, obra del maestro flamenco del s. XVII Johannes Vermeer.
Cristo y la mujer adúltera, la obra de arte recuperada por los soldados estadounidenses:
La pintura fue devuelta a Holanda, donde comenzó una investigación para averiguar la identidad del traidor que había vendido a los nazis parte del patrimonio artístico nacional. Junto al cuadro se encontró una factura fechada en Amsterdam en 1943 que consignaba su compra por un agente de la Gestapo llamado Walter Hoffman por una cantidad de 1,6 millones de florines. El vendedor era Alois Niedl, un marchante de arte y hombre de negocios alemán residente en Holanda desde hacía muchos años. Niedl era el agente de adquisiciones de Göring en Holanda cuando éste se lanzó a comprar casi compulsivamente obras de arte. Además, trabajaba sin saberlo para la RSHA, el servicio de seguridad de las SS, que a través de él y sus negocios turbios ponía en circulación grandes cantidades de libras esterlinas falsas que las SS fabricaban dentro de la Operación Bernhard (es decir, que la RSHA, a través de Hoffman, pagaba a Niedl con dinero falso, lo mismo que le había pasado al pobre Cicerón). Sometido a interrogatorio Niedl confesó que había comprado el cuadro en 1942 a un holandés llamado Henricus van Meegeren. Henricus (o Han, como se le conocía) era otro marchante de arte de Amsterdam, además de pintor de relativo éxito. En su juventud había logrado cierta fama como retratista y pintor de temas religiosos, pero aunque sus cuadros se vendían bastante bien la crítica siempre rechazó su obra achacándole una supuesta falta de talento y originalidad.
Han van Meegeren fue detenido el 29 de agosto de 1945, bajo la acusación de colaboración y complicidad con el enemigo en tiempo de guerra. En un principio se defendió alegando que él había comprado el Vermeer a un marchante italiano, presentándose como simple intermediario, pero su táctica resultó ser un error: Van Meegeren fue entonces acusado de comerciar no con una sino con dos potencias enemigas, Alemania e Italia. Se había metido en un lío realmente gordo. Era bastante probable que al ser acusado de doble traición a su país en tiempo de guerra en caso de ser declarado culpable fuese sentenciado a muerte. Ante esto, Van Meegeren cambió su declaración y confesó que el Vermeer era una falsificación pintada por él mismo. El cuadro había sido autentificado por expertos holandeses y norteamericanos, así que el tribunal no le creyó y pensó que era una treta desesperada de Van Meegeren al sentirse perdido. Pero a pesar del escepticismo del tribunal el abogado defensor consiguó que se permitiera al acusado demostrar su inocencia pintando otro Vermeer en su celda. En dos meses del verano de 1946, en presencia de testigos (un experto en arte, un fotógrafo, tres oficiales de justicia y el carcelero), Van Meegeren pintó Jesús entre los doctores, otra conocida obra del maestro Vermeer. Así se descubrió el origen de su impresionante fortuna (se calculaba en seis o siete millones de florines): Unos años antes, harto de las malas críticas que recibían sus pinturas propias, que le tachaban de simple imitador de los grandes maestros flamencos, decidió tomárselas al pie de la letra. Comenzó entonces a copiar obras del siglo de oro holandés y a vendérselas a los incautos que estaban dispuestos a comprarlas como auténticas.
Han van Meegeren durante el juicio:
El tráfico de obras de arte se disparó durante la guerra, ya que tenían tanto valor internacional como el oro pero eran mucho más fáciles de transportar. Por eso muchos de los compradores de las obras de Van Meegeren fueron dirigentes nazis que se dedicaron a transformar parte de sus fortunas en colecciones de arte. El traidor se había convertido para los holandeses en un auténtico héroe nacional que había engañado a los nazis. La fiscalía se vio obligada a retirar los cargos de traición, pero los cambió por otros de falsificación y fraude. Por ellos fue condenado a un año de prisión el 12 de noviembre de 1947. Murió unos días después, el 29 del mismo mes, de un ataque al corazón.
Han van Meegeren está considerado uno de los más grandes falsificadores de arte del siglo XX.
Van Meegeren en prisión, pintando Jesús entre los doctores:
Fuentes:
Dennis Mercury: Maestros del engaño
http://en.wikipedia.org/wiki/Han_van_Meegeren
http://opinionator.blogs.nytimes.com/2009/06/01/bamboozling-ourselves-part-4/
http://arttattler.com/archivevanmeegeren.html
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