Desde que Londres fue bombardeada por primera vez por bombas volantes V-1, en junio de 1944, los alemanes lanzaron un total de 7.500 sobre Inglaterra. A menudo se ha considerado un error de Hitler que no utilizase las bombas volantes para tratar de hacer fracasar los desembarcos aliados en Normandía, lanzándolas contra los puertos desde donde partía la flota de invasión o contra las playas donde desembarcaban las tropas. Pero las V-1 tenían un problema que les restaba eficacia: su poca precisión. Se podían utilizar para bombardear una gran ciudad como Londres, pero no servirían contra la flota de invasión aliada. No había forma de dirigirlas contra un blanco concreto como un buque o una concentración de tropas. Como solución para poder utilizarlas en bombardeos tácticos contra objetivos militares, la famosa piloto de pruebas Hanna Reitsch propuso construir una versión pilotada de la V-1, similar al Ohka japonés. El desarrollo de esta idea fue el proyecto Selbstopfer ("Autosacrificio"). Para él fueron seleccionados cien pilotos del KG 200, la unidad secreta de operaciones especiales de la Luftwaffe, cuyas misiones eran los vuelos de reconocimiento de largo alcance con aviones propios o capturados al enemigo y el lanzamiento de agentes o comandos tras las lineas enemigas. La nueva unidad, la 5/KG 200, fue conocida como Leonidas Staffel (“Escuadrilla Leónidas”, por el rey espartano que opuso una resistencia suicida a los persas en la batalla de las Termópilas). Como comandante de la escuadrilla se eligió al teniente coronel Heiner Lange, un oficial que ya en una ocasión había propuesto una misión suicida, un ataque con planeadores contra centrales hidroeléctricas soviéticas.
Para el proyecto Selbstopfer fueron modificadas una serie de V-1 para convertirlas en bombas volantes tripuladas, a las que se dio el nombre de Fieseler Fi 103 A-1 Reichenberg, o Fi 103 R (el nombre oficial de la V-1 era Fieseler Fi 103). En principio existía la opción de que el piloto saltara en paracaídas antes del impacto, pero el ángulo de caida y la situación de la carlinga lo hacía muy difícil, por lo que en la práctica era un arma suicida. Se hicieron varias pruebas, en las que las V-1, tripuladas por pilotos del KG 200, eran lanzadas desde un Heinkel 111 pilotado por la propia Hanna Reitsch. Durante las pruebas fueron frecuentes los accidentes, en los que varios pilotos resultaron heridos. Finalmente, después de un grave accidente que le costó la vida al experto piloto de pruebas Heinz Kensche, el proyecto fue parado por Werner Baumbach, el comandante del KG 200, que no estaba dispuesto a perder a sus más valiosos pilotos en misiones suicidas. Los 175 Fi 103 R que se construyeron nunca llegaron a utilizarse.
Vista posterior de una Fi 103 R, la V-1 tripulada:
Un piloto en la carlinga de una Fi 103 R:
Soldados aliados inspeccionando una Fi 103 R capturada:
Fuentes:
Los japoneses también diseñaron una versión tripulada de la V-1, el Kawanishi Baika, que no pasó de los estudios teóricos. Es un tema del que no hay mucha información fiable, pero parece que los japoneses conocían las V-1 pero no el Proyecto Selbstopfer, y por tanto no se basaron en él para desarrollar su versión kamikaze.
ResponderEliminarA mediados de 1944 los japoneses llevaron en un submarino desde Alemania un pulsorreactor Argus As109-014, es decir, un motor de V1. En Japón fue estudiado por dos profesores del Instituto Aeronáutico de la Universidad Imperial de Tokio, Ichiro Tani y Taichiro Ogawa, y en colaboración con la Kawanishi Kokuki desarrollaron la versión japonesa del pulsorreactor y diseñaron los primeros prototipos del Baika. Pero no se limitaron a copiar el modelo alemán, el Baika era más pequeño y ligero, de más fácil construcción, y no necesitaba ser lanzado desde un bombardero, pudiendo hacerse desde tierra.