"Kilroy estuvo aquí"


Este garabato (una cabeza asomando por encima de un muro y la frase "Kilroy was here") se podía ver en paredes, vehículos o cualquier sitio por donde hubiesen pasado soldados estadounidenses durante la guerra. Su origen más probable está en los astilleros Bethlehem Steel de Quincy, Massachussets. Allí trabajaba Jim Kilroy, encargado de inspeccionar los remaches de las planchas de acero con las que se construían los barcos. Para marcar las planchas ya inspeccionadas, Jim escibía en ellas la frase famosa ("Kilroy estuvo aquí"). Los buques entraban en servicio a toda prisa, sin tiempo para pintarlos por completo, y cuando llevaban a las tropas estadounidenses a sus destinos en ultramar aún se podían ver por todas partes las marcas hechas por el inspector. La frase se puso de moda y muchos soldados se dedicaron a copiarla por todas partes. Se decía que en cualquier lugar que conquistasen o en el que desembarcasen las tropas aliadas, "Kilroy" siempre se las arreglaba para llegar antes que ellos.

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